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C¨®mo derrotar a la extrema derecha: la ¡®f¨®rmula Brandeburgo¡¯

Dietmar Woidke, presidente de esta regi¨®n del este de Alemania, dio la vuelta a los sondeos con una campa?a personalista y centrista. Que haga bajar a los radicales ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil

Dietmar Woidke, ganador socialdem¨®crata de las elecciones en Brandeburgo, el pasado domingo en Potsdam.
Dietmar Woidke, ganador socialdem¨®crata de las elecciones en Brandeburgo, el pasado domingo en Potsdam.CLEMENS BILAN (EFE)
Marc Bassets

Hay que irse hasta el conf¨ªn, literalmente, de Alemania, en medio de la llanura de Brandeburgo y en una aldea a unos kil¨®metros del r¨ªo que marca la frontera con Polonia, para indagar en la f¨®rmula m¨¢gica que obsesiona a todos los partidos moderados en Europa. ?C¨®mo derrotar a la extrema derecha?

En Naundorf, 236 habitantes, dos tabernas cerradas y un aire fantasmal de pueblo del lejano oeste, o mejor dicho del lejano este alem¨¢n, creci¨® y vivi¨® el hombre del momento en la pol¨ªtica de este pa¨ªs. Dietmar Woidke tiene 62 a?os, mide 1,96 metros ¡ªning¨²n perfil en la prensa alemana se olvida de este detalle¡ª y es socialdem¨®crata en tiempos en los que esta marca no es la mejor para presentar a las elecciones aqu¨ª. Y, sin embargo, el 22 de septiembre Woidke, presidente de Brandeburgo desde 2013, derrot¨® a la extrema derecha en las elecciones de este Estado federado en el territorio de la antigua Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana. Lo logr¨® despu¨¦s de remontar m¨¢s de 10 puntos a lo largo del verano. Y evit¨® lo que parec¨ªa inevitable: la victoria de Alternativa para Alemania (AfD) en un land en el que el Partido Socialdem¨®crata Alem¨¢n (SPD) ha dominado desde la reunificaci¨®n de las dos Alemanias, en 1990.

¡°La gente le ha elegido a ¨¦l para evitar que gane el otro partido¡°, dice, en referencia a AfD, un joven que, como muchos en estas regiones de la Alemania vaciada, se ha marchado a trabajar a una gran ciudad. En su caso, la capital, Berl¨ªn. Se llama Markus, prefiere no dar su apellido, tiene 22 a?os y los fines de semana vuelve a Naundorf. Es cazador, y en la camioneta en la que lleva sus herramientas de caza, cuenta que Woidke es un hombre ¡°amable, agradable¡±, alguien a quien le gusta el contacto con las personas, escuchar sus problemas. ¡°La gente no eligi¨® al Partido Socialdem¨®crata¡±, enfatiza. ¡°Lo eligi¨® a ¨¦l¡±.

El SPD sac¨® en Brandeburgo un 30,9% de votos y 32 diputados. AfD, un 29,2% y 30 diputados. La nueva izquierda populista de Sahra Wagenknecht, un 13,5% y 14 diputados. Los conservadores de la CDU, un 12,1% y 12 esca?os. El resultado es un ¨¦xito para la extrema derecha, pero mitigado por la victoria de Woidke.

La primera clave de la f¨®rmula Woidke: una campa?a personalista. Se trataba de desmarcarse de las pol¨ªticas del Gobierno federal, en la que su partido, el SPD, es el socio mayor. Y del impopular canciller, el tambi¨¦n socialdem¨®crata Olaf Scholz, a quien su propio partido y candidato en Brandeburgo pr¨¢cticamente declararon persona non grata durante la campa?a. No se le vio ni en los m¨ªtines, ni en los carteles.

¡°Woidke es muy popular en Brandeburgo, y esto lo diferencia de Olaf Scholz¡±, resume el polit¨®logo Philipp Thomeczek, de la Universidad de Potsdam, la capital estatal. ¡°Es alguien que viene del campo, habla como alguien del campo y da la imagen de alguien del campo. En un land como Brandeburgo apenas hay grandes ciudades, y en la mayor¨ªa de regiones la gente es como ¨¦l y se puede identificar con ¨¦l¡±.

Y aqu¨ª la segunda clave: un candidato con arraigo local, hijo de este rinc¨®n minero y agr¨ªcola. Sin ser carism¨¢tico ni populista ¡ªes un pol¨ªtico de carrera con tres d¨¦cadas de experiencia¡ª, sabe hablar a los votantes, de izquierdas y de derechas.

