Los nuevos controles israel¨ªes aguan la fiesta de la familia Bisharat y atascan Cisjordania
El Gobierno de Netanyahu dificulta el movimiento en este territorio ocupado desde el inicio del alto el fuego. Retenes, barreras y registros endurecen a¨²n m¨¢s la vida de decenas de miles de palestinos, con esperas de hasta 10 horas
Los padres de Mahmud Bisharat no llegaron a tiempo a Ramala para ver c¨®mo su hijo recobraba la libertad tras nueve a?os entre rejas ¡ª13 antes de completar su pena por el atentado con arma blanca que cometi¨® en Israel¡ª en el segundo canje del alto el fuego en Gaza. Su nombre solo apareci¨® en el n¨²mero 62 del listado definitivo de los 200 reclusos excarcelados a cambio de la entrega por Ham¨¢s de cuatro soldadas israel¨ªes, ese mismo s¨¢bado por la ma?ana. Es decir, con las j¨®venes israel¨ªes ...
Los padres de Mahmud Bisharat no llegaron a tiempo a Ramala para ver c¨®mo su hijo recobraba la libertad tras nueve a?os entre rejas ¡ª13 antes de completar su pena por el atentado con arma blanca que cometi¨® en Israel¡ª en el segundo canje del alto el fuego en Gaza. Su nombre solo apareci¨® en el n¨²mero 62 del listado definitivo de los 200 reclusos excarcelados a cambio de la entrega por Ham¨¢s de cuatro soldadas israel¨ªes, ese mismo s¨¢bado por la ma?ana. Es decir, con las j¨®venes israel¨ªes rumbo a un teatral escenario en Gaza y los autobuses para los presos aparcados frente a la c¨¢rcel de Ofer.
En l¨ªnea recta, 46 kil¨®metros separan el centro deportivo de Ramala, donde los presos fueron recibidos por una multitud entusiasmada, de la casa familiar de los Bisharat en la localidad de Tamm¨²n, cerca de la ciudad de Tubas. Pero tardaron cinco horas, atravesando tres puestos de control: el n¨²mero de kil¨®metros importa bien poco en Cisjordania, donde cientos de barreras al movimiento (retenes fijos o temporales, mont¨ªculos de tierra, grandes bloques de piedra, barreras elevadizas¡) convierten cada desplazamiento en una odisea. M¨¢s a¨²n, desde el inicio del alto el fuego, en el que Israel ha aumentado retenes, cierres de accesos y registros, generando atascos interminables, con la gente durmiendo en los veh¨ªculos tras hasta 10 horas sin moverse.
¡°Mi hijo lleg¨® a Ramala antes que nosotros. Normalmente, no es dif¨ªcil entrar aqu¨ª, pero esta vez hab¨ªa controles extra¡±, cuenta su padre, Faisal, 60 a?os. Son las diez de la noche y los cinco (los progenitores, Mahmud, su cu?ado y su primo) no se atreven a emprender de noche un camino de vuelta tan largo, ¡°sin saber si los puestos de control estar¨¢n abiertos¡± y con el riesgo de que los colonos m¨¢s radicales los ataquen en el camino, se?ala Faysal. As¨ª que no tienen m¨¢s remedio que hacer noche en un hotel de Ramala, en vez de celebrar el primer d¨ªa de libertad en su pueblo entre abrazos, fuegos artificiales y la carne de dos vacas que guardaban para sacrificar desde que el acuerdo de alto el fuego se dibujaba en el horizonte.
¡°No pasa nada¡±, quita hierro el ya exrecluso, con rostro exhausto. ¡°Estoy muy cansado y no quiero enfermar justo ahora de agotamiento. Solo Dios sabe lo mal que nos han tratado hasta el ¨²ltimo d¨ªa. Desde las 02.00 hasta que nos sacaron, estuvimos 12 personas en una celda de tres metros por dos, sin contar lo que ocupaba el ba?o¡±.
