?Qui¨¦n manda en Europa? El centro de gravedad se desplaza al este, y las ¨¦lites tambi¨¦n
En Natolin, sede en Polonia de la ¡®f¨¢brica¡¯ de dirigentes de la UE, la proximidad de Ucrania y la geograf¨ªa modifican la visi¨®n del continente
Un mediod¨ªa soleado de junio en un bosque en el sur de Varsovia. Un palacete del siglo XVIII que a lo largo de la historia alberg¨® a reyes polacos y jerarcas comunistas. Una mesa bajo los ¨¢rboles y una tertulia entre cinco veintea?eros: algunos quiz¨¢ est¨¦n llamados un d¨ªa a ponerse al mando de las instituciones europeas. El ruido de la pelea pol¨ªtica ¨Dcualquier ruido, en realidad¨D queda lejos.
He aqu¨ª a nuestros futuros l¨ªderes: es f¨¢cil llegar a esta conclusi¨®n tras una jornada en el campus polaco del Colegio de Europa. En este oasis de saber y fe europe¨ªsta se preparan los altos funcionarios y dirigentes de la misma Uni¨®n Europea que estos d¨ªas elige a su Parlamento, y que lo hace en un ambiente de desconfianza ante las ¨¦lites. Las de cada pa¨ªs y tambi¨¦n, o sobre todo, las de Bruselas.
?Se ven un d¨ªa como l¨ªderes? ¡°Todos podr¨ªamos serlo, pero no ser¨ªa muy humilde decir: ¡®Claro, ser¨¦ un l¨ªder de la Uni¨®n Europea¡±, responde, en la mesa bajo los ¨¢rboles, Polina Gorelina, una estudiante ucrania. Algunos se ven en Bruselas; otros, en sus pa¨ªses. La neerlandesa Eva van Zanten opta por lo primero, pero no descarta volver despu¨¦s a su pa¨ªs: ¡°Hay mucho trabajo que hacer ah¨ª, la gente es mucho m¨¢s euroesc¨¦ptica de lo que se piensa¡±. No todos los alumnos son europeos. Apunta el tunecino Feres Oueslati: ¡°Tambi¨¦n creo que no todo el mundo quiere ser un l¨ªder.¡±
Francia tiene la ENA, la Escuela Nacional de Administraci¨®n, que ha producido presidentes, primeros ministros y altos funcionarios extremadamente competentes, pero a menudo moldeados por un patr¨®n similar y desconectados de la sociedad. Reino Unido tiene Eton, Oxford, Cambridge. Y la UE, el Colegio de Europa, fundado tras la II Guerra Mundial en la ciudad belga de Brujas y, desde principios de los a?os 90, tras el derrumbe del bloque sovi¨¦tico, con otro campus en el magn¨ªfico entorno del bosque y el palacete de Natolin.
¡°Cuando se cre¨® el Colegio de Europa en Brujas, ?sabe usted para qu¨¦ era?¡±, pregunta, en un sal¨®n de las antiguas caballerizas, la vicerrectora, Ewa Osniecka-Tamecka. ¡°A j¨®venes que unos a?os antes hab¨ªan sido entrenados para matarse entre s¨ª, los pusieron bajo un mismo techo a buscar soluciones para su generaci¨®n¡±. Osniecka-Tamecka, una economista que creci¨® en la Polonia comunista, particip¨® en las protestas democr¨¢ticas en los a?os ochenta y trabaj¨® en su pa¨ªs para la adhesi¨®n, a?ade: ¡°En Natolin, cuando se fund¨® hace 32 a?os, se trataba de poner bajo un mismo techo a personas del este y del oeste¡±.
Europa cambia; sus ¨¦lites, tambi¨¦n. El centro de gravedad se aleja de la vieja Europa. Y es Natolin, a 250 kil¨®metros de la nueva Europa en guerra, la f¨¢brica de quienes liderar¨¢n en unos a?os la UE. En estas aulas y en los jardines, es habitual cruzarse con estudiantes ucranios o georgianos. Europa ya se ha ampliado aqu¨ª.
¡°Al encontrarnos en la frontera de la UE¡±, describe la vicerrectora, ¡°los estudiantes ven desde aqu¨ª problemas m¨¢s habituales en las zonas fronterizas que en el centro¡±. Y a?ade: ¡°Quiz¨¢ el d¨ªa que se les env¨ªe al centro, est¨¦n mejor preparados¡±.
¨D?Elitistas?
¨D?Nooo!
