En el valle de la Bec¨¢, feudo de Hezbol¨¢ en L¨ªbano: ¡°Cada vez que Israel mate a un l¨ªder, surgir¨¢n otros mil¡±
La regi¨®n de mayor¨ªa chi¨ª donde naci¨® el partido-milicia es el escenario de las mayores ¨®rdenes de evacuaci¨®n por parte de Israel en lo que va de guerra
Abbas Osm¨¢n lleg¨® este mi¨¦rcoles a la escuela Mounir Abu Asli en Zahle, capital de la regi¨®n de la Bec¨¢, con el ch¨¢ndal ra¨ªdo y la vieja camiseta con la que hab¨ªa ido a hacer la compra en el mercado de Baalbek, la hist¨®rica ciudad del este de L¨ªbano conocida por su yacimiento romano. Con lo puesto, este liban¨¦s de 55 a?os hab¨ªa escapado horas antes de esa urbe con su mujer y sus hijos cuando los altavoces de esa localidad que hasta ahora albergaba a m¨¢s de 82.000 personas avisaron a sus moradores de que el ej¨¦rcito israel¨ª acababa de ordenarles que la abandonaran ¡°de inmediato¡± en un mensaje difundido en la red social X por su portavoz en ¨¢rabe, Avichay Adree, que inclu¨ªa un mapa que comprend¨ªa Baalbek y las localidades vecinas de Ain Bourday y Duris; unos 100.000 habitantes, la inmensa mayor¨ªa chi¨ªes. Ese anuncio, que incluso decretaba las carreteras por la que ten¨ªa que escapar la poblaci¨®n, hac¨ªa oficial la orden de evacuaci¨®n m¨¢s masiva dictada por Israel en L¨ªbano desde que el pasado 1 de octubre su ej¨¦rcito invadiera el sur de ese pa¨ªs.
Israel considera que el valle de la Bec¨¢, basti¨®n del partido-milicia chi¨ª Hezbol¨¢, es el origen de muchos de los combatientes de su n¨¦mesis libanesa, como lo fue antes de varios de sus l¨ªderes. Su primer secretario general, Subhi al-Tufayli, naci¨® en Brital, en la Gobernaci¨®n de Baalbek y el segundo, Abbas al Musawi, asesinado por Israel en 1992, vio la luz en Nabi Chit, en el mismo distrito. El ej¨¦rcito israel¨ª sostiene que esa regi¨®n, a unos 50 kil¨®metros al este de Beirut, sirve de retaguardia a la milicia chi¨ª y considera que all¨ª se repliegan los combatientes del grupo que luchan en la frontera sur de L¨ªbano, en la franja entre el r¨ªo Litani y la linde con Israel, y en el barrio beirut¨ª de Dahiye. Ese vecindario ha quedado parcialmente destruido por unos bombardeos que, en todo el pa¨ªs, han matado a m¨¢s 2.800 libaneses y herido a otros 13.000, de acuerdo con cifras oficiales, desde el inicio de la guerra de Gaza, el 8 de octubre de 2023. Fue entonces cuando Hezbol¨¢ comenz¨® a atacar con cohetes el norte de Israel en lo que bautiz¨® como ¡°un frente de apoyo¡± a la Franja palestina.
Un informe del centro de estudios israel¨ª Alma, fundado por un oficial retirado del ej¨¦rcito de ese pa¨ªs, sostiene sin ofrecer pruebas que en la Bec¨¢ ¡ªque alberg¨® el primer campo de entrenamiento de Hezbol¨¢, el a?o de su fundaci¨®n, en 1982¡ª se encuentran ¡°los dep¨®sitos generales de municiones y log¨ªstica¡± del movimiento, as¨ª ¡°como lugares de almacenamiento y lanzamiento de misiles de largo y medio alcance¡± del grupo.
Para los desplazados de la escuela Mounir Abu Asli, la raz¨®n de los ataques israel¨ªes es otra. Israel ve su valle, como el ¡°hogar de la resistencia a la ocupaci¨®n¡± de Israel, sea en L¨ªbano o en Gaza, afirma uno de ellos que pide anonimato.
