Las ausencias de ¡®Rompan todo¡¯
La queja que m¨¢s repite el medio musical es que se trata de un documental sesgado, en el que se impone la perspectiva de su productor ejecutivo, Gustavo Santaolalla
Los primeros minutos de Rompan todo son alarmantes: una colecci¨®n de personajes del rock latinoamericano, algunos hist¨®ricos, adorados por las masas, y otros m¨¢s o menos marginales, insertados en un muestrario de lugares comunes, frases hechas e ideas tan anacr¨®nicas que no es dif¨ªcil entender por qu¨¦ el rock ha dejado de ser el lenguaje de los j¨®venes ?Estamos ante un documental que, involuntariamente, puede cumplir la funci¨®n de certificado de defunci¨®n? Parece que s¨ª.
Afortunadamente, la cosa mejora pronto. Aunque contar con precisi¨®n la historia del rock latinoamericano ¡ªdesde Tijuana hasta Santiago y desde Ritchie Valens hasta Mon Laferte¡ª en seis cap¨ªtulos de poco menos de una hora es una misi¨®n tan ambiciosa como imposible, Rompan todo es una pieza audiovisual digna, con pinta de estar investigada con rigor, en la que no se escatim¨® en el n¨²mero de entrevistados. El documental es abundante en testimonios interesantes de gente que estuvo en el meollo de los asuntos, conmovedor, con escenas emocionantes y que se preocup¨® por dar algunos contextos ¡ªmusicales, pol¨ªticos, sociales y culturales¡ª tan necesarios como escasos en estas latitudes.
Doy un ejemplo: Tanguito y su m¨²sica no existieron en M¨¦xico. Nunca se vieron sus discos en las tiendas, jam¨¢s son¨® en la radio, nunca sali¨® en Siempre en domingo y no lo mencion¨® alguno de los muchos argentinos que llegaron huyendo de la dictadura a la unidad habitacional en la que transcurri¨® mi adolescencia. Hab¨ªa visto su nombre en las plataformas de streaming, pero tras ser descrito a cuadro por Andr¨¦s Calamaro como una suerte de Syd Barrett porte?o, la necesidad de conocer su m¨²sica adquiere un car¨¢cter urgente. Y casos similares hay varios. Tambi¨¦n quiero imaginar que alguien en Uruguay, o en cualquier otro pa¨ªs al que llega Netflix siente lo mismo cuando ve las delirantes escenas del v¨ªdeo de Heavy Metro de Botellita de Jerez o cuando el l¨ªder de esa banda, Sergio Ara¨², explica la vida, obra y milagros de Rockdrigo Gonz¨¢lez: una necesidad imperiosa de conocer m¨¢s sobre estos artistas tan peculiares que no gozaron las mieles de la difusi¨®n internacional que posteriormente brind¨® MTV.
Como era de esperarse, y a pesar de sus virtudes, en cuanto sali¨® al aire, la serie se convirti¨® en una m¨¢quina de producir quejas. La mayor¨ªa son justificadas. Se quejan los periodistas musicales que no fueron tomados en cuenta para la elaboraci¨®n de la obra, o sea todos. Se quejan los m¨²sicos que no aparecen o que aparecen poco. Se quejan los que sienten que sus artistas o movimientos favoritos fueron ninguneados o ignorados. Este documental ha generado en el medio musical una cosa parecida a la que genera el director t¨¦cnico de una selecci¨®n nacional entre los aficionados: todos hubi¨¦ramos metido otros jugadores al partido, todos hubi¨¦ramos planteado la estrategia de otro modo, todos lo hubi¨¦ramos hecho mejor.
La queja que m¨¢s se repite es que se trata de un documental sesgado (como casi todos, dir¨ªa yo), en el que se impone la perspectiva de su productor ejecutivo, Gustavo Santaolalla, m¨²sico, productor y ejecutivo discogr¨¢fico que ha tenido una presencia notable en diferentes escenas, de diferentes pa¨ªses en diferentes eras. Santaolalla ha dicho en entrevistas que negoci¨® con el director para aparecer menos a cuadro. Pese a ello, es omnipresente. Es juez y parte. Sus influencias, sus proyectos musicales, los discos que produjo y los artistas de su sello, Surco, tienen roles protag¨®nicos. Algunos se lo merecen y otros, creo yo, no tanto. Quiz¨¢ no hubo una intenci¨®n de que esto fuera as¨ª, pero es un sentimiento generalizado que ya han manifestado algunos notables en redes, como Le¨®n Larregui de Zo¨¦ en Twitter. Quiz¨¢ hubiera ca¨ªdo bien un poco m¨¢s de transparencia al respecto. Nos pudieron haber dicho: ¡°Esto es el rock latino seg¨²n Gus¡± y todo bien.
Pero las quejas, al menos las m¨ªas, no se acaban ah¨ª: ?Por qu¨¦ se le da m¨¢s importancia al rock argentino? Algo tendr¨¢ que ver el origen de los autores de la serie, supongo yo. ?Por qu¨¦ no entrevistaron a Caifanes? Supongo, porque los conozco, que los buscaron y no aceptaron. Pero me parece una canallada que reduzcan su importancia a La negra Tomasa. Si una banda rompi¨® todo, al menos en M¨¦xico, fue esa. ?Minimizarlos ser¨¢ una suerte de castigo por no entrarle?
?Por qu¨¦ ignoraron por completo el movimiento ska que desde los noventa hasta la fecha sigue siendo una de las ramas m¨¢s populares y socialmente conscientes del rock latinoamericano? ?No saben que Pante¨®n Rococ¨® es quiz¨¢ la banda de rock m¨¢s popular de M¨¦xico en este momento, a la que la pandemia le impidi¨® realizar tres fechas en el Foro Sol? ?Nadie les habl¨® de la importancia fundamental de Dangerous Rhythm y Ritmo Peligroso que solo son fugazmente mencionados? ?Y Bon y los Enemigos del Silencio no cuentan? ?Qu¨¦ hace ah¨ª Juanes? ?Y Fher de Man¨¢? ?Es necesario legitimarlos? ?Los invitaron para tener likes? ?Y el rock urbano? Una explicaci¨®n de este g¨¦nero tan popular no hubiera estado de m¨¢s, encontrando sus paralelismos con la m¨²sica que surge en las periferias de otras grandes capitales de Am¨¦rica Latina. ?Por qu¨¦ le dan tanto tiempo al aire a m¨²sicos con problemas tan serios para articular una idea? ?Solo porque son populares? ?Quieren decirnos que a partir de los ochenta solo existe el rock sustentado por las disqueras trasnacionales y que apareci¨® en la pantalla de MTV?
A pesar de estas y otras carencias, la conversaci¨®n que est¨¢ generando Rompan todo es enriquecedora. O por lo menos divertida. Esperemos que su ¨¦xito sirva para que vengan otros documentales sobre temas musicales y contraculturales ejecutados con el mismo despliegue de recursos. Tambi¨¦n quiero pensar que ser¨¢ una herramienta para que muchos j¨®venes que no conocen el Re o a Los Saicos o Matador sepan qu¨¦ fue lo qu¨¦ existi¨® antes de Bad Bunny, y quiz¨¢ encuentren lo que la gente que hizo la serie no pudo o no quiso mostrar con claridad: lazos y rupturas entre el pasado y el presente, el 2020, musical.
Rulo David es periodista musical y locutor de radio.
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