De ¨¦xodo en ¨¦xodo: los refugiados palestinos en L¨ªbano tambi¨¦n escapan de los bombardeos israel¨ªes
Israel ha atacado u ordenado la evacuaci¨®n de la mitad de los campamentos en el pa¨ªs. Miles se refugian con los suyos en otros o en escuelas de la ONU, en un nuevo desplazamiento forzoso que conecta con las im¨¢genes de Gaza y con sus historias familiares
El pasado d¨ªa 5 un v¨ªdeo en las redes sociales mostr¨® a una multitud abandonando Shatila, el campamento de refugiados palestino en Beirut cuyo nombre ha quedado intr¨ªnsecamente asociado ¨Djunto con el barrio de Sabra¨D a la masacre en 1982 de las Falanges cristianas. El entonces aliado de los perpetradores, Israel, acababa de bombardear cerca de Shatila y cientos de personas cog¨ªan sus motos y coches formando un atasco de madrugada en busca de un lugar m¨¢s seguro. Uno de esos cuerpos en movimiento era el de Um Hasan, de 61 a?os, y su impulso inmediato fue alejarse del peligro pero seguir con los suyos, as¨ª que habla sentada al borde de la cama en un oscuro apartamento en Mar El¨ªas, uno de los seis campamentos de refugiados palestinos en L¨ªbano, de un total de 12, a salvo hasta ahora de los bombardeos y las ¨®rdenes de evacuaci¨®n israel¨ªes.
¡°Esto est¨¢ lo suficientemente lejos de Dahiye [el bombardeado suburbio chi¨ª de Beirut] y, adem¨¢s, estamos con nuestro pueblo. Como andan las cosas, no creo que estemos cerca de poder volver a casa. Parece que va a ser una guerra larga. Y, si aqu¨ª pasa algo, pues nos iremos a otro lugar. Estamos acostumbrados. Para mi pueblo, todo es desplazamiento y nada es descanso ni estabilidad. Estamos cansados desde que nos echaron de all¨ª¡±.
Si no fuese por el significado de su historia familiar, el caso de Um Hasan no ser¨ªa muy distinto del 20% de la poblaci¨®n en L¨ªbano (m¨¢s de un mill¨®n de habitantes) que se ha visto obligada a abandonar sus hogares desde el mes pasado por la violenta ofensiva israel¨ª, que ha matado a m¨¢s de 2.000 personas. Pero el ¡°all¨ª¡± al que se refiere la mujer es la Palestina de la que ya escaparon sus abuelos. Concretamente, la ciudad de Safed, hoy parte de Israel y de la que procede tambi¨¦n la familia del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas.
Fue en la Nakba (cat¨¢strofe, en ¨¢rabe), la huida o expulsi¨®n de sus hogares de 750.000 palestinos (dos tercios de la poblaci¨®n ¨¢rabe en el actual Estado de Israel) entre 1947 y 1949, ante el avance de las milicias jud¨ªas primero y, posteriormente, del reci¨¦n creado ej¨¦rcito de Israel. Esos 750.000 acabaron repartidos entre Gaza, Cisjordania, Jordania, Siria y L¨ªbano; hoy, con sus descendientes, suman unos seis millones que han heredado el estatus de refugiados.
La escapatoria m¨¢s l¨®gica desde Safed y otras partes del norte era el reci¨¦n independizado L¨ªbano, donde hoy se calculan en 203.000 los refugiados palestinos: 180.000 que ya estaban y 23.000 cuyas familias llegaron desde Palestina a Siria y ellos huyeron desde 2011 a L¨ªbano de la guerra en su pa¨ªs de acogida. Viven, sobre todo, en 12 campamentos de refugiados que se han vaciado o llenado estos d¨ªas en funci¨®n de su ubicaci¨®n, como vasos comunicantes. En Shatila, por ejemplo, de apenas un kil¨®metro cuadrado, sol¨ªan vivir 20.000 personas. Hoy est¨¢ casi vac¨ªo.
En las ¨²ltimas semanas, Israel ha bombardeado ¨Den ocasiones para matar a l¨ªderes concretos de milicias palestinas¨D u ordenado evacuar la mitad de los campamentos: en el norte (Beddawi, en la ciudad de Tr¨ªpoli), en el centro (Burj al Barajne, en Beirut) y en el sur (Bass, Burj al Shamali y Rashidia, en torno a Tiro; y Ein el Hilwe, en Sid¨®n).
A fecha de este lunes, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) daba cuenta, adem¨¢s, de 481 familias de refugiados palestinos en L¨ªbano, unas 2.400 personas, que hab¨ªan contactado con esta agencia, ya en territorio sirio. Es solo una parte de los huidos, previsiblemente, ya que no todos se registran, quedando fuera del radar.
Uno de los campamentos que m¨¢s se ha ido vaciando es Burj al Barajne, muy cerca de Dahiye y de donde Nayah al Hussein, de 60 a?os, lleg¨® hace dos semanas.
