El respiro de la pandemia en M¨¦xico
El pa¨ªs acumula varias semanas de descenso, pero algunos aumentos en ciertas zonas del pa¨ªs plantean la duda de hasta d¨®nde puede llegar la epidemia
Entre mediados de julio y la pen¨²ltima semana de agosto, el virus le dio un respiro a M¨¦xico. Los casos semanales descendieron. Tambi¨¦n lo hizo el porcentaje de positivos sobre el total de pruebas realizadas, indicando que el descenso no fue artificial ni producto de un descenso en los tests. Tambi¨¦n se apreciaba en las infecciones respiratorias sin causa espec¨ªfica identificada que entraban al sistema de vigilancia epidemiol¨®gica, y en la ocupaci¨®n de las camas hospitalarias, tanto de cuidados intensivos como de hospitalizaci¨®n general, dedicadas a los pacientes de covid. El valle en los datos coincid¨ªa con la paulatina incorporaci¨®n del pa¨ªs a una ¡°nueva normalidad¡± que ha implicado cada vez m¨¢s contactos entre personas. La situaci¨®n ha llevado al presidente a afirmar que M¨¦xico hab¨ªa logrado ¡°domar la pandemia¡±.
Sin embargo, las cifras s¨®lidas m¨¢s recientes indican repuntes localizados de contagio, posiblemente atados al retorno a la vida cotidiana. En la rueda de prensa del pasado s¨¢bado 5, la autoridad gubernamental afirmaba que el incremento observado (que prefer¨ªan calificar como ¡°meseta¡±, indicando estabilidad) se deb¨ªa probablemente al aumento de actividades socioecon¨®micas. Esta hip¨®tesis se ve reforzada por la subida, bastante significativa, de infecciones respiratorias agudas graves cuyo cuadro cl¨ªnico es similar al de la covid-19 (¡°pr¨¢cticamente indistinguible¡± seg¨²n lo calific¨® el propio Hugo L¨®pez Gatell, subsecretario de Salud, en mayo). Las cifras de infecciones detectadas por el sistema de vigilancia epidemiol¨®gica se han mantenido en valores excepcionalmente altos para esta ¨¦poca del a?o desde principios de abril, cuando el contagio de SARS-CoV-2 comenz¨® a tomar fuerza en el pa¨ªs. Tocaron techo a principios de julio para m¨¢s tarde descender, pero en las ¨²ltimas dos semanas su repunte ha sido tal que ha superado aquel m¨¢ximo.
No es posible saber a ciencia cierta si este incremento se debe a infecciones de covid, pero unido al mencionado aumento de casos confirmados, y en ausencia de otras explicaciones, resulta otro indicador m¨¢s de alerta temprana.
Por ahora, estas cifras no se han trasladado a un aumento generalizado de muertes, ni tampoco de la tasa de ocupaci¨®n de los hospitales. ?sta, de hecho, se encuentra en un 33% para camas de hospitalizaci¨®n general y un 28% para aquellas equipadas con ventiladores, destinadas a pacientes cr¨ªticos de covid. Los valores eran del 46% y 39% respectivamente el pasado 20 de julio. Los n¨²meros agregados son por tanto alentadores y quiz¨¢s sugieren que las infecciones actuales afectan en menor medida a poblaci¨®n vulnerable, pero caben tres cautelas al menos a la hora de leerlos: primero, M¨¦xico se ha caracterizado por tasas de hospitalizaci¨®n relativamente bajas entre sus pacientes de covid; segundo, existe cierto retraso entre infecci¨®n, hospitalizaci¨®n y muerte que puede que todav¨ªa no se haya cumplido para estas nuevas olas, siendo adem¨¢s que el subreporte de muertes en el pa¨ªs que indican los propios datos oficiales de exceso de mortalidad es considerable; tercero, y quiz¨¢ el m¨¢s importante: el tama?o de M¨¦xico es tal que la evoluci¨®n de la pandemia no puede ser le¨ªda como un todo uniforme en el pa¨ªs, como ha se?alado en numerosas ocasiones la propia Secretar¨ªa de Salud. Tampoco, y menos que nunca, con los posibles rebrotes.
Muchas epidemias en una
El descenso agregado de la tasa de ocupaci¨®n de hospitales, por ejemplo, no corresponde con lo que sucede en todas las entidades federativas: en el ¨²ltimo mes y medio, para al menos siete de ellas los porcentajes han aumentado. En la que presenta una situaci¨®n m¨¢s preocupante, Colima, el descenso es apenas perceptible. La situaci¨®n es notablemente mejor en lugares como Chiapas, Campeche o Sonora, que han pasado de tener entre un tercio y la mitad de plazas ocupadas a apenas una de cada ocho-diez.
En paralelo, los aumentos de casos por mill¨®n de habitantes para la ¨²ltima semana con datos fiables (la que cerr¨® agosto; los datos de septiembre a¨²n son muy provisionales como para sacar conclusiones debido a los retrasos entre infecci¨®n y confirmaci¨®n) muestran que, en efecto, el descenso es n¨ªtido en los mentados Chiapas o Campeche. Pero a la vez se est¨¢n produciendo llamativos incrementos en puntos que, de hecho, ya hab¨ªan pasado por brotes importantes (Nuevo Le¨®n o la capital); o simplemente est¨¢n en el primero (Quer¨¦taro).
Estos patrones diferenciados se aprecian claramente cuando se a¨ªsla la curva de casos nuevos por mill¨®n para las seis entidades federativas que m¨¢s han crecido en la ¨²ltima semana de agosto.
Hay rebrotes m¨¢s o menos n¨ªtidos, como los de Ciudad de M¨¦xico o el Estado que alberga Monterrey. Pero tambi¨¦n otras curvas que nunca llegaron a bajar y por tanto se encuentran en su primera fase de crecimiento, como Quer¨¦taro o Durango.
Ni siquiera en el interior de estos territorios cabe pensar en una sola din¨¢mica epid¨¦mica: el tama?o de cada uno, la diversidad rural y urbana, es lo suficientemente grande como para que amerite una atenci¨®n diferenciada en su seno. No en vano la vasta Zona Metropolitana del Valle de M¨¦xico, que cobija a m¨¢s de veinte millones de almas entre la capital y su ¨¢rea periurbana ubicada sobre todo en el vecino Estado de M¨¦xico, presenta evoluciones muy distintas en su interior. Mientras la periferia se calma, distritos en el coraz¨®n de la metr¨®poli observan incrementos significativos.
Los respiros que hasta ahora ha concedido la epidemia, tanto en M¨¦xico como en el resto del mundo, se adivinan moment¨¢neos e inciertos a la luz de estos datos, que no dejan f¨¢cil bajar la guardia ni asumir domesticaciones: el techo del virus, su alcance real y los da?os que pueda producir, todav¨ªa son una inc¨®gnita.
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