Qu¨¦ necesita un ni?o para ser feliz de los 0 a los 3 a?os
Los primeros a?os de vida de un menor son clave para su desarrollo posterior porque el cerebro experimenta un crecimiento ¨²nico. Consejos para resolver algunas de las dudas m¨¢s frecuentes de los padres durante la primera infancia
Los profesionales de las escuelas infantiles tenemos la suerte y la gran responsabilidad de acompa?ar al alumnado, y a sus familias, durante sus tres primeros a?os de vida. En cada etapa, y en funci¨®n de los cambios y evoluci¨®n del ni?o, surgen distintos interrogantes. Estos a?os son clave para el desarrollo posterior del menor, porque el cerebro en este tiempo experimenta un crecimiento ¨²nico: miles de conexiones neuronales se est¨¢n formando y fortaleciendo. Adem¨¢s...
Los profesionales de las escuelas infantiles tenemos la suerte y la gran responsabilidad de acompa?ar al alumnado, y a sus familias, durante sus tres primeros a?os de vida. En cada etapa, y en funci¨®n de los cambios y evoluci¨®n del ni?o, surgen distintos interrogantes. Estos a?os son clave para el desarrollo posterior del menor, porque el cerebro en este tiempo experimenta un crecimiento ¨²nico: miles de conexiones neuronales se est¨¢n formando y fortaleciendo. Adem¨¢s, es en estos momentos cuando se construye la base de todo lo que podemos hacer, aprender y ser en el futuro.
A continuaci¨®n, las dudas m¨¢s comunes que me he encontrado a lo largo de mi trayectoria de m¨¢s de 10 a?os como profesional, y algunas claves para un desarrollo ¨®ptimo de la infancia.
De 0 a 1 a?o
Numerosos investigadores consideran los primeros meses de vida de un beb¨¦ un periodo cr¨ªtico, porque es el momento en el que desarrolla el apego primario ¡ªesa relaci¨®n emocional que el ni?o desarrolla con su padre, madre o cuidador¡ª. Es en esta etapa cuando se establecen las bases de su seguridad emocional. Para lograr un apego seguro es necesario dar respuesta a sus necesidades, por eso es tan importante cogerlo en brazos cuando llora y el contacto f¨ªsico, ya que sentirse querido le ayudar¨¢ a adaptarse al mundo de manera adecuada.
Si no tenemos a nuestro beb¨¦ en brazos, ?d¨®nde lo podemos dejar? Sin duda, en el suelo. No es recomendable hacer uso de tacat¨¢s y se debe limitar el uso de hamacas y otros sistemas de retenci¨®n. El empleo de estos objetos est¨¢ muy extendido y son el peor enemigo para el desarrollo motor del peque?o. Suelo firme, objetos llamativos a su alcance, c¨®modos y en lugares que le permitan el movimiento libre, sin forzar posturas antes de que haya adquirido la madurez suficiente.
Otra cuesti¨®n que suele inquietar a los progenitores antes del a?o de sus hijos son las crisis de angustia. El beb¨¦, sobre los ocho meses, comienza a llorar ante desconocidos o si los padres desaparecen de su vista. No debe ser interpretado como un retroceso, sino como un proceso normal y un paso importante hacia la autonom¨ªa. Juegos como el cuc¨² tras o la caja de permanencia ¡ªesa caja opaca de la pedagog¨ªa Montessori con uno o varios orificios o ranuras para introducir objetos, con cada agujero dise?ado para que un determinado objeto encaje perfectamente¡ª.
De 1 a 2 a?os
Se producen cambios espectaculares con avances y progresos en el ¨¢rea motora, social, cognitiva y del lenguaje. Es crucial establecer rutinas, sobre todo de sue?o y alimentaci¨®n, que garanticen su descanso y bienestar. La falta de reposo, entre otros muchos factores, puede dar lugar a las primeras rabietas porque el agotamiento los deja sin mecanismos de autorregulaci¨®n. Las rabietas son un comportamiento normal en el desarrollo de un ni?o, y entre 1 y 2 a?os carecen a¨²n de las habilidades y herramientas necesarias para expresar su enfado o frustraci¨®n de manera aceptable. La conexi¨®n con el adulto sereno les calma y les ayuda a identificar y recuperar el control sobre sus emociones.
El periodo de rabietas es cuando se pone a prueba la identidad del yo, y empiezan a tratar de transgredir los l¨ªmites. Estos ¨²ltimos son muy importantes y necesarios, ya que proporcionan seguridad ante el mundo que les rodea a la par que les ayuda a conocerse y responsabilizarse. En conclusi¨®n, en esta etapa necesitan espacio libre donde poder moverse, contacto con la naturaleza, escuchar muchos cuentos en el regazo de los adultos, conexi¨®n, l¨ªmites, pisar charcos y, sobre todo, jugar. Jugar crea potentes oportunidades de aprendizaje en todas las ¨¢reas del desarrollo.
De 2 a 3 a?os
El ¡°no¡± comienza a tener peso en su vocabulario, y es aqu¨ª donde empiezan a buscar independencia y autoafirmaci¨®n, dado el mayor dominio del lenguaje. De los 2 a los 3 a?os es la etapa en la que los ni?os comienzan a interactuar y jugar con sus iguales, pero no siempre saben hacerlo de la manera correcta. Los mordiscos suelen preocupar mucho a las familias. El primer elemento que pone en contacto al menor con el mundo que lo rodea es su boca. Con ella explora, y tambi¨¦n se relaciona. Los mordiscos suelen tener lugar cuando a¨²n no disponen de lenguaje suficiente para expresar su malestar o frustraci¨®n, una buena respuesta del adulto es importante para que cedan ¡ªsin olvidar que detr¨¢s del mal comportamiento hay una necesidad que debe ser atendida¡ª.
La mayor¨ªa de los conflictos en esta etapa vienen dados por una incapacidad para entender el concepto de temporal a la hora de compartir, por eso es conveniente no obligarlos a hacerlo, el aprendizaje del valor de ser generoso se aprende con el tiempo y no se debe forzar. A esta edad les encanta sentirse capaces. Es muy recomendable no hacer nada por ellos que puedan hacer solos. No necesitan grandes cosas, necesitan experiencias y no pantallas. Aprender a cuidar de un animal, correr, saltar, jugar en el parque, ensuciarse con barro y pasar tiempo de calidad en familia.
Podemos concluir que la infancia necesita para ser feliz: afecto, respeto, sentirse capaz, conexi¨®n, escucha activa, tiempo, juego, l¨ªmites y normas y una educaci¨®n basada en valores.
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