La desesperada campa?a de Biden para convencer a los suyos de que debe continuar
El presidente recluta a pesos pesados del Partido Dem¨®crata en su apoyo y trata de difundir el mensaje de que un cambio de candidato a estas alturas ser¨ªa un suicidio pol¨ªtico
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, regres¨® este lunes a la Casa Blanca tras su particular traves¨ªa en el desierto: una semana en Camp David preparando el debate con Donald Trump del jueves pasado; la gran noche en Atlanta, que acab¨® convertida en uno de los peores momentos de su carrera pol¨ªtica; un mitin en Carolina del Norte; actos electorales en Nueva York y Nueva Jersey; y el resto de fin de semana de vuelta en Camp David para una sesi¨®n programada hac¨ªa tiempo con la fot¨®grafa Annie Leibovitz y para reflexionar con la ayuda de su familia sobre el futuro.
Tanta actividad forma parte de una campa?a del presidente, cuya idoneidad para seguir en el cargo est¨¢ siendo fuertemente cuestionada por los principales medios, para mostrar normalidad y tratar de contrarrestar la debacle de un debate en el que se mostr¨® vulnerable e incapaz de contrarrestar las mentiras de Trump ¨Den algunos momentos, ni siquiera lo fue de terminar las frases¨D. Biden no est¨¢ dispuesto a retirar su candidatura a la reelecci¨®n, y ahora toca convencer a los votantes de que ese empe?o obedece a algo m¨¢s que a un impulso ego¨ªsta, y que est¨¢ capacitado para ganar en las urnas a su rival, as¨ª como para completar un segundo mandato, a cuyo t¨¦rmino tendr¨¢ 86 a?os.
Para esa campa?a de relaciones p¨²blicas, el presidente ha tocado a rebato a los pesos pesados de su partido, que este fin de semana han cerrado filas y se han paseado para sacar la cara por ¨¦l por los plat¨®s de programas pol¨ªticos de las cadenas de televisi¨®n por cable. Tambi¨¦n han recurrido a las redes sociales, como en los casos de Hillary Clinton y Barack Obama. Seg¨²n informa Axios, los tuits de apoyo de ambos fueron orquestados desde la campa?a de Biden.
El argumentario est¨¢ claro. La exspeaker de la C¨¢mara de Representantes Nancy Pelosi dijo este fin de semana que es injusto reducir una presidencia a los 90 minutos de un mal debate. Seg¨²n el representante de Carolina del Sur, James Clyburn, que fue l¨¢tigo de la mayor¨ªa dem¨®crata en la C¨¢mara baja, puede que a Biden no se le diera bien el jueves, pero mucho peor es la perspectiva de tener a Trump de nuevo en la Casa Blanca. Y si el senador de Delaware Chris Coons pidi¨® que se entendiera que cualquiera tiene una mala tarde, Wes Moore, gobernador de Maryland, cree que no es razonable pensar en cambiar a estas alturas de candidato.
¡°No va a renunciar. Fin de la historia¡±
Durante el fin de semana, la campa?a para la reelecci¨®n ¨Dque ha recaudado 33 millones de d¨®lares (unos 30,8 millones de euros) desde el debate, pese a la inquietud expresada por algunos poderosos donantes¨D tambi¨¦n se emple¨® a fondo en la mitigaci¨®n de da?os poni¨¦ndose en contacto directamente con los votantes. ?El mensaje? Biden no va a renunciar. ¡°Va a ser el candidato dem¨®crata, punto. Fin de la historia¡±, dec¨ªa en uno de esos correos electr¨®nicos. ¡°Si se retirara, provocar¨ªa semanas de caos, luchas internas, y un enfrentamiento brutal en la convenci¨®n¡±. Mientras tanto, advert¨ªa el texto, Trump tendr¨ªa el camino libre hacia la victoria.
Como se ve, hay un elemento de pragmatismo en esa estrategia de defensa: no existen casi precedentes de un cambio de candidato a estas alturas y los beneficios de algo as¨ª no est¨¢n garantizados.
El partido perdi¨® todas las oportunidades de abrir un debate serio sobre la conveniencia de presentar a un hombre que tendr¨¢ 82 a?os cuando jure ¨Dsi es que jura¨D de nuevo el cargo, en parte, por los buenos resultados de las elecciones de medio mandato, en noviembre de 2022. Si hubiesen sido tan desastrosos como auguraban los sondeos, eso tal vez hubiera activado un relevo al frente de la formaci¨®n. De momento, las encuestas no han registrado cambios significativos en el apoyo de los votantes a la candidatura de Biden tras el desastroso debate. Si eso cambiara en los pr¨®ximos d¨ªas, a¨²n quedar¨ªa tiempo para un reemplazo, aunque ninguno de los aspirantes que ha sonado estos d¨ªas (con la vicepresidenta, Kamala Harris, como la opci¨®n m¨¢s l¨®gica) parece contar con los apoyos suficientes.
El entorno de Biden tambi¨¦n ha reaccionado a las cr¨ªticas al equipo de personas que lo ayud¨® a preparar el debate, con uno de sus m¨¢s constantes y veteranos aliados, Ron Klain, a la cabeza, que ha recibido ataques porque no supo leer el partido al que se enfrentaba. Seg¨²n informan los medios estadounidenses, el propio presidente llam¨® a Klain para dejarle claro que ni ¨¦l ni su familia lo culpan del desastre.
Klain ser¨¢ quien, de nuevo, asesore a Biden para el segundo debate, que est¨¢ previsto para el 10 de septiembre en los estudios de ABC. Hasta entonces, la estrategia pasa por incrementar los actos p¨²blicos y por ofrecer un discurso memorable en la Convenci¨®n de Chicago a finales de agosto. Tambi¨¦n, multiplicar sus apariciones en medios, de los que ha estado llamativamente ausente durante su presidencia, alimentando las sospechas de que esa reticencia a conceder entrevistas y conferencias de prensa obedece a un miedo por mostrar al mundo el verdadero estado de sus capacidades. Justamente por ese asunto, el jueves pasado sonaron todas las alarmas ante los 51 millones de telespectadores que asistieron a la debacle de Atlanta.
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