Los inquilinos expulsados por la pandemia en M¨¦xico: ¡°Solo me daba para comer y deb¨ªa seis meses de renta¡±
La ca¨ªda de ingresos y el incremento de los alquileres exacerba la vulnerabilidad de los arrendatarios
El mu?eco de la ni?a, 30 pesos. Jota Jota, el cachorro de pilas que levanta las patas, no menos de 60 pesos. ¡°No s¨¦ si ladra, pero hace ruiditos¡±, dice Diana Lemus a los interesados, protegida por una careta. ¡°?M¨¦tale la mano, patr¨®n!¡±, anima Omar Navarro. Desde temprano, a orillas de un canal que huele a podrido, el matrimonio se ha instalado con los restos de su mudanza en el tianguis de Potrero del Rey, una colonia humilde en el municipio de Ecatepec. Deben seis meses de renta y esperan que las veinte cajas de cacharros ayuden a empezar a pagar. Mientras re¨²nen la suma, se han mudado a casa de los suegros, a una hora y media de la colonia donde sol¨ªan vivir. ¡°Ha sido un cambio radical¡±, resume Lemus sobre su nuevo vecindario.
El coronavirus ha provocado un incremento hist¨®rico del desempleo. Hasta julio, M¨¦xico hab¨ªa perdido algo m¨¢s de un mill¨®n de empleos formales y, seg¨²n un an¨¢lisis del Consejo de Evaluaci¨®n de Pol¨ªtica Social (Coneval), hasta 11 millones de personas corren el riesgo de caer en pobreza extrema. Si bien las autoridades aseguran que en agosto se recuperar¨¢n puestos de trabajo, la vuelta a los niveles de producci¨®n y empleo anteriores a la crisis tardar¨¢ tiempo. Ante el peor derrumbe en d¨¦cadas, el pago de las rentas se ha vuelto una preocupaci¨®n para miles de inquilinos.
El 16% de las viviendas en M¨¦xico es de alquiler, seg¨²n los ¨²ltimos datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica y Geograf¨ªa (Inegi). Aunque el porcentaje es menor que en otros pa¨ªses, el monto relativo que se destina a la renta es superior al est¨¢ndar internacional, seg¨²n un estudio de Coneval de 2018. El 10% con menores ingresos llega a gastar el 61%, lo que deja un escaso margen para cubrir otras necesidades b¨¢sicas. Con la ca¨ªda de ingresos por la pandemia, ese margen se ha vuelto a¨²n m¨¢s estrecho. Algunos arrendatarios han logrado negociar una rebaja del alquiler, pero otros se han visto obligados a dejar su vivienda. Seg¨²n una encuesta reciente de la ONG Habitat International Coalition (HIC), un 62% de los inquilinos entrevistados en mayo tuvo problemas para cumplir con el alquiler. De estos, un 35% trabajaba y otro 24% estaba desempleado.
En marzo, Lemus y Navarro, de 32 a?os, dejaron de pagar la renta de su departamento en la colonia Obrera, en el centro de Ciudad de M¨¦xico. Era un edificio modesto con grandes ventanales que dejaban entrar el fresco y el traj¨ªn de la capital. Trabajaban de meseros en eventos de noche y el cierre de los restaurantes y bares fue una patada. El matrimonio improvis¨® y empez¨® a vender aguas de sabor en la calle, pero las cuentas segu¨ªan sin cuadrar. De ganar unos 24.000 pesos al mes, unos 900 d¨®lares, pasaron a ingresar 8.000, unos 360 d¨®lares. Casi la mitad iba a pagar la renta. Cuando rompi¨® la temporada de lluvias sobre la capital, el consumo de agua baj¨® y con ¨¦l los ingresos.
El arrendador les dijo que esperaba. En siete a?os, no le hab¨ªan fallado con la renta. Aun as¨ª, la presi¨®n crec¨ªa. ¡°Sent¨ªa que me estaba estancando. Me sal¨ªa para comer, pero no para m¨¢s y la deuda segu¨ªa aumentando mes con mes¡±, recuerda Lemus. A mediados de agosto, la pareja y sus cuatro hijos dejaron la colonia y se mudaron a un altillo pintado de azul en la casa de los suegros en la colonia Potrero del Rey. Es una calle de viviendas bajas, suelo de tierra y baches. Se dice que la van a pavimentar. La basura la recoge un carro tirado por una yegua. All¨ª, el matrimonio ahorra en renta, a costa de alejarse de su fuente de empleo. ¡°Est¨¢n saliendo eventos nuevamente. Mi trabajo est¨¢ all¨¢. Son pasajes, una hora y media de tiempo de traslado¡±, explica Lemus.
