El precio de la libertad de Roxana Ruiz, una joven presa por matar a su violador
La mujer de 22 a?os sobrevivi¨® a una violaci¨®n e intento de feminicidio pero su voz apenas es escuchada por las autoridades desde una c¨¢rcel del Estado de M¨¦xico
Desde el penal Bordo de Xochiaca, en el Estado de M¨¦xico, donde lleva siete meses presa, Roxana Ruiz reconoce que no encontr¨® otra salida cuando el hombre que la estaba violando amenaz¨® con matarla. Su caso tom¨® un rumbo distinto a los miles de feminicidios que ocurren al a?o en M¨¦xico. La joven de 22 a?os, originaria del sur del Estado de Oaxaca, se defendi¨® y caus¨® la muerte de su agresor. Siete meses despu¨¦s, la Fiscal¨ªa la acusa de homicidio simple con exceso de leg¨ªtima defensa. Para salir de este limbo, Roxana tiene dos opciones: aceptar la acusaci¨®n del Ministerio P¨²blico o ir a juicio contra el mismo sistema que la mantiene en prisi¨®n.
De una u otra forma, el costo es muy alto. Declararse culpable implica cumplir una pena de seis meses a siete a?os de c¨¢rcel, adem¨¢s de pagar una reparaci¨®n del da?o de 450.000 pesos (unos 21.500 d¨®lares) a la familia de su agresor. Si rechaza el procedimiento abreviado cortes¨ªa del nuevo sistema de justicia penal, se enfrenta a un destino incierto. Al menos tendr¨ªa la oportunidad de demostrar su versi¨®n de los hechos en un juicio, pero el camino se asoma largo y complicado. Adem¨¢s de que solventar sus gastos y los de su familia se est¨¢ volviendo insostenible.
Aun as¨ª, la joven trata de mantenerse positiva. ¡°Gracias a Dios no estoy muerta¡±, dice al otro lado del tel¨¦fono en el reclusorio ubicado en el municipio de Nezahualc¨®yotl, en el Estado de M¨¦xico, la entidad m¨¢s peligrosa del pa¨ªs para las mujeres. ¡°Mi mam¨¢ me dice: ¡®no est¨¦s triste que al menos yo te vengo a ver, si no ya desde cu¨¢ndo te hubiera velado¡±, comenta. M¨¦xico registr¨® en 2020 un promedio de 46 violaciones y 11 feminicidios al d¨ªa, seg¨²n cifras del Gobierno, es decir, cada dos horas y media una mujer es asesinada en el pa¨ªs. Se calcula que la impunidad en estos delitos es mayor al 90%.
Roxana naci¨® en una comunidad ind¨ªgena mixteca en Oaxaca y a los 15 a?os migr¨® al Estado de M¨¦xico en busca de una mejor calidad de vida. Tiene un hijo que va a cumplir cuatro a?os y llevaba unos meses de haber conseguido un empleo como vendedora de papas fritas, cuando la noche del 8 de mayo, al finalizar su turno, su vida cambi¨® de forma abrupta. Una amiga la invit¨® a beber unas cervezas con sus compa?eros de trabajo. Entre ellos, hab¨ªa un joven que la esper¨® hasta que decidi¨® irse a casa y se ofreci¨® a acompa?arla. Al llegar a la puerta, la comprometi¨® a dejarlo quedarse a dormir porque viv¨ªa muy lejos y la zona es insegura. Ella acept¨® y le acomod¨® una colchoneta en el piso, cuenta.
A medianoche, la joven despert¨® cuando el hombre la atacaba f¨ªsica y sexualmente en su propia casa. Roxana dice que logr¨® sobrevivir al atacarlo de muerte, pero la Fiscal¨ªa alega que la forma en la que se defendi¨® fue desmesurada. Al acusarla de homicidio con exceso de leg¨ªtima defensa, el Ministerio P¨²blico argumenta que los medios empleados por la joven para salvaguardar su vida no son equiparables con la agresi¨®n de la que fue v¨ªctima.
