La pandilla que naci¨® en ¡®Minecraft¡¯
Cada vez m¨¢s j¨®venes encuentran en los videojuegos un lugar en el que construir amistades sin conocerse en persona
A veces quedan para recoger madera, piedras, hierro, carb¨®n. Si tienen suerte, alguna encuentra oro o piedras preciosas. La m¨¢s dif¨ªcil de conseguir es la obsidiana. Otras veces construyen algo juntas o comparten el bot¨ªn recolectado. ¡°?Quieres venir de visita a casa?¡±, se preguntan a menudo. Y van y charlan un rato. Despu¨¦s llega el momento de volver al mundo real. Apagan el ordenador y se despiden hasta la pr¨®xima partida. Sara, Aina, Irina y Aitana no se conocen en persona, pero llevan dos a?os siendo amigas y jugando juntas a Minecraft, un videojuego que permite a los usuarios interactuar dentro del mismo mundo virtual.
Todo empez¨® durante el confinamiento por la pandemia de la covid-19, en marzo de 2020. Las cuatro ten¨ªan entonces entre 13 y 14 a?os, mucho tiempo solas en casa y el gusanillo por los videojuegos en el cuerpo. Sara y Aitana viven en Madrid. Aina es de Barcelona e Irina de Ciudad Real. Minecraft, que se mantiene como el t¨ªtulo para ordenador m¨¢s vendido de la historia, fue y es su punto en com¨²n en la distancia. En el juego, centrado en la colocaci¨®n y destrucci¨®n de bloques, ellas se pueden mover libremente, construir edificaciones de todo tipo y explorar las de los dem¨¢s. Lo que al principio eran solo partidas y conversaciones centradas en el videojuego se transform¨® en una amistad que se mantiene hoy.
Aina cuenta que ¡°encontrar a alguien con quien compartir una afici¨®n puede facilitar mucho las cosas a la hora de hacer amigos¡±. Sus tres amigas virtuales coinciden. Para todas es m¨¢s sencillo construir relaciones por internet que en persona, sobre todo a trav¨¦s de los videojuegos. Irina cree que tiene que ver con los gustos de cada uno: ¡°Cara a cara me resulta m¨¢s complicado hablar de lo que me interesa, porque no sabes si la persona que tienes enfrente los va a compartir o si te ver¨¢ como alguien raro¡±. En cambio, cuando se conocieron en un mundo ficticio ya sab¨ªan que exist¨ªa un punto de conexi¨®n. Solo hab¨ªa que tirar de ¨¦l para empezar a hablar.
Andrew Fishman, terapeuta especializado en videojuegos y adolescentes afincado en Chicago (Estados Unidos), sabe bien de lo que hablan Aina e Irina. ?l tambi¨¦n es gamer (jugador) y hace a?os que defiende que los videojuegos son una herramienta de socializaci¨®n, en especial en momentos de aislamiento forzado como el confinamiento, comenta por correo electr¨®nico. ¡°La gente ha pensado que los videojuegos aislaban desde que se inventaron, pero son una forma muy ¨²til de conectar, iniciar conversaciones y mantener el contacto entre personas j¨®venes¡±, a?ade. La pandemia de la covid-19, explica, fue ejemplo de ello. El consumo de juegos en l¨ªnea, como Minecraft, aument¨® un 75% durante la cuarentena en Espa?a, China, Italia y Estados Unidos, seg¨²n un estudio de la empresa de publicidad AcuityAds. Y la comunidad de jugadores alcanz¨® los 16 millones de usuarios solo en Espa?a, como reflejan los datos de la Asociaci¨®n Espa?ola de Videojuegos (AEVI) de 2020.
Para Fishman, los videojuegos se convirtieron en ¡°la mejor parte de la semana¡± y las horas que charlaba con sus amigos virtuales lo ayudaron a seguir animado y psicol¨®gicamente estable: ¡°Me manten¨ªan sano mientras el resto del mundo era solitario y aterrador¡±. Sara recuerda de manera similar ese periodo. Hablaban de confidencias y de lo que les preocupaba, se hac¨ªan re¨ªr. ¡°Si necesit¨¢bamos algo en cualquier momento est¨¢bamos la una para la otra¡±, cuenta. Aitana se sent¨ªa ¡°m¨¢s ella misma¡± mientras jugaba. Aina viv¨ªa un momento de desconexi¨®n y refugio. E Irina se alejaba de las ¡°sensaciones dif¨ªciles¡±: ¡°Estar juntas, aunque fuera virtualmente, nos relajaba¡±.
Esa conexi¨®n -las cuatro dicen que cogieron confianza muy r¨¢pido- todav¨ªa no se ha trasladado al mundo real. Hablan por el chat del juego, por WhatsApp y por videollamada, pero nunca han quedado en persona. El primer impedimento fue la pandemia, el segundo la edad (ahora tienen 16 a?os) y el tercero la distancia, especialmente para Aina: 620 kil¨®metros entre Barcelona y Madrid, y 582 entre Ciudad Real y Barcelona. Lo que las mantiene unidas es Minecraft. No son las ¨²nicas. Casi 112 millones de personas juegan al mes, seg¨²n la vicepresidenta de la franquicia, Helen Chiang.
Ana Romero-Valdespino, psic¨®loga en el centro madrile?o Altai, coincide en que los videojuegos facilitan la socializaci¨®n, pero incide en que los v¨ªnculos afectivos virtuales no son igual de s¨®lidos que en persona: ¡°Cara a cara tienes m¨¢s informaci¨®n, desde la comunicaci¨®n no verbal hasta el olor del otro. El mundo digital solo ofrece un escaparte de las mejores habilidades de cada uno, pero no llegas a conocer a la persona en su amplio espectro¡±. Para la psic¨®loga, es fundamental reforzar los encuentros en la vida real y evitar que se produzca un doble aislamiento, con gente de su misma edad y con el entorno familiar. ¡°Hay que impedir que vuelvan estar en confinamiento sin estar ya confinados¡±, insiste.
Los videojuegos s¨ª ayudan a construir amistades reales y duraderas, difiere Fishman: ¡°La mayor¨ªa de espacios en l¨ªnea se sustentan en el texto. Las personas escriben mensajes que son le¨ªdos y respondidos por otros m¨¢s tarde. Los videojuegos ofrecen una forma m¨¢s natural de charlar con los dem¨¢s porque permiten hacerlo en tiempo real y con tu propia voz¡±. En Estados Unidos, por ejemplo, el 83% de los usuarios prefiere jugar acompa?ado, seg¨²n los ¨²ltimos datos de la Entertainment Software Association, la asociaci¨®n norteamericana de la industria del videojuego.
Sara, Irina, Aina y Aitana tambi¨¦n prefieren jugar con otras personas. Se sienten parte de una comunidad. Para Irina la clave es la ¡°sensaci¨®n de compa?erismo¡± y seguridad: ¡°En el colegio quiz¨¢ hablas de cuestiones acad¨¦micas, pero en los videojuegos es m¨¢s f¨¢cil soltarse, contar tus cosas. Te da pie a ser m¨¢s t¨²¡±. Aitana coincide, y cree que conocer gente en l¨ªnea le pone ¡°menos nerviosa¡±. Tanto es as¨ª que a su novia, con la que lleva dos a?os, la conoci¨® jugando a Minecraft. Ahora hablan todos los d¨ªas y sus conversaciones trascienden al videojuego. Tampoco se han visto en persona a¨²n. Ella vive en Chile.
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