Nuevas normas laborales y la amenaza arancelaria, los riesgos que enfrenta M¨¦xico con el T-MEC
El Gobierno de L¨®pez Obrador se prepara para fuertes cambios en materia sindical y trata de mitigar las amenazas arancelarias de Trump
Las esperanzas del Gobierno mexicano para salvar la econom¨ªa est¨¢n puestas en el nuevo tratado comercial con Estados Unidos y Canad¨¢, el T-MEC, que entr¨® en vigor el 1 de julio y es el motivo principal de la visita del presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador a Washington. Pero el beneficio econ¨®mico esperado, en medio de una crisis sin precedentes detonada por el coronavirus, no se dar¨¢ sin antes sufrir una adaptaci¨®n dolorosa. Hay dos puntos del nuevo acuerdo que tienen en alerta a la Administraci¨®n. Primero, cumplir con las nuevas reglas laborales, las cuales ponen en aprietos a poderosos sindicatos. Y segundo, la espada de Damocles que supone el art¨ªculo 232, que permite a Estados Unidos decretar, de manera pr¨¢cticamente inmediata, aranceles a aquellas importaciones que el presidente considere una amenaza a la seguridad nacional.
Durante los casi tres a?os de negociaciones del T-MEC, que reemplaz¨® al NAFTA (TLC, en espa?ol), sindicatos y legisladores de EE UU presionaron a M¨¦xico para que aceptara una mayor supervisi¨®n de las f¨¢bricas mexicanas y as¨ª asegurarse de que el pa¨ªs cumpliera con las condiciones de trabajo acordadas: jornadas de trabajo no mayores a las ocho horas y la eliminaci¨®n del trabajo forzado y del infantil. Se aprob¨® la presencia de inspectores que reportar¨¢n a EE UU para asegurarse del cumplimiento por parte de M¨¦xico.
¡°El m¨¢s complejo es el tema de los ni?os trabajando¡±, dice Carlos Salazar, presidente de la patronal mexicana, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE). ¡°Algunas compa?¨ªas norteamericanas han hecho el argumento de que se permite trabajar a los ni?os sobre todo en el sector agr¨ªcola. Uno de los sectores que siempre han sido cuestionados, por ejemplo, es el sector de los ca?eros¡±. ¡°Esas compa?¨ªas han tomado todas las medidas necesarias para evitar que un ni?o o joven trabaje en los campos agr¨ªcolas¡±, agrega Salazar. Esto implica un roce cultural en un pa¨ªs en el que, tradicionalmente, las familias que se dedican a la agricultura est¨¢n acostumbradas a que laboren tambi¨¦n los hijos peque?os.
Juan Carlos Baker, quien, como subsecretario de Comercio Exterior en el gobierno anterior, form¨® parte del equipo de negociaci¨®n del nuevo tratado, asegura que los cambios laborales m¨¢s fuertes vendr¨¢n con las obligaciones que ahora tendr¨¢n los sindicatos. ¡°Un objetivo muy importante del T-MEC es garantizar que los contratos colectivos de trabajo sean verdaderamente representativos de los sindicatos y eso ser¨¢ un gran tema en este pa¨ªs¡±, dice Baker.
Para lograrlo, las elecciones de los l¨ªderes sindicales deber¨¢n ser aut¨®nomas e independientes, sin injerencia patronal alguna. Las centrales obreras son organizaciones muy poderosas en M¨¦xico y dos de ellas, la Confederaci¨®n de Trabajadores de M¨¦xico (CTM) y la Confederaci¨®n Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) interpusieron ya amparos en contra de la reforma laboral aprobada el a?o pasado por el legislativo mexicano para cumplir con el T-MEC. Ser¨¢ la Corte Suprema de Justicia quien falle a favor o en contra de estos amparos.
Anteriormente, en M¨¦xico, los l¨ªderes sindicales pod¨ªan tomar dinero de la organizaci¨®n a discreci¨®n, lo cual estaba permitido bajo los estatutos de los sindicatos, argumenta el profesor e investigador en econom¨ªa del Colegio de M¨¦xico Jos¨¦ Antonio Romero. ¡°Ahora, con la nueva ley, esto est¨¢ sujeto a revisi¨®n y a ser auditado¡±, asegura. ¡±Le conviene al gobierno federal no tener a esos sindicatos tan poderosos y tan perniciosos. Eso le cay¨® muy bien al Gobierno mexicano, aunque se hizo porque los americanos no quieren que haya dumping social, el empleo informal y precario que ahora es del 60% en M¨¦xico y es dif¨ªcil para los americanos competir con ese tipo de salarios. Ellos van a estar tratando de que, cuando vean que se est¨¢ produciendo con normas que no cumplen con los m¨ªnimos que ellos no consideren son los adecuados van a establecer demandas¡±.
Por su parte, el CCE, la Secretar¨ªa de Econom¨ªa y la Secretar¨ªa del Trabajo, analizan en conjunto c¨®mo prevenir que cualquier sospecha de violaci¨®n de los t¨¦rminos termine en un procedimiento legal, dice Salazar.
El segundo riesgo es la latente amenaza de que el presidente de EE UU, Donald Trump, decrete como una amenaza a la seguridad nacional, sin un criterio definido precisamente, ciertas exportaciones mexicanas e imponga aranceles que hagan prohibitiva su exportaci¨®n. ¡°El reglamento n¨²mero 232 para nosotros es famoso, porque lo han aplicado varias veces¡±, cuenta Salazar. ¡°Es tan amplio el criterio y tan poco definido que cualquiera puede definir que es contra la seguridad nacional la importaci¨®n de cualquier cosa. Siempre ha sido nuestro argumento que no tenemos por qu¨¦ afectar la seguridad nacional¡±.
En junio de 2019, Trump revir¨® en contra de Canad¨¢ y de M¨¦xico, y amenaz¨® con imponer aranceles a dos de sus exportaciones principales, el aluminio y el acero, respectivamente. Antes de la llegada de Trump al poder, en los a?os 90, EE UU hizo uso de esta regla para imponer aranceles a las importaciones de autos japoneses, incentivando as¨ª que las empresas del pa¨ªs nip¨®n establecieran sus f¨¢bricas en EE UU.
El T-MEC es, a pesar de los riesgos, una buena oportunidad para que M¨¦xico crezca como pa¨ªs maquilador y exportador, opina Salazar. ¡°Tenemos que ver los hechos tales como son¡±, dice Salazar. ¡°Nosotros no hubi¨¦ramos querido un cambio de tratado pero, viendo las circunstancias y recordando que hace cuatro a?os el presiente Trump calific¨®, en uno de sus primeros actos como Ejecutivo, al TLC como el peor contrato y convenio que EEUU hab¨ªa firmado en su historia, el nuevo acuerdo es positivo¡±.
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