La pandemia eleva a niveles r¨¦cord el voto anticipado en Estados Unidos
M¨¢s de 80 millones de ciudadanos han depositado ya sus papeletas, una cifra que supone m¨¢s de la mitad de todo el voto emitido en 2016
De costa a costa, las im¨¢genes de largas colas de ciudadanos esperando para votar de forma anticipada en las elecciones presidenciales se repiten por todo el pa¨ªs, de Texas a Florida, pasando por Nueva York, Georgia o California. A cinco d¨ªas de los comicios, m¨¢s de 80 millones de ciudadanos han depositado ya sus papeletas, una cifra que supone m¨¢s de la mitad de todo el voto emitido hace cuatro a?os. El fen¨®meno anticipa una alta participaci¨®n, y un posible retraso del recuento alimenta la posibilidad de que los estadounidenses se vayan a dormir el 3 de noviembre sin saber qui¨¦n ha ganado. La incertidumbre es material explosivo en un pa¨ªs tan crispado y con un presidente que azuza, sin base alguna, el fantasma del fraude.
A menos de una semana de que se celebren las elecciones, los negocios cercanos a la Casa Blanca, en Washington, refuerzan las planchas de chapa con los que tapiaron sus escaparates este verano, en el fragor de los disturbios y las protestas contra el racismo. Calificar de hist¨®rica una cita electoral tiene algo de lugar com¨²n, pero esta vez, en Estados Unidos, en lo ¨²nico que dem¨®cratas y republicanos est¨¢n de acuerdo es precisamente en eso, en que el pr¨®ximo martes el pa¨ªs se enfrenta a los comicios m¨¢s importantes en d¨¦cadas.
La primera potencia mundial se halla atravesada por tres crisis simult¨¢neas: la econ¨®mica, la sanitaria y la social, en medio de la mayor ola de movilizaciones en medio siglo. La poblaci¨®n ha tomado buena nota de la trascendencia del momento y se est¨¢n volcando en las urnas llegando a niveles r¨¦cord.
M¨¢s de 48 millones de personas han votado ya por correo y casi 25 millones m¨¢s lo han hecho en persona, seg¨²n la base de datos de US Elections Project. En total, son 240 millones los estadounidenses que pueden participar en los comicios. Para algunos, hacerlo de forma anticipada es una forma de evitar aglomeraciones el d¨ªa D y, por tanto, reducir los riesgos de contagio en plena pandemia de coronavirus; para otros, una soluci¨®n de agenda, ya que en Estados Unidos se celebran las elecciones en d¨ªa laborable ¡ªprimer martes de noviembre¡ª y las empresas no tienen obligaci¨®n de dar permiso a los trabajadores para acudir a elegir a su presidente.
El recuento de voto por correo requiere m¨¢s tiempo que el presencial, entre otros motivos, porque algunos Estados exigen la verificaci¨®n de la firma y otros aceptan las papeletas recibidas hasta varios d¨ªas despu¨¦s del 3 de noviembre, siempre y cuando el matasellos est¨¦ dentro de la fecha l¨ªmite. Normalmente, este volumen de votos no suele ser tan importante como para marcar una diferencia y, aunque el resultado definitivo se conozca despu¨¦s, la madrugada del d¨ªa siguiente a la votaci¨®n ya se conoce qui¨¦n ser¨¢ la persona que va a gobernar Estados Unidos los siguientes cuatro a?os. Sin embargo, si este voto resulta masivo y, por tanto, influye en el resultado, podr¨ªan pasar d¨ªas hasta conocer el ganador definitivo de las elecciones.
El caso recuerda a los comicios de 2000, cuando la disputa por el resultado de la votaci¨®n en Florida y la denuncia de irregularidades por parte del candidato dem¨®crata, Al Gore, desemboc¨® en una batalla judicial de m¨¢s de un mes de duraci¨®n. No fue hasta mediados de diciembre cuando el Tribunal Supremo dirimi¨® en favor del republicano George W. Bush, al considerar inconstitucionales los recuentos manuales impulsados por Gore, y el dem¨®crata renunci¨® con deportividad.
Pero la incertidumbre despierta un miedo muy distinto en un pa¨ªs en llamas como es hoy por hoy Estados Unidos, con una ristra de grupos ultra abonados a las teor¨ªas de la conspiraci¨®n y campando armados por todo el pa¨ªs. El propio presidente Trump se ha encargado de sembrar dudas en torno al proceso electoral denunciando, sin base, un posible fraude. El pasado septiembre, cuando un periodista le pregunt¨® en rueda de prensa en la Casa Blanca si se compromet¨ªa a una transici¨®n pac¨ªfica si perd¨ªa las elecciones, ech¨® balones fuera y abon¨® las dudas sobre el rigor del proceso electoral estadounidense. ¡°Veremos qu¨¦ pasa, sabe que me he quejado mucho de las papeletas por correo, es un completo desastre¡±, dijo. ¡°Las papeletas est¨¢n fuera de control y los dem¨®cratas lo saben mejor que nadie¡±, a?adi¨®.
De momento, entre estos m¨¢s de 73 millones de votantes anticipados, los dem¨®cratas parecen imponerse por mayor¨ªa. US Elections Project, que desagrega los votantes registrados de cada partido as¨ª como los independientes, identifica en 19 de los 50 Estados un 47,7% de votantes dem¨®cratas frente a un 29% de republicanos. Este dato, sin embargo, no se puede tomar como una proyecci¨®n, ya que solo significa que, entre los que han optado por votar antes, cunden los afiliados al partido de Joe Biden.
Trump ya cuestion¨® la legitimidad del proceso electoral en 2016 y amag¨® con no aceptar el resultado si perd¨ªa. Ahora tiene las encuestas, de nuevo, en contra, pero tambi¨¦n una ventana de incertidumbre que puede explotar en su provecho. Las autoridades de Michigan y Pensilvania, que son dos de esos Estados pendulares clave en la victoria de Trump y tambi¨¦n cruciales este a?o, ya han advertido de que les puede llevar hasta tres d¨ªas contar todos los votos. En Texas, por ejemplo, el voto anticipado ya supone el 90% de todo el voto global de 2016. En Florida, escenario de otra de las grandes batallas de esta elecci¨®n, supone el 72%.
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