V¨ªctimas de la represi¨®n en Ir¨¢n: ¡°En mi pa¨ªs, una mujer debe permitir que la violen para evitar la c¨¢rcel¡±
La madre de Reyhaneh Jabbari, cuya hija fue ejecutada por matar a un hombre que la estaba agrediendo sexualmente, y Kousar Eftekhari, que perdi¨® un ojo en una manifestaci¨®n, denuncian el hostigamiento que sufren en su pa¨ªs
Reyhaneh Jabbari ten¨ªa 19 a?os cuando se le rompi¨® la vida. Estudiaba Inform¨¢tica en Teher¨¢n y trabajaba espor¨¢dicamente como interiorista. Era el a?o 2007. Aquella tarde, la fatalidad quiso que se cruzara por su camino Morteza Abdolali Sarbandi, en teor¨ªa un devoto padre de familia, miembro del Servicio de Inteligencia iran¨ª. Ambos coincidieron en una helader¨ªa de la capital. El hombre, que hab¨ªa escuchado una conversaci¨®n de Jabbari, le propuso redecorar su vieja oficina. Ella acept¨® y al d¨ªa siguiente se present¨® en la direcci¨®n indicada. As¨ª empieza la historia tr¨¢gica de la muerte de esta joven, narrada a EL PA?S por su madre, Shole Pakravan, durante un encuentro de la asociaci¨®n Women¡¯s Independence and Sustainable Equality (WISE, Independencia de las Mujeres e Igualdad Sostenible) en Barcelona. Esa reuni¨®n ha congregado a una treintena de activistas iran¨ªes, la mayor¨ªa exiliadas, cuando el pasado lunes se cumplieron dos a?os de la muerte de Yina Mahsa Amini. Amini fue la joven kurda que falleci¨® a causa de una paliza de la polic¨ªa, despu¨¦s de ser detenida por llevar el velo obligatorio mal colocado, seg¨²n la ONU. Su muerte desencaden¨® la ¨²ltima oleada de protestas contra el r¨¦gimen iran¨ª.
En aquel ya lejano 2007, Reyhaneh Jabbari acudi¨® a esa supuesta cita profesional. Una vez en la vivienda que deb¨ªa redecorar, ¡°Sarbandi la asalt¨® y empez¨® a tocarla. Ella se zaf¨® y logr¨® llegar hasta la puerta, pero estaba cerrada. Aterrada, cogi¨® un cuchillo de la cocina y le amenaz¨® con clav¨¢rselo. No la dej¨® ir, as¨ª que se lo clav¨® en el hombro. Despu¨¦s huy¨®¡±, explica su madre, con enorme serenidad.
El agresor falleci¨® y la joven fue condenada a muerte en 2009 por asesinato con premeditaci¨®n. El proceso judicial no solo estuvo plagado de falsedades, denunci¨® su abogado, sino que escenific¨® de forma p¨²blica la venganza de una familia conservadora de la Guardia Revolucionaria, el poderoso ej¨¦rcito paralelo iran¨ª, cuyo peso pol¨ªtico es enorme y que adem¨¢s controla la econom¨ªa del pa¨ªs.
Como muchos jueces en Ir¨¢n, el que proces¨® a Jabbari era un estudioso de la ley isl¨¢mica, sin formaci¨®n en Derecho. En las vistas, le dijo a la acusada que deber¨ªa haber permitido que su agresor la violara y luego denunciarle. ¡°?Usted no tuvo en cuenta que quiz¨¢ el se?or Sarbandi quer¨ªa hacer un matrimonio temporal, lo cual habr¨ªa sido totalmente legal? ?Por qu¨¦ se resisti¨®?¡±, parafrasea la madre, citando al juez. El matrimonio temporal es una pr¨¢ctica permitida por el islam chi¨ª, mayoritario en Ir¨¢n, por el que un hombre puede contraer nupcias con una mujer por un tiempo determinado, incluso por horas, mantener relaciones sexuales con ella y despu¨¦s romper el v¨ªnculo. ¡°C¨®mo ves, en Ir¨¢n, si te defiendes de una violaci¨®n, te condenan a prisi¨®n¡±, lamenta la madre de la joven.
La sentencia a muerte en firme del Tribunal Supremo, en 2010, incluye argumentos como la ¡°indumentaria decorosa¡± de las hijas del acosador y la ¡°barba religiosa¡± del v¨¢stago mayor que lucieron durante el juicio. ¡°Con esta familia, no parece posible afirmar que el se?or Sarbandi pudiera agredir a la acusada¡±, asevera la sentencia.
En los siete a?os que Jabbari pas¨® en prisi¨®n de Evin, en Teher¨¢n, se dedic¨® a ayudar a las otras reclusas, la mayor¨ªa miembros de los eslabones m¨¢s vulnerables de la sociedad. Toxic¨®manas y prostitutas. Mujeres que jam¨¢s tuvieron un techo. ¡°Sufri¨® una transformaci¨®n. Ya no era la misma. Conviv¨ªa con mujeres a las que ayudaba. Las comprend¨ªa. Y un d¨ªa, lleg¨® la notificaci¨®n¡±, explica su progenitora. ¡°En aplicaci¨®n de la ley, la familia de Sarbandi pod¨ªa decidir ahorcar o perdonar a Rayhaneh si ella acced¨ªa a retractarse. Si dec¨ªa que hab¨ªa mentido, la perdonar¨ªan. Si no, ellos mismos la ahorcar¨ªan [la ley iran¨ª permite a los familiares de una v¨ªctima de asesinato participar en la ejecuci¨®n]. Corr¨ª a la c¨¢rcel a comunicarle la noticia¡±, recuerda esta madre.
