Perfil | Teresa Ribera, un contrapeso progresista para una Comisi¨®n conservadora
Tras toda una vida ligada al medio ambiente y la energ¨ªa, la socialista da el salto a Bruselas para asumir una vicepresidencia de alto perfil: Transici¨®n limpia, justa y competitiva
Brotaba la primavera, pero el paisaje madrile?o era de lo m¨¢s sombr¨ªo. Es abril de 2022, no han pasado ni dos meses desde que el primer soldado ruso cruzase la frontera con Ucrania, iniciando as¨ª la primera guerra en suelo europeo en tres d¨¦cadas. Los mercados energ¨¦ticos est¨¢n literalmente en llamas y, tras una pugna a cara de perro, Espa?a acaba de arrancar el visto bueno de sus socios europeos para alumbrar la muy heterodoxa excepci¨®n ib¨¦rica. Desde una sala anexa a su despacho, Teresa Ribera (Madrid, 55 a?os) interrumpe una larga entrevista con EL PA?S para tratar de explicar lo ¡ªpor aquel entonces¡ª inexplicable. ¡°Si me dais un papel y un boli¡¡±. Mueve a un lado una jarra de agua, le da la vuelta al posavasos y, en cuatro trazos, explica el resultado de meses de dur¨ªsimas negociaciones con la ortodoxia de Bruselas y Berl¨ªn para sacar adelante una soluci¨®n temporal que un tiempo despu¨¦s bajar¨ªa la presi¨®n sobre la factura de la luz.
La hasta ahora vicepresidenta tercera y ministra para la Transici¨®n Ecol¨®gica y el Reto Demogr¨¢fico del Gobierno de Pedro S¨¢nchez deja atr¨¢s la posici¨®n m¨¢s influyente conseguida nunca dentro de la Administraci¨®n espa?ola por alguien dedicado al ¨¢mbito ambiental y clim¨¢tico para aumentar todav¨ªa m¨¢s la ambici¨®n de su apuesta. Ahora salta a Europa con un nuevo cargo en el que, adem¨¢s de lo que domina con tanta soltura como para explicarlo en un posavasos, a?ade un ¨¢rea clave en econom¨ªa en la que no tiene experiencia previa: competencia. La socialista es la elegida por la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, para tomar las riendas de una de las vicepresidencias ejecutivas m¨¢s poderosas de la Comisi¨®n Europea: Transici¨®n limpia, justa y competitiva. Un departamento dedicado no solo a defender una transici¨®n ecol¨®gica y justa, sino tambi¨¦n la libre competencia entre empresas en el mercado europeo. Deber¨¢ lidiar, en fin, con los viejos sectores contaminantes y con los nuevos colosos digitales, as¨ª como decidir sobre fusiones y adquisiciones que trasciendan de lo meramente nacional.
La decisi¨®n de Von der Leyen ¡ªde quien se intuye una sinton¨ªa profesional con Ribera, aunque muy distantes en lo ideol¨®gico¡ª permite dar a Espa?a ¡ªcuarta econom¨ªa del euro, n¨ªtidamente europe¨ªsta¡ª una cartera de gran peso pol¨ªtico, una de las m¨¢s destacadas del nuevo Ejecutivo comunitario. Que convierte a esta jurista de formaci¨®n y administradora civil del Estado en excedencia, que suele estar en pie entre semana a las 6.30, en dique de contenci¨®n del progresismo europeo en un Ejecutivo comunitario cada vez m¨¢s escorado a la derecha.
De forma tradicional, la cartera encargada de Competencia es una de las de mayor peso de la Comisi¨®n y resulta significativo que se haya ampliado todav¨ªa m¨¢s con transici¨®n verde y social. Sin embargo, todav¨ªa puede resultar m¨¢s relevante si Ribera es capaz de mezclar estos dos ¨¢mbitos para introducir en el campo de la competencia de las empresas criterios ambientales y sociales, aparte de los econ¨®micos.
Choques con las energ¨¦ticas
Esta ambientalista, a la que le gusta andar por la sierra de Madrid e intenta no vestir ropa de moda r¨¢pida, nunca ha tenido problemas para hablar el mismo idioma que las empresas y los economistas: a diferencia de lo que ocurre con algunos otros especialistas en clima, Ribera ¡ªque habla ingl¨¦s y franc¨¦s¡ª ha demostrado siempre una gran solidez para abordar cuestiones ambientales desde un enfoque econ¨®mico y social. Como responsable de la pol¨ªtica energ¨¦tica en el Gobierno de S¨¢nchez, tambi¨¦n est¨¢ muy acostumbrada a tratar con grandes empresas. Y no se ha arrugado a la hora de llamar la atenci¨®n a alg¨²n consejero delegado ¡ªcomo el de Repsol¡ª por su ¡°negacionismo y retardismo¡±. Unas palabras que le han valido un importante choque con el sector privado.
