Ox¨ªgeno en casa para combatir al coronavirus
La saturaci¨®n hospitalaria y el miedo disparan la compra de equipos con respiradores en Ciudad de M¨¦xico
La m¨²sica electr¨®nica que suena estridentemente por el altavoz anima a los clientes que hacen fila fuera de la saturada tienda de David Santos. Frente a un cartel donde se lee ¡°Aproveche nuestra promoci¨®n en ox¨ªgeno, ?hasta agotar existencias!¡±, seis personas esperan a ser atendidos con partes m¨¦dicos de color amarillo en una mano y carritos con bombonas de gas en la otra. Un hombre pregunta por el precio de una recarga de ox¨ªgeno. ¡°360 pesos, se?or¡±, un poco m¨¢s de 17 d¨®lares para un volumen que durar¨¢ alrededor de tres horas si el paciente no est¨¢ grave. En la fila hay enfermos con c¨¢ncer y ...
La m¨²sica electr¨®nica que suena estridentemente por el altavoz anima a los clientes que hacen fila fuera de la saturada tienda de David Santos. Frente a un cartel donde se lee ¡°Aproveche nuestra promoci¨®n en ox¨ªgeno, ?hasta agotar existencias!¡±, seis personas esperan a ser atendidos con partes m¨¦dicos de color amarillo en una mano y carritos con bombonas de gas en la otra. Un hombre pregunta por el precio de una recarga de ox¨ªgeno. ¡°360 pesos, se?or¡±, un poco m¨¢s de 17 d¨®lares para un volumen que durar¨¢ alrededor de tres horas si el paciente no est¨¢ grave. En la fila hay enfermos con c¨¢ncer y neumon¨ªa, pero la mayor¨ªa son familiares de infectados con coronavirus, reconocibles por sus medidas extremas de protecci¨®n, llevan varias mascarillas sobrepuestas y visera de pl¨¢stico. David Santos, el joven encargado de las facturas, explica que en las ¨²ltimas semanas, con el repunte de hospitalizaciones tan alarmante que vive Ciudad de M¨¦xico, la venta de ox¨ªgeno para tratar a los enfermos en casa se ha disparado, y el producto comienza a escasear.
La jefa de Gobierno de Ciudad de M¨¦xico, Claudia Sheinbaum, ha insistido en numerosas ocasiones desde finales de octubre que la ciudad sufre un preocupante aumento de ingresos hospitalarios por coronavirus. La tendencia a la baja que ha vivido la capital ha cambiado radicalmente a principios de noviembre. Actualmente, el 49% de las camas est¨¢n ocupadas. Sin embargo, 23 hospitales p¨²blicos como el Gea Gonz¨¢lez o el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), reportan saturaci¨®n y no admiten a m¨¢s pacientes. En consecuencia, muchos enfermos buscan tratamiento en casa y se forman en los alrededores de los hospitales para comprar bombonas. A medida que las camas de los hospitales se ocupan, las filas del ox¨ªgeno se hacen cada vez m¨¢s largas.
En una tienda cerca del INER, Guillermo Acerver espera para devolver el equipo que rent¨® para su mujer, Patricia. Su familia se contagi¨® en una reuni¨®n, pero solo su mujer y un t¨ªo de ella tuvieron s¨ªntomas graves. ¡°Fuimos al hospital, pero solo le hicieron la prueba a ella porque mostraba s¨ªntomas, fueron muy r¨¢pidos¡±. No estaba tan grave como para ingresarla, as¨ª que le recetaron paracetamol y la enviaron a casa. Patricia es paciente de riesgo por tener linfoma y empez¨® a empeorar a las pocas semanas. Guillermo tem¨ªa que se contagiara a¨²n m¨¢s si pasaba por el triaje de un hospital, as¨ª que llam¨® a la doctora Rosario Rodr¨ªguez Coronado, una otorrinolaring¨®loga particular que le recomendaron. ¡°Es una doctora muy humana, salv¨® a mi mujer¡±, repite Acerver una y otra vez con agradecimiento. Coronado pas¨® consulta a Patricia por videollamada y cuando su saturaci¨®n de ox¨ªgeno baj¨® le recomend¨® nebulizaciones combinadas con ejercicios respiratorios. ¡°Entonces empec¨¦ a venir a comprar ox¨ªgeno aqu¨ª, que tienen buen precio. Durante los d¨ªas cr¨ªticos hac¨ªa cola todas las noches junto a otras cinco o seis personas¡±, relata Guillermo. La recarga de la bombona cuesta 120 pesos, la renta del aparato 900, y el total de las consultas m¨¦dicas particulares ascend¨ªan a 5.000 (unos 300 d¨®lares en total por un mes de tratamiento, una cifra considerable para la econom¨ªa media mexicana). ¡°No es nada por tener a mi esposa viva¡±, asegura Guillermo, quien pese a tener una empresa y ahorros tuvo que pedir ayuda econ¨®mica a su familia.
