Una ley para acabar con los perros callejeros agita Turqu¨ªa
Los islamistas arguyen que los cuatro millones de canes sin due?o se han convertido en un problema de seguridad, mientras los animalistas denuncian que la nueva legislaci¨®n abre el paso a una matanza de estos animales, que siempre han sido parte de las ciudades turcas
Una reforma legislativa aprobada esta semana por el Parlamento de Turqu¨ªa pretende acabar con los cuatro millones de perros callejeros en el pa¨ªs. La norma ha causado una gran pol¨¦mica y divide a la sociedad turca. Los islamistas del partido del presidente, Recep Tayyip Erdogan, sostienen que es necesaria para garantizar la seguridad en las calles y el bienestar animal; la oposici¨®n y las asociaciones animalistas consideran que autoriza las ¡°masacres¡± de canes.
Los perros, tambi¨¦n los gatos, son parte inseparable del paisaje de Turqu¨ªa, como los minaretes de las mezquitas o los comerciantes voceando su mercanc¨ªa. Los felinos campan a sus anchas, entran y salen de los caf¨¦s, se estiran dentro de una tienda; los canes suelen pasear por los parques y las calles o tirarse a dormitar en medio de la acera. Los vecinos les hacen caranto?as y les dan comida. A cambio, mantienen las ciudades libres de ratas (Par¨ªs, toma nota), lo cual es un reto en urbes como Estambul, con sus m¨¢s de 16 millones de habitantes, otros varios millones de turistas y una ingente producci¨®n de residuos e inmundicia.
Siempre ha sido as¨ª, por mucho que en algunas sociedades musulmanas se vea al perro como impuro. En Turqu¨ªa, los perros proteg¨ªan los barrios y manten¨ªan limpias las calles, as¨ª que se fueron convirtiendo en parte de la ciudad. Los escritores decimon¨®nicos que visitaban Estambul dejaron buena constancia de ello. ¡°Los turcos viven en paz con toda la creaci¨®n animada e inanimada [...]. En todas las calles hay recipientes con agua para los perros¡±, escrib¨ªa, en 1833, el franc¨¦s Alphonse de Lamartine. Y Mark Twain, tres d¨¦cadas despu¨¦s, reflejaba la tranquilidad con la que viv¨ªan los canes de la capital otomana: ¡°No se mover¨ªan aunque pasara el sult¨¢n mismo¡±.
Pero, como en todo, tambi¨¦n entre los perros hay clases. No viven igual aquellos de barrios m¨¢s pudientes o los que sobreviven en el extrarradio, entre rotondas, autov¨ªas y talleres. En las afueras de las ciudades se forman jaur¨ªas y, en ocasiones, atacan a viandantes, ciclistas e incluso autom¨®viles. ¡°Solo el a?o pasado, los perros atacaron a 400 ni?os¡±, explica a este peri¨®dico Abdullah G¨¹ler, jefe del grupo parlamentario del gobernante AKP: ¡°En los ¨²ltimos cuatro a?os, ha habido 5.000 accidentes de tr¨¢fico por culpa de perros y han muerto 55 personas. Se han disparado los contactos susceptibles de contagio de rabia. Todos los indicadores muestran que hay un problema¡±.
? K?PEK SALDIRISI
— Sokakta K?pek Olmaz (@Skktkpklmz) July 22, 2024
Ni?de'de ba??bo? iki k?pe?in sald?r?s?na u?rayan 54 ya??ndaki kad?n;
"??ten ??k?p evime gitmek ¨¹zereyken 2 k?pek sald?rd?. Ka?acak yer bulamad?m, biri duda??mdan tuttu, biri kolumdan yerde s¨¹r¨¹klediler. Yard?m edin diye ba??rd?m" dedi. pic.twitter.com/j9Ow6xJ8Tu
La reforma legislativa fue aprobada esta semana tras varias sesiones de tensos debates. El nuevo texto obliga a los ayuntamientos a recoger a todos los perros sin due?o de las calles y alojarlos en perreras hasta que sean adoptados. Los que tengan enfermedades incurables y aquellos que presenten un riesgo para otros animales o para las personas ser¨¢n sacrificados. Gracias a las enmiendas, los gatos han sido excluidos y el texto ha sido moderado: en un principio iban a ser sacrificados todos los animales no reclamados en 30 d¨ªas. Con todo, la oposici¨®n ha anunciado recursos ante el Tribunal Constitucional, y el partido centroizquierdista CHP ha anunciado que los ayuntamientos de su partido no aplicar¨¢n la ley en lo que respecta al sacrificio de perros.
Y es que la nueva legislaci¨®n supone un giro respecto a las pol¨ªticas animalistas que hasta ahora reg¨ªan en Turqu¨ªa. En 2004, el mismo AKP aprob¨® una ley que imped¨ªa el sacrificio de animales callejeros e institu¨ªa el modelo vigente: los ayuntamientos deb¨ªan recoger a los animales callejeros, vacunarlos, castrarlos y ponerles un microchip para, luego, liberarlos en el mismo lugar que los encontraron. Es m¨¢s, hace cuatro a?os, el Parlamento turco increment¨® por consenso los derechos de los animales y las penas por maltrato animal. Entonces, en pleno confinamiento por la pandemia, incluso el ministro de Interior orden¨® que se llevase comida y agua a parques y plazas para que los perros callejeros pudieran alimentarse.