La respuesta de una de las estudiantes en la tertulia provoca las risas de dem¨¢s. Ella insiste:
¨DHonestamente, no lo creo.
La palabra ¨¦lite arrastra un estigma, y alimenta teor¨ªas de la conspiraci¨®n, discursos populistas. Pero un aparato pol¨ªtico-administrativo como la UE requiere de unos conocimientos precisos que se aprenden en escuelas como las de Brujas y Natolin. Que requieren de una ¨¦lite.
¡°La UE es un proyecto de ¨¦lite, siempre lo ha sido¡±, dice por tel¨¦fono Hans Kundnani, investigador invitado del Institute Remarque en la Universidad de Nueva York y autor de Eurowhiteness. Culture, Empire and Race in the European Project (Euroblanquitud. Cultura, imperio y raza en el proyecto europeo). ¡°La historia de la integraci¨®n europea empez¨® en una ¨¦poca en la que nuestras sociedades era m¨¢s deferentes. Las ¨¦lites pod¨ªan avanzar en la integraci¨®n sin referirse demasiado a las poblaciones de sus pa¨ªses¡±.
Kundnani ha pasado por algunos de los principales laboratorios de ideas de la UE. Ha ense?ado en Natolin. Conoce ¨ªntimamente a las ¨¦lites europeas; a la vez, las observa con la media distancia de un ciudadano brit¨¢nico, e hijo de indio y neerlandeses. Si tuviese que definirlas en algunos rasgos, uno ser¨ªa que muchas de las personas que se definen como europeas ¨Dlos europe¨ªstas m¨¢s convencidos¨D suelen tener familia con varias nacionalidades europeas. Un padre franc¨¦s y madre alemana, o un c¨®nyuge de otro pa¨ªs europeo. Cuando van a trabajar a Bruselas, se emparejan con otros europeos, y refuerzan esta europeidad, biogr¨¢fica m¨¢s que pol¨ªtica.
Otro rasgo, este m¨¢s pol¨ªtico, o moral, seg¨²n el experto: ¡°Hay una creencia genuina en que la UE es una fuerza para el bien, una tendencia a idealizar Europa y la UE¡±. Y subraya que ¡°esta es una ¨¦lite activamente creada por el Colegio de Europa¡±.
En estos campus, como en los pasillos de Bruselas, se comparte, parafraseando lo que el general De Gaulle dec¨ªa de Francia, una cierta idea de Europa. As¨ª la resume la vicerrectora Osniecka-Tamecka: ¡°Europa fue capaz de crear, a trav¨¦s de la UE, mercados econ¨®micos exitosos, un orden legal meticuloso y una estructura pol¨ªtica inclusiva. Es algo de lo que enorgullecerse¡±.
Pero, por su situaci¨®n geogr¨¢fica, y el contexto pol¨ªtico ¨Dhasta hace unos meses gobernaba en Polonia un partido a la gre?a permanente con Bruselas¨D, la UE nos se ve igual aqu¨ª que en Brujas. Es probable que en 10, 20 a?os la UE se parezca, m¨¢s que a Brujas, a Natolin. Tampoco ve igual la UE el estudiante asturiano que la asocia con los fondos para la reindustrializaci¨®n y la seguridad econ¨®mica, que las estudiantes georgiana o ucrania, que la asocian a la supervivencia de sus pa¨ªses. O Rodica Crudu, secretaria de Estado para la integraci¨®n europea en Moldavia, que pasa unos d¨ªas en Natolin para seguir una formaci¨®n en vistas a las negociaciones de adhesi¨®n. Dice Crudu en la cantina: ¡°Vivo en un pa¨ªs con guerra en la frontera, y la prioridad es la seguridad. Si se mira bien, ?qui¨¦n supo mantener la seguridad durante a?os? La UE se cre¨® para mantener la paz en el continente y lo logr¨®¡±.
De vuelta a la tertulia del jard¨ªn, la estudiante georgiana Natela Gigatadze, define as¨ª su UE: ¡°Es la libertad de ser quien eres, en el caso de Georgia una naci¨®n independiente y soberana¡±. ¡°Aqu¨ª est¨¢s a unos centenares de kil¨®metros de la frontera y a unos cent¨ªmetros de personas de Ucrania y de pa¨ªses vecinos que sufren por las pol¨ªticas de Rusia¡±, expone otro alumno que viene de la otra punta del continente, el espa?ol ?lvaro Rodr¨ªguez. ¡°Venir aqu¨ª es un cambio de mentalidad¡±.
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