David Kolesnyk, secretario general del SPD en Brandeburgo, sostiene que, si AfD llega a obtener un tercio de votos, es por el malestar con la situaci¨®n alemana, y la global, m¨¢s que por la situaci¨®n de Brandeburgo, pr¨®spero para los est¨¢ndares el este y con ¨¦xitos econ¨®micos como la instalaci¨®n de una f¨¢brica de autom¨®viles el¨¦ctricos Tesla que da empleo a 12.000 personas. ¡°Estaba claro que hab¨ªa que llevar la campa?a a la escala local¡±, dice Kolesnyk a EL PA?S. ¡°Aqu¨ª se votaba sobre Brandeburgo, no sobre cuestiones mundiales ni sobre el Gobierno federal¡±.

Conexi¨®n con el votante

Hay, en esta conexi¨®n entre el candidato y el votante, algo caracter¨ªstico de la antigua RDA, sosten¨ªa esta semana un articulista de Die Zeit. El art¨ªculo citaba al soci¨®logo Steffen Mau, quien habla de ¡°sociedades de participaci¨®n distintas¡± para referirse a las Alemania del Este y la del Oeste. En su libro Ungleich vereint (Desigualmente unidos), Mau explica que en el Este ¡°los partidos cl¨¢sicos tienen un arraigo d¨¦bil y su contribuci¨®n al desarrollo de una cultura democr¨¢tica es peque?a¡±. El SPD de Scholz y Woidke tiene 6.027 militantes en Brandeburgo, un land con 2,5 millones de habitantes. En el otro extremo del pa¨ªs, en el land occidental del Sarre, con un mill¨®n de habitantes el SPD tiene m¨¢s del doble de militantes, 14.716.

La tercera clave en la f¨®rmula Woidke la resum¨ªa el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung: ¡°Woidke es un socialdem¨®crata conservador¡±. Kolesnyk, secretario general del SPD brandeburgu¨¦s, aclara: ¡°Es alguien que claramente est¨¢ al lado de la polic¨ªa y el ej¨¦rcito federal, alguien que claramente est¨¢ al lado de la gente que va a trabajar y, al mismo tiempo, apoya a las personas que necesitan ayuda estatal¡±. ¡°Se trata de apoyar y de exigir, no solo apoyar¡±, a?ade usando dos palabras similares en alem¨¢n, f?rdern y fordern. En inmigraci¨®n, el presidente de Brandeburgo es uno de los abanderados de la pol¨ªtica de mano dura de Scholz. ¡°La pol¨ªtica migratoria de los ¨²ltimos 10 a?os hay que reexaminarla¡±, dijo en una entrevista. En Alemania avanza la idea de que, si los partidos moderados quieren vencer a la extrema derecha, deben abordar los miedos que alimentan el voto del descontento.

¡°Dietmar Woidke ha asumido nuestros temas¡±, sonr¨ªe, en su oficina en el distrito electoral lim¨ªtrofe con Polonia, el diputado en Brandeburgo de la AfD Steffen Kubitzki, reci¨¦n reelegido. Exagera, porque las pol¨ªticas socialdem¨®cratas se alinean con la UE y est¨¢n lejos de las de la extrema derecha, pero no oculta su satisfacci¨®n: ¡°Me ha superado por la derecha¡±.

En la elecci¨®n directa en este distrito, que en el sistema alem¨¢n se combina con la elecci¨®n por listas, Kubitzki se impuso por solo siete votos a Woidke. Atribuye su ¨¦xito a que, al contrario que otros dirigentes m¨¢s radicales de su partido, ¨¦l es un hombre tranquilo, que evita las estridencias y a que, como Woidke, conoce el terreno: ¡°Soy uno de ellos¡±.

El polit¨®logo Thomeczek avisa de que la victoria de Woidke tiene un precio. Y es que se ha quedado casi sin aliados potenciales para gobernar. Muchos votantes ecologistas y algunos de la CDU le dieron su voto para frenar a AfD y, por eso, Los Verdes han quedado fuera del Parlamento y los conservadores han perdido esca?os. El socialdem¨®crata est¨¢ condenado a entenderse con la populista Wagenknecht. Si hubiese nuevas elecciones, la extrema derecha podr¨ªa reforzarse. La f¨®rmula Woidke tiene l¨ªmites.

A 40 kil¨®metros de Peitz, en Naundorf, el joven Markus habla de Woidke, de sus virtudes y defectos. Cree que ha abandonado la defensa del carb¨®n, esencial en la identidad de esta regi¨®n, y no acaba de creerse que sea verdad, como se ha dicho, que sea cazador, uno de esos rasgos que se supone que deben conectarlo con el pueblo.

¡°Tener el permiso de caza no significa cazar¡±, afirma Markus. Y, cuando se le pregunta por su voto, responde: ¡°No vot¨¦ por ¨¦l¡±.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PA?S en Par¨ªs y antes lo fue en Washington. Se incorpor¨® a este diario en 2014 despu¨¦s de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berl¨ªn, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Oto?o americano' (editorial Elba, 2017).
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