?Qu¨¦ ha cambiado? Seg¨²n G¨¹ler, el pol¨ªtico islamista, la culpa es de sus rivales del CHP, que, desde que se hicieron con las alcald¨ªas metropolitanas de Estambul y Ankara en 2019, han dejado ¡°desatendidos¡± a los animales callejeros, con lo que ¡°la poblaci¨®n de perros se ha incrementado r¨¢pidamente¡±.
Las razones tienen mucho que ver con la rivalidad pol¨ªtica. De un lado, ha sido un h¨¢bil modo de la derecha islamista de atizar nuevamente las guerras culturales, acusando a la izquierda de estar m¨¢s preocupada por los derechos de los animales que de las personas, a la vez que alejaba los focos de las cr¨ªticas hacia sus pol¨ªticas de austeridad econ¨®mica.
Erdogan no suele dar puntada sin hilo. Y las elecciones municipales del pasado marzo ¨Dsu primera derrota electoral en m¨¢s de dos d¨¦cadas¨D a¨²n escuecen. En ellas, comenz¨® a despuntar un nuevo partido islamista que hizo campa?a contra el colectivo LGBTI y los perros callejeros ¨Das¨ª, a la vez¡ª y le amenaza por la derecha, con lo que esta ley va dirigida a contentar a esa parte m¨¢s conservadora de su electorado. Con esta nueva ley, pone en aprietos al CHP, que desde marzo controla las principales urbes del pa¨ªs, al encargarle la aplicaci¨®n y amenazar con penas de prisi¨®n de entre seis meses y dos a?os de c¨¢rcel a los alcaldes y responsables municipales que no sean capaces de imponerla, para lo que da un plazo de cuatro a?os.
Pero es una tarea herc¨²lea: actualmente hay 322 perreras en toda Turqu¨ªa, con capacidad para 105.000 perros, por lo que habr¨ªa que construir m¨¢s de 10.000 refugios a fin de alojar a los 4 millones de canes sin due?o. Seg¨²n la nueva ley, los ayuntamientos deber¨¢n dedicar entre el 0,3 y el 0,5% de su presupuesto a los refugios para animales sin due?o. Con todo, seg¨²n un c¨¢lculo de la federaci¨®n de defensa de los animales HAYTAP, el Ayuntamiento Metropolitano de Estambul deber¨ªa gastar al menos un 14% de su presupuesto para poder dar un alojamiento a la colonia de medio mill¨®n de perros que se calcula que vive en los l¨ªmites de la ciudad.
Voluntarios en los bosques
Buena parte de ellos viven en los bosques del norte de la ciudad. All¨ª se dirige, dos veces por semana, el empresario Iskender ?ayla, junto a su empleado Metin Aydin, cargado de comida y agua. ¡°El problema es que durante los ¨²ltimos 20 a?os, los ayuntamientos de Estambul, que estaban en manos del partido de Erdogan, recog¨ªan los perros de las calles y los soltaban en bosques y carreteras, a veces sin siquiera castrarlos. Tambi¨¦n hay gente que abandona aqu¨ª a sus mascotas¡±, denuncia ?ayla: ¡°Por eso, desde que una vez, en 2018, vi unos cachorros abandonados y hambrientos, empec¨¦ a venir¡±.
En cuanto escuchan el silbato de ?ayla, los canes aparecen de entre la maleza y corren hacia su veh¨ªculo donde porta 250 kilos de comida: parte huesos y carne que compra de su bolsillo, parte el sobrante de los desayunos (salchichas, alubias, empanadas de carne, huevos...) que le dan algunos hoteles a cuyos due?os conoce. En apenas tres horas, la comida se habr¨¢ esfumado y m¨¢s de un centenar de perros dormir¨¢n con el est¨®mago lleno. ¡°Si no vini¨¦ramos los voluntarios, estos perros se quedar¨ªan sin comida y sin agua¡±, explica. Por mucho que, en este paisaje de bosques, autov¨ªas, canteras, peque?os pueblos y nuevas urbanizaciones en obras del norte de Estambul, los perros se asilvestren, siguen siendo animales dom¨¦sticos, no est¨¢n acostumbrados a cazar ni a buscarse el alimento.
A veces sufren ataques de jabal¨ªes que pueblan estos bosques y con los que compiten por los escasos residuos org¨¢nicos, as¨ª que forman jaur¨ªas para defenderse, lo cual asusta a¨²n m¨¢s a los habitantes de estas zonas.
¡°Las ni?as tienen miedo cuando van al colegio temprano por la ma?ana porque los perros las persiguen¡±, explica Mehmet, un obrero que espera al autob¨²s a la salida de unas obras y observa entre la sorpresa y la suspicacia c¨®mo los voluntarios atienden a un grupo de perros. As¨ª que Mehmet defiende que los perros callejeros sean recluidos en perreras, si bien se opone a que sean sacrificados: ¡°La vida que Dios ha dado, solamente Dios la puede arrebatar¡±.
?ayla recuerda que, en 1910, las autoridades otomanas, en un esfuerzo por ¡°europeizarse¡±, trataron de limpiar las calles de Estambul recluyendo a 80.000 perros callejeros en una isla del mar de M¨¢rmara. Sin comida, ni agua, los desdichados animales no tardaron en volverse unos contra otros y canibalizarse, hasta que fueron muriendo poco a poco. Se cuenta que, desde la ciudad, los habitantes escuchaban horrorizados los aullidos de los perros moribundos. ¡°Todos los estambul¨ªes conocen esta historia y se averg¨¹enzan de ella¡±, sostiene ?ayla: ¡°Ahora, quien los mate, volver¨¢ a pasar a la historia de la infamia¡±.
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