Los trabajadores del gas bloquean Ciudad de M¨¦xico en protesta por sus condiciones laborales y llaman a un par¨®n nacional
El Gobierno se niega a negociar una subida del precio del gas, mientras el gremio denuncia la dificultad de vivir con su salario actual, que ha disminuido un 15% en los ¨²ltimos meses
Un hilo de sangre resbala por sus mejillas. Cae desde las brechas que el escudo de un polic¨ªa ha abierto en su cabeza y en su p¨®mulo izquierdo, ahora te?ido con los colores de la contusi¨®n: amarillo y morado. Mancha el chaleco verde de Enrique Medrano, portavoz del gremio de gaseros mexicanos, quienes se han manifestado este lunes en la sede de la Secretar¨ªa de Energ¨ªa, en Ciudad de M¨¦xico, para protestar por sus condiciones laborales. Denuncian que su salario ya no les alcanza para vivir: el costo del gas licuado de petr¨®leo (LP) ha aumentado dr¨¢sticamente, mientras que las comisiones de las que viven los repartidores han ca¨ªdo de un 25% a apenas un 10%. ¡°Nos est¨¢n ahogando a nivel nacional. Llevamos dos meses negociando y nada. Pedimos que nos incluyan en el margen comercial del precio final¡±, protesta Medrano.
Sus demandas han ca¨ªdo en saco roto, y como respuesta, han convocado al menos 14 cortes de carreteras ¡ªseg¨²n la Secretar¨ªa de Gobierno¡ª, que han paralizado el tr¨¢fico en varias de las arterias principales de la capital, adem¨¢s de algunos bloqueos en otros Estados. En el de la sede de la Secretar¨ªa de Energ¨ªa, en el cruce de la Avenida Insurgentes Sur y el Eje 5, se han producido momentos de tensi¨®n y forcejeos con la polic¨ªa, que han resultado en la cara partida de Medrano y un detenido.
El gremio de gaseros, formado por entre 15.000 y 20.000 trabajadores seg¨²n sus portavoces, se prepara ahora para un gran par¨®n a nivel nacional, ante la negativa del Gobierno de subir en un peso el precio del combustible ¡ªde 13,30 a 14,30 por litro (en torno a medio euro)¡ª, para que sus comisiones puedan ser competitivas. Se trata de un gran pulso al Estado, ya que el 79% de los hogares mexicanos se calientan gracias al gas LP, seg¨²n la Encuesta Nacional sobre Consumo de Energ¨¦ticos en Viviendas Particulares.
El secretario de Gobierno de Ciudad de M¨¦xico, Mart¨ª Batres, ha desviado la culpa hacia las empresas que venden el producto a los repartidores, y ha declarado en rueda de prensa que no van a aumentar su costo: ¡°No es posible porque se va a priorizar el bien de toda la poblaci¨®n, la econom¨ªa popular y el respaldo a las familias¡±. Adem¨¢s, ha criticado la actuaci¨®n de los manifestantes, y el uso de mangueras de gas en las protestas, aunque Medrano garantiza que se encontraban vac¨ªas, y solo disparaban la presi¨®n del aire.
El @GobiernoMX ha sido consciente en fijar la tarifa m¨¢xima de gas dom¨¦stico bas¨¢ndose en el precio internacional, el precio de venta en la terminal de reparto y calculando el porcentaje de ganancia adecuado para los distribuidores. https://t.co/u4SH3qAxMN pic.twitter.com/ol66WreRt8
— SENER M¨¦xico (@SENER_mx) October 11, 2021
La Secretar¨ªa de Energ¨ªa, por su parte, ha asegurado en un comunicado difundido a trav¨¦s de sus redes sociales que la tarifa se basa en ¡°el precio internacional, el precio de la venta en la terminal de reparto y el porcentaje de ganancia adecuado para los distribuidores¡±. Sin embargo, a los gaseros ese argumento no les vale. ¡°No voy a salir a trabajar, no sacamos ning¨²n beneficio. La competencia se incrementa y nuestros m¨¢rgenes son m¨ªnimos. Estamos pasando situaciones cr¨ªticas¡±, se lamenta Fernando Barrera, que roza la cuarentena, tiene 15 a?os de trabajo a las espaldas y dos hijas a las que no puede mantener. ¡°Nosotros no quer¨ªamos cerrar avenidas, quer¨ªamos negociar¡±, contin¨²a. Sus palabras son suscritas por todos sus compa?eros consultados: prefieren parar su actividad que seguir un d¨ªa m¨¢s bajo estas condiciones.
