La muerte poco visible de la epidemia en M¨¦xico

Desde que se inici¨® la pandemia, un 71% de los miles de positivos covid en M¨¦xico que ha pasado por cuidados intensivos (UCI) o intubaci¨®n para apoyo respiratorio ha fallecido. La cifra sube hasta un 82% entre confirmados y sospechosos atendidos en los mayores proveedores de salud p¨²blica del pa¨ªs para personas con trabajo formal (IMSS, ISSSTE).

Esta cifra var¨ªa por entidades federativas, pero nunca baja de cuatro de cada diez, y en algunos casos roza el 90%.

Una recopilaci¨®n reciente de estudios de mortalidad de pacientes covid en UCIs de China, Italia, Estados Unidos, Dinamarca o Espa?a situaba el porcentaje para todos ellos en valores mucho menores: entre 25% y 40%. ?Es la epidemia el doble de letal en Tijuana que en Madrid, o hay algo m¨¢s explicando estos valores anormalmente altos? Un an¨¢lisis pormenorizado de las cifras oficiales a d¨ªa de hoy apunta a lo segundo: no ser¨ªa tanto que los tratamientos fallen, ni que el virus afecte m¨¢s a los mexicanos, sino que muchos no estar¨ªan accediendo a los cuidados necesarios para su estado.

Falta acceso

En el punto m¨¢s cr¨ªtico de la epidemia (mayo-junio), los datos se?alaban un problema que se mantiene: una gran mayor¨ªa de las muertes confirmadas o bajo estudio de infecci¨®n aparec¨ªa en la base oficial como no tratada por UCI, ni por intubaci¨®n.

La falta de tratamiento codificado es mayor entre los pacientes del IMSS y del ISSSTE que entre quienes accedieron a cuidados por otras v¨ªas, como la privada. En suma, dos tercios de fallecimientos positivos no habr¨ªa disfrutado de acceso a lo que se considera a¨²n hoy como el cuidado b¨¢sico para pacientes cr¨ªticos de una afecci¨®n que, pese a mostrar derivaciones sist¨¦micas, se sigue considerando como marcadamente respiratoria en sus versiones graves.

Cuando se montan todas las categor¨ªas de pacientes cr¨ªticos (confirmados o sospechosos) por sector de entrada al sistema, la imagen es mucho m¨¢s n¨ªtida: al final, el grupo mayoritario es el que aparece sin tratamiento de cuidados intensivos o de soporte respiratorio.

A menos que la propia Secretar¨ªa de Salud est¨¦ dejando de codificar acceso a cuidados, esta perspectiva ayuda a entender por qu¨¦ el porcentaje de muertes tras pasar por UCI es tan alto: sencillamente, parece que un gran n¨²mero de enfermos con evoluciones graves de la covid no tiene acceso al soporte m¨¦dico necesario, lo cual sugiere que, quien llega a ¨¦l antes de recuperarse o fallecer, lo hace en una situaci¨®n de deterioro considerable.

Bajo esta ¨®ptica se puede recuperar el mapa por entidades, pero ahora ubicando cada una de ellas en ambas dimensiones: no solo el porcentaje de muertes entre los cr¨ªticos, sino tambi¨¦n la otra cara de la moneda: la proporci¨®n de fallecidos que no habr¨ªa recibido tratamiento cr¨ªtico. Los territorios en la parte superior derecha de este gr¨¢fico (Sonora, Coahuila) concentran probablemente peores condiciones de descubrimiento, reporte y acceso para enfermos de covid.

Muertes por contar

Los an¨¢lisis de cuidados est¨¢n limitados por los problemas inherentes a la base de datos oficial: una extraordinariamente detallada en la informaci¨®n que ofrece para cada individuo, pero tambi¨¦n muy incompleta. El pasado domingo, el director del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (CENAPRECE) presentaba en la rueda de prensa diaria la ¨²ltima actualizaci¨®n de las estimaciones de exceso de muertes que viene realizando la entidad. Este m¨¦todo consiste en comparar el n¨²mero de fallecimientos del presente a?o con los esperados seg¨²n lo observado en a?os anteriores. De esta manera el calibrado del impacto de la pandemia no depende del n¨²mero de pruebas diagn¨®sticas de infecci¨®n de SARS-CoV-2 realizadas, que en M¨¦xico son comparativamente escasas. La ¨²ltima versi¨®n de la cifra de exceso de muertes es m¨¢s completa y detallada que las anteriores: ahora s¨ª incluye a las 32 entidades federativas. Adem¨¢s, distingue entre muertes confirmadas, sospechosas o atribuibles a covid, y no atribuibles con la informaci¨®n disponible a d¨ªa de hoy.

Es probable que estos n¨²meros se sigan moviendo, pero hasta finales de septiembre arrojaban m¨¢s de 190.000 muertes por encima de las esperadas desde el primero de enero de 2020; de ellas, dos tercios se pueden considerar como directamente causadas por una infecci¨®n del coronavirus y de estas 130.000, apenas algo m¨¢s de un 50% se inclu¨ªa como confirmada en la base de datos de casos individuales.

Como ya se ve¨ªa en los datos provisionales hasta junio, el exceso es particularmente intenso entre hombres de mediana edad, algo que encajar¨ªa tanto con la mayor exposici¨®n a riesgo por la recuperaci¨®n de la actividad econ¨®mica en mitad del contagio, como con la estructura de comorbilidades (obesidad, diabetes) distintiva de la poblaci¨®n mexicana, capaz de interactuar tanto con el virus como con el peor acceso a cuidados en contexto de pandemia para producir un diferencial en este segmento.

Muchas de estas muertes, decenas de miles de ellas, no aparecen en unos datos de cuidados que por s¨ª mismos ya sugieren incompletitud y falta de acceso. Una vez las incorporemos, si es que lo logramos, probablemente solo profundicen la impresi¨®n de que lo letal en el pa¨ªs no es solo el virus en s¨ª mismo, sino la manera que tiene de interactuar con el contexto, y con las pol¨ªticas, de M¨¦xico.