La desconfianza hacia Merz emerge como el principal escollo para la coalici¨®n en Alemania
Entre los socialdem¨®cratas se teme que el car¨¢cter polarizador del l¨ªder democristiano complique la negociaci¨®n: ¡°No es un hombre de coaliciones¡±
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Ni la inmigraci¨®n, ni la pol¨ªtica fiscal, ni las ayudas sociales. La mayor dificultad en la negociaci¨®n entre democristianos y socialdem¨®cratas para formar una coalici¨®n en Alemania no ser¨¢ el programa. A fin de cuentas, ambos partidos representan al centroderecha y al centroizquierda, tienen experiencia a la hora de negociar y gobernar juntos y los puntos de encuentro son mayores que las diferencias. El principal escollo puede ser el propio Friedrich Merz, l¨ªder de la Uni¨®n Democristiana/Uni¨®n Socialcristiana b¨¢vara (CDU/CDU) y llamado a ser el pr¨®ximo canciller federal tras ganar con claridad las elecciones del 23 de febrero. El car¨¢cter impulsivo que se atribuye a Merz, su propensi¨®n a enconar el debate partidista y su nula experiencia gubernamental ¡ªese a una larga trayectoria parlamentaria, nunca ha sido ministro, ni presidente regional, ni alcalde¡ª inquietan en el Partido Socialdem¨®crata (SPD). Y estas elecciones, muy polarizadas para lo que es habitual en un pa¨ªs habituado a una relativa mano de seda en campa?a, han dejado agravios y cuentas pendientes.
¡°Hay un problema de fondo, y es la falta de preparaci¨®n de Merz para las negociaciones de coalici¨®n. No tiene ninguna experiencia en la materia¡±, declara a EL PA?S Nils Schmid, portavoz de pol¨ªtica exterior en el grupo parlamentario del SPD, y reelegido diputado el domingo. Schmid pone como ejemplo uno de los primeros anuncios del futuro canciller, que el lunes se declar¨® abierto a adoptar un aumento del l¨ªmite constitucional al endeudamiento en el Bundestag saliente. Es una medida que defienden los socialdem¨®cratas, y que permitir¨ªa aumentar las inversiones en defensa e infraestructuras. ¡°Merz lanza el debate sin coordinarse con otros dirigentes de su partido¡±, lamenta Schmid, ¡°lo que es un buen ejemplo de su falta de preparaci¨®n. Todo se hace improvisadamente. No es un buen augurio sobre las negociaciones y sobre c¨®mo va a gestionar el Gobierno de coalici¨®n. Es lo que siempre temimos. Es un buen orador que sabe pegar fuerte al Gobierno, pero no es un hombre de coaliciones¡±.
Pese a la evidente desconfianza que del democristiano Merz suscita entre muchos socialdem¨®cratas, nadie duda de que ambos partidos acabar¨¢n cerrando un contrato de coalici¨®n, previsiblemente en abril. La CDU/CSU, para sumar una mayor¨ªa, no tiene ninguna otra opci¨®n, puesto que ha descartado gobernar con el otro partido que le permitir¨ªa sumar una mayor¨ªa parlamentaria, la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD). El SPD, debilitado tras encajar la peor derrota de su historia y verse relegado a la tercera posici¨®n, por detr¨¢s de AfD, tampoco tiene alternativas. Y es un partido con vocaci¨®n de Gobierno: de los ¨²ltimos 27 a?os, solo ha estado en la oposici¨®n cuatro a?os. Merz ya habl¨® el lunes con Lars Klingbeil, copresidente del SPD, futuro jefe del grupo parlamentario y posible negociador de la coalici¨®n con los democristianos. El martes, el democristiano visit¨® en la sede de la canciller¨ªa federal al socialdem¨®crata Olaf Scholz para preparar el relevo. Scholz ha adelantado que no tendr¨¢ ning¨²n papel ni en la negociaci¨®n ni en la coalici¨®n. El actual ministro de Defensa, Boris Pistorius, se perfila como hombre fuerte del SPD en el futuro Gobierno y vicecanciller de Merz.