¨D ?Por qu¨¦ elegiste Mar El¨ªas?
¨D Mis dos hijos no quer¨ªan ir a las escuelas, porque saben que en Gaza Israel las bombardea y tienen miedo. Han visto las im¨¢genes en sus tel¨¦fonos m¨®viles e insistieron en no ir all¨¢.
Yaabad Sibhine aguant¨® m¨¢s tiempo en Burj al Barajne, hasta la v¨ªspera, pero ¡°las bombas se iban acercando, las panader¨ªas iban cerrando y cada vez costaba m¨¢s conseguir agua y gas¨®leo para los generadores de electricidad¡±. ¡°Cada d¨ªa ve¨ªamos m¨¢s gente irse y yo solo sent¨ªa m¨¢s tranquilidad cuando a¨²n ten¨ªa gente alrededor¡±, se?ala. ¡°Y pensar que al principio de la guerra los habitantes de los pueblos [chi¨ªes] ven¨ªan al campamento porque era m¨¢s seguro¡¡±.
Fuad Baker, responsable del departamento legal del Frente Democr¨¢tico para la Liberaci¨®n de Palestina en Mar El¨ªas, cuenta c¨®mo ha sido el proceso: ¡°Al principio era un asunto entre Hezbol¨¢ e Israel, hasta que Israel empez¨® a atacar a los l¨ªderes palestinos en los campamentos¡±. En Mar El¨ªas, calcula, hay unas 1.500 personas adicionales, entre palestinos y algunos chi¨ªes que han buscado refugio.
Baker explica dos motivos por los que acaban aqu¨ª, en vez de en las escuelas habilitadas como refugio. Uno, los lazos familiares. Son importantes y se extienden m¨¢s all¨¢ del c¨ªrculo m¨¢s cercano. Otro, la identidad. ¡°Hist¨®ricamente, prefieren estar en lugares palestinos, porque la sociedad libanesa es un poco racista hacia nosotros¡±, se?ala.
Hay, adem¨¢s, dos elementos que no dice, porque se dan por sentado. Uno, que es uno de los campamentos con menos fama de militante. Otro, que la inmensa mayor¨ªa de refugiados palestinos no puede permitirse lo que algunos desplazados libaneses que llevaban vidas desahogadas: vivir en hoteles o alquilar un apartamento, pese a la burbuja de precios, hasta que se calme la situaci¨®n o se les acabe el presupuesto.
M¨¢s del 90% de refugiados palestinos est¨¢ bajo la l¨ªnea de la pobreza porque el Estado les proh¨ªbe tener propiedades o trabajar en 39 profesiones bien remuneradas, seg¨²n datos de la ONU. El argumento oficial es impedir que su naturalizaci¨®n borre su derecho al retorno a Palestina, librando a Israel de su responsabilidad de cumplir la resoluci¨®n del Consejo de Seguridad de la ONU que lo ampara. En realidad est¨¢ tambi¨¦n el miedo a que se alteren los equilibrios demogr¨¢ficos entre cristianos, chi¨ªes y ¡ªcomo los palestinos¡ª sun¨ªes.
No todo el movimiento es entre campamento y campamento. Yousef, de 31, ha acabado en Wadi el Zayni, en las monta?as del interior del pa¨ªs, consideradas m¨¢s seguras, en una de las 11 escuelas habilitadas por la UNRWA. Est¨¢ lejos de su campamento en el sur, Burj al Shamali, y dormir¨¢ en un colch¨®n rodeado de gente, pero est¨¢ contento porque la v¨ªspera lo hizo al raso. ¡°En Burj al Shamali nos dec¨ªamos a veces: ¡®?esto es vida?¡¯ Hasta que dormimos en la calle y pensamos: ¡®no viv¨ªamos tan mal all¨¢¡±, admite mientras sus amigos se hacen los valientes. ¡°Ign¨®ralos. Todos tenemos miedo a que nos hagan aqu¨ª lo mismo que en Gaza. El que diga: ¡®no tengo miedo¡¯, miente. Mira a tu alrededor: ?por qu¨¦ estamos aqu¨ª todos si no? Los israel¨ªes nos echaron [a los palestinos] hasta aqu¨ª y ahora parece que nos persiguen¡±.
Todos tienen muy clara su identidad. Como es habitual entre los refugiados palestinos, Mohamed usa el presente al hablar del lugar de procedencia de su familia, pese a que ¨¦l (de 28 a?os), sus padres y sus abuelos solo lo han visto en fotos. ¡°Soy de Acre (en Israel, cerca de la ciudad de Haifa). Mis abuelos me contaban c¨®mo llegaron sus padres desde all¨ª a L¨ªbano, pero lo que estoy pasando no me recuerda a esas historias. Me recuerda m¨¢s a las im¨¢genes que he visto de Gaza. All¨ª, yendo del norte al sur; y aqu¨ª, del sur al norte. La diferencia es que aqu¨ª hay comida¡ Bueno, de momento¡±.
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