Los empresarios de Nicaragua, Daniel Ortega y la ¡°traici¨®n a la patria¡±
Tras a?os de un consenso entre el llamado gran capital y el r¨¦gimen, el presidente lanza una ofensiva contra los empresarios, que golpear¨¢ a¨²n m¨¢s la debilitada econom¨ªa nicarag¨¹ense
La gran interrogante que se abre ahora en Nicaragua es si el idilio entre los empresarios y el presidente Daniel Ortega ha llegado de forma definitiva a su final. Ortega ha puesto en la mira de su persecuci¨®n a los empresarios, incluyendo los grandes capitales de Nicaragua, que hasta ahora han mantenido una relaci¨®n inc¨®moda pero ventajosa con el viejo guerrillero, devenido en aut¨®crata. El acuerdo era impl¨ªcito: les dejaba hacer negocios mientras no se metieran en pol¨ªtica. Y la pol¨ªtica de Ortega ha sido desmantelar la fr¨¢gil democracia nicarag¨¹ense, sin mayores reacciones del llamado ¡°gran capital¡±. La detenci¨®n este jueves del presidente de la principal asociaci¨®n empresarial del pa¨ªs, Michael Healy, y de su vicepresidente, ?lvaro Vargas, a dos semanas de que se celebren las elecciones presidenciales muestra que Ortega ya no est¨¢ dispuesto a mantener ning¨²n tipo de consenso y que se encamina a un despe?adero arrastrando con ¨¦l lo que queda de una econom¨ªa resentida por la mano dura del comandante, la mala gesti¨®n de la pandemia y la retirada de la inversi¨®n extranjera.
Ortega ya hab¨ªa encarcelado al expresidente de la patronal, Jos¨¦ Ad¨¢n Aguerri, a quien no le perdon¨® que se involucrara en una de las organizaciones civiles que exigen al r¨¦gimen el fin de la represi¨®n y la organizaci¨®n de unas elecciones justas. El 17 de junio orden¨® la detenci¨®n de Luis Rivas Anduray, presidente ejecutivo del Banco de la Producci¨®n (Banpro), el principal de Nicaragua, con presencia en Centroam¨¦rica, el Caribe y Ecuador, en una acci¨®n que gener¨® desconcierto y sorpresa, pero con la que qued¨® claro que nadie es intocable bajo el Gobierno del exsandinista. A los empresarios encarcelados se les imputan los mismos cargos que al resto de detenidos en la escalada represiva desatada por Ortega: incitar a la injerencia extranjera, pedir intervenciones militares o usar financiamiento externo para ejecutar actos de terrorismo que desestabilicen al r¨¦gimen. El m¨¢s llamativo de los cargos, sin embargo, es el establecido en una de las leyes aprobadas a toda carrera por la Asamblea Nacional controlada por Ortega, que tilda de ¡°traidores a la patria¡± a los detenidos.
La represalia en el caso del presidente del Banpro puede estar ligada a la negativa de esta entidad financiera de seguir haciendo negocios con el r¨¦gimen, luego de que Estados Unidos impusiera una serie de sanciones al c¨ªrculo cercano del mandatario. ¡°No es que los bancos hayan tenido muestras de rebeld¨ªa, sino que sus acciones [contra el r¨¦gimen] se deben a una tutela de sus intereses, los bancos cerraron sus instituciones financieras al poder para protegerse. Ortega intenta someter a los grupos econ¨®micos m¨¢s poderosos con este acto de venganza¡±, analiza el economista Enrique S¨¢enz.
Tras regresar al poder en 2007, Ortega sab¨ªa que necesitaba del apoyo de los empresarios para lograr estabilidad. Cre¨® entonces lo que se llam¨® un modelo econ¨®mico de consenso, en el que las decisiones se tomaban entre ¨¦l y la c¨²pula empresarial. El mandatario les garantizaba a los empresarios estabilidad y ventajas para hacer negocios, mientras estos no interven¨ªan en las decisiones pol¨ªticas de Ortega y su deriva autoritaria. As¨ª, permitieron el secuestro de las instituciones, la reforma a la Constituci¨®n para que el exguerrillero sandinista se perpetuara en el poder y desarrollara un Gobierno din¨¢stico, con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta, y con denuncias de graves violaciones a los derechos humanos y la libertad de prensa. Por otro lado, se aprobaban leyes que permit¨ªan hacer negocios y garantizar la estabilidad econ¨®mica, con un r¨¦gimen que adem¨¢s manten¨ªa buenas relaciones con el FMI. Nicaragua registr¨® hasta 2018 uno de los crecimientos m¨¢s grandes y sostenidos del continente, convirti¨¦ndose en destino atractivo para las inversiones. Un empresario extranjero me dijo una vez: ¡°Mira, el hombre [Ortega] est¨¢ un poco loco, pero la verdad es que Nicaragua en este momento es muy atractiva para hacer negocios¡±.
