Cuando el miedo es volver a casa en ¡®combi¡¯
Los asaltos violentos en el transporte p¨²blico se disparan en el Estado de M¨¦xico. El gobernador Alfredo del Mazo gan¨® las elecciones prometiendo terminar los robos en los autobuses, pero estos no dejan de crecer
Hay una secci¨®n fija en los noticieros mexicanos. No se trata del tiempo, ni de los deportes sino la de asalto a transportes p¨²blicos. Las combis y autobuses que recorren diariamente la Ciudad de M¨¦xico est¨¢n cada vez m¨¢s dotadas con c¨¢maras y tecnolog¨ªas que nadie atiende y, pr¨¢cticamente cada d¨ªa, los noticieros del pa¨ªs emiten un video de los asaltos. Estudiantes, jubiladas, obreros, funcionarios, alba?iles viajan con el coraz¨®n en el pu?o en las ¡®combis¡¯ que unen la Ciudad de M¨¦xico con el Estado de M¨¦xico.
El conductor tampoco se libra. Es el caso de C¨¦sar Antonio Ugalde Avenda?o, de 45 a?os, chofer de un autob¨²s verde con capacidad para 40 personas que cada d¨ªa hace la ruta Valle del Chalco - Candelaria. Despu¨¦s de media hora de conversaci¨®n con EL PA?S en su ¡®unidad¡¯, la primera conclusi¨®n es que madruga mucho, comienza a conducir a la 4.30 de la ma?ana, pero los delincuentes tambi¨¦n. La segunda es lo dif¨ªcil que es ser honrado cuando te han atracado 12 veces en los 13 a?os que lleva como ch¨®fer.
La ¨²ltima fue hace algunos meses cuando dos tipos se subieron al autob¨²s, llegaron al final de la l¨ªnea, y cuando ya no hab¨ªa pasajeros se acercaron a ¨¦l y le dijeron ¡°Ya sabes a qu¨¦ venimos y no te pongas al tiro porque te va a ir mal¡±. Despu¨¦s lo sacaron del volante y otro tom¨® el control mientras que a ¨¦l lo tumbaban en el suelo con la pistola en la cabeza. ¡°Despu¨¦s de 45 minutos me fueron a tirar por la salida a Pachuca y se robaron el autob¨²s¡±, explica con serenidad. Cuando encontr¨® un tel¨¦fono pudo por fin llamar a su esposa y decirle que le hab¨ªan vuelto a atracar. Hasta el mes de diciembre, el Estado de M¨¦xico contabiliz¨® unos 6.100 asaltos de los cuales 5.605 fueron con violencia y menos de 500 terminaron sin golpes. ¡°Esa vez, gracias a Dios, no me pegaron¡±, dice. ¡°Gracias a Dios¡±, ese es el nivel de confianza en las autoridades.
¡°El pasaje en general se queda paralizado porque entran pistola en la mano, cortan cartucho y echan bala al piso o al techo y la gente se queda paralizada¡±, dice resignado. ¡°Aprendes a diferenciar y nos avisamos unos compa?eros a otros por WhatsApp, ¡®oye, en tal lado hay dos chavos con gorra roja que son rateros¡' y ya no haces la parada. Aprende uno a ubicarlos porque son siempre los mismos y en los mismos lugares¡±.
Norma L¨®pez Aguilar, agente de viajes de 36 a?os, toma cada d¨ªa el cami¨®n en Nezahualc¨®yotl, en el Estado de M¨¦xico, otro de los puntos calientes del transporte nacional. Municipios populares de la periferia, hiperpoblado de gente humilde que sale muy temprano a la capital y regresa en la noche a casa con una ruta de hora y media que combina metro, bus y combi. A Norma la han atracado tantas veces que suele llevar un segundo celular de gama media ¡°ni muy b¨¢sico para no enojarlos y que no te agredan, ni muy alto porque ocupo uno nuevo a cada rato¡±, explica con una l¨®gica que solo se entiende en el asiento de una combi.
