Starmer elige al irland¨¦s que dise?¨® su victoria electoral para poner orden en el Gobierno
Morgan McSweeney, nuevo jefe de Gabinete del primer ministro brit¨¢nico, procede del Nuevo Laborismo de Blair y fue el responsable de purgar todo rastro del izquierdismo de Corbyn
Hace falta un irland¨¦s para entender la mentalidad de la clase obrera inglesa. El primer ministro Keir Starmer ha elegido a Morgan McSweeney (Macroom, Irlanda, 47 a?os) como nuevo jefe de su Gabinete, en sustituci¨®n de la pol¨¦mica alta funcionaria Sue Gray. La expulsi¨®n del n¨²cleo duro del Gobierno de una mujer que concentr¨® durante d¨¦cadas poder y experiencia en la Administraci¨®n brit¨¢nica es la pen¨²ltima victoria de un gur¨² pol¨ªtico que ha contribuido como nadie en los ¨²ltimos a?os en transformar de nuevo al Partido Laborista en una opci¨®n ganadora.
McSweeney, que dise?¨® la victoria electoral laborista, ser¨¢ a partir de ahora la ¨²nica voz autorizada para hablar en nombre de Starmer e intentar poner orden en un Gobierno que, a sus tres meses, ha dado ya claras muestras de desconcierto y falta de rumbo.
Durante los a?os de Jeremy Corbyn al frente del Partido Laborista, entre 2015 y 2020, en los que el ala izquierda de la formaci¨®n se impuso a los rescoldos a¨²n vivos del Nuevo Laborismo de Tony Blair, McSweeney decidi¨® quedarse, en vez de abandonar el partido como muchos de los moderados. Entendi¨® que la batalla por el rumbo de la izquierda deb¨ªa darse desde el interior del laborismo, la fuerza hist¨®rica del progresismo en el Reino Unido.
Junto a otras figuras que hoy forman parte fundamental del nuevo Gobierno ¡ªcomo la ministra de Econom¨ªa, Rachel Reeves; el ministro de Sanidad, Wes Streeting; la ministra de Cultura y Deportes, Lisa Nandy; o la jefa del grupo parlamentario laborista, Lucy Powell¡ª, McSweeney ayud¨® a crear el centro de pensamiento y corriente interna bautizado como Labour Together (Juntos Laboristas).
Los debates, documentos y propuestas de un grupo que aspiraba a eliminar del partido todo rastro del corbynismo ¡ªincluido el antisemitismo del que se le acusaba insistentemente¡ª sirvieron para preparar la rampa de lanzamiento desde la que pudo despegar Starmer. McSweeney fue el primero en detectar que este abogado y exfiscal, que hab¨ªa permanecido fiel a Corbyn y form¨® parte de su equipo como portavoz de todo lo referente al Brexit, era la figura moderada, seria y templada que la formaci¨®n necesitaba para volver a ganar elecciones.
Starmer gan¨® la batalla por el liderazgo del Partido Laborista con la promesa de mantener todos los compromisos electorales de su predecesor, muy escorados hacia la izquierda. Una vez al mando, con la ayuda de McSweeney ¨Dque tambi¨¦n dirigi¨® su campa?a de primarias¨D, el nuevo l¨ªder fue deshaci¨¦ndose sin piedad de todos los restos, tanto personas como pol¨ªticas, del corbynismo, para dirigir al partido hacia una versi¨®n moderada y amable muy parecida al Nuevo Laborismo de Tony Blair.
A diferencia de otros mercenarios de la estrategia pol¨ªtica, McSweeney vive, respira y piensa las 24 horas del d¨ªa en el laborismo. Eso, a pesar de que no viene de una tradici¨®n familiar de izquierdas. Se plant¨® en Inglaterra a los 17 a?os; trabaj¨® en la construcci¨®n un tiempo mientras viv¨ªa en la casa de unos familiares e ingres¨® poco despu¨¦s en la Universidad de Middlesex, donde se gradu¨® en Pol¨ªticas y Mercadotecnia.
Fue precisamente la proeza pol¨ªtica del Acuerdo de Viernes Santo, impulsada por el Gobierno laborista de Tony Blair y que llev¨® la paz a Irlanda del Norte, lo que sedujo a McSweeney, que comenz¨® a trabajar como becario en el cuartel general del Partido Laborista.
Aunque sus dotes organizativas y su celo profesional fueron percibidas de inmediato por compa?eros y jefes, la estrella de McSweeney comenz¨® realmente a brillar en 2006, cuando se puso al frente de la campa?a municipal en condados de Londres donde el laborismo perd¨ªa frente a liberales-dem¨®cratas moderados o los candidatos fascistas como los que presentaba el British National Party (Partido Nacional Brit¨¢nico, BNP en sus siglas en ingl¨¦s).
El joven irland¨¦s, tan reacio al extremismo de izquierdas como al de derechas, mostr¨® un doble talento en su nueva tarea: la capacidad de liderar con mano de hierro una campa?a electoral y la intuici¨®n para captar los deseos de los votantes tradicionales del Partido Laborista.
No tuvo ning¨²n escr¨²pulo en filtrar a la prensa, con la tenacidad de un martillo pil¨®n, informaciones contra la candidata liberal-dem¨®crata Adeline Aina, en las que se le acusaba de haber intentado defraudar a la autoridad municipal en su intento de compra de una vivienda social que no habitaba realmente. Los laboristas recuperaron el Gobierno de Lambeth Council.
A¨²n fue m¨¢s espectacular la victoria en el condado londinense de Barking. La ultraderecha del BNP se hizo all¨ª con 12 concejales, con un discurso xen¨®fobo y racista que atrajo a los vecinos de una zona notablemente deprimida. McSweeney quiso llegar al fondo de las razones de ese voto y entendi¨® que radicaban en el deterioro de los servicios p¨²blicos. Con una mezcla de patriotismo, promesas de mano dura contra la delincuencia y activismo local para restaurar jardines y espacios p¨²blicos, el equipo formado por McSweeney, el grupo antifascista Hope Not Hate (Esperanza No Odio) y el diputado local Jon Cruddas dieron la vuelta a la situaci¨®n entre 2008 y 2010 y reconquistaron el territorio para la izquierda.
De Glasgow a Londres
Despu¨¦s de la victoria electoral del 4 de julio, Starmer se llev¨® a McSweeney a Downing Street como director de Estrategias Pol¨ªticas. El asesor realiza todas las semanas el viaje de ida y vuelta de seis horas en tren desde Lanark, la ciudad escocesa al sur de Glasgow donde vive con su familia, hasta Londres.
Su esposa, Imogen Walker, con la que tiene un hijo, es diputada por el Partido Laborista. Ambos se conocieron durante aquellas primeras batallas en Lambeth Council, cuando ella era una de las concejales que batallaban por sobrevivir.
Desde que los laboristas recuperaron el poder tras 14 a?os de gobiernos conservadores, McSweeney asumi¨® la tarea de pensar en las pr¨®ximas elecciones y asegurarse de que Starmer y su equipo llevaran realmente a cabo la d¨¦cada de reformas y renovaci¨®n nacional que hab¨ªan prometido a los votantes.
El asesor irland¨¦s sabe que la victoria del pasado 4 de julio fue tan contundente en el n¨²mero de diputados como fr¨¢gil en el apoyo real de los votantes. Y que ese respaldo puede perfectamente huir hacia el populismo si los resultados prometidos no se perciben cuanto antes.
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