AMLO vs. la UNAM, otra explicaci¨®n
L¨®pez Obrador est¨¢ irritado con la UNAM porque siente que no ha sido el aliado que esperaba en su intento de introducir un cambio de r¨¦gimen
Que el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador encuentre un nuevo rival cada semana no es ninguna novedad. Entiende su mandato como una quijotesca y valiente cruzada a contracorriente de todos los molinos de viento reales y presuntos que se oponen al noble e irrenunciable prop¨®sito de mejorar la vida de los pobres. Pero que en la lista de esos molinos adversos se encuentre la UNAM, constituye una verdadera sorpresa. La principal universidad p¨²blica de M¨¦xico, y una de las mayores del mundo, es la propia casa de estudios del presidente y tradicionalmente ha sido considerada un basti¨®n del pensamiento progresista. Un semillero en la formaci¨®n de cuadros para el Estado mexicano, a diferencia de las universidades particulares, fuente de reclutamiento de las actividades del sector empresarial.
Y sin embargo, AMLO lleva varios d¨ªas lament¨¢ndose del giro conservador que ha dado su Alma Mater, infiltrada por corrientes ¡°neoliberales¡±, ajenas al compromiso social que antes le caracterizaba. La polvareda que sus palabras ha provocado tardar¨¢ en disiparse. Ahora mismo ya es enorme la cantidad de testimonios y opiniones que se han vertido para rechazar tales acusaciones (la mayor¨ªa), o para apuntalar los argumentos del presidente (apoyos surgidos desde el obradorismo).
Desde luego es pertinente indagar en qu¨¦ medida es razonable o, por el contrario, injusta la apreciaci¨®n de AMLO sobre la UNAM. Pero a m¨ª me intriga algo mucho m¨¢s elemental, aunque de obvias implicaciones pol¨ªticas: ?por qu¨¦ lo hace?
Ciertamente no se trata de una frase desafortunada o un desliz inesperado, como las que han surgido en otras ocasiones. Algo inevitable cuando se improvisa durante dos horas todos los d¨ªas de la semana. No, en este caso se trata de un verdadero posicionamiento de L¨®pez Obrador, en ocasiones a pregunta expresa, pero en otras sin venir al caso. ?Por qu¨¦ emprenderla en contra de un sector que, si bien no es un aliado pol¨ªtico expl¨ªcito, constituye una comunidad emparentada social e intelectualmente con los ambientes urbanos donde se nutre el obradorismo?
Se me dir¨¢ que si el presidente percibe que la UNAM se est¨¢ deslizando hacia el conservadurismo est¨¢ en todo su derecho de hacer un reclamo p¨²blico. M¨¢s a¨²n, que habr¨ªa razones morales para hacerlo. Pero no es as¨ª como L¨®pez Obrador construye su lista de molinos a desafiar. Tendr¨ªa m¨¢s razones morales para poner en la palestra a las televisoras, a gobernadores priistas, a l¨ªderes sindicales impresentables, a empresarios de su consejo que siguen operando desde el privilegio y el monopolio. Actores pol¨ªticos, todos ellos, que por alguna raz¨®n escapan al dedo flam¨ªgero que hoy apunta a Ciudad Universitaria. Y no obstante, ¡°los pecados¡± en los que la UNAM podr¨ªa estar incurriendo ser¨ªan peccata minuta frente a los abusos y violaciones que aquellos cometen en contra de las causas populares.
Las razones por las cuales AMLO ha dirigido sus misiles contra la universidad habr¨ªa que encontrarlas en otro lado. Y estas est¨¢n m¨¢s cerca de la irritaci¨®n que del c¨¢lculo pol¨ªtico o de un par¨¢metro ¨¦tico. El presunto conservadurismo no es la raz¨®n que provoca la molestia presidencial, me parece, sino el argumento ex post con el que trata de revestir su molestia personal frente a la comunidad universitaria.
L¨®pez Obrador est¨¢ irritado con la UNAM porque siente que no ha sido el aliado que esperaba en su intento de introducir un cambio de r¨¦gimen. La universidad de la que ¨¦l surgi¨® no ha entendido el momento hist¨®rico que vive el pa¨ªs, lo mucho que se est¨¢ jugando, lo solitario que ¨¦l se encuentra pese al apoyo an¨®nimo de millones de mexicanos.
Tras las elecciones de este verano, cuando Morena perdi¨® inesperadamente el control de las alcald¨ªas de la mitad de la Ciudad de M¨¦xico, L¨®pez Obrador cuestion¨® acremente al aburguesamiento de las clases medias. Cuando afirm¨® que los grados universitarios no solo no aseguraban una mayor conciencia social sino incluso la debilitaban, se estaba refiriendo ya a la comunidad unamita, ahora entendemos. Tampoco ayudaron las reticencias de la UNAM para regresar a clases (a¨²n no lo hacen del todo) en momentos en que el Gobierno de la 4T, y el propio presidente, ped¨ªan al sistema educativo volver a la normalidad. Y probablemente la puntilla haya sido el categ¨®rico posicionamiento de la comunidad universitaria, empezando por el Rector, en apoyo de los acad¨¦micos y cient¨ªficos cuestionados por Conacyt y la Fiscal¨ªa General, por un presunto manejo indebido de fondos. Una denuncia que el presidente mismo hab¨ªa respaldado p¨²blicamente, por lo cual debi¨® sentir como un rechazo personal la reacci¨®n de las autoridades universitarias en sentido contrario.
En la pol¨¦mica que est¨¢ en curso se podr¨¢ echar mano de muchos argumentos para defender el car¨¢cter progresista de la UNAM o, dicho de otra manera, para negar que la universidad est¨¦ afiliada a una cruzada conservadora. Pero en la particular cosmogon¨ªa de L¨®pez Obrador son argumentos sin sentido. El presidente divide a los actores sociales en dos mitades: los que est¨¢n a favor de su proyecto pol¨ªtico, es decir a favor de los pobres, y los que no apoyan a la 4T, es decir que no est¨¢n a favor de los pobres y, por ende, son aliados de los conservadores y corruptos. Bajo esta l¨®gica el desencuentro con la UNAM seguir¨¢ vigente hasta que el mandatario no vea se?ales de un apoyo puntual a la tarea mesi¨¢nica que ¨¦l se ha echado a cuestas: cambiar a M¨¦xico. Mientras tanto, seguir¨¢ pensando que el basti¨®n de la reserva intelectual de este pa¨ªs no estuvo a la altura de las circunstancias en el momento en que el futuro de la naci¨®n est¨¢ en juego. Ese es, me parece, el verdadero motivo de su irritaci¨®n con la UNAM, tenga o no raz¨®n.
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