Su hija le dijo entonces: ¡°Mam¨¢, ?c¨®mo quieres que diga que ment¨ª? ?C¨®mo me pides eso? ?Era un violador! Si lo hago, ?qu¨¦ pasar¨¢ con todas las mujeres a las que cada d¨ªa violan en este pa¨ªs? Espero que llegue el d¨ªa en el que ninguna otra mujer tenga que defenderse de una violaci¨®n¡±. Reyhaneh Jabbari fue ejecutada el 25 de octubre de 2014 en la prisi¨®n de Gohardasht. Su proceso judicial puede seguirse en el documental Siete inviernos en Teher¨¢n, premiado en el Festival Internacional de Cine de Berl¨ªn de 2023. Ir¨¢n es el pa¨ªs del mundo que ejecuta a m¨¢s mujeres. En lo que va de a?o, de las 433 personas ahorcadas en Ir¨¢n, 15 eran mujeres, seg¨²n los datos de la organizaci¨®n de derechos humanos iran¨ª en el exilio Iran Human Rights. Esa organizaci¨®n y otras, como Amnist¨ªa Internacional, acusan a Ir¨¢n de utilizar la pena de muerte como mecanismo de control social destinado a aterrorizar a la poblaci¨®n.
Huida
Kousar Eftekhari vive desde hace nueve meses en Berl¨ªn, adonde huy¨® tras meses de amenazas por publicar im¨¢genes de su rostro mutilado en las redes sociales. Despu¨¦s de la muerte de Yina Mahsa Amini, esta joven de 25 a?os se uni¨® a las protestas que estallaron en todo el pa¨ªs. Aquellas no fueron las primeras. ¡°Ya desde muy peque?a odiaba a mi Gobierno porque no me permit¨ªa ser libre. Cuando crec¨ª, me un¨ª a las diferentes manifestaciones que se organizaban en la capital, con la esperanza de cambiar algo¡±, explica. Eftekhari empez¨® a denunciar las ¡°injusticias¡± haciendo teatro pol¨ªtico.
¡°Cuando mataron a Mahsa [Amini], el pa¨ªs cambi¨®. Nunca hab¨ªa visto algo as¨ª. Hac¨ªa cuatro semanas que las calles estaban llenas y yo estaba all¨ª. Hab¨ªamos llegado hasta la Universidad de Teher¨¢n. Estaba cercada por polic¨ªas y todo el mundo gritaba [el lema de las protestas] Mujer, Vida, Libertad. Entonces, me quit¨¦ el velo. Ten¨ªa un agente justo enfrente, lo suficiente cerca para o¨ªrle. Me dijo: ¡®Ponte el velo o te disparar¨¦ en la cara¡¯. Ya me hab¨ªan disparado antes en el pecho y en los genitales. Mi cuerpo estaba dolorido, pero no pude moverme y no quise ponerme el velo. Esa vez, no. Y me dispar¨® en la cara. En un segundo, perd¨ª el sentido de todo. Not¨¦ c¨®mo el ojo me explotaba por dentro. Ca¨ª al suelo y no recuerdo m¨¢s¡±, rememora.
El r¨¦gimen iran¨ª respondi¨® a esas protestas con represi¨®n. Al menos 551 personas murieron a manos de las fuerzas de seguridad y los paramilitares, 60.000 fueron detenidas y nueve j¨®venes, ahorcados, seg¨²n la misi¨®n de investigaci¨®n de la ONU. Decenas de personas quedaron, como esta joven, mutiladas. Las organizaciones de derechos humanos han descrito un patr¨®n sistem¨¢tico de disparos al rostro, el pecho o los genitales, destinados a matar o desfigurar a las iran¨ªes sin velo. Amnist¨ªa tambi¨¦n document¨® numerosos casos de violencia sexual destinados a ¡°aplastar las protestas¡±.
Eftekhari pas¨® tres semanas en el hospital y sali¨® de all¨ª con los p¨¢rpados del ojo derecho cosidos. Volvi¨® a las manifestaciones y viraliz¨® su nueva imagen en las redes sociales. Entonces, la amenazaron con lanzarle ¨¢cido si no borraba su rostro de internet. Le prohibieron regresar a la universidad y hacer teatro. La aislaron socialmente. ¡°Antes de todo eso, la polic¨ªa de la moral me hab¨ªa arrestado ocho veces. Me dieron patadas, golpes en el pecho y me clavaron las u?as en el cuerpo. En Teher¨¢n los abusos eran constantes. As¨ª que, cuando mataron a Mahsa, sab¨ªa que nada podr¨ªa pararme¡±, recalca. En 2023, la condenaron a cuatro a?os de c¨¢rcel. Entr¨® en la temible prisi¨®n de Evin, donde Jabbari hab¨ªa pasado sus ¨²ltimos siete inviernos, pero en un permiso para asistir a una vista judicial, consigui¨® escapar. ¡°Viaj¨¦ sola al Kurdist¨¢n, cruc¨¦ por las monta?as a Irak y logr¨¦ llegar a Berl¨ªn. Hoy, cuando me miro al espejo, veo a una mujer fuerte. Lo volver¨ªa a hacer, porque soy un ejemplo vivo del terrorismo de Estado que perpetra el r¨¦gimen de Ir¨¢n¡±.
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