¡°El ni?o se ha perdido, ?y ahora qu¨¦ hacemos?¡±
Las desapariciones suelen suceder en lugares con grandes aglomeraciones como la playa o el supermercado. Saber qui¨¦n se ocupa de cada menor, ense?arles a qui¨¦n deben dirigirse si se desubican y mantener la serenidad son puntos clave ante un despiste de los hijos
Esta es una escena real que puede sucederle a cualquier familia este verano: al llegar a la playa, uno de los progenitores coloca la sombrilla mientras el otro saluda a unos conocidos. Ambos creen que los ni?os est¨¢n controlados por el otro. Pero unos segundos m¨¢s tarde comprueban que no es as¨ª y que no saben d¨®nde est¨¢ el peque?o de la familia, de dos o tres a?os. Una m¨ªnima distracci¨®n y el convencimiento de que el otro controla la situaci¨®n tiene como resultado la p¨¦rdida del peque?o y la aparici¨®n del p¨¢nico en los rostros de los padres que, a menudo, no saben c¨®mo actuar.
Este ejemplo se ubica en la playa (seg¨²n datos de la Cruz Roja, durante la pasada campa?a 2022 se registraron casi 600 personas perdidas, mayoritariamente ni?os). Pero lo mismo puede suceder en piscinas p¨²blicas, parques infantiles, centros comerciales, estaciones de esqu¨ª y otros lugares abarrotados de gente. ¡°La gran afluencia de personas permite que los ni?os se disimulen entre la multitud¡±, afirma Sergio Villota Valverde, profesor del Grado en Ciencias de la Actividad F¨ªsica y el Deporte de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y especialista en Actividades en el Medio Natural.
Lo mejor es prevenir para que esa situaci¨®n no llegue a suceder y las medidas que se deben tomar depender¨¢n de la edad de los ni?os. Lo explica Alberto Soler, psic¨®logo, director del Centro de Psicolog¨ªa Alberto Soler y coautor de, entre otros, Ni?os sin etiquetas (Planeta, 2020): ¡°En grandes aglomeraciones, a los ni?os peque?os a menudo hay que llevarles de la mano o en el carro. Si vamos con varios menores y con otra persona adulta, debemos dejar claro qui¨¦n se responsabiliza de qui¨¦n¡±. ¡°Tambi¨¦n conviene que lleven una pulsera de identificaci¨®n con su nombre y el tel¨¦fono del padre o de la madre¡±, prosigue Soler, ¡°es importante que los peques sepan qu¨¦ es esa pulsera y los datos que contiene aunque no sepan leer. Y en cuanto sean capaces de memorizar nuestro tel¨¦fono, les animaremos a que lo aprendan¡±.
Una vez sean algo mayores, Soler recomienda mostrarles a qui¨¦n deben acudir si se pierden: polic¨ªa, vigilante de seguridad, dependiente, familias con hijos peque?os: ¡°A partir de que est¨¦n en Educaci¨®n Primaria, aproximadamente, ya podemos acordar con ellos un punto de encuentro por si alguien se pierde¡±. Por ejemplo, seg¨²n explica el experto, en un centro comercial, conviene quedar en el escaparate de una tienda, en unas escaleras f¨¢cilmente reconocibles, en el parque infantil o en el punto de informaci¨®n.
Villota Valverde a?ade a todo esto peque?os gestos como ¡°poner a los ni?os una gorra o una camiseta de licra de colores vistosos¡± para verles de un primer vistazo e inculcarles ¡°que deben permanecer tranquilos y saber que la situaci¨®n se va a solucionar con ayuda de los adultos¡±. Por eso, es clave que tengan claro a qu¨¦ adultos dirigirse. Y todo ello sin olvidar que los responsables de vigilar y controlar a los ni?os son siempre los padres.
?D¨®nde est¨¢ el ni?o?
En caso de que ya se haya producido la p¨¦rdida, ninguno de los responsables sepa d¨®nde est¨¢ el peque?o y no aparezca a simple vista, es vital conservar la calma, ¡°pero actuar con rapidez¡±, seg¨²n sugiere Alberto Soler. Adem¨¢s, hay que tener clara la organizaci¨®n, como afirma Sergio Villota: ¡°En caso de una situaci¨®n familiar con dos progenitores, uno se deber¨ªa quedar en la zona donde se ha producido la p¨¦rdida (en la sombrilla, si es en la playa) por si el ni?o volviera, ya sea por su propio pie o acompa?ado de alg¨²n adulto; y el otro podr¨ªa comenzar la b¨²squeda¡±. Por supuesto, hay que estar atento al m¨®vil, m¨¢s a¨²n si el ni?o ha memorizado el n¨²mero o lleva una pulsera.
Es importante tratar de recordar la ¨²ltima ubicaci¨®n del cr¨ªo. ¡°No es lo mismo buscar en el agua que en la arena¡ o si el ni?o estaba jugando con una pelota o ba?¨¢ndose¡±, prosigue Villota, ¡°en caso de que estuviera en el agua, el peque?o puede haber sido desplazado por las olas. En este caso es crucial atender a la corriente de agua para saber hacia d¨®nde se puede encontrar¡±. Y, por supuesto, y seg¨²n incide este experto, se debe avisar a los socorristas porque son un grupo organizado, especializado y con comunicaciones instant¨¢neas, para que ellos comiencen con su b¨²squeda.
Villota explica que si solo hay un progenitor o responsable, se puede pedir ayuda a las personas que est¨¦n alrededor: ¡°En efecto, la colaboraci¨®n ciudadana es fundamental. En algunos pa¨ªses como Argentina, por ejemplo, se ha viralizado un sistema que consiste en que si un adulto encuentra a un ni?o perdido, lo sube a hombros para hacerlo m¨¢s visible mientras la gente de alrededor da un sonoro aplauso para llamar la atenci¨®n de quien est¨¦ buscando a su peque?o¡±.
Por su parte, y como forma de prevenci¨®n, Cruz Roja habilita cada a?o un servicio que se centra en proporcionar una pulsera identificativa a los ni?os que los visitan con sus padres en los puestos de salvamento, ubicados en la propia playa. ¡°Cruz Roja tomar¨¢ los datos de los adultos que van con el menor. En caso de perderse y ser localizado por alguna persona usuaria de la playa o por el propio personal de salvamento, se utilizar¨¢n los datos registrados en la pulsera para localizar a sus familiares¡±, sostiene Miguel ?ngel S¨¢nchez Arrocha, responsable del proyecto de playas de Cruz Roja Espa?ola, quien aclara que es un servicio gratuito.
Una vez que lo hemos encontrado, hay que vigilar nuestra reacci¨®n: Soler puntualiza que es importante cuidar el tono emocional: ¡°No es momento para echarle la bronca del siglo. Nosotros estaremos asustados, pero el/la peque probablemente lo est¨¦ mucho m¨¢s y necesitar¨¢ mucho nuestro consuelo¡±. Adem¨¢s, el experto explica que una vez resuelta la situaci¨®n y cuando ¡°estemos todos calmados podemos hablar de lo que ha ocurrido y, sobre todo, pensar estrategias para evitar que vuelva a ocurrir¡±.
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