Los datos detr¨¢s del apoyo a L¨®pez Obrador
El magnetismo que a¨²n mantiene el mandatario debe entenderse bajo la ¨®ptica de las necesidades materiales, encerrando una doble paradoja que atraviesa toda su pol¨ªtica econ¨®mica
La omnipresencia de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador provoca que muy pocos asuntos de la actualidad mexicana se terminen de digerir. El mandatario ha hecho de sus conferencias matutinas, las ma?aneras, su veh¨ªculo de comunicaci¨®n, el lugar donde coloca un tema en la agenda, o donde lo evita poniendo otro; el espacio donde, generalmente, confronta con sus adversarios o escenifica una tregua, como esta pasada semana con los gobernadores de Jalisco o Guanajuato, zonas rojas del M¨¦xico homicida.
L¨®pez Obrador teledirige sus mensajes, con o sin razones; con m¨¢s o menos argumentos, a sabiendas de que en la batalla comunicacional lleva un trecho de ventaja. Al menos hasta ahora, el mandatario a¨²n goza de un amplio respaldo en la poblaci¨®n. Pocos dirigentes han mostrado un profundo conocimiento de su pa¨ªs como el que ¨¦l enarbola, que le llev¨® a la rotunda victoria de hace dos a?os. Despu¨¦s de 18 meses de gobierno, va definiendo su forma de gobernar. La inc¨®gnita sobre si iba a mantener el pragmatismo que entonces le aup¨® a la victoria parece disiparse con el paso de las semanas, m¨¢s enfrascado como est¨¢ en la confrontaci¨®n, salvo en la visita a Donald Trump.
Por qu¨¦ un dirigente tan confrontativo tiene un amplio respaldo en la poblaci¨®n dos a?os despu¨¦s de su triunfo electoral es una pregunta que se ha repetido en las ¨²ltimas semanas en M¨¦xico; m¨¢s all¨¢ de que haya ca¨ªdo en comparaci¨®n a la que ten¨ªa hace un a?o, lo cierto es que el respaldo sigue siendo significativo, m¨¢s si se compara con otro dirigentes de primer orden mundial y latinoamericanos. ¡°Primero, los pobres¡±, fue uno de los lemas de campa?a y ha seguido siendo un mantra ya desde Palacio Nacional. Sin embargo, la pr¨¢ctica no termina de casar con la teor¨ªa. M¨¢s all¨¢ de para qui¨¦n dice gobernar L¨®pez Obrador, quedan por resolver algunas cuestiones: ?para qui¨¦n lo hace? ?qui¨¦n lo apoya?
El magnetismo que a¨²n mantiene el mandatario debe entenderse bajo la ¨®ptica de las necesidades materiales, encerrando una doble paradoja que atraviesa toda su pol¨ªtica econ¨®mica: la aprobaci¨®n expl¨ªcita de los sectores populares se acompa?a, por un lado, de la impl¨ªcita de los segmentos m¨¢s poderosos; por otro, de una falta contundente de resultados o indicadores s¨®lidos de que dicha aprobaci¨®n est¨¦ respaldada en los hechos. La l¨ªnea de proteccionismo nacionalista, que lleva mejor los apellidos ¡°austero¡± e ¡°industrialista¡± que ¡°redistributivo¡±, encaja a la perfecci¨®n con este patr¨®n de aprobaci¨®n: una pol¨ªtica realizada desde los pobres, pensada para los ricos, y vestida con los colores de la tricolor mexicana.
La encuesta realizada por SIMO Consulting para EL PA?S con motivo de los dos a?os de su victoria electoral, dibuja un abanico que abarca un apoyo que va desde el 53% que mantiene una visi¨®n positiva de la gesti¨®n del presidente al 68% que aprueba ¡°mucho¡± o ¡°algo¡± su gesti¨®n. La aprobaci¨®n lleg¨® a ser del 80%, seg¨²n la media de encuestas que mantiene el portal demosc¨®pico Oraculus. La progresiva erosi¨®n, en cualquier caso, ha encontrado en m¨¢s de la mitad de los mexicanos.
El n¨²cleo material de AMLO
La aprobaci¨®n del presidente se relaciona inversamente con el grado de bienestar econ¨®mico y social (aproximado por satisfacci¨®n de necesidades de espacio, salud e higiene, comodidad, conectividad, etc¨¦tera). Es tambi¨¦n sensiblemente mayor entre personas en edad de trabajar, y que se desempe?an como independientes. Marginalmente, los hombres tambi¨¦n conf¨ªan m¨¢s en L¨®pez Obrador.
Estas cifras se vuelven m¨¢s significativas si cabe cuando comprobamos que coinciden con la percepci¨®n de mejora en la econom¨ªa de los hogares: es sustancialmente mayor para los estratos populares, los hombres, personas empleadas y de 26 a 45 a?os. Parece que un centro de gravedad para L¨®pez Obrador est¨¢ en los bolsillos de estos segmentos de la sociedad.