Una carretera estrat¨¦gica
En la carretera que une Beirut con la Bec¨¢, una carcasa de hierros retorcidos era lo poco que quedaba este jueves de un coche destruido por un dron israel¨ª, cerca de la localidad de Araya, a unos 10 kil¨®metros de la capital libanesa, en el que viajaba un hombre cuya identidad no ha trascendido. Ese amasijo yac¨ªa a escasos metros del lugar donde, la v¨ªspera, otro aparato no tripulado del ej¨¦rcito israel¨ª destruy¨® una furgoneta que, seg¨²n Israel, transportaba armamento para la milicia chi¨ª. Esa ruta, que une Beirut con la frontera de Siria, es considerada su principal v¨ªa de aprovisionamiento de armas que, en su mayor¨ªa, se cree proceden del r¨¦gimen chi¨ª de Ir¨¢n, el principal aliado y sost¨¦n econ¨®mico de Hezbol¨¢.
A pesar de la relevancia que Israel concede al valle, en los primeros 11 meses de la guerra de Gaza y del enfrentamiento con Hezbol¨¢, antes del recrudecimiento de los combates del pasado verano, el territorio de la Bec¨¢ hab¨ªa permanecido bastante ajeno al intercambio de proyectiles entre Israel y el partido-milicia.
Las andanadas respectivas entre ambos se hab¨ªan centrado hasta finales de agosto en la zona fronteriza entre Israel y L¨ªbano. Sin embargo, el 25 de ese mes, el despu¨¦s asesinado l¨ªder de la milicia, Has¨¢n Nasral¨¢, revel¨® que los drones con los que Hezbol¨¢ respondi¨® al bombardeo que mat¨® en julio a su n¨²mero dos, Fuad Shukr ¡ªnatural tambi¨¦n de la Bec¨¢¡ª, hab¨ªan sido lanzados desde ese valle. Israel intensific¨® entonces ese frente. Solo en una semana de finales de septiembre, 160 personas perecieron all¨ª en bombardeos israel¨ªes. En lo que va de esta semana, alrededor de 90 han muerto en nuevos ataques en la regi¨®n; 19 tras la orden de evacuaci¨®n de Baalbek del mi¨¦rcoles, reiterada por Israel este jueves.
Marat al Fikani, a unos 38 kil¨®metros de esa urbe, es uno de los pueblos que los bombardeos israel¨ªes han dejado casi desiertos. En la entrada de esta localidad de la que ha huido ¡°el 80% de la poblaci¨®n¡±, asegura Jalil, el nombre falso de un desplazado por la guerra, banderas de Hezbol¨¢ ondean junto al retrato de Shukr y otros dirigentes de la milicia.
Jalil se adentra por un callej¨®n lleno de cascotes antes de se?alar un edificio de tres plantas, pulverizado en septiembre por un misil israel¨ª. Los pilares del inmueble claudicaron y su cubierta de hormig¨®n sepult¨® a sus habitantes: un agricultor que ganaba su sustento cultivando patatas, su mujer y sus cinco hijos, de entre 14 y tres a?os. Jalil solo recuerda el nombre de dos de las ni?as: Mariam y Safaa, y del m¨¢s peque?o, Hussein.
Varios desplazados de Marat al Fikani viven ahora en la escuela Mounir Abou Asli de Zahle. En ese instituto de secundaria, cuyos pupitres est¨¢n apilados para dejar sitio a quienes all¨ª se refugian, la mayor parte de la ropa tendida en cuerdas en el patio es de ni?os. Sara Boustani, una enfermera desplazada de 19 a?os que ejerce de voluntaria, calcula que, de los entre 400 y 500 desplazados en el centro escolar, unos 300 son menores.
En la escuela nadie menciona a Hezbol¨¢. Imad, un desplazado de 60 a?os, tampoco pronuncia ese nombre, pero, qui¨¦n sabe si de forma consciente o no, parafrasea a Nasral¨¢: ¡°Cuando Israel mata a un l¨ªder [de esa resistencia] no es un logro. Cada vez que matan a uno, surgir¨¢n otros mil¡±.