Al desplome de ingresos se a?ade el incremento de las rentas, incluso en plena pandemia. ¡°Los propietarios no digieren todav¨ªa que el mercado est¨¢ muy castigado y se niegan a entrar en el c¨ªrculo de baja de precios y eso hace que el sector todav¨ªa se contraiga m¨¢s¡±, explica Roberto Barrios, presidente de la Asociaci¨®n de Profesionales Inmobiliarios. Seg¨²n informaci¨®n del portal Propiedades.com facilitada a EL PA?S, el precio promedio de las rentas de departamentos en oferta en Guadalajara, Ciudad de M¨¦xico y Canc¨²n baj¨® al inicio de la pandemia para luego rebotar. En la capital, los alquileres cayeron un 8,6% en marzo, pero en mayo ya eran 21% superiores a los de febrero. En junio y julio, se estabilizaron en niveles similares a los del periodo anterior a la pandemia.
A Yolanda Bonilla, vendedora ambulante de postres y madre soltera de 37 a?os, el arrendador le quiso subir el alquiler a finales de abril un 60%, de 3.000 a 4.800 pesos. El Gobierno ya hab¨ªa declarado la emergencia sanitaria y las calles estaban pr¨¢cticamente vac¨ªas de viandantes y comedores de gelatina. ¡°Que por la crisis que est¨¢bamos pasando hab¨ªa cerrado su tienda y ten¨ªa que asegurar su bienestar y el de su hija, que no me hab¨ªa subido el a?o anterior y que ya era tiempo¡±, recuerda que le dijo. Como Bonilla no pod¨ªa pagar y ya se venc¨ªa el mes, el propietario les dio a ella y sus tres hijos adolescentes nueve d¨ªas para dejar el departamento en la delegaci¨®n Azcapotzalco de la capital.
Solo el 41% de contratos de alquiler en M¨¦xico est¨¢n registrados, seg¨²n los ¨²ltimos datos del Inegi. El de Bonilla era de palabra, pese a llevar casi cuatro a?os en ese departamento. Al principio, el propietario s¨ª le hizo un contrato por escrito, pero al terminar se lo renov¨® verbalmente. Bonilla le pidi¨® varias veces que lo oficializaran en un documento, pero la petici¨®n se qued¨® en nada y ella lo dej¨® pasar. ¡°Tanto yo pod¨ªa salirme cuando lo deseara como ¨¦l me pod¨ªa pedir el departamento cuando quisiera¡±, explica. Esa flexibilidad para ambas partes se ha vuelto en su contra en el peor momento.
La ausencia de contrato por escrito deja al arrendatario vulnerable ante posibles abusos, seg¨²n la abogada Mar¨ªa Silvia Emanuelli, coordinadora para Am¨¦rica Latina de Habitat International Coalition. Un 8% de los entrevistados para la encuesta de esta ONG afirma haber sido presionado para dejar la vivienda durante la pandemia. ¡°Es m¨¢s f¨¢cil presionar al inquilino para dejarla si no tiene un contrato. Normalmente no se defiende en un juicio. Se puede resistir y el propietario recurrir, pero en muchas ocasiones el inquilino no quiere pasar por ese proceso. Prefieren irse¡±, explica Emanuelli. En Ciudad de M¨¦xico, el c¨®digo civil no prev¨¦ una sanci¨®n por la falta de contrato por escrito, apunta.
Repunte de desalojos, a la vista
A principios de julio, varias plataformas de la sociedad civil as¨ª como diputados locales de Morena llevaron al Congreso de la capital una reforma al c¨®digo civil. Como respuesta a la crisis, la iniciativa propon¨ªa impedir los desalojos en caso de no haber contratos por escrito y abrir la posibilidad, en momentos de emergencia, de que el inquilino solicitara una ¡°renegociaci¨®n transitoria o definitiva de las condiciones¡±. La propuesta fue criticada por la oposici¨®n y las organizaciones patronales al considerar que vulneraba la seguridad jur¨ªdica de los propietarios y Morena la mand¨® al congelador.
