¡°Esto no es raro, es un escrutinio r¨¢pido¡±
El conteo electoral en los condados de Estados Unidos es un proceso tedioso y meticuloso que ejecutan cientos de voluntarios mientras el mundo pierde los nervios
La puerta de la oficina electoral del condado de Maricopa, en Phoenix, se abre cada dos minutos desde el pasado martes para los cientos de voluntarios que cuentan pacientemente los votos de los que est¨¢ pendiente el futuro del mundo. Lo hacen bajo las miradas de los observadores electorales de los partidos, frente a las c¨¢maras, con una webcam encendida todo el d¨ªa para que lo vea el mundo entero, y desde el mi¨¦rcoles por la noche, con radicales trumpistas en el aparcamiento clamando que todo es un fraude. ¡°?2020, el a?o que no para de dar sorpresas!¡±, dec¨ªa una mujer al pasar junto a la manifestaci¨®n del jueves, camino de su turno contando votos.
El mundo se pregunta c¨®mo puede tardar tanto tiempo Estados Unidos en contar las papeletas. La primera parte de la respuesta es una perogrullada: Estados Unidos es muy grande y hay muchos votos. La segunda tiene m¨¢s que ver con un sistema de escrutinio burocratizado, hipergarantista y concentrado en pocas manos. Adem¨¢s, el terror de cualquier responsable electoral es volver a vivir el desastre de Florida en 2000, y los protocolos se toman el tiempo que haga falta para asegurar que cada voto cumple todas las garant¨ªas. EL PA?S pudo ver en directo el jueves c¨®mo es ese sistema, que adem¨¢s ha sido desbordado por la pandemia y una cantidad r¨¦cord de votos por correo, los m¨¢s tediosos de contar.
En la oficina electoral del centro de Phoenix se reciben todos los votos del condado de Maricopa, donde votan 2,6 millones de personas, el 60% de los electores del Estado de Arizona. A falta de que lleguen todas las papeletas por correo (este viernes es el l¨ªmite), la autoridad electoral del condado calcula que habr¨¢n votado unos dos millones. En 2016, que tambi¨¦n hubo alta participaci¨®n, fueron 1,4 millones. El Arizona Republic calculaba el mi¨¦rcoles por la ma?ana que 600.000 votos en todo Arizona han sido por correo o por voto anticipado depositado en un buz¨®n, que a efectos de c¨®mputo sigue el mismo proceso. De esos, 450.000 en el condado m¨¢s grande, que es el que decide qui¨¦n gana en este Estado.
Todos esos votos llegan a un gran almac¨¦n en este edificio de aspecto ministerial del centro de Phoenix, que est¨¢ equipado con la ¨²ltima tecnolog¨ªa antiincendios, explicaba el jueves a EL PA?S Erika Flores, portavoz del Centro de Escrutinio del Condado de Maricopa. De ah¨ª van saliendo en tandas a una habitaci¨®n en la que son procesados por 300 voluntarios que se van turnando entre las 7.30 y las 22.30 cada d¨ªa.
El primer paso es escanear el c¨®digo del sobre, que es ¨²nico para cada votante y papeleta, explica Flores. El sobre va firmado y esa firma hay que compararla con la firma que est¨¢ registrada para ese votante. Si hay alguna duda, el voto pasa a otro nivel: hay responsables en comprobaci¨®n de firmas que se hacen cargo de certificarla, bien con otros documentos oficiales de esa persona o bien con criterios forenses. Adem¨¢s, se hace una auditor¨ªa aleatoria de las firmas para descubrir m¨¢s errores. Si no se puede determinar que la firma sea aut¨¦ntica, hay que contactar con el votante y hay un plazo para que lo arregle.
