Las razones que llevaron a Greici, Wilfredo y Jonathan a migrar a M¨¦xico
Tres inmigrantes hablan con EL PA?S para relatar las dificultades que muchos como ellos tienen que pasar para conseguir una mejor vida que en sus pa¨ªses de origen
La mayor lecci¨®n que le ha dado M¨¦xico a Greici Gallardo, hondure?a de 32 a?os, es ¡°no confiar en la gente¡±. La imagen que ten¨ªa de un pa¨ªs de brazos abiertos se esfum¨® despu¨¦s de cruzar el r¨ªo Suchiate, en la frontera con Guatemala. El sue?o se volvi¨® pesadilla en Tapachula (Chiapas), una ciudad convertida en una c¨¢rcel a cielo abierto para m¨¢s de 30.000 migrantes que permanecen retenidos. En esa localidad, el hijo de una amiga de su madre, que la acogi¨® durante cinco meses, abus¨® de ella. Gallardo call¨®: ¡°Me daba miedo porque soy extranjera¡±. Ahora se siente aliviada en la capital. Su hijo Cristopher, de nueve a?os, juega a su lado con un cubrebocas de Buzz Lightyear puesto. El peque?o necesita hormonas de crecimiento despu¨¦s de haber sido operado del coraz¨®n. Atenderse en su patria es pr¨¢cticamente imposible. Su historia es la de cientos de miles que han visto en M¨¦xico la mejor opci¨®n para salir adelante. A pesar de todo lo que eso significa.
La tragedia de Chiapas, en donde 56 personas ¨Cen su mayor¨ªa de Guatemala¨C murieron tras la volcadura de un cami¨®n, en donde viajaban hacinadas la semana pasada, es una herida que sigue fresca. En buena medida, el accidente refleja todo lo que est¨¢ mal con la forma en la que el Gobierno ha afrontado las ¨²ltimas olas migratorias. Las rutas se vuelven cada vez m¨¢s peligrosas a causa del hostigamiento de las fuerzas de seguridad. Jonathan Cu¨¦llar, salvadore?o de 29 a?os, insiste en que esas muertes se pudieron evitar: ¡°Viajar as¨ª, en esas condiciones... Eso es desesperaci¨®n. No es posible que se vean obligados a hacer eso¡±.
Cu¨¦llar no estuvo en la caja de ese tr¨¢iler, pero ha vivido en carne propia los peligros de cruzar por M¨¦xico. Fue secuestrado junto con su esposa Wendy y su hija de dos a?os en Oaxaca. Pasaron 23 d¨ªas en una casa de seguridad. Fueron enga?ados por una se?ora en la central de autobuses de Juchit¨¢n (a 720 kil¨®metros al sureste de la capital del Estado) que se les acerc¨® para ofrecerles empleo. ¡°Nos ped¨ªan 6.000 d¨®lares para liberarnos¡±, recuerda desde el centro del Servicio Jesuita a Migrantes, en el barrio de la Roma en la capital. Un d¨ªa, cuando sus captores se fueron, Cu¨¦llar forz¨® la puerta y se ech¨® a correr junto con su familia. Un buen samaritano les dio 400 pesos (19 d¨®lares) y viajaron hasta Ciudad de M¨¦xico.
El miedo no solo es al narcotr¨¢fico o a las p¨¦simas condiciones para emprender la ruta hacia el norte, tambi¨¦n lo es a la deportaci¨®n. Cu¨¦llar ya ha sido expulsado antes. En febrero, fue detenido en Monterrey, en donde vivi¨® dos a?os, y enviado en avi¨®n a Guatemala. Desde ah¨ª se fue caminando de regreso a El Salvador. Las fuerzas de seguridad han batido r¨¦cords de arrestos de migrantes en 2021. Hasta octubre de este a?o, el Gobierno ha detenido a m¨¢s de 228.000 personas y ha expulsado a 82.600. Son cifras que no se hab¨ªan visto en 20 a?os.
Atender las causas estructurales
Al d¨ªa siguiente del accidente en Chiapas, el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador volvi¨® a utilizar una frase con la que ha querido tratar, al menos desde el p¨²lpito de las ma?aneras, la crisis migratoria: ¡°Debe servir para atajar las causas¡±. En su rosario de propuestas ha estado la implementaci¨®n de los programas Sembrando Vida y J¨®venes Construyendo el Futuro. Adem¨¢s de una lluvia de inversiones en Centroam¨¦rica. Pero para Jorge Atilano, asistente del Provincial para las Obras Sociales de la Compa?¨ªa de Jes¨²s, esto no es suficiente. ¡°Eso no resolver¨¢ el problema, lo que se necesita es una mejor comprensi¨®n¡±, dice al tel¨¦fono.