¡°Yo s¨¦ que lo hice, pero no fue por quererlo hacer¡±, relata Roxana. ¡°En ese momento no encontr¨¦ otra salida. No s¨¦ de d¨®nde me salieron fuerzas¡±, recuerda. Todo pas¨® muy r¨¢pido: forcejearon, ella lo empuj¨® y logr¨® quit¨¢rselo de encima, corri¨® e intent¨® escapar, pero no pudo hacer m¨¢s que tomar una prenda de ropa y convertirla en arma de defensa. ¡°Le puse la playera en el cuello, empezamos otra vez a forcejear, ¨¦l queri¨¦ndome quitar de atr¨¢s de ¨¦l, y fue cuando nos ca¨ªmos y yo no solt¨¦ la playera por el miedo que tuve¡±, narra.
De venganza a exceso de leg¨ªtima defensa: la injusta justificaci¨®n de la condena
Cuando Roxana fue detenida, los polic¨ªas inspeccionaron su casa y reportaron que hab¨ªa ocurrido un homicidio cuyo m¨®vil era la venganza. No se le realizaron ex¨¢menes para comprobar la agresi¨®n sexual que estaba denunciando ni se aplic¨® el protocolo de g¨¦nero correspondiente. ¡°Les dije qu¨¦ me hab¨ªa pasado y que s¨ª lo hab¨ªa hecho, pero por qu¨¦ lo hab¨ªa hecho y no me hicieron caso¡±, recuerda la joven. Tampoco se le proporcion¨® un traductor ind¨ªgena ni pudo hacer una llamada. Su madre se enter¨® hasta el 11 de mayo que su hija estaba en prisi¨®n.
Su detenci¨®n fue el inicio de una serie de violaciones por parte del Estado que han sido documentadas por su defensa legal, que lleva el caso desde finales de julio, casi tres meses despu¨¦s de que fue encarcelada. Antes, la joven y su madre apenas consiguieron una defensora de oficio que abandon¨® el caso porque se enferm¨® de coronavirus. La abogada Abigail Escalante, a cargo del caso desde entonces, explica que este es solo uno de los vac¨ªos del sistema que no ha dejado de violentar a la joven y a su familia. ¡°Es por eso es que en nosotros decimos que hay elementos para su absoluci¨®n y que el juez podr¨ªa determinar que no actu¨® con exceso de leg¨ªtima defensa, fue ¨²nicamente la leg¨ªtima defensa¡±, asegura.
La encrucijada legal
Sin embargo, Escalante considera que la mejor opci¨®n para la joven y su familia es que se declare culpable. ¡°La intenci¨®n es demostrar la inocencia de Roxana, pero tampoco que eso derive en una situaci¨®n de mayor miseria para su familia¡±, lamenta. La defensora se?ala que la duraci¨®n m¨ªnima de un juicio es de seis a ocho meses, aunque lo m¨¢s probable es que finalmente sea absuelta. ¡°Es una posibilidad que se extiende mucho en el tiempo para que Roxana pueda salir¡±, valora. ¡°Y al final de cuentas la prioridad es que ella pueda recuperar prontamente la libertad¡±.
¡°Roxana tendr¨ªa que declararse culpable para no continuar violentando m¨¢s sus derechos porque el sistema jur¨ªdico mexicano est¨¢ pensado de esta manera¡±, admite. Al hacer un balance, la abogada estima que s¨ª se puede demostrar la inocencia de la joven, pero el precio a pagar es quiz¨¢s m¨¢s alto que el casi medio mill¨®n de pesos que la Fiscal¨ªa demanda como reparaci¨®n del da?o. ¡°Necesitar¨ªa grandes recursos econ¨®micos para que su familia no se preocupe por las visitas que le realiza, por los traslados desde Pinotepa, por la manutenci¨®n de su hijo, porque en todo este tiempo su mam¨¢ no ha podido trabajar de manera constante como lo hac¨ªa antes de que ella fuera detenida¡±, expone.