Los votos que han superado ese proceso pasan a manos de otro equipo, que separa f¨ªsicamente la papeleta del sobre. Eso se hace con observadores de los dos partidos delante. La papeleta, ya an¨®nima, pasa a la sala donde se va a contar. El primer escrutinio lo hace una m¨¢quina que parece una fotocopiadora, que lee todas las opciones marcadas por el votante a mano, con bol¨ªgrafo o rotulador, en circulitos.
Las papeletas en Estados Unidos no son de uno y otro partido. Son s¨¢banas muy largas en las que en cada convocatoria se elige de todo. En estas elecciones, la papeleta del condado de Maricopa incluye: el presidente, un senador federal, tres congresistas, un senador estatal, 15 representantes estatales, un comisionado del condado, un supervisor del condado, el registrador de la propiedad del condado, el fiscal, el jefe de los archivos, el superintendente de los colegios, el sheriff, el tesorero del condado, dos miembros de los consejos escolares de dos colegios, el alcalde de Phoenix, el alcalde de Scottsdale, un concejal de Scottsdale, los jueces de la Corte Suprema de Arizona, los de la Corte de Apelaciones y cuatro iniciativas populares que se someten a refer¨¦ndum.
Cualquier error o rareza detectada por la m¨¢quina en una de estas opciones (por ejemplo, marcar con una equis en vez de un c¨ªrculo), hace que la papeleta pase a un proceso de revisi¨®n manual. Eso es lo que hacen equipos de los dos partidos, que se ponen de acuerdo en si es una papeleta v¨¢lida, deciden cu¨¢l era ¡°la intenci¨®n del votante¡± y acuerdan el voto.
La sala en la que se realiza todo este proceso, voto a voto, est¨¢ cruzada por varios cables que cuelgan del techo. Eso es porque ninguno de los equipos est¨¢ conectado a Internet. Todo el proceso est¨¢ conectado a un servidor que est¨¢ en la sala de al lado, desconectado de la red. La raz¨®n por la que los votos se actualizan en la web del condado a saltos es porque, cada cierto tiempo, se sacan los ¨²ltimos resultados en un pen drive y se llevan f¨ªsicamente a un ordenador conectado a Internet.
Este proceso permiti¨® contar unos 76.000 votos el mi¨¦rcoles, entre 6.000 y 8.000 cada hora, explicaba Flores. ¡°Esto no es raro, es r¨¢pido¡±, dec¨ªa una de las empleadas. No es raro en Estados Unidos que se tarden varios d¨ªas en determinar el resultado de una elecci¨®n ajustada. En California, por ejemplo, faltan por contar 4,5 millones de votos, m¨¢s que toda la poblaci¨®n de Nevada. Nadie se estresa a nivel nacional por el escrutinio de California porque la victoria de Biden est¨¢ clara, pero hay competiciones locales que tardar¨¢n d¨ªas o semanas en resolverse.
Ese es el proceso que el presidente llama corrupto y fraudulento. Cientos de voluntarios y funcionarios, que han hecho esto durante muchos a?os, trabajando de la ma?ana a la noche para terminar cuanto antes e irse a su casa. El jueves por la noche, las palabras del presidente hab¨ªan inflamado a¨²n m¨¢s las acusaciones de fraude. Los trumpistas del aparcamiento de este edificio de Phoenix celebraban la llegada a Phoenix de Alex Jones, radiopredicador y l¨ªder de la ultraderecha paranoica desde antes de que apareciera Donald Trump.
Por la tarde, una se?ora vestida con simbolog¨ªa trumpista se acerc¨® a la puerta de la oficina electoral. Dijo que ten¨ªa una queja sobre su voto. ¡°Mi voto se ha perdido¡±, protest¨® sin ning¨²n tipo de evidencia. Un funcionario la atendi¨®, escribi¨® pacientemente su queja y tom¨® sus datos. Despu¨¦s, ¨¦l volvi¨® a su trabajo y ella a la manifestaci¨®n. ¡°?Contad todos los votos!¡±, clamaban. Eso es lo que est¨¢n haciendo.
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