¡°Casi nunca hubo en Alemania una coalici¨®n aritm¨¦ticamente tan d¨¦bil¡±, analiza el polit¨®logo Wolfgang Schroeder en una conversaci¨®n con la Asociaci¨®n de la Prensa Extranjera en Berl¨ªn. Schroeder se refiere a la suma entre CDU/CSU y SPD, partidos que, en tiempos (no tan lejanos) como 2005, sumaban juntos casi un 70% de votos. Ahora, aunque la mayor¨ªa deber¨ªa de estar m¨¢s cohesionada que el tripartito que encabezaba Scholz y que se rompi¨® en noviembre, ambos suman un 43%. En el Bundestag no alcanzan ¡ªni siquiera con Los Verdes que pertenecen a la misma ¨®rbita moderada¡ª la mayor¨ªa cualificada de dos tercios para adoptar medidas como la reforma del l¨ªmite constitucional a la deuda. De ah¨ª que Merz diese a entender el lunes que pod¨ªa adoptarse con el Bundestag saliente, donde s¨ª existe esta mayor¨ªa. El martes acot¨® la todav¨ªa hipot¨¦tica reforma a la aprobaci¨®n de un presupuesto especial para Defensa en el contexto de inestabilidad internacional. La novedad, en todo caso, es que crea posible empezar a actuar antes incluso de ocupar formalmente el cargo. Env¨ªa una se?al sorprendente, la idea de que al futuro canciller le resultar¨ªa m¨¢s sencillo gobernar con un hemiciclo que agota sus ¨²ltimos d¨ªas que con el que le elegir¨¢. ¡°Que quieran hacer cambios en la Constituci¨®n con el viejo Parlamento muestra el car¨¢cter defensivo y la debilidad de este Gobierno¡±, dice el polit¨®logo. ¡°Es un Gobierno precario¡±.
Merz, en sus primeras declaraciones tras las elecciones, ha hecho honor a la reputaci¨®n de alguien que no se muerde la lengua. Lo demostr¨® en la misma noche electoral cuando, en respuesta a las amenazas e injerencias de la Administraci¨®n Trump, insinu¨® una ruptura de d¨¦cadas de fe transatl¨¢ntica en su partido y su pa¨ªs, y afirmar: ¡°Mi prioridad absoluta es reforzar Europa tan r¨¢pido como sea posible para que, paso a paso, alcancemos la independencia de Estados Unidos¡±. Lo volvi¨® a demostrar el lunes al anunciar, alto y claro en una rueda de prensa, lo que har¨ªa si el primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, con quien hab¨ªa hablado la noche anterior, decid¨ªa visitar Alemania. Sobre Netanyahu pesa una orden de arresto del Tribunal Penal Internacional (TPI) por presuntos cr¨ªmenes de guerra y contra la humanidad. Es dif¨ªcil imaginar, por motivos hist¨®ricos, a la polic¨ªa alemana deteniendo a un dirigente israel¨ª, aunque este pa¨ªs es miembro del TPI. Hasta ahora, sin embargo, Berl¨ªn se ha amparado en una prudente ambig¨¹edad y ha insistido en la independencia de la justicia y, en paralelo, en la responsabilidad hist¨®rica hacia Israel. Merz rompi¨® esta ambig¨¹edad al afirmar: ¡°He dicho [a Netanyahu] que, si planea una visita a Alemania, encontraremos la manera que pueda visitar Alemania y marcharse sin ser arrestado¡±.
La negociaci¨®n para la coalici¨®n deber¨¢ resolver las contradicciones de democristianos y socialdem¨®cratas. Merz quiere bajar el impuesto que grava los beneficios de las empresas del 30% al 25%; el SPD prev¨¦ ayudas espec¨ªficas a las empresas que inviertan en Alemania y propone un aumento del salario m¨ªnimo del que, en principio, el vencedor de las elecciones no quiere ni o¨ªr hablar. El l¨ªder democristiano era reacio a reformar el freno a la deuda, pero los movimientos de esta semana, si se concretan, permitir¨ªan resolver el contencioso. La pol¨ªtica de inmigraci¨®n ser¨¢ ¡°el mayor punto de disputa¡±, anticipa el diario Bild. Merz pretende rechazar a los demandantes de asilo en las fronteras alemanas con las llamadas ¡°devoluciones en caliente¡±. Los socialdem¨®cratas sostienen que esta medida vulnera la Constituci¨®n y el derecho de la UE. Un compromiso podr¨ªa consistir en endurecer las leyes a cambio de una vigilancia estricta sobre su constitucionalidad y legalidad europea. Pero en el SPD no perdonan a Merz que en enero adoptase simb¨®licamente la iniciativa sobre los demandantes de asilo en el Bundestag con los votos de la extrema derecha. Supieron entonces que aquel voto complicar¨ªa la tarea de investirlo canciller. Eso era entonces. Hoy todos asumen que Friedrich Merz ser¨¢ el canciller. ¡°El terreno com¨²n estar¨¢ ah¨ª¡±, dice el diputado Schmid, ¡°siempre que haya voluntad para el compromiso¡±.
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