A los empresarios tambi¨¦n les atra¨ªa la relaci¨®n ventajosa que Ortega manten¨ªa con Venezuela, un grifo constante de petrod¨®lares administrados a discreci¨®n del mandatario y que le permitieron desarrollar una pol¨ªtica clientelista para hacerse con el favor de los grupos m¨¢s desfavorecidos. Se trata, seg¨²n investigaciones de la prensa nicarag¨¹ense, de m¨¢s de 4.000 millones de d¨®lares derramados en una d¨¦cada. Adem¨¢s, el sector privado pod¨ªa exportar carne y productos agr¨ªcolas a una Venezuela hambrienta, lo que tambi¨¦n benefici¨® a los grandes productores del pa¨ªs y a los cercanos a Ortega, que vend¨ªan con ventaja al pa¨ªs sudamericano.
La primera ruptura entre los dos grupos poderosos lleg¨® en 2018, mientras se discut¨ªa una salida a la grave crisis de la seguridad social nicarag¨¹ense, incapaz de ingresar m¨¢s dinero a sus arcas y con la necesidad de hacer frente al pago de pensiones, con cada vez m¨¢s nicarag¨¹enses exigiendo sus retiros. Entonces Ortega dio un golpe en la mesa e impuso sin consenso una reforma que aumentaba la cuota que los empresarios deb¨ªan pagar y reduc¨ªa los ingresos de los jubilados. La represi¨®n brutal a una peque?a manifestaci¨®n que los retirados hicieron en Managua gener¨® una indignaci¨®n nacional que se tradujo en protestas en varias ciudades del pa¨ªs. En una muestra de fuerza, los empresarios convocaron y financiaron una de las mayores manifestaciones registradas durante 2018, con decenas de miles de nicarag¨¹enses marchando contra el r¨¦gimen. Ortega, temeroso de perder el poder, lanz¨® una agresiva respuesta que dej¨® m¨¢s de 320 muertos y decenas de miles de exiliados. Fue entonces cuando los empresarios exigieron que el mandatario se abriera a una negociaci¨®n ¡°r¨¢pida, efectiva y cre¨ªble¡±.
Las tres grandes fortunas de Nicaragua tocaron a la puerta de Ortega: Carlos Pellas, Roberto Zamora y Ramiro Ortiz, adem¨¢s de Juan Sacasa y Jos¨¦ Baltodano, representantes del Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP). Pellas est¨¢ a la cabeza del poderoso Grupo Pellas, emporio propietario del ingenio San Antonio, un inmenso ca?averal que es la base de la riqueza de la Nicaragua Sugar Estates Limited, la mayor productora de az¨²car del pa¨ªs y del famoso Ron Flor de Ca?a. La riqueza de Pellas le llega tambi¨¦n de inversiones en bancos, concesionarias de autom¨®viles, entre otras. Ortiz y Zamora tienen una fuerte inversi¨®n en el sistema financiero del pa¨ªs. Ortiz es el presidente del Grupo Prom¨¦rica, que tiene presencia en 9 pa¨ªses del continente y cuyos activos ascend¨ªan a 12,600 millones de d¨®lares en 2016. Publicaciones econ¨®micas como Bloomberg o Forbes han calculado en m¨¢s de mil millones de d¨®lares las fortunas personales de Pellas y Ortiz. Los empresarios estuvieron acuerpados por el cardenal Leopoldo Brenes y el representante del Vaticano en Managua, el nuncio Stanislaw Waldemar Sommertag.
De aquella encerrona sali¨® un incipiente compromiso de Ortega por dialogar, que termin¨® cuando el mandatario se neg¨® a las exigencias de detener la represi¨®n y abrirse a unas elecciones libres. Entonces Ortega, aislado y con fuertes sanciones de Estados Unidos y la Uni¨®n Europa, decidi¨® subir la parada y encarcelar a todas las voces cr¨ªticas, desde acad¨¦micos, periodistas, aspirantes a la presidencia y ahora a los empresarios, catalogados por el r¨¦gimen como ¡°traidores de la patria¡±. La factura que les ha cobrado Ortega es enorme, pero las consecuencias de aquel consenso y la falta de visi¨®n en su tiempo de los poderes empresariales que antepusieron los intereses econ¨®micos a estabilidad democr¨¢tica del pa¨ªs es un precio demasiado alto para una Nicaragua que se encamina a revivir los viejos fantasmas del paso: dictadura, empobrecimiento, atraso y aislamiento. La gran interrogante sigue siendo qu¨¦ medidas tomar¨¢ ahora el gran capital al ver que varios de los suyos han sido detenidos, sus casas allanadas y son tildados de traidores por quien los acogi¨® en su seno de poder.
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