Uno de ellos, Jos¨¦ Olmedo, lleva nueve de sus 24 a?os como gasero. En su casa solo entra su sueldo, entre 200 y 300 pesos semanales (entre 8 y 12 euros), que tienen que llegar para cubrir sus gastos, los de su hija de dos a?os y los de su esposa. Adem¨¢s, ¨¦l es diab¨¦tico, y sus medicinas cuestan m¨¢s de cuatro mil pesos (unos 165 euros) al mes. Est¨¢ preocupado porque durante las cargas policiales, los agentes le han quitado su insulina: ¡°He pedido una ambulancia, pero tampoco me la otorgan. Si me da un cuadro diab¨¦tico la culpa va a ser del Gobierno¡±. Como si fuera una premonici¨®n, media hora m¨¢s tarde llega el baj¨®n de az¨²car. Tumbado en el suelo, con la espalda contra un muro, intenta respirar, rodeado de las c¨¢maras de los periodistas y de sus compa?eros, que le abanican con cualquier cosa que est¨¦ a mano, a la espera de una ambulancia.
Imelda Sebasti¨¢n (48 a?os) habla con el tono de voz grave de las viejas sindicalistas: ¡°Somos muy poquitas mujeres gaseras, pero nuestra responsabilidad es doble. Yo soy ama de casa, mam¨¢ y trabajadora¡±. De ella dependen dos hijas en edad universitaria y siete trabajadores. Los 1.000 pesos (41 euros) que saca en limpio a la semana los gasta en los sueldos de su equipo. Ella sobrevive de unos ahorros cada vez m¨¢s escasos. Cree ¡ªnecesita creer¡ª que el Gobierno no puede asumir un d¨ªa entero de par¨®n. No piensa trabajar, pero tampoco puede mantenerse sin ingresos. En su caso, no existe margen de error.
El ingeniero Adri¨¢n Rodr¨ªguez (52 a?os), como le gusta que le llamen, representa la segunda generaci¨®n de gaseros en su familia. Presidente de la Uni¨®n de Gaseros del Valle de M¨¦xico, sabe exactamente qu¨¦ palabras quiere o¨ªr la prensa: ¡°Hoy empezaron a sangrar las pipas de gas¡±, dice solemne cuando le pregunta el periodista, ¡°usa eso para tu titular¡±. Sin dejar de responder a los medios, contesta llamadas, habla con sus compa?eros, ordena que levanten los cortes en las carreteras para que la ambulancia que se va a llevar a Jos¨¦ Olmedo pueda pasar con libertad. Aclara que no van a realizar m¨¢s bloqueos. ¡°Pero no hemos terminado. No vamos a vender m¨¢s gas. Podemos incluso abandonar el modelo si ya no interesa. Este ha sido el primer round, pero habr¨¢ m¨¢s¡±, advierte.
A ¨²ltima hora de la tarde, los polic¨ªas que rodeaban a los manifestantes en la sede de la Secretar¨ªa de Energ¨ªa comienzan a disolverse. La mayor¨ªa de bloqueos ya se han levantado. Los manifestantes se re¨²nen en corros y preparan los siguientes movimientos. Algunos se ir¨¢n a buscar al compa?ero detenido. Otros se retiran a sus hogares, a hacer acopio de fuerzas. Saben que vienen d¨ªas dif¨ªciles: un pulso a todo o nada con un rival que no ha dado ninguna muestra de ceder, mientras el dinero no llega y los ahorros se agotan.
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