Atilano se ha reunido varias veces con Gobernaci¨®n desde febrero. El pasado lunes les present¨® el informe Postura de la Compa?¨ªa de Jes¨²s en M¨¦xico y Centroam¨¦rica ante las migraciones forzadas. El cl¨¦rigo ha logrado que el Gobierno tome el estudio como pauta y est¨¢ a la espera de que se puedan crear mesas de trabajo para implementar algunas de las medidas que proponen.
El documento, de 17 p¨¢ginas, y al que ha tenido acceso EL PA?S, analiza y llega a la conclusi¨®n de que hay siete causas estructurales que han provocado la migraci¨®n forzada de centroamericanos. Entre ellas est¨¢ la inseguridad, la desilusi¨®n por los sistemas democr¨¢ticos y la deficiencia en los sistemas de protecci¨®n social (como la sanidad p¨²blica). Adem¨¢s, propone un programa regional para atender a Honduras, El Salvador y Guatemala, que concentran el 85% de las solicitudes de refugio.
Cu¨¦llar, por ejemplo, ha pedido asilo porque volver a su pa¨ªs podr¨ªa significar la muerte. Fue amenazado por las pandillas, quienes dejaron a su hermano hospitalizado. Le propinaron una golpiza con palos envueltos en alambre porque no quiso un¨ªrseles. ¡°Yo me fui cuando ¨¦l segu¨ªa recuper¨¢ndose¡±, relata. A pesar de su secuestro, ¨¦l se siente tranquilo y seguro recorriendo las calles de M¨¦xico.
Una burocracia lenta
Desde un Uber de camino a su trabajo como monitor del ¨¢rea de pedidos a domicilio de un supermercado WalMart, en el sur de la capital, Wilfredo Jim¨¦nez, venezolano de 53 a?os, cuenta que hace cuatro que no ve a su familia. Este licenciado en Administraci¨®n con estudios de posgrado en Relaciones Industriales necesita reunir dinero para pagarle una operaci¨®n en el ojo a su esposa. Ella solo tiene uno y si pierde este ¨²ltimo quedar¨ªa ciega. Es mi¨¦rcoles por la ma?ana, justo un d¨ªa antes fue el cumplea?os de su mujer. Pensar en eso hace que sus ojos se humedezcan. Despu¨¦s de una pausa larga, reflexiona: ¡°As¨ª es esto¡ hay que seguir¡±. Env¨ªa unos 600 pesos (28,47 d¨®lares) semanales de vuelta a casa, es lo mismo que ganaba en un mes entero en su pa¨ªs. ¡°Pero aun as¨ª no alcanza¡±, concluye.
Jim¨¦nez ha tenido suerte. Lleg¨® en avi¨®n como turista y comenz¨® sus tr¨¢mites en la Comisi¨®n Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) con la ayuda de los jesuitas. En enero recibi¨® su tarjeta de residencia permanente. Cu¨¦llar tuvo que esperar m¨¢s tiempo. En parte, por desconocer que, seg¨²n las leyes mexicanas, ten¨ªa solo 30 d¨ªas desde su llegada para solicitar asilo: ¡°No tiene sentido. ?C¨®mo vas a revisar las leyes cuando mueres de hambre y est¨¢s caminando kil¨®metros y kil¨®metros buscando trabajo?¡±.
Los expertos suelen estimar que, si todo sale bien, las autoridades resuelvan los casos en unos dos o tres meses. Pero eso es en la teor¨ªa, en la pr¨¢ctica ¨Ccomo se ha visto en Tapachula¨C la cosa se extiende sine die. De acuerdo con la COMAR, de enero a octubre se han recibido 108.195 peticiones de asilo. Es el mayor registro en la historia.
En la mitad de la entrevista, Greici se entera por primera vez sobre la noticia del tr¨¢iler volcado en Chiapas. Se suelta a llorar. El peque?o Cristopher ya se subi¨® a jugar a la segunda planta del Servicio Jesuita a Migrantes. No puede parar de pensar en los menores que perdieron la vida en el accidente. Se seca las l¨¢grimas con la mano y suelta un mensaje sin que se le quiebre la voz: ¡°Si [sus compatriotas] tienen c¨®mo vivir su vida all¨¢, que no se vengan. No se arriesguen, no arriesguen a sus hijos. Yo estoy aqu¨ª por ¨¦l. No pienso en mi futuro, solo en su bienestar¡±.
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