C¨®mo conectar emocionalmente con tu hijo adolescente
No es f¨¢cil vivir con dos personas en constante ebullici¨®n, con poca capacidad para la autocr¨ªtica, que caminan entre la euforia y el catastrofismo, el llanto y las risas desbocadas
La adolescencia es la etapa en la que nuestros hijos m¨¢s necesitan que les acompa?emos con serenidad, comprensi¨®n y empat¨ªa. Que les ayudemos a entender el mundo cambiante que les rodea, a ayudarles a poner freno a su impulsividad, a quererse con avaricia.
- Me cuesta creer que hay¨¢is crecido tanto.
- ?Te gustaba m¨¢s cuando ¨¦ramos peque?os?
- No, me hace muy feliz veros tan mayores.
- ?Aunque discutamos mucho m¨¢s que antes?
- Aunque en ocasiones nos cueste entendernos.
Les observas y te das cuenta de que ya no son aquellos ni?os a los que acurrucabas entre tus brazos cuando ten¨ªan miedo o te ped¨ªan un cuento antes de irse a dormir. Ahora veo a dos j¨®venes con ganas de descubrir el mundo a su manera, a los que en muchas ocasiones les cuesta escuchar mis opiniones y que solicitan permiso para alejarse del nido.
Dos personas en proceso de cambio, de descubrimiento, de construcci¨®n de su propia identidad. Con emociones poco moduladas, con sentimientos confusos, con altas dosis de impulsividad.
Tengo la suerte de vivir junto a dos adolescentes, dos j¨®venes con ganas de retar el mundo, de descubrir caminos, de perseguir sue?os. Que exprimen la vida, llenos de ilusiones, miedos y emociones a la m¨¢xima intensidad.
Sin duda, como mam¨¢, la adolescencia es la etapa en la que siento que mis hijos m¨¢s necesitan de mi ternura, mi paciencia y compresi¨®n. Que les escuche y acompa?e con serenidad y estemos en sinton¨ªa. El momento donde m¨¢s les hace falta que les repita que les amo sin condici¨®n, que estoy ah¨ª pase lo que pase aunque lo haga concierta distancia respetando su intimidad.
Y s¨ª, no es f¨¢cil educar en esta etapa educativa tan convulsa que tanto nos desconcierta. Dejar crecer a nuestros hijos sin sobreprotegerles, encontrar el equilibrio entre la exigencia y la libertad, saber preguntar y escuchar. Entender la rebeld¨ªa, las contradicciones, la atracci¨®n que tienen por el riesgo.
No es f¨¢cil vivir con dos personas en constante ebullici¨®n, que estallan a menudo sin poder entender muy bien el motivo. Con poca capacidad para la autocr¨ªtica, que caminan entre la euforia y el catastrofismo, el llanto y las risas desbocadas.
No es f¨¢cil acompa?ar con serenidad a dos j¨®venes a los que le cuesta reconocer sus errores, que est¨¢n inmersos en un caos de cambios, que les cuesta superar la frustraci¨®n. Que habitan en una vor¨¢gine de sentimientos, de dudas y deseos.
No es f¨¢cil entender que en ocasiones se muestren hura?os, que tengan comportamientos desmesurados, que no sepan gestionar correctamente sus arrebatos de agresividad o ira.
No es f¨¢cil aceptar que nuestros hijos necesiten pasar horas en sus habitaciones enganchados a sus pantallas y auriculares, interactuando a trav¨¦s de las redes con su grupo de iguales.
Que f¨¢cil es perder la paciencia con ellos, contagiarse de sus cambios de humor, sentirse herido con sus cuestionamientos. No alzar la voz cuando dan portazos o realizan juicios de valor que llenan de recelos el hogar.
Los adolescentes son rebeldes, egoc¨¦ntricos, transgresores de normas, impulsivos. Pero tambi¨¦n son cari?osos, colaboradores, creativos y divertidos.
Ojal¨¢ fu¨¦semos capaces de recordar c¨®mo ¨¦ramos nosotros durante esta etapa para poder mostrarnos mucho m¨¢s emp¨¢ticos. Ser m¨¢s conscientes de lo dif¨ªcil que es para ellos madurar en una sociedad consumista, globalizada e individualista como la nuestra.
Aprovechemos esta etapa educativa, compleja pero maravillosa, para estrechar v¨ªnculos, para acercar posturas, para demostrarles nuestro amor incondicional. Para conectar con ellos emocionalmente, acompa?arles sin dramatismos y con grandes dosis de sentido com¨²n y humor.
- Confiemos en ellos, aprendamos a dejar la distancia necesaria para que puedan crecer libres, para que tomen decisiones de forma aut¨®noma. Dej¨¦mosles dibujar su propio camino y tomar decisiones aunque sepamos que van a equivocarse.
- Consensuemos normas, flexibilicemos l¨ªmites, establezcamos consecuencias cuando no cumplan los pactos. Busquemos un equilibrio entre el v¨ªnculo afectivo y las reglas.
- Regalemos miradas que acojan, palabras que entiendan, abrazos que protejan, espacios que acerquen sin juzgar. Record¨¦mosles a diario lo mucho que les queremos y valoramos sus esfuerzos. Comprendamos sin justificar, no magnifiquemos o empeoremos los conflictos.
- Seamos el mejor de los ejemplos a la hora de gestionar los conflictos, de controlar nuestra ira, de empoderarnos. No olvidemos nunca que el ejemplo arrastra.
- Hablemos con ganas de entendernos, sin interrogaciones, iron¨ªas, tonos acusativos o comparaciones. Con un lenguaje lleno de respeto y grandes dosis de afectividad. Pactemos f¨®rmulas que satisfagan a ambos lados, interes¨¦monos por aquello que les gusta o les preocupa. Anim¨¦mosles a construir preguntas que les ayuden a entender.
- Respetemos la intimidad que necesitan, sus ritmos vitales, sus silencios que calman. Ayud¨¦mosles a asumir sus responsabilidades sin expectativas que ahoguen, a quererse con sus capacidades y defectos.
- Aceptemos que las pantallas son el cord¨®n umbilical de sus relaciones, su ventana al mundo. Pactemos los momentos sin conexi¨®n, intentemos conocer los contenidos que consumen.
- No infravaloremos sus emociones, pregunt¨¦mosles qu¨¦ es lo que les preocupa, ayud¨¦mosles a encontrar respuestas a sus inquietudes o miedos. Ense?¨¦mosles a gestionar los riesgos, los cambios an¨ªmicos, la melancol¨ªa.
- D¨¦mosles protagonismo dentro de la familia, valoremos sus opiniones, escuchemos sus demandas. Busquemos actividades que fortalezcan nuestras relaciones.
- Acompa?emos con toneladas de paciencia, serenidad y empat¨ªa. Compartamos con ellos c¨®mo nos sentimos cuando pierden los papeles, eduquemos des del respeto mutuo.
Como nos recuerda el psic¨®logo y periodista Jaume Funes: ¡° quer¨¢mosles cuando menos lo merecen porque es cuando m¨¢s lo necesitan, cuando m¨¢s vulnerables son¡±.
** Sonia L¨®pez Iglesias es psicopedagoga, maestra y formadora de familias y equipos docentes. Experta en educaci¨®n emocional y comunicaci¨®n. Enamorada de la etapa adolescente.
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