Los datos duros se alinean con los de percepci¨®n solo en parte. Las estimaciones de la CEPAL indicar¨ªan que la pobreza viene descendiendo desde 2016, aunque poco. Es cierto que estos cambios son lentos por su propia naturaleza: para que un hogar salga de la pobreza requiere de cambios notables y estables en su patr¨®n de ingresos, pero la barrera estructural de M¨¦xico parece lejos de derribarse.
A¨²n m¨¢s: las perspectivas de la propia CEPAL sobre 2020 son bastante oscuras: la crisis epid¨¦mica alberga el potencial de destruir d¨¦cadas de avance (insistimos: agonizante en su lentitud para muchos hogares) en tan solo unos meses.
Mientras se confirman, desmienten o ajustan estas sombr¨ªas predicciones, L¨®pez Obrador sigue con su plan econ¨®mico que, en realidad, no descansa ¨²nicamente en las clases populares.
La aprobaci¨®n impl¨ªcita del capital
En la posici¨®n nacional-proteccionista de L¨®pez Obrador duerme una tensi¨®n intr¨ªnseca: la de gobernar ¡°para el pueblo¡± pero sin darle la espalda por completo a la ¨¦lite. ¡°Tropical¡±, la ha llegado a denominar la analista Viridiana R¨ªos en un art¨ªculo en este peri¨®dico en el que anticipaba la evoluci¨®n de la red del poder desde ciertos equilibrios proteccionistas impl¨ªcitos hacia otros no necesariamente distintos en su l¨®gica.
Las pol¨ªticas estrella de la actual Administraci¨®n son una pieza clave en el engranaje: la refiner¨ªa de Dos Bocas, el aeropuerto de Santa Luc¨ªa en Ciudad de M¨¦xico, y el Tren Maya son los focos de atenci¨®n y esfuerzo en pol¨ªtica econ¨®mica. En contraste, apenas se incrementa la inversi¨®n en las principales partidas redistributivas, mientras la ret¨®rica de austeridad flota en cada intervenci¨®n econ¨®mica de L¨®pez Obrador o de sus secretarios. Quitando el rese?able aumento en protecci¨®n social, resulta particularmente escu¨¢lida la evoluci¨®n en los mecanismos que m¨¢s podr¨ªan dotar de universalidad al Estado mexicano: salud (cuya fragmentaci¨®n le est¨¢ pasando una gran factura a los segmentos m¨¢s vulnerables de la poblaci¨®n mexicana) y educaci¨®n.
Hacia abajo, estos grandes proyectos de infraestructura se venden como mecanismo de crecimiento inclusivo. Algo que conecta bien con su l¨®gica desarrollista basada en el impulso de la industria nacional, y que explica el pragmatismo que defini¨® el tono de la reuni¨®n con Donald Trump: la pol¨ªtica energ¨¦tica era algo que flotaba en todas las palabras amables que se cruzaron en la reuni¨®n.
Lo interesante es que los mismos estratos que le mantienen la aprobaci¨®n alta a L¨®pez Obrador le niegan el reconocimiento por dichos proyectos. En cualquier caso, una minor¨ªa de los mexicanos est¨¢n de acuerdo con dedicar recursos p¨²blicos a las infraestructuras en lugar de a otro objetivo. Pero el apoyo es menor a medida que bajamos en la escala socioecon¨®mica.
Resulta, adem¨¢s, que son estos mismos grupos los que miran al futuro con ojos m¨¢s esperanzadores. El contraste con la mirada hacia atr¨¢s es fundamental: el patr¨®n era, recordemos, exactamente el contrario.
Es muy posible que la pandemia y sus consecuencias, que ya llevan meses sinti¨¦ndose en los hogares mexicanos m¨¢s pobres, tenga bastante que ver con este contraste. Ahora bien, ello no implica que, como se ha sugerido desde instancias gubernamentales en m¨¢s de una ocasi¨®n, los deseos de reapertura est¨¦n m¨¢s presentes entre los sectores populares. Al contrario, la priorizaci¨®n epidemiol¨®gica (¡°evitar el contagio¡± antes que ¡°la recuperaci¨®n econ¨®mica¡±) es marginalmente m¨¢s frecuente entre las personas que m¨¢s tendr¨ªan que perder con ella.
Probablemente porque anticipan, como efectivamente ha venido sucediendo, que son las que m¨¢s tienen que perder tambi¨¦n en una lucha contra el virus. Esta es la pieza que sigue faltando en el gran proyecto nacional que L¨®pez Obrador trata de atar al ¡°pueblo¡± en sentido amplio: mecanismos de protecci¨®n m¨¢s sim¨¦tricos que alineen a la ¨¦lite del capital nacional con trabajadores en algo m¨¢s que en una perspectiva atada a infraestructuras espec¨ªficas.
Sin embargo, los datos de apoyo diferencial son innegables. Y quienquiera confrontar a L¨®pez Obrador, a Morena o a su proyecto de pa¨ªs en los meses y a?os que vendr¨¢n deber¨¢ empezar por escuchar las demandas de estos segmentos que siguen manteniendo al presidente por encima de la l¨ªnea que le llev¨® al poder el 1 de julio de 2018.
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