Bisharat est¨¢ entre el centenar de los 200 presos (con cadenas perpetuas o penas largas, por delitos de sangre) liberados que se quedar¨¢ en Cisjordania. Otros 70 fueron expulsados a Gaza y a Egipto, para su traslado a otros pa¨ªses.
Ten¨ªa 20 a?os en 2015, cuando una mezcla de la desesperanza acumulada por la generaci¨®n que naci¨® tras los Acuerdos de Oslo y del en¨¦simo pico de tensi¨®n por el estatus de la Explanada de las Mezquitas de Jerusal¨¦n pari¨® la que se acabar¨ªa llamando Intifada de los cuchillos. M¨¢s de 300 palestinos, generalmente sin filiaci¨®n a las facciones armadas, intentaron apu?alar a polic¨ªas y transe¨²ntes israel¨ªes en tres a?os.
Uno de ellos fue Bisharat. Se col¨® de Cisjordania a la ciudad israel¨ª de Ranaana, cerca de Tel Aviv, e hiri¨® a tres personas al acuchillarlas frente a una sinagoga. Luego huy¨®, intent¨® entrar en una casa y acab¨® arrestado. Su condena: 22 a?os de c¨¢rcel. En el interrogatorio asegur¨® que vengaba la muerte de un familiar.
Hoy pesa 25 kilos menos. Se puede ver comparando la foto de su rostro tras el arresto que difundieron las autoridades y el p¨¢lido y delgado con que mira ahora en la televisi¨®n del restaurante del hotel las im¨¢genes de la bienvenida que recibi¨® y dice: ¡°A¨²n no me creo estar aqu¨ª¡±. Su madre, Um Ramzi, de 56 a?os, no esperaba abrazarlo hasta 2037, as¨ª que est¨¢ tan feliz (¡°me desmay¨¦ al ver su nombre en la lista¡±, admite) que le da igual aplazar el regreso a Tamm¨²n.
En Palestina, los presos por delitos vinculados al conflicto con Israel (ya sea publicar un mero post en solidaridad con Gaza o atentar contra civiles) ostentan la categor¨ªa de h¨¦roes, as¨ª que los camareros compensan a la familia con delicias como maqlube de cordero, musajan o knafe. A¨²n confundido por su recobrada libertad, Bisharat presta m¨¢s atenci¨®n al partido de su equipo, el Real Madrid, en la televisi¨®n gigante que a la comida. ¡°En la c¨¢rcel sol¨ªa recibir medio tomate, as¨ª que no me entra tanto¡±, justifica, antes de dejarse el plato casi entero.
Decenas de nuevas restricciones
Adem¨¢s de las excarcelaciones, el alto el fuego ha endurecido las vidas de al menos decenas de miles de palestinos, por el aumento de los controles militares, registros a veh¨ªculos y cierres en los accesos a las localidades palestinas de Cisjordania.
Israel ocupa militarmente este territorio desde que la tom¨® en la Guerra de los Seis D¨ªas de 1967, pero solo introdujo un sistema de permisos y una l¨®gica de separaci¨®n a ra¨ªz de la Primera Intifada y los Acuerdos de Oslo (1993) y, sobre todo, de la Segunda Intifada (2000-2005). En la pr¨¢ctica prima un sistema dual de carreteras: unas pensadas para los palestinos, bajo legislaci¨®n militar; y otras, para los colonos israel¨ªes, sujetos al derecho civil.
Desde 2010, las barreras al movimiento no han hecho m¨¢s que aumentar. La ONU las cifraba en torno a 600 antes de octubre de 2023, cuando el ataque sorpresa de Ham¨¢s desencaden¨® la invasi¨®n de Gaza y dispar¨® la violencia en Cisjordania, en particular de colonos y soldados (a veces indistinguibles). Desde entonces, cada d¨ªa trae dos palestinos muertos y cuatro ataques de colonos, seg¨²n datos de Naciones Unidas.
Horas de atascos
Desde la semana pasada, las esperas en los puestos de control llegan a las ocho horas. La salida de Jeric¨®, una de las m¨¢s fluidas, pas¨® un d¨ªa de 20 minutos a tres horas. La pasada semana, cientos de personas esperaron m¨¢s de 10 horas frente a los puestos de control en torno a la ciudad de Nablus para volver a casa.