Hasta ahora, los desalojos judiciales como consecuencia de la pandemia son escasos. Los tribunales estatales cerraron durante los meses de mayor contagio y apenas acaban de abrir. Sin embargo, el incremento del impago debido a la crisis econ¨®mica hace prever un repunte en los siguientes meses. El despacho especializado Aequitas Abogados recibi¨® en julio 45 demandas judiciales por desalojo cuando lo habitual eran 16 mensuales. Los juicios tardan en promedio unos seis meses y un 90% de los que han tratado se resuelve a favor del demandante, asegura el abogado Carlos Ochoa. Solo en Ciudad de M¨¦xico se lanzaron entre 2014 y 2018 un promedio de unos 1.200 desalojos a arrendatarios al a?o, seg¨²n datos p¨²blicos del Tribunal Superior de Justicia de la capital.
Frente a los juzgados de lo civil en Ciudad de M¨¦xico, los cargadores, como se conoce al personal que vac¨ªa los departamentos de muebles y objetos personales, esperan impacientes un retorno de la actividad. En medio de un bullicio de trajes y maletines de abogado, reparten tarjetas de contacto o se dedican a aparcar coches. ¡°Se supone que hay tres o cuatro meses de rezago por la covid¡±, dice Diego Castillo. Este martes ha tenido trabajo: un departamento habitado por una familia de cinco personas y pendiente de desalojo desde marzo. El Gobierno local ha enviado un cami¨®n de polic¨ªa y Castillo ha tardado alrededor de una hora en vaciarlo. M¨¢s de lo normal, dice. ¡°El due?o nos argumentaba que el inmueble estaba vac¨ªo. Pero ten¨ªan much¨ªsimas cosas, ch¨¢chara¡±, explica.
La venta de peluches y zapatos desgastados en el tianguis de Potrero del Rey va viento en popa. A ratos, los clientes se amontonan y el puesto de Lemus y Navarro es la envidia de los comerciantes vecinos. Pero la pareja necesita m¨¢s para levantarse de nuevo. Con la econom¨ªa renqueante, est¨¢ considerando vender antojitos o caretas anticovid en la calle. ¡°Las cosas no se van a ir recuperando de un momento a otro¡±, reconoce Lemus. El matrimonio sue?a en comprar un terrenito, una parcela de estabilidad que les evite un nuevo descalabro por el impago de la renta. Mientras, en el altillo color azul toca bajar el volumen del reguet¨®n para que los suegros no se enojen.
CARLOS MART?NEZ: "INFONAVIT NO EJECUTAR? DESALOJOS POR IMPAGOS"
Carlos Mart¨ªnez detenta la llave del mercado hipotecario del pa¨ªs. Como director general de Infonavit, entidad l¨ªder en cr¨¦ditos para la compra de vivienda, ha tenido que enfrentar el desplome hist¨®rico del empleo y de la actividad econ¨®mica. ¡°Hemos tenido una afectaci¨®n importante. Al menos 20% de los trabajadores formales que cotizan en Infonavit tiene un cr¨¦dito con nosotros¡±, reconoce. Alrededor de 316.000 acreditados de un total de seis millones se han acogido a uno de los programas de emergencia por la crisis: el diferimiento de pago hasta por seis meses o el seguro de desempleo que cubre los desembolsos durante un trimestre.
Desalojar a los acreditados que se retrasen en el pago est¨¢ fuera de la mesa. ¡°En las Administraciones anteriores, cuando el acreditado dejaba de pagar se le demandaba jur¨ªdicamente. Se quedaron pendientes de ejecutar 260.000 casos. Ya no hemos continuado con ellos¡±, apunta Mart¨ªnez. ¡°Tenemos que agotar todas las opciones para que el trabajador pueda pagar¡±. Esa nueva pol¨ªtica de cobranza explica, asegura el funcionario, que el n¨²mero de reestructuras de la deuda para acreditados se haya duplicado en 2019 - un mill¨®n frente al promedio anual de 500.000 en el sexenio anterior-.
Pese a que las proyecciones apuntan a una ca¨ªda del PIB en 2020 sin precedentes y que la liquidez del Instituto depende en buena medida de las contribuciones de los empleadores, el funcionario se muestra confiado en la ¡°gran solidez financiera¡± de la instituci¨®n. ¡°La cartera vencida de los cr¨¦ditos al cierre del semestre era de 14.93% y antes de la crisis 13,39%. Creemos que se puede mantener estable¡±, dice. ¡°Si las cosas contin¨²an como hasta ahora, no vemos un riesgo financiero¡±.
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