El margen de ocupaci¨®n hospitalaria impide visualizar la tragedia de la covid-19 en M¨¦xico
Las camas disponibles para enfermos graves es el dato m¨¢s halag¨¹e?o del Gobierno, pero no es fiable para determinar el curso de la pandemia
Avanza la epidemia con 46.820 contagios estimados en la ¨²ltima quincena. ?Qui¨¦n dijo que se ve¨ªa luz al otro lado del t¨²nel? El criterio de la ocupaci¨®n hospitalaria, en el que el sem¨¢foro del desconfinamiento deposita el gran peso para medir la situaci¨®n, se revela ahora como uno de los datos menos fiables. Por varias razones. No se sabe si hay menos camas ocupadas porque est¨¢ bajando el n¨²mero de enfermos graves o porque se est¨¢ aumentado el n¨²mero de camas disponibles. Carecer de esa referencia es, de nuevo, diagnosticar a ciegas. Si adem¨¢s, como afirma el Gobierno, las muertes extrahospitalarias o certificadas sin pruebas concluyentes van a incrementar la cifra real de fallecidos tres veces, el criterio de las plazas en los centros sanitarios se queda muy chico para medir la magnitud de la enfermedad. Pero las condiciones sociales de la mitad de la poblaci¨®n en M¨¦xico, muchos de cuyos ciudadanos reh¨²san acudir al hospital, le ponen muy dif¨ªcil la tarea al Gobierno, que tiene las puertas abiertas tambi¨¦n para ellos.
Cuando se pensaba que la crisis estaba en su punto medio, hace ya muchas semanas, el dato de las camas era esperanzador y a¨²n hoy sigue siendo uno de los grandes ¨¦xitos de la gesti¨®n de esta crisis, a pesar de todo. Parec¨ªa que lo que ocurr¨ªa en los hospitales era la medida de la tragedia, un error que se desvel¨® con crudeza despu¨¦s. Son miles los que mueren en sus casas o los que llegan tarde a que les traten. Muy tarde. Entre los fallecidos por la covid en los hospitales, un 25% muere a los dos d¨ªas de ingresar; cerca de la mitad, a los seis d¨ªas; y un 75% en una semana y media m¨¢s o menos, seg¨²n datos elaborados por Sebasti¨¢n Garrido, experto en an¨¢lisis estad¨ªstico del Centro de Investigaci¨®n y Docencia Econ¨®micas (CIDE). Los especialistas, que ya apenas se atreven a hacer ninguna predicci¨®n del curso que seguir¨¢ la pandemia, aunque miran el horizonte con pesimismo, sostienen que el miedo y la ignorancia est¨¢n detr¨¢s de la tardanza en llegar al hospital. Pero tambi¨¦n que el ¡°qu¨¦date en casa si tienes s¨ªntomas leves¡±, tantas veces repetido al inicio de la enfermedad, ha sido un mal mensaje visto con perspectiva. En qu¨¦ medida han influido todas estas variables es dif¨ªcil, si no imposible, de medir.
En la actualidad, Estados como Nuevo Le¨®n, Nayarit o Tabasco han sobrepasado la l¨ªnea roja y su ocupaci¨®n hospitalaria para enfermos de la covid supera el 65%, aunque la media nacional indica que hay a¨²n un 54% de camas disponibles. Tabasco, Nuevo Le¨®n y Baja California son tambi¨¦n quienes presentan datos m¨¢s preocupantes respecto a las camas para enfermos que necesitan respirador. En algunos Estados, la pandemia est¨¢ muy viva, incluso en aquellos que durante tiempo se pens¨® que se hab¨ªan salvado de lo peor, como Colima.
En todo caso, ?no ser¨ªa mejor tenerlas todas ocupadas y tratar de salvar vidas que exhibir el porcentaje de desahogo hospitalario como una muestra del ¨¦xito en el combate pand¨¦mico? En otros pa¨ªses, los centros de salud estaban al borde del caos y no pudieron atender a los que ped¨ªan ayuda. En M¨¦xico, sencillamente, fallecen sin pedirla, concediendo, de paso, una buena imagen a un sistema sanitario que est¨¢ muy lejos de poderla presumir. Quiz¨¢ la llamada m¨¢s insistente de los que pilotan esta enfermedad deber¨ªa ser ¡°acuda al hospital¡±, en lugar de ¡°qu¨¦dese en casa¡±. O incluso ir a buscarlos a los barrios en los que se sabe que abundan aquellos que conjuran el contagio mirando para otro lado.