¡°Salgo de casa sabiendo que es muy probable que haya un atraco, as¨ª que debo llevar algo de dinero y un celular medio. La ¨²ltima vez que me asaltaron que el tipo se me qued¨® mirando feo y pens¨¦ que me quer¨ªa agredir hasta que empec¨¦ a rezar y el fulano se fue. Lo m¨¢s importante es que te agaches y nos los veas por si los puedes identificar. Ellos se molestan mucho con eso y no hay que resistirse¡±. De ese d¨ªa recuerda que un muchacho se puso en el medio con la pistola mientras otros dos desbalijaban al autob¨²s. Unas filas m¨¢s atr¨¢s escuch¨® como un chico no quiso dar su Ipad y forceje¨® con los asaltantes. Estos le dieron un golpe con la culata en la cabeza que lo hizo sangrar y todos terminaron en el Ministerio P¨²blico declarando ante un oficial. Pero por la sangre, no por el robo. ¡°Trabajas para tener algo y es duro que te quiten algo en un momento, pero un balazo no merece la pena¡±, dice resignada.
Norma realiza cada d¨ªa el trayecto C¨¢rcel de mujeres y Santa Catarina, en el Estado de M¨¦xico, considerada una de las cinco rutas en las que m¨¢s probabilidades de ser atracado en un transporte p¨²blico en M¨¦xico. Seg¨²n la Secretar¨ªa de Movilidad de la Ciudad de M¨¦xico (Semovi), hay en el centro del pa¨ªs cinco rutas de alto riesgo: Iztapalapa ¨C C¨¢rcel de Mujeres; Perif¨¦rico ¨C Canal de San Juan; Tepalcates ¨C Ej¨¦rcito Constitucionalista; Metro Constituci¨®n de 1917 ¨C Manuel Ca?as; Canal de Chalco- Metro Constituci¨®n de 1917. Seg¨²n Semovi, la mayor¨ªa de los atracos son entre las 6 y las 9 de la ma?ana y las 6 y las 9 de la noche.
El Estado de M¨¦xico es el lugar del pa¨ªs donde m¨¢s transporte p¨²blico se roba. Alfredo del Mazo, que gan¨® las elecciones con ayudas para las amas de casa y con la promesa de frenar la inseguridad en el transporte p¨²blico, no solo no lo ha logrado, sino que estos han ido en aumento durante todo el a?o. En febrero de 2021 se contabilizaron unas 16 denuncias diarias y en diciembre casi se hab¨ªa doblado la cifra, seg¨²n el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad P¨²blica. El Estado de M¨¦xico acumula m¨¢s del 50% de los asaltos a nivel nacional. A nivel nacional, el a?o termina con casi 11.000 denuncias de robo a transporte p¨²blico en el pa¨ªs, de ellos unos 8.000 fueron con violencia y 3.000 sin violencia. Pero nada es comparable al Estado de M¨¦xico ni en n¨²mero ni en violencia. Solo la Ciudad de M¨¦xico se acerca remotamente con m¨¢s de 3.000 asaltos al transporte p¨²blico en el ¨²ltimo a?o. De ellos, 1.263 fueron con violencia y 1.863 sin violencia. Le sigue Puebla, Quer¨¦taro, Jalisco y Oaxaca.
En esa secci¨®n habitual de los informativos de la tarde el pasado lunes se emiti¨® la grabaci¨®n del asalto a una combi en la confluencia del Eje 15 y el Eje 8. Seg¨²n se ve en las im¨¢genes, la modorra que reinaba en la combi, despu¨¦s de nueve horas de trabajo y tres de transporte, se rompi¨® cuando el asaltante sac¨® una arma y solt¨® dos frases cargadas de naturalidad: ¡°A ver se?ores, se trata de lo siguiente, ya se la saben. Denme celulares y carteras. ?R¨¢pido!¡± Y, se?alando al conductor, a?adi¨®: ¡°Y Ll¨¦vatela relax chofer o te meto un tiro¡±, grit¨® el hombre que acababa de sacarse un arma semiautom¨¢tica del pantal¨®n. Mientras con una mano iba recibiendo sumisamente tel¨¦fonos y carteras del pasaje, con la otra apuntaba al conductor. Cuando 30 segundos despu¨¦s el asaltante abri¨® la puerta y sali¨® de la combi con las manos llenas de objetos, en el interior del veh¨ªculo qued¨® flotando un espeso silencio. Un mutismo derrotado que se repite m¨¢s de 30 veces al d¨ªa.
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