La ola de violencia en Guanajuato retrata la ineficacia de la Guardia Nacional
El Estado mexicano, primera parada en la gira de L¨®pez Obrador por las zonas rojas de la violencia, es uno de los territorios donde m¨¢s ha crecido la presencia del nuevo cuerpo de seguridad
Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador est¨¢ este mi¨¦rcoles en Guanajuato. Es la primera parada de una gira por las zonas donde m¨¢s se han disparado los homicidios dentro de la ola generalizada de violencia que vive el pa¨ªs. Guanajuato, un Estado del interior, tradicionalmente tranquilo y pr¨®spero, bien podr¨ªa considerarse el laboratorio de las pol¨ªticas de seguridad del Gobierno de Morena, el partido del presidente. La entidad est¨¢ sufriendo la crecida de una violencia relativamente diferente: un c¨¢rtel local disputando el bot¨ªn del combustible y el expolio de la econom¨ªa del lugar; unas autoridades en la mira de la fiscal¨ªa federal ¡ªel fiscal estatal lleva 11 a?os en el cargo¡ª y, sobre todo, uno de los mayores despliegues de la Guardia Nacional, la medida estrella del Gobierno en materia de seguridad.
El cuerpo nacido hace un a?o con el objetivo de controlar la violencia aument¨® considerablemente su presencia en el Estado, una vez que el Gobierno puso el foco en la batalla contra el huachicol (robo de combustible). En agosto del a?o pasado, la Guardia Nacional contaba con poco m¨¢s de 2.000 efectivos, para pasar a 3.326 en marzo de este a?o, seg¨²n datos de un reciente informe del Programa de Seguridad Ciudadana de la Universidad Iberoamericana. Y en los siguientes meses, la cifra se ha incrementado hasta 6.699 miembros, seg¨²n ha anunciado este mi¨¦rcoles el secretario de Defensa, Luis Cresencio Sandoval, en la conferencia del Gobierno federal en Guanajuato.
Guanajuato registra una de las mayores subidas del despliegue de la Guardia Nacional en lo que va de a?o. El mismo periodo en el que la entidad ha alcanzado una tasa de 75,5 asesinatos por cada 100.000 habitantes, la cuarta peor de todo M¨¦xico y superior a la de El Salvador (2017), una de las naciones m¨¢s violentas del mundo. Otros de los Estados que registran fuertes crecidas de la presencia del cuerpo de seguridad son Aguascalientes y Oaxaca, con una incidencia considerablemente menor de la violencia. Parad¨®jicamente, Colima y Jalisco, las otras dos paradas del presidente durante su gira por los focos rojos, est¨¢n en los ¨²ltimos puestos del crecimiento de efectivos.
La presencia de L¨®pez Obrador en Irapuato ¡ªel municipio m¨¢s violento de Guanajuato¡ª este mi¨¦rcoles ha tenido el objetivo principal de resolver, al menos de cara a una sociedad guanajuatense indignada, las discrepancias con el gobernador del Estado, Diego Sinhue Rodr¨ªguez. Los dos gobiernos (federal y estatal) llevan meses enfrentados por su estrategia de combate al crimen y el ¨²nico resultado ha sido el mismo: los homicidios siguen al alza, de enero a mayo de este a?o se han registrado 1.405 asesinatos. Solo un d¨ªa antes de la visita del presidente a la entidad, fueron asesinadas 17 personas. Tanto L¨®pez Obrador como Rodr¨ªguez han anunciado una ¡°mejor coordinaci¨®n¡±, tras la reuni¨®n en Guanajuato. Pues pese a los grandes y llamativos operativos recientes contra el narco, no hay ning¨²n procesado por crimen organizado.
¡°No solo su despliegue no est¨¢ siendo acorde a las tasas de homicidios, sino que la intervenci¨®n militar no est¨¢ desarrollando ninguna estrategia de prevenci¨®n de las violencias. Tampoco est¨¢ generando construcci¨®n de informaci¨®n que se comparta con las autoridades civiles con el fin de armar las investigaciones. Y tampoco se est¨¢ desarrollando una reacci¨®n inmediata en los Estados donde se concentra la violencia homicida¡±, apunta Ernesto L¨®pez Portillo Vargas, coordinador del informe de la Universidad Iberoamericana. ¡°No hay ¡ªa?ade el acad¨¦mico¡ª ni prevenci¨®n, ni procuraci¨®n de justicia, ni contenci¨®n¡±.
La creaci¨®n de la Guardia Nacional ha estado envuelta de pol¨¦mica desde su creaci¨®n en la primavera del a?o pasado. De esp¨ªritu castrense ¡ªformada por exmilitares y expolic¨ªas¡ª la Guardia Nacional tiene un mando bic¨¦falo: uno civil y uno militar. Durante la negociaci¨®n de la reforma constitucional que dio la luz verde, L¨®pez Obrador accedi¨® a rebajar el peso de los militares en la nueva corporaci¨®n, adscrita org¨¢nicamente a la Secretar¨ªa de Seguridad P¨²blica y no a la Defensa Nacional. Pero, a la vez, el mes pasado blind¨® en una ley la entrega hasta el final de su mandato de la seguridad p¨²blica a la Guardia Nacional y al Ej¨¦rcito. Sin cumplir, seg¨²n sus cr¨ªticos, con los contrapesos, controles y limitaciones que estipulaba la reforma constitucional.
El an¨¢lisis de la Universidad Iberoamericana incide en la pol¨¦mica entrega militar de la seguridad p¨²blica y asevera que ¡°un a?o despu¨¦s de su creaci¨®n, dif¨ªcilmente se puede distinguir en d¨®nde termina la Sedena (Secretaria de la Defensa Nacional) y d¨®nde inicia la Guardia Nacional. Hasta ahora no existe una ruta expl¨ªcita y p¨²blica para implementar su verdadera separaci¨®n¡±. Basan sus conclusiones en que desde el mando -¡±un general del Estado Mayor, nominalmente subordinado al secretario de la Secretar¨ªa de Seguridad P¨²blica, pero en la pr¨¢ctica subordinado a la Sedena¡±-, la cultura, la organizaci¨®n - solo 20% de efectivos proviene de la Polic¨ªa Federal, y 17% de reclutas nuevos-, la capacitaci¨®n, el equipamiento y el despliegue del personal, todo es propiamente militar.
Acad¨¦micos y organizaciones civiles han subrayado desde el inicio que el modelo elegido por L¨®pez Obrador supone una profundizaci¨®n de la militarizaci¨®n de las labores policiales iniciada en 2006 por Felipe Calder¨®n. Y denuncian tambi¨¦n la opacidad con la que se ha desplegado el nuevo cuerpo. ¡°Desde el a?o pasado -a?ade L¨®pez Portillo- hemos pedido por los canales formales de las solicitudes de informaci¨®n el plan de desarrollo de la Guardia Nacional. Nos los han negado. De este modo no conocemos c¨®mo trabaja, con qu¨¦ indicadores se despliega y cu¨¢les son los criterios de ¨¦xito del cuerpo¡±. De momento, a un a?o de su implantaci¨®n, M¨¦xico sigue rompiendo r¨¦cords hist¨®ricos de violencia.
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