Trump acusa al Partido Laborista brit¨¢nico de interferir en las elecciones presidenciales de EE UU
El equipo del candidato republicano presenta una queja formal ante la Comisi¨®n Federal de Elecciones por ¡°injerencia y contribuciones extranjeras ilegales en la campa?a¡±
Donald Trump ha sorprendido al primer ministro brit¨¢nico, Keir Starmer, con la guardia baja. El candidato republicano a las elecciones presidenciales de Estados Unidos ha lanzado un serio ataque contra el Partido Laborista del Reino Unido, al que acusa de interferir en la campa?a. A pesar de que durante d¨¦cadas ha sido normal que voluntarios laboristas acudieran a ayudar en la recta final de la contienda electoral a un partido hermano, como el Dem¨®crata estadounidense, el equipo de Trump ha presentado una denuncia formal ante la Comisi¨®n Federal de Elecciones ¡°por injerencia y contribuciones extranjeras ilegales en la campa?a¡±.
El incidente que hizo saltar la chispa fue un mensaje lanzado en la red social LinkedIn por Sofia Patel, la directora de Operaciones del Partido Laborista. ¡°Tengo ya 100 trabajadores del Partido Laborista (antiguos y nuevos) que van a ir a Estados Unidos en las pr¨®ximas semanas, en direcci¨®n a Carolina del Norte, Nevada, Pensilvania y Virginia. Tengo diez plazas libres para aquellos que quieran ir al Estado electoral clave de Carolina del Norte. Nos encargaremos del alojamiento. Escribidme si est¨¢is interesados¡±, anunciaba Patel.
Ese mensaje, y las reuniones de algunos miembros clave del equipo de Starmer con el entorno de la candidata dem¨®crata, Kamala Harris, de las que han dado cuenta algunos medios estadounidenses, ha bastado para que Trump y sus aliados expresaran una aparente rabia y descontento por lo sucedido, y lo llegaran a comparar con la guerra de independencia contra los brit¨¢nicos a finales del siglo XVIII. ¡°Cuando representantes del Gobierno brit¨¢nico intentaron previamente visitar puerta a puerta Estados Unidos, no termin¨® bien para ellos¡±, han escrito a la comisi¨®n los abogados de Trump, en una referencia amenazante a lo que fue la Revoluci¨®n Americana.
La demanda asegura que miembros del entorno de Starmer han asesorado en los ¨²ltimos meses al equipo de Harris. Se?alan a Morgan McSweeney, jefe de Gabinete del primer ministro, Deborah Mattinson, su directora de Estrategias o Matthew Doyle, el director de Comunicaci¨®n de Downing Street.
En el caso de McSweeney, asesor de confianza del primer ministro y responsable de la campa?a electoral con la que logr¨® la victoria el pasado 4 de julio, el Partido Laborista admite que pag¨® su viaje a Estados Unidos el pasado agosto para asistir a la Convenci¨®n Dem¨®crata, pero niegan que llegara a prestar asesoramiento al equipo de Harris.
Mensajes de calma
El incidente ha pillado al primer ministro Starmer de viaje hacia Samoa, donde va a participar en la cumbre de la Commonwealth. ¡°Los miembros del partido [laborista] han ido all¨ª [a Estados Unidos] pr¨¢cticamente cada vez que ha habido elecciones¡±, ha dicho. ¡°Lo hacen en su tiempo libre, como voluntarios¡±, se?alaba, para descartar cualquier estrategia oficial por parte de su formaci¨®n.
La prudencia con la que Keir Starmer maneja siempre sus movimientos pol¨ªticos le hab¨ªa llevado, ya desde sus tiempos en la oposici¨®n, a tener gestos de buena voluntad tanto con Trump ¡ªcon el que cen¨® en Nueva York el pasado septiembre¡ª como con Harris, consciente de que cualquiera de los dos puede acabar ocupando la Casa Blanca el a?o que viene. Es regla no escrita para cualquier primer ministro brit¨¢nico la obligaci¨®n de preservar la ¡°relaci¨®n especial¡± entre Londres y Washington, al margen de las simpat¨ªas pol¨ªticas.
Todav¨ªa es pronto para determinar si el ataque intempestivo de Trump responde m¨¢s a una t¨¢ctica electoral de ¨²ltima hora con la que pretende dar soporte a sus acusaciones contra la candidata dem¨®crata de proponer un izquierdismo extremista, o si el incidente podr¨ªa tener consecuencias futuras en el caso de que el candidato republicano gane las elecciones de noviembre.
¡°En dos semanas [el 5 de noviembre], los estadounidenses rechazar¨¢n de nuevo la opresi¨®n de un Gobierno grande, como hicimos en 1776¡å, ha dicho Susie Wiles, copresidenta de la campa?a de Trump. Tambi¨¦n ella echaba le?a al fuego y acusaba a Harris de ¡°buscar influencia extranjera para impulsar su mensaje radical¡±.
Desde primera hora de este mi¨¦rcoles, los mensajes emitidos desde Downing Street intentan sofocar un fuego que, provocado por Trump, nadie sabe hasta d¨®nde puede extender sus llamas. ¡°Cualquier ciudadano privado tiene derecho a usar como quiera su tiempo y su dinero. No es raro que los afiliados de un partido acudan a apoyar a un partido hermano en otro pa¨ªs¡±, ha dicho Steve Reed, ministro brit¨¢nico de Medio Ambiente, en la BBC. ¡°Pero nada de todo esto ha sido organizado por el Partido Laborista¡±, a?ad¨ªa. Para entonces, el mensaje de Patel en LinkedIn ya hab¨ªa sido borrado.
¡°No creo que el hecho de que algunos pol¨ªticos brit¨¢nicos acudan a Estados Unidos para decir a los ciudadanos a qui¨¦n deben votar vaya a tener enorme influencia¡±, ha a?adido al debate, con un toque de iron¨ªa, la presidenta laborista de la Comisi¨®n de Relaciones Exteriores del Parlamento, Emily Thornberry.
Pero frente a los intentos apaciguadores del Gobierno brit¨¢nico y del Partido Laborista, aliados especialmente incendiarios de Trump, como el pol¨ªtico populista del Reino Unido Nigel Farage, o el multimillonario propietario de la red social X (antes Twitter), Elon Musk, han contribuido a avivar la pol¨¦mica.
¡°Nuestra relaci¨®n con Estados Unidos, en lo que se refiere a asuntos de inteligencia, defensa o comercio, es la m¨¢s importante del mundo¡±, ha dicho el l¨ªder del partido Reform UK, a pesar de que ¨¦l mismo ha viajado al otro lado del Atl¨¢ntico en innumerables ocasiones para ayudar a su amigo Trump. ¡°Que se perciba c¨®mo un Gobierno laborista colabora oficialmente con la candidata rival del hombre que va a ganar es un enorme error pol¨ªtico¡±, ha dicho Farage. Musk ha ido a¨²n m¨¢s lejos y ha asegurado en X que la llegada de voluntarios laboristas a Estados Unidos ¡°es ilegal¡±.
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