Trump, presidente con todo el poder y criminal convicto: ?qu¨¦ futuro legal le espera?
El escenario in¨¦dito y de enorme incertidumbre que ahora se abre en Estados Unidos afectar¨¢ tambi¨¦n a los cuatro casos penales que el magnate tiene pendientes
El contundente triunfo de Donald Trump, que volver¨¢ a ser presidente en el regreso pol¨ªtico m¨¢s ins¨®lito de la historia estadounidense, pulveriz¨® en la madrugada de este mi¨¦rcoles una nutrida lista de precedentes: hac¨ªa m¨¢s de un siglo que un mandatario no reconquistaba la Casa Blanca cuatro a?os despu¨¦s de dejarla y nunca se ha dado el caso de un criminal convicto (culpable, seg¨²n un jurado de Nueva York, de 34 delitos graves) elegido para dirigir losdesignios de la primera potencia mundial.
Tampoco que fuera a hacerlo con tanto poder concentrado en sus solas manos: el Partido Republicano ha conquistado el Senado y va camino de hacerse, cuando terminen de contarse los votos, tarea que podr¨ªa a¨²n tomar varios d¨ªas, con la C¨¢mara de Representantes. Lo cual, unido al hecho de que el Tribunal Supremo tiene una mayor¨ªa superconservadora de seis jueces no vista desde los a?os treinta y que tres de esos magistrados fueron nombrados por el propio Trump, termina de pintar un panorama extraordinario, con un l¨ªder con el control de los tres niveles del poder de Washington: el ejecutivo, el legislativo y el judicial.
La primera inc¨®gnita sobre el nuevo presidente previsiblemente plenipotenciario afecta a su futuro penal, y a c¨®mo puede influirle esa concentraci¨®n de poder. Adem¨¢s del caso en el que lo hallaron culpable por delitos relacionados con el pago en negro a la actriz Stormy Daniels para comprar su silencio acerca de una relaci¨®n extramatrimonial, Trump se enfrenta a otros tres procesos criminales: uno en Florida, por el manejo de los llamados papeles de Mar-a-Lago, decenas de cajas de documentos clasificados que se llev¨® sin permiso de la Casa Blanca cuando la dej¨® a rega?adientes tras incitar el asalto el Capitolio; Atlanta, donde lo juzgan por el intento de pucherazo en el Estado de Georgia en 2020; y Washington, ciudad en la que est¨¢ encausado por los hechos que condujeron a la insurrecci¨®n del 6 de enero de 2021.
?Qu¨¦ futuro le espera en Nueva York?
El primer plazo en su horizonte procesal est¨¢ fijado para el 26 de noviembre, cuando est¨¢ prevista la lectura de una condena que se ha aplazado en dos ocasiones, gracias, entre otras cosas, a la brillante estrategia de dilaci¨®n de los letrados del futuro presidente. Juan Merchan, juez del caso, se ha dado, con todo, hasta el pr¨®ximo martes para decidir si anula la condena, en vista de que a principios de julio el Tribunal Supremo decidi¨® en una sentencia que a Trump ¨Dy por extensi¨®n, a cualquiera en su cargo¨D le asiste una inmunidad parcial en su desempe?o. Si Merchan considera que ese fallo se aplica en el caso que tiene entre manos, el reo no ser¨ªa sentenciado.
Si el juez decide lo contrario, se espera que los abogados de Trump soliciten un aplazamiento para poder apelar, y que Merchan lo conceda. Previsiblemente, el caso podr¨ªa acabar, agotadas todas las instancias, de nuevo en ese Supremo amigo. Ese retraso podr¨ªa entrar en conflicto con el hecho de que para entonces no se trate de condenar a un candidato sino a un presidente, y para eso tampoco existen precedentes. En vista de todas esas complicaciones, el juez tiene otra opci¨®n: imponerle una pena menor a la m¨¢xima de cuatro a?os que prev¨¦ la ley para un caso como el de Trump: bien sea libertad condicional, arresto domiciliario, servicio comunitario o una multa.
?Y en los otros tres casos? ?Desistir¨¢ el Departamento de Justicia?
A diferencia del proceso penal de Manhattan, los otros tres juicios son por delitos federales. Dos de ellos, el de Florida y el de Washington, tienen otra cosa en com¨²n: ambos los ha instruido el fiscal especial Jack Smith, aut¨¦ntica bestia negra de Trump y uno de los nombres que m¨¢s alto est¨¢n en su ¡°lista de enemigos¡± (las comillas son de la candidata dem¨®crata, Kamala Harris).