La ocupaci¨®n hospitalaria es, por ¨²ltimo, un dato escurridizo en manos de quienes tengan como prioridad cambiar el color al sem¨¢foro para ir abriendo la maltrecha econom¨ªa. Se revela como un incentivo perverso. No se necesitaba hace semanas porque se pod¨ªa aguantar un poco m¨¢s con las empresas cerradas, pero a medida que pasa el tiempo, la situaci¨®n se torna dif¨ªcil. El presidente, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, ha salido de gira y los negocios, parques y jardines van franqueando sus puertas; otros se ven obligados a dar marcha atr¨¢s. La temprana puesta en marcha del desconfinamiento, bien que ¡°ordenado, cauto y con precauciones¡±, como se dijo, vaticinaba un punto en la gr¨¢fica en que se confundir¨ªa el curso normal de la pandemia con los rebrotes precoces. Y as¨ª parece estar ocurriendo.
?Qu¨¦ pruebas hay de ello? Apenas el d¨ªa a d¨ªa que reflejan los medios de comunicaci¨®n. Cuando m¨¢s se necesitaba una gu¨ªa para ir volviendo a la calle, la discrepancia pol¨ªtica apag¨® por unos d¨ªas el sistema dise?ado para ello. El sem¨¢foro de colores choc¨® con la desconfianza del Gobierno federal en los datos que facilitaban algunos Estados sobre el verdadero alcance del virus en sus territorios. Y las recomendaciones de los organismos internacionales, como la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, de caminar juntos para erradicar la crisis, ha saltado por los aires en M¨¦xico. Este lunes, el subsecretario de Salud, Hugo L¨®pez-Gatell, ha afirmado, sin embargo, que el di¨¢logo con los gobernadores sigue su curso.
Pero cada Estado, cada municipio est¨¢ desconfinando como dios le da a entender. En esa confusi¨®n, en la que algunos gobernadores se permiten hacer chistes con la pol¨ªtica err¨¢tica del Gobierno federal, el terrible n¨²mero de muertos pone a M¨¦xico en el cuarto puesto mundial en total acumulado, por detr¨¢s de Estados Unidos, Brasil y el Reino Unido ¡ªen n¨²mero de fallecidos por mill¨®n de habitantes, como defiende el Gobierno, no ocupa ese puesto¡ª, mientras la crisis v¨ªrica, en todo su vigor, parece adormecida. Y eso es con la cifra oficial, es decir, 41.324 fallecidos estimados en el corte de este lunes. Sin tener en cuenta el enorme subregistro admitido por el Gobierno que obliga a multiplicar por tres y a ampliar el per¨ªmetro de los cementerios en la periferia de las grandes ciudades, como la capital.
Con todo, el Gobierno afirma que la pandemia est¨¢ desacelerando, un t¨¦rmino que hay que tomar con pinzas porque significa que reduce sus casos o que los casos siguen al alza pero a un ritmo menor. Esta ¨²ltima es la explicaci¨®n que se da en rueda de prensa, la progresi¨®n es m¨¢s lenta, pero siempre se toma como referencia el inicio de s¨ªntomas y se deja fuera a los que no tienen s¨ªntomas, que son muchos. Adem¨¢s, entre contagio y s¨ªntomas hay un plazo y esos no entran en la estad¨ªstica, lo que da una falsa idea de decrecimiento si se miran las ¨²ltimas semanas.
Tanto el n¨²mero de muertes como el de contagios tienen rezago en las cifras diarias, as¨ª que no son v¨¢lidos para medir con precisi¨®n, aunque ahora se ofrecen estimaciones teniendo en cuenta c¨®mo se comportan los casos sospechosos cada semana. Adem¨¢s, el conocimiento exhaustivo de los contagios depende de las pruebas que se efect¨²en a la poblaci¨®n y en este punto, como se sabe, M¨¦xico presenta unas cifras irrisorias respecto a otros pa¨ªses, apenas unas 822.000 en lo que va de pandemia y un 10% de ellas est¨¢n a¨²n esperando los resultados. A ciegas solo avanza la pandemia.
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