Trump despide al jefe del Pent¨¢gono mientras sigue sin admitir la derrota electoral

Para Donald Trump, este fue un lunes m¨¢s en la oficina. El republicano sigue sin reconocer la derrota electoral declarada el pasado s¨¢bado, no ha recibido al presidente electo, el dem¨®crata Joe Biden, en el Despacho Oval, como manda la tradici¨®n, y contin¨²a disponiendo y gobernando como si nada hubiese ocurrido. Tanto es as¨ª que este mediod¨ªa ha anunciado, al m¨¢s puro estilo trumpista ¡ªen un mensaje de Twitter, may¨²sculas y signos de exclamaci¨®n¡ª, el despido del jefe del Pent¨¢gono, Mark Esper. Este hab¨ªa dejado en evidencia al mandatario el pasado verano a cuenta de los disturbios en las ciudades, que el presidente quer¨ªa frenar echando mano del Ej¨¦rcito. Con el cese, Trump demuestra que piensa morir matando.

¡°Me alegra anunciar que Christopher C. Miller, el muy respetado director del Centro Nacional de Antiterrorismo (confirmado en el Senado por unanimidad), ser¨¢ el secretario interino de Defensa con efecto inmediato. ?Chris har¨¢ un GRAN trabajo! Mark Esper ha sido cesado. Me gustar¨ªa darle las gracias por su servicio¡±, ha publicado el presidente en su cuenta de Twitter. Horas antes, se hab¨ªa congratulado de las ¨²ltimas noticias relativas a la investigaci¨®n de la vacuna del coronavirus y el aceler¨®n que provoc¨® en las Bolsas. La farmac¨¦utica Pfizer y su socio alem¨¢n BioNTech hab¨ªan anunciado que era ¡°eficaz en un 90%¡±.

Mientras Biden tambi¨¦n sigue su propio camino, pone en marcha el consejo de asesores para la covid-19 y un equipo de transici¨®n desde su ciudad, Wilmington (Delaware), a 90 minutos de all¨ª, en el n¨²mero 1600 de la avenida Pensilvania, permanece un presidente obcecado en una batalla judicial para tumbar los resultados electorales. Trump no habla con la prensa, ni tiene actos convocados, pero sigue tuiteando y no olvida a sus enemigos.

El encontronazo p¨²blico con Mark Esper tuvo lugar este verano, cuando el republicano amenaz¨® con desplegar el Ej¨¦rcito en las calles, sin el visto bueno de los Estados, con el fin de contener la deriva violenta de las protestas contra el racismo, que mayoritariamente eran pac¨ªficas. ¡°No apoyo la invocaci¨®n de la Ley de Insurrecci¨®n¡±, dijo el jefe del Pent¨¢gono, ¡°estas medidas solo deber¨ªan utilizarse como ¨²ltimo recurso y en las situaciones m¨¢s urgentes y extremas. No estamos en una de esas situaciones ahora¡±. ¡°Siempre he pensado que la Guardia Nacional es m¨¢s adecuada para lidiar con cuestiones interiores¡±, subray¨®.

Pocas semanas despu¨¦s se abrir¨ªa otro frente entre el presidente y el jefe del Pent¨¢gono, esta vez, con relaci¨®n a los s¨ªmbolos de la Am¨¦rica confederada. La muerte del afroamericano George Floyd en un brutal arresto policial en Minneapolis (Minesota) a finales de mayo provoc¨® una catarsis en Estados Unidos sobre el racismo. Ese proceso de examen puso en el punto de mira todas esas estatuas y banderas que a¨²n campan por distintos puntos de la geograf¨ªa y celebran el pasado esclavista del pa¨ªs. Ante un conflicto as¨ª, Trump tuvo claro su bando: defender la vigencia de la simbolog¨ªa confederada como se?a de la identidad nacional. Por contra, a mediados de julio, el Pent¨¢gono unas nuevas directrices que, de facto, proh¨ªben la ense?a de la discordia en sus instalaciones.

¡°Las banderas que icemos deben concordar con los imperativos militares de buen orden y disciplina, tratando a todo el mundo con dignidad y respeto, y rechazando los s¨ªmbolos divisivos¡±, dec¨ªa Esper en el memorando del Pent¨¢gono, que no citaba expl¨ªcitamente la bandera confederada, pero las eliminaba de la lista de permitidas.

La suerte de Esper parec¨ªa cantada desde el verano y, en los ¨²ltimos d¨ªas, hab¨ªan circulado noticias de que el secretario de Defensa hab¨ªa preparado una carta de dimisi¨®n. Sin embargo, en una entrevista publicada este lunes por Military Times, concedida por Esper el pasado 4 de noviembre, el jefe del Pent¨¢gono sosten¨ªa que no pensaba renunciar, aunque no ten¨ªa claras las intenciones del mandatario.

Nacido en Uniontown (Pensilvania) hace 56 a?os, era un militar retirado cuando Trump lo incorpor¨® a su Administraci¨®n en noviembre de 2017 para hacerse cargo del Ej¨¦rcito de Tierra. Veterano de guerra del Golfo (1990-1991), con experiencia en el Congreso y como lobista, hab¨ªa sido compa?ero de clase del actual secretario de Estado, Mike Pompeo, en la academia militar de West Point. En julio de 2019, tras meses de interinidad (a ra¨ªz de la turbulenta renuncia de Jim Mattis), Trump lo nombr¨® secretario de Defensa.

El republicano no ha querido mantenerle en el puesto el tiempo que le queda en el Gobierno, que cambiar¨¢ de manos el 20 de enero. Su sustituto, Christopher Miller, es un boina verde que combati¨® en las guerras de Afganist¨¢n e Irak. Tambi¨¦n hab¨ªa servido como principal cargo del ¨¢rea antiterrorista en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.