Las otras v¨ªctimas
Cada semana, Ana Ruiz, madre de Roxana, trata de viajar desde Santiago Pinotepa Nacional, Oaxaca, hasta el Estado de M¨¦xico para visitar a su hija. Sube a un cami¨®n de carga con su otro hijo de ocho a?os y su nieto de cuatro, hijo de Roxana. ¡°Ahorita estoy llegando a un cuarto que me rentan unas personas donde trabajaba mi hija antes¡±, cuenta. Tarda aproximadamente 40 minutos en llegar al penal y pasa a visitar a su hija con su nieto Evan.
Con esta misma rutina en un Estado que no termina de conocer, durante tres meses, la mujer de 43 a?os estuvo lidiando en silencio contra el sistema. El caso dio un giro y se hizo p¨²blico cuando una tarde de julio, Ana Ruiz se encontr¨® con Lidia Florencio, madre de Diana Vel¨¢zquez, v¨ªctima de feminicidio en 2017, en el Estado de M¨¦xico, y un grupo de activistas del colectivo Vivas Nos Queremos Neza que la acompa?aban en una protesta durante una audiencia en las afueras del penal. ¡°Yo me acerqu¨¦ y les habl¨¦ del caso de mi hija. La abogada de oficio hab¨ªa dicho que Roxana se culpara, que le daban 10 a?os de c¨¢rcel y que se le iba a reducir a cinco a?os¡±, recuerda. ¡°Pero, ?c¨®mo se iba a culpar si ella solamente se defendi¨®?¡±.
La activista Elsa Arista, del colectivo Vivas Nos Queremos Neza, que ha acompa?ado a Roxana y a su madre desde entonces, reflexiona que de no haber sido por ese encuentro, quiz¨¢s el caso hubiera quedado invisibilizado. ¡°Seguro muchos casos est¨¢n sin verse, en donde la mujer queda en medio de todo, y es tan f¨¢cil culparla, se?alarla y castigarla porque para el sistema si te violan no te tienes que defender, tienes que permitir ser un objeto de consumo de tu cuerpo¡±, expone.
¡°Hay quienes sobreviven, hay quienes las violaron y nunca dicen nada ni se defienden, y hay quienes como Roxana que pues lograron defenderse, pero son castigadas por una estructura machista, patriarcal y de clase¡±, contin¨²a. La activista se?ala que la acusaci¨®n a Roxana est¨¢ sustentada bajo par¨¢metros estereotipados, sin perspectiva de g¨¦nero. ¡°Eso nos da un mensaje de que la Fiscal¨ªa est¨¢ castigando a Roxana por ser mujer y haberse defendido¡±, advierte. ¡°Entonces, todo lo que tiene que ver con las alertas, la perspectiva del g¨¦nero es letra muerta porque tambi¨¦n mandan un mensaje a la poblaci¨®n donde se reafirma este pacto patriarcal¡±, dice.
Detr¨¢s de un cristal en una sala de audiencias del penal, la voz de Roxana apenas se escucha. Pero ella se sigue defendiendo. Frente a ella, un juez y un p¨²blico dividido en dos. Como en una pesadilla en la que el mundo est¨¢ al rev¨¦s, sus abogados est¨¢n al frente de la parte acusada. Pero no es un sue?o. La joven se truena los dedos mientras escucha la resoluci¨®n de un recurso que sus abogados presentaron para que pudiera continuar con su proceso en libertad. Roxana no podr¨¢ pasar la Navidad con su familia. La pr¨®xima audiencia ser¨¢ el 17 de enero y la defensa debe notificar si deciden ir a juicio o si aceptan la acusaci¨®n de la Fiscal¨ªa.
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