Cerca de la tienda donde espera Guillermo, Gustavo Alvarado prepara la apertura de su local. Es peque?o, pero se llega a ¨¦l f¨¢cilmente por los carteles que anuncian ox¨ªgeno en colores vivos desde la avenida. Es parte de una sucursal, reconocibles por los chalecos negros que visten al repartir tarjetas fuera de las puertas de urgencias de los hospitales. La tienda funcionar¨¢ 24 horas al d¨ªa, como la mayor¨ªa por esta zona. A pocas manzanas un local vac¨ªo anuncia otra nueva apertura con una pancarta de tela: ¡°Pr¨®ximamente O2 aqu¨ª¡±. Gustavo admite que el auge en ventas se ha notado mucho en el sector, especialmente en las ¨²ltimas semanas. Al igual que David Santos, reconoce que tratar la covid en casa es muy caro para la mayor¨ªa de las familias e insiste en que no es una opci¨®n. ¡°No es que quieran quedarse en sus domicilios. Los hospitales est¨¢n saturados y los env¨ªan a casa¡±, explica.
La doctora que ha atendido a Guillermo, Rosario Gonz¨¢lez Coronado, calcula que tiene actualmente 15 pacientes particulares, todos por covid. ¡°La mayor¨ªa no son de riesgo y con manejo en casa les ha ido bien¡±, explica e incide en que se trata de personas sanas, sin riesgo y que tienen una saturaci¨®n de ox¨ªgeno por encima de 90. Coronado detalla que la mayor¨ªa de enfermos de covid no evolucionan a cuadros m¨¢s graves, y pueden pasar la enfermedad con aislamiento y vigilancia. Si alguno de sus pacientes registra una saturaci¨®n de ox¨ªgeno menor a 87 le env¨ªa directamente a urgencias, pero no todos acceden. ¡°Creen que si van al hospital se van a morir o los van a aislar de la familia o les va a dar otra infecci¨®n como una neumon¨ªa agregada o si no est¨¢n muy enfermos temen enfermar m¨¢s¡±, relata agotada. ¡°No quieren moverse de su casa por miedo al hospital, creen que en casa pueden hacerlo¡±, subraya. Recuerda a uno de sus pacientes. Un hombre de Chiapas con obesidad que se obstin¨® en no ir al hospital pese a tener una saturaci¨®n de ox¨ªgeno de 88. Pudo convencerle tras media hora mediando con ¨¦l por tel¨¦fono, pero admite que acab¨® falleciendo en el hospital solo, lejos de su familia.
Desde que se inici¨® la pandemia, un 71% de los miles de positivos covid que ha pasado por cuidados intensivos (UCI) en M¨¦xico ha fallecido. La cifra sube hasta un 82% entre confirmados y sospechosos atendidos en los mayores proveedores de salud p¨²blica del pa¨ªs para personas con trabajo formal (IMSS, ISSSTE). Estos datos, comparados con los ¨ªndices de letalidad del virus, indican que los pacientes graves llegan a los hospitales con cuadros muy avanzados y por lo tanto con menos posibilidades de sobrevivir a la enfermedad.
Guillermo Acerver pone de ejemplo al t¨ªo de Patricia, que enferm¨® el mismo d¨ªa que ella y que decidi¨® tratarse en un hospital p¨²blico. ¡°Era mayor y estaba mal. Ingres¨® al hospital oxigenando y falleci¨®¡±, lamenta. Guillermo culpa a la falta de atenci¨®n en la sanidad p¨²blica por las altas tasas de fallecimientos, que siguen aumentando cada d¨ªa. ¡°No hay servicio de seguimiento cuando est¨¢n leves y cuando llegan al hospital es porque ya est¨¢n muy graves¡±, denuncia.
Rosalinda P¨¦rez Garc¨ªa, quien pasa por delante del INER junto a su hermana, se siente identificada con la visi¨®n de Guillermo. La madre de ambas enferm¨® el d¨ªa 18 de octubre y acudi¨® al centro de salud con s¨ªntomas, le dieron antibi¨®ticos y no le hicieron la prueba. ¡°Si ya los ven mayores los despachan a casa sin m¨¢s¡±, indican las hermanas indignadas. La mujer de 74 a?os insisti¨® en que quer¨ªa que la trataran en su domicilio. ¡°Ella es una mujer muy especial y dec¨ªa que si se ten¨ªa que morir se quer¨ªa morir en casa¡±, recuerda entre sollozos Rosalinda. Con la ayuda de un m¨¦dico particular le dieron tratamiento de ox¨ªgeno, 10 litros por minuto. El equipo les cost¨® 6.000 pesos y rellenar cada botella 200, una cantidad que le duraba 3 horas. Sin embargo, el tratamiento no sirvi¨® y a las pocas semanas no pod¨ªa respirar. ¡°La vio un m¨¦dico especialista particular y nos dijo que hab¨ªa que ingresarla de inmediato. De camino al hospital ten¨ªamos miedo de que no la admitieran y de que se acabara el ox¨ªgeno antes de llegar¡±, relata. Rosalinda arrastra la bombona de ox¨ªgeno vac¨ªa que usaba su madre. Detr¨¢s de sus gafas se aprecian unos p¨¢rpados cuarteados de varios d¨ªas sin parar de llorar. Ahora que la han ingresado no podr¨¢n verla hasta que le den el alta, solo por llamadas telef¨®nicas. Se alejan arrastrando el respirador. Delante de ellas otro vendedor ambulante vende ox¨ªgeno.