Sangre de mujer

Es frecuente que a la extranjera le pregunten cuando toma un taxi o entra en la tienda o reposta combustible: ?usted no es de aqu¨ª verdad, y qu¨¦ le parece M¨¦xico? Maravilloso, si no fuera por la terrible violencia ser¨ªa un verdadero para¨ªso, contesta ella. La conversaci¨®n, m¨¢s de una vez, prosigue de este modo: Ah, bueno, claro, pero eso pasa en todas partes.

He aqu¨ª la ra¨ªz del problema o una de las ra¨ªces m¨¢s profundas. La violencia en M¨¦xico tiene cifras de un pa¨ªs en guerra, pero los mexicanos no lo saben. Como en todo conflicto b¨¦lico, las mujeres llevan la peor parte, pero la gente lo desconoce. A los asesinatos de mujeres asociados a la narcopodredumbre que corroe a esta hermosa naci¨®n, hay que sumar los de parejas o exparejas, las violaciones, el maltrato y la esclavitud femenina de toda clase. Es decir, los cr¨ªmenes que (tambi¨¦n) son de g¨¦nero. 3.957 homicidios en 2020 que se quedan en la impunidad m¨¢s absoluta. No, definitivamente eso no pasa en todas partes. Y para empezar a combatirlo hay que hacerse cargo de la realidad. El desconocimiento es la impunidad. Si la gente no grita en las calles, las autoridades permanecer¨¢n anestesiadas.

Con este panorama se llega cada a?o al 25 de noviembre, la fecha contra la ignominia. Todos deben sentirse concernidos, que nadie mire para otro lado. En tiempos de un feminismo enredado en vete a saber cu¨¢ntas madejas, la realidad nos para delante de la sangre. Esta es la prioridad. El resto de los debates, para el 8-M. Disc¨²tase entonces si somos todas o todes, si quienes comen carne son o no feministas, si quienes est¨¢n a favor de abolir la prostituci¨®n o regularla son o no feministas, si quienes se manifiestan de morado son feministas o pagadas por la derecha. Pero no olviden la prioridad: miles de mujeres son asesinadas cada d¨ªa por nacer mujeres y vivir mujeres. S¨ª, mujeres. Y para gobernar hay que tener muy presentes las prioridades.

Hay cr¨ªmenes de odio, colectivos maltratados, asesinatos por ser diferentes, ya sea por el color, la vestimenta o cualquier otro signo que incomode al que se siente c¨®modo en su manada. Contra ello deben emplear todo el peso de la ley quienes la administran y la sociedad alzar su voz contundente. Pero que nadie olvide el fango imperante que nos ahoga: miles de mujeres, hay que repetir la palabra, mujeres, de todas las edades, acaban despiezadas en la inmunda carnicer¨ªa del machismo. Si el 8-M es causa de disputa, agrup¨¦monos todos (valga el gen¨¦rico masculino que tan incluyente dicen algunos que es) en esta fecha, 25-N, en esta causa, sin matices ni dudas, ni divisiones, ni debates que nos aparten del camino. Miremos las estad¨ªsticas, ahora que todav¨ªa podemos diferenciar para establecer la desigualdad entre un sexo y el otro. Porque esa diferencia es la que nos est¨¢ matando.

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