La falta de casas frena el desarrollo en la Espa?a rural: ¡°Mi pueblo es una zona tensionada¡±
El mal estado de los edificios y el valor sentimental que les dan sus due?os lastra la oferta de vivienda de alquiler en los municipios peque?os
La casa de los abuelos, abandonada; el cobertizo, destartalado; o la antigua finca, en ruinas. Estas construcciones son omnipresentes en el paisaje rural. Los pueblos concentran la mayor¨ªa de los edificios abandonados en relaci¨®n a la vivienda total. Pero la oferta de alquiler es muy baja porque muchos inmuebles necesitan reformas integrales para ser habitados. Adem¨¢s, a los propietarios les cuesta desprenderse de lo que un d¨ªa fue la casa familiar, aunque solo queden los cimientos. En los pueblos pervive la mentalidad de tener una casa ¡°antes hundida que vendida¡±. Ante la falta de vivienda en las zonas rurales, algunos alcaldes piden que sus localidades sean tratadas como zonas tensionadas.
Los municipios de menos de 10.000 habitantes, donde residen uno de cada cinco ciudadanos, registran el 45% de la vivienda vac¨ªa, seg¨²n el Censo de Poblaci¨®n y Vivienda del INE de 2023. Mar¨ªa Jes¨²s Merino, alcaldesa de Sig¨¹enza (Guadalajara), una localidad de poco m¨¢s de 4.300 habitantes, expone la congesti¨®n de vivienda en alquiler en el campo: ¡°Yo s¨ª digo que mi pueblo es una zona tensionada, aunque no se me incluya en la ley. En funci¨®n del n¨²mero de habitantes, est¨¢ mucho m¨¢s tensionado el medio rural¡±. Merino relata que resulta muy dif¨ªcil establecer un mercado del alquiler justo, porque Sig¨¹enza tiene ¡°una poblaci¨®n que fluct¨²a¡±.
La alcaldesa ilustra esta situaci¨®n de estr¨¦s inmobiliario a trav¨¦s de figuras tan fundamentales como los m¨¦dicos y los profesores, profesiones en las que abunda la interinidad. Los municipios necesitan tener viviendas en renta para que puedan instalarse con facilidad. Sin embargo, las ¡°pocas opciones de alquiler hace que les cueste mucho trabajo atraerles¡±, comenta Merino, tambi¨¦n diputada socialista en las Cortes de Castilla-La Mancha. ¡°Que haya gente interesada en vivir en el mundo rural y no pueda porque no encuentra vivienda es un problema muy serio¡±, afirma.
Para atajar este problema, el grupo de acci¨®n de la zona de la Sierra Norte de Guadalajara se ha acogido a la ley de despoblaci¨®n de la comunidad y ha rehabilitado 25 edificios en la zona. La alcaldesa se?ala que lo primero que hay que hacer es procurar que los edificios abandonados tengan las condiciones necesarias para su habitabilidad y, despu¨¦s, construir. De esta iniciativa se ha beneficiado Rub¨¦n de la Fuente, que vive alquilado desde enero en uno de estos pisos reformados, en el municipio de Pinilla de Jadraque (51 habitantes), a 45 kil¨®metros de Sig¨¹enza. Tiene 28 a?os y trabaja en unas bodegas cercanas, paga 250 euros de alquiler, lo que le permite ¡°ir ahorrando¡± para comprarse su propia casa.
El valor sentimental que otorgan los due?os a sus casas, muchas veces desvencijadas, hace que se muestren reticentes a alquilarlas. En ocasiones, se a?aden disputas entre los herederos. La empresa social Arraigo media entre potenciales arrendadores, inquilinos y Ayuntamientos para sortear esta cadena de obst¨¢culos. Su responsable, Enrique Mart¨ªnez, advierte: ¡°En las ciudades, el alquiler es un negocio. En los pueblos, un favor¡±. Es consciente de que la confianza de los due?os es un punto clave para su disposici¨®n a arrendar la casa de sus padres o sus abuelos, por lo que su empresa realiza una b¨²squeda minuciosa para encontrar al inquilino (¡°urbanita¡±, dice) ideal. Adem¨¢s de arrendar o vender la propiedad, otras opciones pasan por el alquiler temporal con opci¨®n de compra o acordar que el inquilino se haga cargo de alguna reforma.
El papel de los Ayuntamientos
Arraigo apuesta por que los ¡°urbanitas¡± se muden a los pueblos con sus familias. ¡°Es lo que arraiga realmente, los ni?os y la pareja¡±, sostiene Mart¨ªnez. La empresa social cruza las bases de datos de las personas interesadas en vivir en un pueblo y sus habilidades profesionales. De este modo, Arraigo ha conseguido ubicar a 1.300 personas y m¨¢s de 15.000 est¨¢n apuntadas al proyecto.
Cecilia Falo L¨®pez, cofundadora del proyecto Re-viviendo, encargado tambi¨¦n de la mediaci¨®n para el alquiler de vivienda rural, destaca el papel de los Ayuntamientos en el proceso de arrendamiento: ¡°Muchas veces, sin darse cuenta, los alcaldes hacen de gestores inmobiliarios porque cuando las personas que quieren mudarse a ese pueblo no encuentran nada por internet, llaman al Ayuntamiento¡±. Comenta que existe una ¡°oferta oculta¡± que se transmite mediante el boca a boca por los pueblos.
Re-viviendo trabaja en 11 municipios de Teruel, entre ellos Aguaviva (565 habitantes). El alcalde, Aitor Clemente Guill¨¦n (IU Ganar Aguaviva), es parte activa de esa b¨²squeda simult¨¢nea de nuevos inquilinos y caseros: est¨¢ al tanto de las viviendas que quedan vac¨ªas y las pone a disposici¨®n de Re-viviendo. En este proceso, ¡°la llamada a los due?os¡± la realiza el Ayuntamiento para mitigar la desconfianza de los propietarios.
En otras ocasiones, es la iniciativa ciudadana la que se encarga de estas cuestiones, como en el caso de Chinch¨®n, localidad de 5.200 habitantes al sur de Madrid. ?lex y Jorge, dos primos valencianos, se enamoraron del pueblo. Se matricularon en el campus de Getafe de la Universidad Carlos III y buscaron piso en Chinch¨®n. Solo hab¨ªa cinco en alquiler. Uno se ajustaba a su modesto presupuesto: 350 euros por cabeza. Frente a la falta de oferta de vivienda en alquiler, detectaron un alud de pisos vac¨ªos en Chinch¨®n y en 2019 crearon la asociaci¨®n ?Vivir en Chinch¨®n?, encargada de los procesos de b¨²squeda y mediaci¨®n para las personas que quieran mudarse a la localidad. En estos a?os han ubicado a 50 familias, de las que 48 siguen residiendo en la localidad.
Tener casas disponibles para alquilar en las zonas rurales significa la posibilidad de mantener un colegio abierto o que el bar atienda todo el a?o a los vecinos. La casa de los abuelos, el cobertizo medio derruido y la vieja finca pueden tener una segunda vida.