Hace algo m¨¢s de seis a?os, cuando esta mujer dura, muy exigente con su equipo, tom¨® el tim¨®n del reci¨¦n creado Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica, pocos imaginaban el colmillo pol¨ªtico que desarrollar¨ªa despu¨¦s. Su historial era, ante todo, el de una reputada t¨¦cnica de perfil clim¨¢tico con una carrera profesional a caballo entre la Administraci¨®n ¡ªhab¨ªa sido secretaria de Estado en tiempos de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero¡ª y la esfera internacional ¡ªestuvo casi un lustro al frente del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRI), en Par¨ªs¡ª.
La futura vicepresidenta comunitaria, que en su m¨®vil personal tiene como tono de llamada m¨²sica de Fito Cabrales ¡ªuna melod¨ªa que ha sonado en alguna reuni¨®n de trabajo por descuido¡ª, deber¨¢ ahora pugnar con los Apple, Google y Microsoft de turno, en calidad de zarina antimonopolio. Una tem¨¢tica totalmente ajena a su historial, que le obligar¨¢ a ponerse al d¨ªa en algunas cuestiones alejadas de su ¨¢mbito de experiencia.
Le ayudar¨¢ su amplia experiencia en foros internacionales y su talante para propiciar acuerdos, pese a los severos choques con el¨¦ctricas y petroleras durante la crisis energ¨¦tica. A diferencia de lo que ocurre en Espa?a, donde impera la pol¨ªtica de confrontaci¨®n y suele evitarse pactar con el adversario para no darle respiro, en Bruselas se valora m¨¢s a quien tiende puentes que a quien los derriba.
Grandes acuerdos con rivales
En el tablero nacional, Ribera, que devor¨® la serie Hierro y el libro Soldados de Salamina, no ha esquivado el choque con la derecha y la ultraderecha en asuntos como Do?ana. Sin embargo, tambi¨¦n ha logrado sonados acuerdos con los mismos rivales a los que se enfrentaba, como con el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla (PP), sobre los regad¨ªos en el entorno del parque nacional.
Es, con todo, lejos de la sempiterna trifulca patria donde m¨¢s ha ejercido esa faceta pactista. Con dos d¨¦cadas de cumbres clim¨¢ticas en su bagaje, son muchas las noches practicando ese deporte tan bruselense de dormir poco o nada en aras de un acuerdo de m¨ªnimos. Como en los consejos europeos, en las conferencias de Naciones Unidas es habitual recurrir a los denominados ¡°facilitadores¡±, representantes designados en alg¨²n punto de las negociaciones para impulsar o acelerar los acuerdos. Un papel que ella misma ha desempe?ado en no pocas ocasiones.
Madre de tres hijas de las que le encanta hablar y casada con Mariano Bacigalupo (hoy consejero de la CNMV tras varios a?os en la CNMC y, ¨¦l s¨ª, gran experto en cuestiones de competencia), la mayor dificultad de esta nueva etapa ser¨¢ alejarse de los suyos. La pol¨ªtica madrile?a es una mujer muy familiar que procura dedicar los fines de semana a sus hijas, sus padres y sus hermanas. Ella misma reconoce que el momento m¨¢s duro que ha vivido fue la muerte de su hermano peque?o en 2022. De ah¨ª que en su nuevo plan de vida, una de sus prioridades ahora es encontrar un apartamento de tres dormitorios en Bruselas para que puedan ir a visitarla.
Tampoco ser¨¢ f¨¢cil su reemplazo en el ministerio, donde las quinielas se han convertido en habituales desde la pasada primavera, cuando Ribera fue confirmada como candidata socialista a las elecciones europeas. Las opciones que se barajan son, b¨¢sicamente, dos: que S¨¢nchez opte por un perfil t¨¦cnico, como ha hecho con el ministro de Econom¨ªa Carlos Cuerpo ¡ªel delf¨ªn de Nadia Calvi?o, su gran valedora¡ª, o que se incline por un pol¨ªtico, como acaba de hacer con el flamante titular de Transformaci¨®n Digital, ?scar L¨®pez.
En el primer caso, la lista de posibles es amplia, con varios nombres de exconsejeros auton¨®micos, alcaldes e incluso eurodiputados en activo encima de la mesa. De cuajar la segunda opci¨®n, todas las miradas apuntan a sus m¨¢s estrechos colaboradores en el ministerio: la secretaria de Estado de Energ¨ªa, Sara Aagesen; el jefe del IDAE, Joan Groizard; o la directora de la Oficina Espa?ola de Cambio Clim¨¢tico, Valvanera Ulargui. Un amplio abanico de futuribles y un temor en el horizonte de los ambientalistas: que, como sucedi¨® en Econom¨ªa con la salida de Calvi?o, Transici¨®n Energ¨¦tica tambi¨¦n pierda el rango de vicepresidencia en la era pos-Ribera.
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