Mi hijo adolescente ha suspendido varias asignaturas por primera vez, ?qu¨¦ puedo hacer?
Con la llegada de las notas del primer trimestre llegan los primeros disgustos. Hacerles cambiar de actitud no es tarea f¨¢cil
La semana en la que estamos inmersos es, seguramente, una de las m¨¢s duras para muchos adolescentes, que ven c¨®mo ha terminado ya el trimestre y se acerca irremisiblemente la carta de calificaciones a sus hogares. Pero tambi¨¦n para sus padres, que no entienden c¨®mo sus peque?os, tras una vida acad¨¦mica bastante tranquila y sin sobresaltos, aparecen en casa con varios suspensos. Lo primero que deben tener claro es que, aunque mal de muchos no es consuelo de nadie, es bastante habitual que esto su...
La semana en la que estamos inmersos es, seguramente, una de las m¨¢s duras para muchos adolescentes, que ven c¨®mo ha terminado ya el trimestre y se acerca irremisiblemente la carta de calificaciones a sus hogares. Pero tambi¨¦n para sus padres, que no entienden c¨®mo sus peque?os, tras una vida acad¨¦mica bastante tranquila y sin sobresaltos, aparecen en casa con varios suspensos. Lo primero que deben tener claro es que, aunque mal de muchos no es consuelo de nadie, es bastante habitual que esto suceda. El primer trimestre suele ser el m¨¢s duro. Y m¨¢s a¨²n en determinados cursos.
Ana Cobos sabe de lo que habla porque es Presidenta de COPOE (Confederaci¨®n de Organizaciones de Psicopedagog¨ªa y Orientaci¨®n de Espa?a) y orientadora en un instituto. ¡°Suele ocurrir sobre todo en el primer trimestre de Primero de ESO porque los alumnos est¨¢n acostumbrados a la forma de trabajar m¨¢s tutorizada de Primaria y de repente tienen que acostumbrarse a una manera de trabajar. Y no a una, sino a varias, puesto que se dobla el n¨²mero de profesores y profesoras. Tienen que aprender a descifrar los c¨®digos de comunicaci¨®n de cada uno de los profesores para poder aprobar.¡± Tambi¨¦n se enfrentan a nuevos espacios, nuevos compa?eros, incluso lo que se espera de ellos cambia en muy poco tiempo.
Pero no es el ¨²nico curso complicado. Para Antonio Labanda, psic¨®logo educativo y Coordinador de la Secci¨®n de Psicolog¨ªa Educativa del Colegio Oficial de Psic¨®logos de Madrid, Tercero tampoco es f¨¢cil, porque ¡°aparecen en el curr¨ªculo asignaturas que suponen mayor dificultad, como F¨ªsica y Qu¨ªmica. Por otro lado, ya no hay tantas ayudas de refuerzo y se les presupone una autonom¨ªa y una disciplina que quiz¨¢s a¨²n no tengan¡±.
Ante esta perspectiva, los padres a menudo nos preguntamos cu¨¢l es la mejor manera de reaccionar. Las posibilidades se pueden reducir a tres. Por un lado, la bronca descomunal, incluyendo alg¨²n grito e incluso los roles de poli bueno y poli malo distribuidos entre los progenitores. El castigo llegando al ¡°a todo y para siempre¡± en caso de que las asignaturas suspensas sean m¨¢s de tres; y el refuerzo o recompensa, es decir, aquello de si apruebas te compro¡.
Pues bien, para los expertos ninguna de estas opciones es la correcta. Ana Cobos dice: ¡°Los gritos nunca son un buen sistema. No creo que se vaya a animar a un chaval a estudiar a base de tremendas broncas. Con los castigos, el miedo o las recompensas, puede que s¨ª se consiga algo, pero a medio plazo. Es un m¨¦todo que no va a ser lo suficientemente consistente para conseguir que el adolescente estudie durante el resto de su vida acad¨¦mica¡±. Parece que estamos atados de pies y manos. Pero no.
La psicopedagoga y orientadora opta por una cuarta opci¨®n. Quiz¨¢s m¨¢s compleja, pero, a largo plazo, m¨¢s efectiva. Es lo que se llama la motivaci¨®n intr¨ªnseca: hacerles part¨ªcipes de la importancia que su formaci¨®n tiene en su futuro. ¡°Intentar que estudien porque sean conscientes de la importancia que la formaci¨®n tiene para desarrollar su vida y su futuro. Para ello hay que trabajar mucho con los chicos y chicas su proyecto de vida¡±. Cobos aconseja ¡®jugar¡¯ con ellos a mirar hacia su ¡°yo del futuro¡±. ¡°Es tan sencillo como preguntarles c¨®mo se ven de mayores y que traten de ilusionarse con esa imagen o idea¡±. Pero no tanto en qu¨¦ carrera u oficio se ven trabajando, sino en su proyecto personal, su proyecto de vida.
Es posible que pese a que este sistema sea efectivo, los chavales necesiten algo m¨¢s de ayuda. No que nos sentemos a estudiar con ellos o que les vigilemos estrechamente. Si no m¨¢s bien al contrario: ense?arles a valerse por s¨ª mismos, para lo que necesitan determinadas herramientas. Lo cuenta Labanda: ¡°Es frecuente que les falle la organizaci¨®n y la planificaci¨®n. Todos los d¨ªas hay que sacar un tiempo para trabajar. Si no lo hacen as¨ª y se acostumbran a aprobar con el estudio del d¨ªa de antes, llega un momento, seg¨²n avanzan los cursos, en que se estrellan.¡± Que esto no suceda depende en parte de que tengan una buena higiene de estudio, es decir, que hagan deberes y tareas todos los d¨ªas, que se organicen con tiempo suficiente para hacerse esquemas y estudiar. Y algo m¨¢s: ¡°No vale estudiar sentado o tumbado en la cama. Hay que hacerlo en la silla y con la mesa limpia y recogida para que sea m¨¢s sencillo no distraerse ni perder el tiempo¡±. No parece tan dif¨ªcil. Pero quienes tenemos hijos de esas edades, sabemos que s¨ª¡
Por eso tambi¨¦n es importante que se autoimpongan un horario. Pero no debemos ser los padres quienes lo hagamos, sino ellos mismos. ¡°S¨ª hay que recalcarles que con su sistema han obtenido un mal resultado, de modo que hay que cambiarlo. Pero es interesante que sean ellos quienes se pongan las metas organizativas. De esa manera podremos decirles que no est¨¢n cumpliendo con su compromiso¡±, asegura el psic¨®logo educativo. Este sistema tambi¨¦n sirve para que se responsabilicen de sus actos. Si no, podr¨ªa parecer que los suspensos son tambi¨¦n de los padres.
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