A Smith lo nombr¨® el Departamento de Justicia, que, seg¨²n informaron varios medios estadounidenses en las horas que siguieron al triunfo electoral, est¨¢ estudiando desistir en esos dos procesos, ahora que el acusado est¨¢ a punto de convertirse en Comandante en Jefe. Si eso no sucediera, Trump ha prometido que se deshar¨¢ de Smith. ¡°Lo despedir¨ªa en dos segundos¡±, dijo durante la campa?a a un locutor de radio conservador. ¡°Oh, ser¨¢ tan f¨¢cil. Tan f¨¢cil¡±. Ese despido permitir¨ªa a Trump, una vez recobre el control del Departamento de Justicia, que fue quien contrat¨® a Smith, retirar los cargos.
De las declaraciones del republicano sobre lo f¨¢cil del hipot¨¦tico despido se desprende otra pregunta: ?qu¨¦ piensa hacer el fiscal especial, figura de larga tradici¨®n en la historia presidencial estadounidense, desde Richard Nixon a Bill Clinton, al respecto? Depende de si se equipara la condici¨®n del presidente electo a la del presidente en funciones. Si se consideran la misma cosa, entonces Smith tiene los d¨ªas contados. Si no, tendr¨ªa hasta el 20 de enero, d¨ªa en el que Trump jurar¨¢ el cargo de presidente por segunda vez frente al Capitolio, para seguir plant¨¢ndole cara.
El caso de Washington, donde un juez federal juzga sus intentos de revertir el resultado electoral de las elecciones de 2020, en las que Joe Biden le gan¨® limpiamente, fue el que motiv¨® la sentencia del Supremo que conced¨ªa inmunidad parcial a un inquilino de la Casa Blanca, as¨ª que ahora toca saber cu¨¢nto le afecta ese fallo. En el de los papeles de Mar-a-Lago, Trump ha contado con una firme aliada en la jueza que lo lleva, Aileen Cannon, que fue nombrada en la primera vuelta del magnate en la Casa Blanca. Cannon lo desestim¨® en julio, dos d¨ªas despu¨¦s del primer intento de asesinato contra Trump, por considerar inconstitucional la figura de un fiscal especial, que cuenta con sobrados antecedentes. Esa decisi¨®n ha sido apelada.
?Qu¨¦ pasa entonces con el de Atlanta?
Es otro caso que la estrategia de la defensa de Trump ha logrado dejar en barbecho. A¨²n est¨¢ por ver si la fiscal del condado de Fulton (Georgia), Fani Willis, queda descalificada por una relaci¨®n rom¨¢ntica con otro fiscal. Y eso no se sabr¨¢ hasta 2025. Parece bastante claro que si la sacan del caso, nadie se atrever¨¢ a terminar lo que ella empez¨® si Trump ya est¨¢ instalado en el Despacho Oval, entre otras cosas, porque tampoco es evidente que un fiscal estatal pueda perseguir a un presidente en el ejercicio de su cargo.
?Podr¨ªa Trump indultarse a s¨ª mismo?
Podr¨ªa. En todos los casos, menos en uno, el de Nueva York. Los 34 delitos por los que lo declararon culpable tienen rango estatal y ah¨ª el poder federal de un presidente no llega.
Hablando de indultos, Trump tambi¨¦n ha prometido que sacar¨¢ de la c¨¢rcel a los centenares de atacantes del Capitolio que cumplen prisi¨®n por aquella jornada violenta, en la que al menos 140 polic¨ªas resultaron heridos, uno muri¨® y tres insurrectos perdieron la vida. El nuevo presidente, que ha denunciado sus l¨ªos judiciales como un acto de ¡°persecuci¨®n pol¨ªtica¡±, considera a esos presos ¡°rehenes¡± del ¡°feroz sistema dem¨®crata¡±.
?Y ser¨ªa presidente en el muy improbable caso de que acabara en la c¨¢rcel?
La respuesta corta es: s¨ª. Cab¨ªa la posibilidad de que sus l¨ªos legales persuadieran a los votantes de mandarlo de vuelta a la Casa Blanca. Descartada espectacularmente esa opci¨®n, solo queda acudir a la ley, y la Constituci¨®n estadounidense no solo no imped¨ªa a Trump aspirar al cargo (ni siquiera ten¨ªa prohibido votar en Florida, pese a ser un criminal convicto); tampoco contempla la prohibici¨®n de ser presidente a un condenado por la justicia federal, ni siquiera si acaba en la c¨¢rcel, salvo si ha acabado en prisi¨®n por un delito muy concreto: el de insurrecci¨®n. Y eso, pese a que podr¨ªa debatirse en abstracto si su papel en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 encaja en esa definici¨®n, tambi¨¦n est¨¢ descartado: en los cuatro casos abiertos contra ¨¦l, se enfrenta a 91 cargos, pero ninguno de ellos es por insurrecci¨®n.
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