El ¡®G¨¹ero¡¯ Palma otra vez en El Altiplano: la jugada de la fiscal¨ªa para mantenerlo entre rejas
El socio de El Chapo y exl¨ªder del Cartel de Sinaloa ha disfrutado de dos meses de libertad vigilada mientras la Fiscal¨ªa buscaba pruebas contra reloj para revocar su absoluci¨®n
Tras cinco a?os de tira y afloja a las puertas de las c¨¢rceles mexicanas, el narcotraficante H¨¦ctor Luis G¨¹ero Palma ha abierto un nuevo cap¨ªtulo de su historia en el penal de m¨¢xima seguridad El Altiplano. El ¨²nico atisbo de libertad del que fuera socio de El Chapo y l¨ªder del Cartel de Sinaloa ha durado solo 69 d¨ªas. Este martes, El G¨¹ero fue devuelto a la c¨¢rcel en la que viv¨ªa desde 2016, cuando volvi¨® a M¨¦xico tras cumplir una sentencia rebajada en EE UU. Las autoridades mexicanas llevaban desde entonces buscando una estrategia para mantenerle encerrado. Sin embargo, la absoluci¨®n de un juez de Jalisco a una acusaci¨®n de homicidio de un suboficial de la Polic¨ªa Federal y su escolta trunc¨® los planes de la Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica, que ha conseguido al filo del l¨ªmite de tiempo una revocaci¨®n al determinar que se hizo un an¨¢lisis incorrecto del caso y se minimiz¨® el valor de las pruebas, as¨ª como varios motivos formales. La batalla legal entre el capo de narcotraficantes y el Gobierno acumula 26 ag¨®nicos a?os de pleitos rebatidos en los tribunales.
Desde que El G¨¹ero puso un pie en territorio mexicano, la Justicia le estaba esperando. Ese 15 de junio de 2016, uno de los l¨ªderes del grupo de criminal m¨¢s violento cruzaba el R¨ªo Bravo para enfrentarse a la estela de violencia que sembr¨® en los a?os noventa. El Gobierno, ante el temor de que volviese a dinamitar M¨¦xico, lo envi¨® preventivamente a la c¨¢rcel de m¨¢xima seguridad de El Altiplano, bajo una acusaci¨®n de dos asesinatos cometidos en 1995 en el Estado de Nayarit. Las v¨ªctimas son un subcomandante de la Polic¨ªa Federal y su acompa?ante, que tras militar a sus ¨®rdenes se pasaron al c¨¢rtel de Tijuana. Sus cuerpos fueron hallados en el interior de su camioneta Chevrolet blanca y les hab¨ªan pulverizado la cara con m¨¢s de 20 balazos.
Esos dos cad¨¢veres son la punta del iceberg que las autoridades han encontrado entre un reinado de terror que hered¨® El G¨¹ero Palma junto a su socio Joaqu¨ªn El Chapo Guzm¨¢n. Ambos tomaron el relevo en 1989 ¡ªcuando el entonces m¨¢ximo capo mexicano, Miguel ?ngel F¨¦lix Gallardo, fue recluido en una prisi¨®n¡ª del poderoso Cartel de Sinaloa. El Chapo y El G¨¹ero se quedaron con la plaza de Mexicali, una ciudad del norte de M¨¦xico, pero luego comenzaron una disputa con los Arellano F¨¦lix por la fronteriza Tijuana, clave para el trasiego de droga a territorio estadounidense. Seis a?os dorados de tr¨¢fico despu¨¦s, el avi¨®n en el que viajaba hacia una boda en Toluca se desvi¨® de su ruta y, al quedarse sin combustible, se estrell¨® en Nayarit. Las autoridades militares le detuvieron cuando lleg¨® a Zapopan, en Jalisco.
Desde ese momento, el capo emprendi¨® una batalla legal para refutar las acusaciones de la Procuradur¨ªa General de la Rep¨²blica (PGR) que dura hasta d¨ªa de hoy. A trav¨¦s de una serie de amparos, sus abogados lo libraron de unos 20 procesos judiciales y la PGR solo logr¨® condenarlo a siete a?os de prisi¨®n por el delito de posesi¨®n de coca¨ªna.
Para cuando fue extraditado a EE UU en 2007 por delincuencia organizada, ya hab¨ªa saldado sus pendientes con la justicia mexicana. El Gobierno de M¨¦xico ten¨ªa 16 a?os, la duraci¨®n de la condena estadounidense, para desarrollar una investigaci¨®n en su contra que le mantuviera entre rejas a su regreso. La titular de la PGR, Arely Gomez, pidi¨® a las 32 Fiscal¨ªas de los Estados que hurgaran en sus archivos para encontrar alg¨²n delito que no hubiese prescrito. Sin embargo, El G¨¹ero consigui¨® llegar a un acuerdo para reducir su condena a solo nueve a?os por buena conducta y se acab¨® el tiempo para armar un caso s¨®lido en su contra. Al ser liberado, cruz¨® la frontera por Matamoros y fue detenido inmediatamente bajo el ¨²nico pretexto que encontraron las autoridades: los asesinatos sin resolver de 1995.
Ingres¨® de forma preventiva en ese mismo momento en la c¨¢rcel de El Altiplano, la misma de la que se fug¨® su socio El Chapo un a?o atr¨¢s. Las im¨¢genes filtradas desde la c¨¢rcel le mostraban envejecido, rapado y con un uniforme que le identificaba como el preso 3950. Cinco a?os m¨¢s tarde, consigui¨® que un juzgado del Estado de Jalisco le absolviera de las acusaciones en su contra por las que llevaba detenido desde 2016. La noticia puso a trabajar nuevamente la maquinaria jur¨ªdica de la Fiscal¨ªa, que present¨® un recurso de apelaci¨®n en contra de la sentencia que le sacaba de la c¨¢rcel. Ten¨ªan 40 d¨ªas para que se resolviera la impugnaci¨®n de la resoluci¨®n que presentaron por irregularidades en la ley que se aplic¨® en el documento, alteraci¨®n de hechos o motivos infundados. Finalmente, ese plazo se ampli¨® otros 40 d¨ªas m¨¢s mientras El G¨¹ero gozaba de semilibertad en el Centro Nacional de Arraigo en la colonia Buenos Aires de la Ciudad de M¨¦xico.
Al filo de cumplir el plazo de pr¨®rroga, la Fiscal¨ªa consigui¨® la revocaci¨®n de la sentencia absolutoria. Determinaron que se realiz¨® un an¨¢lisis incorrecto y superficial del caso, se minimiz¨® el valor de las pruebas y se violaron ciertas formalidades jur¨ªdicas. Gracias a esos tecnicismos, la Polic¨ªa Federal Ministerial reanud¨® la orden de detenci¨®n del capo y pudo devolverle a la c¨¢rcel, donde esperar¨¢ hasta su juicio o hasta que triunfe su pr¨®ximo recurso legal.
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