Boleto al desastre
El Gobierno mexicano tiene ante s¨ª un reto formidable: sacarnos de un abismo a¨²n m¨¢s profundo que aquel en que nos encontr¨® cuando tom¨® el poder, en diciembre de 2018
A¨²n no conocemos las dimensiones que terminar¨¢ por cobrar al final este desastre, porque el desastre todav¨ªa ocurre all¨¢ afuera, ante nuestros ojos, y no tiene fecha previsible de t¨¦rmino. Pero ya hay que tener claro que las p¨¦rdidas econ¨®micas que dejar¨¢ la covid-19 en M¨¦xico ser¨¢n tan catastr¨®ficas como lo han sido las humanas. El cierre de miles de negocios y la ca¨ªda masiva del empleo (seg¨²n c¨¢lculos oficiales, alrededor de once millones de personas han perdido parcial o totalmente su fuente de ingresos) no ser¨¢n f¨¢ciles de superar. Y la merma en la recaudaci¨®n y en la inversi¨®n y la veloz retirada de fondos de nuestro sistema bancario (todo est¨¢ sucediendo ya) har¨¢n las cosas mucho peores.
Llamar a esto un desastre no es una idea alarmista o poco fundamentada. Su fuente, de hecho, es el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, quien dijo que el pa¨ªs enfrentar¨¢ en 2021 su peor a?o ¡°desde 1932¡±. ?Qu¨¦ sucedi¨® entonces? Pues que las secuelas de la Gran Depresi¨®n (que arrasaron con las inversiones estadounidenses) y las crisis simult¨¢neas del campo, el petr¨®leo y la miner¨ªa, adem¨¢s de las grillas pol¨ªticas de rigor (eran los tiempos del ¡°Maximato¡± de Calles), quebraron las finanzas p¨²blicas, hicieron caer el PIB alrededor de 14 por ciento y orillaron a la renuncia del presidente Pascual Ortiz Rubio, quien es, hasta hoy, el ¨²ltimo mandatario mexicano que no lleg¨® al t¨¦rmino de su periodo.
Pero la cat¨¢strofe humana y el crack econ¨®mico no son los ¨²nicos problemas. Tambi¨¦n la pol¨ªtica enfrenta horas negras. Los roces o la abierta ruptura del gobierno federal con algunas administraciones estatales y con las c¨¢maras de empresarios, y su tono beligerante y ¨¢spero para con otros muchos colectivos (feministas, acad¨¦micos, artistas, becarios, m¨¦dicos, cient¨ªficos, etc¨¦tera), han hecho irrespirable el ambiente. En fin: la cosa va terriblemente mal y no hay un plan que permita albergar expectativas de recuperaci¨®n.
El gobierno mexicano tiene ante s¨ª un reto formidable: sacarnos de un abismo a¨²n m¨¢s profundo que aquel en que nos encontr¨® cuando tom¨® el poder, en diciembre de 2018. El problema es que ese gobierno est¨¢ encabezado por un presidente que se aferra a una agenda pensada para un mundo sin covid-19, en el que la recaudaci¨®n no colapsar¨ªa y en el que contar¨ªa con presupuesto para una serie de proyectos y medidas con que esperaba dejar huella. Solo que ese mundo ya no existe y sus proyectos se han convertido en un lastre. ?O de verdad la prioridad de un pa¨ªs que ha sido azotado por una pandemia que ha causado ya casi 65 mil v¨ªctimas y que enfrenta un escenario calamitoso en su presente y futuro inmediatos son un tren tur¨ªstico, un aeropuerto militarizado, una refiner¨ªa nueva y la rifa simb¨®lica de un avi¨®n (porque lo que se rifa no es el avi¨®n, desde luego, que sigue y seguir¨¢ siendo un problema sin resolver)?
Y la otra prioridad oficial, menos cacareada pero igual de obvia, son las elecciones federales de 2021. Porque lo que parece desvelar al presidente no es la quiebra a la que se han visto arrastrados millones de mexicanos, sino conservar las mayor¨ªas de sus adeptos en el Congreso y avanzar en algunas gubernaturas. ?Nadie le ha dicho que el sexenio ya casi est¨¢ perdido, que hagamos lo que hagamos las consecuencias de la covid-19 ser¨¢n terribles y perdurables y que lo mejor ser¨ªa arremangarse y encabezar un plan nacional de reconstrucci¨®n? Resulta curioso que a un pol¨ªtico tan afecto a explicar la actualidad mediante episodios hist¨®ricos no se le ocurra que, alg¨²n d¨ªa, ser¨¢ visto como el presidente al que el pa¨ªs se le hundi¨® en la peor crisis en un siglo mientras ¨¦l se afanaba en vender los boletos de una rifa.
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