En el discurso de muchos de estos refugiados planea la idea de que, como en Gaza, Israel est¨¢ ejecutando un castigo colectivo contra los chi¨ªes. Tradicionalmente marginada, esta comunidad, que constituye entre un tercio y el 40% de los casi seis millones de libaneses ¡ªel ¨²ltimo censo del pa¨ªs data de 1932¡ª habita en muchos casos las regiones m¨¢s pobres de L¨ªbano.
Como el valle de la Bec¨¢, donde muchos chi¨ªes subsisten gracias a la agricultura, como el vecino fallecido de Jalil. Datos de la ONG alemana Welt Hunger Hilfe elevan a un 40% los trabajadores agr¨ªcolas sumidos en la pobreza en L¨ªbano. La Bec¨¢ era tambi¨¦n, ya antes de esta guerra, la regi¨®n libanesa con la tasa de desempleo m¨¢s alta, el 61%, seg¨²n revel¨® una encuesta de 2020. Ese futuro yermo para muchos j¨®venes chi¨ªes de la zona es una de las razones por las que los expertos creen que el valle es un vivero de militantes para Hezbol¨¢.
La Bec¨¢ es, ahora m¨¢s que nunca, una regi¨®n desfavorecida. El Gobierno liban¨¦s calcula que 1,2 millones de libaneses est¨¢n desplazados por la guerra. Un informe publicado por el Grupo de Trabajo Independiente para L¨ªbano, un colectivo de economistas y especialistas libaneses en pol¨ªticas p¨²blicas, calculaba a mediados de octubre que la mayor¨ªa viv¨ªa en los tres frentes principales del conflicto, donde la poblaci¨®n chi¨ª es mayoritaria: los suburbios del sur de Beirut, la frontera meridional de L¨ªbano, la gobernaciones de Baalbek-Hermel, y otras ¨¢reas del valle. Antes de la invasi¨®n israel¨ª, esas zonas ¡°contaban con unas 50.000 empresas registradas (el 60% del total de empresas de L¨ªbano) y m¨¢s de 70.000 explotaciones agr¨ªcolas (el 40% del total), que han quedado destruidas o da?adas¡±.
Muhammad, un desplazado de 38 a?os en la escuela de Zahle, era jornalero antes de que un bombardeo destruyera su casa. Apenas pod¨ªa ya mantener a su mujer y sus dos hijos, asegura, con los escasos diez d¨®lares americanos (algo m¨¢s de diez euros) diarios que ganaba trabajando en la construcci¨®n. Un litro de leche en L¨ªbano cuesta casi dos d¨®lares. Esta familia ya era pobre pero, lamenta Muhammad, antes ¡°ten¨ªan un hogar¡±. La guerra que Israel ha declarado a Hezbol¨¢ les ha dejado ¡°sin un lugar al que regresar¡±.
Hadi, su hijo de 9 a?os, escucha, demacrado y escu¨¢lido, el relato que hace su padre del d¨ªa de septiembre en que huyeron, tambi¨¦n con lo puesto y a pie de su casa en Riyak, en la Gobernaci¨®n de Baalbek. Una bomba hab¨ªa ca¨ªdo ¡°a 20 metros de la vivienda¡±, explica el padre. Sus primos y sus siete hijos murieron en ese ataque. Ahora, Hadi tiene pesadillas y ¡°le cuesta concentrarse¡±. La otra hija de Muhammad, de 18 a?os, lleva un mes en el hospital. El bombardeo le incrust¨® piezas de metralla en la pierna. Al ser una v¨ªctima de la guerra, el Estado liban¨¦s ha asumido sus gastos m¨¦dicos. No as¨ª los de Hadi, que hace d¨ªas enferm¨® de otitis y amigdalitis, pero cuyo tratamiento sus padres, sin ingresos, no pudieron pagar. ¡°Nos pidieron 50 d¨®lares por acudir a urgencias y otros 100 por tratarlo. Tuvimos que renunciar¡±.
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