En su ¨²ltimo informe, del pasado jueves, la Oficina de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA, en sus siglas en ingl¨¦s) da cuenta de ¡°severas restricciones de acceso en toda Cisjordania¡± que ¡°impiden la circulaci¨®n de decenas de miles de palestinos y su acceso a servicios b¨¢sicos y lugares de trabajo¡±. La OCHA menciona el cierre de puestos de control en las principales arterias, las barreras en los accesos a los pueblos y la colocaci¨®n de nuevas barricadas y mont¨ªculos de tierra, que impiden tomar las -m¨¢s largas y en peor estado- carreteras secundarias que muchos usan como alternativa. Las medidas, agrega, han retrasado durante horas incluso el paso de ambulancias.
Hace cuatro meses, las barreras al movimiento en Cisjordania rozaban las 800, seg¨²n la OCHA. Con los ¨²ltimos a?adidos, la Autoridad Nacional Palestina (ANP) las cifra casi en 900. La principal novedad es c¨®mo se han extendido a zonas donde la movilidad sol¨ªa ser menos complicada, como Ramala o Bel¨¦n. Decenas de miles de palestinos cruzan cada madrugada a trabajar a Israel o a asentamientos jud¨ªos y zonas industriales. La madrugada del primer canje, por ejemplo, el ej¨¦rcito cerr¨® el paso de Yaba. Una hilera de veh¨ªculos qued¨® atascada entre Ramala y Jerusal¨¦n hasta la tarde del d¨ªa siguiente.
Derecho al movimiento
¡°Mi derecho, el derecho de mi mujer y de mis hijos para moverse por Judea y Samaria (la denominaci¨®n b¨ªblica y oficial en Israel de Cisjordania) es m¨¢s importante que la libertad de movimiento de los ¨¢rabes¡±, dijo en agosto de 2023, antes del ataque de Ham¨¢s, el entonces ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, que reside en el asentamiento de Kiriat Arba, junto a la ciudad de Hebr¨®n y al que se llega desde Jerusal¨¦n en apenas una hora por una amplia carretera. Son casi los mismos kil¨®metros que separan Ramala de la casa de los Bisharat. Israel defiende los retenes en el interior de Cisjordania como imprescindibles para evitar ataques contra sus ciudadanos.
El gabinete de seguridad israel¨ª aprob¨® incrementar los controles durante el alto el fuego, con el argumento de que la excarcelaci¨®n de los presos incrementaba el riesgo de disturbios. Seg¨²n el diario Haaretz, los altos mandos de los cuerpos de seguridad se opusieron a la medida, al considerar que carece de efecto real en la seguridad e incluso pone en peligro a algunos colonos, ya que a veces circulan por las mismas carreteras. Defend¨ªan m¨¢s bien redadas intensas como la que efect¨²an estos d¨ªas en la ciudad de Yen¨ªn.
Los cierres son inesperados, as¨ª que los palestinos tienen grupos de WhatsApp para comunicar qu¨¦ caminos est¨¢n abiertos u ofrecerse apoyo. ¡°Para quienes se dirigen al cruce de Qalandia, el tr¨¢fico ha llegado a la rotonda y no avanza¡±, advierte un usuario. ¡°Se puede cruzar Al Ezariya en ambas direcciones sin presencia policial¡±, ¡°Todos los accesos a Hebr¨®n est¨¢n cerrados en ambas direcciones¡±, ¡°Acaban de abrir la barrera de Ain Sinia¡±, avisan otros. Los j¨®venes de una aldea piden a los vecinos mantas, colchones, alimentos y agua, y ofrecen una casa a quienes se han quedado varados. Mientras, la radio en ¨¢rabe La Voz de Palestina (la emisora oficial de la ANP) enumera los principales puestos de controles, con la coletilla de abiertos o cerrados, como si se tratase del estado de las carreteras o la previsi¨®n meteorol¨®gica.