De pie ante un coloso: los vecinos rechazan la ampliaci¨®n del Estadio Azteca
Habitantes de la zona de impacto del proyecto se oponen a las obras previstas de cara al Mundial 2026 porque temen m¨¢s problemas de acceso al agua y el incremento del costo de vida
Primero, aparecieron los edificios de aquel lado; despu¨¦s, los de m¨¢s ac¨¢. La casa de Marina Cruz Mendoza qued¨® as¨ª pegada a una construcci¨®n que se le viene encima y que se fren¨® tras los sismos de 2017. ¡°Los vecinos nos quejamos, e igual se hizo¡±, dice la mujer, de 54 a?os. Y desde entonces hubo problemas con el agua, que sale a veces como un hilito, a veces verde, a veces con arena, y subi¨® el impuesto predial, seg¨²n cuenta Mendoza. Su vivienda est¨¢ al final de una calle sin aceras en el pueblo de Santa ?rsula, en el sur de Ciudad de M¨¦xico, que sigue creciendo y los devora. Ella y otros vecinos est¨¢n preocupados porque una nueva obra se ha anunciado a metros de sus casa. La ampliaci¨®n del Estadio Azteca, el segundo m¨¢s grande de Am¨¦rica, es ahora una nueva batalla.
El megaproyecto prev¨¦ la remodelaci¨®n de las instalaciones deportivas, la construcci¨®n de un centro comercial de cuatro niveles con siete de estacionamiento; un hotel de m¨¢s de 10.000 metros cuadrados y la mejora de las vialidades antes del Mundial de 2026. As¨ª lo inform¨® Televisa, propietaria del estadio, que es conocido como el coloso de Santa ?rsula por sus dimensiones: es el m¨¢s grande de M¨¦xico y el s¨¦ptimo del mundo. El plazo estimado de las obras, si son autorizadas, es de 24 meses. En los alrededores ahora se ven carteles que enumeran las alarmas que levantan los vecinos. ¡°Nos quitar¨¢n m¨¢s agua y ser¨¢ m¨¢s cara. Subir¨¢ el cobro de la luz y el cobro del predial. Remataremos nuestras propiedades a constructoras voraces¡±.
El pueblo de Santa ?rsula es solo una de la decena de colonias que se encuentran en el ¨¢rea de impacto de las futuras obras. Es una zona principalmente popular, de calles angostas y rebuscadas, casas bajas, pi?atas y bugambilias, que se fue asfixiando con el crecimiento de la ciudad. Gerardo Mora, de 52 a?os, vive en Huipulco, una de esas colonias, desde que naci¨®. ¡°Aqu¨ª pasaba un riachuelo que ven¨ªa de un manantial¡±, dice fuera de su casa y se?ala el cemento en el piso. Camina hacia el fondo de su vivienda, a un terreno lleno de vegetaci¨®n desde el que se alcanza a ver la parte m¨¢s alta del Estadio Azteca, solo una esquina de las gradas. ¡°La urbanidad que acecha¡±, se r¨ªe ir¨®nico mientras avanza, ¡°una tristeza¡±.
El crecimiento, dice, empez¨® en los a?os cincuenta. ¡°Llegaron las embotelladoras de Coca-Cola y de Pepsi-Cola; despu¨¦s, los laboratorios y luego algunas unidades habitacionales¡±, se?ala Mora. Pasaron los a?os, ¡°y todos siguen chupando el agua¡±, comenta. El suministro es la preocupaci¨®n principal de los vecinos, porque ya es un problema, pero no el ¨²nico. Tambi¨¦n se quejan de la contaminaci¨®n ¡°exagerada¡±, la movilidad ¡°restringida¡±, la recolecci¨®n de basura ¡°insuficiente¡± y la violencia de los d¨ªas de partido. Y temen que la situaci¨®n empeore. ¡°[Los promotores de las obras] viven en otro lugar y dejan los problemas a los que vivimos aqu¨ª¡±.
El lunes pasado, los vecinos llevaron las quejas al centro de la ciudad. Eran unas 20 personas protestando delante de un edificio enorme que les hac¨ªa sombra, junto a una avenida tan ruidosa que tapaba las consignas que gritaban: ¡°?Agua para el pueblo, no para Televisa!¡±. En las asambleas semanales llegan a ser m¨¢s, quiz¨¢s 200 o 300, aseguran. Nadie los recibi¨® este lunes y en la entrada les pidieron que la carta que llevaban dirigida a Emilio Azc¨¢rraga, presidente del Consejo de Administraci¨®n del gigante medi¨¢tico, la pegaran con cinta en las paredes externas, que de all¨ª la retirar¨ªan los responsables del departamento judicial de la empresa. ¡°Siempre han pasado por encima de nosotros¡±, lamentaba una mujer de 65 a?os que prefiri¨® no identificarse. Se manifestaba para expresar su rechazo: ¡°Si es un megaproyecto, la afectaci¨®n tambi¨¦n ser¨¢ mega¡±.
El Gobierno de la ciudad contempla un proceso de consulta vecinal previo al inicio de ¡°grandes construcciones¡±. En este caso, una consultora contratada por Televisa organiza el proceso, que es supervisado y validado por la Secretar¨ªa del Medio Ambiente de Ciudad de M¨¦xico, y son las autoridades quienes toman la decisi¨®n final con base en las conclusiones. Es decir, no es un refer¨¦ndum, sino una serie de preguntas del tipo ¡°?qu¨¦ impactos recibe?¡± o ¡°?qu¨¦ sugiere para mejorarlo?¡±. El proyecto no puede ser autorizado ¡°hasta no contar con la opini¨®n de la comunidad¡±, seg¨²n la normativa municipal.
La primera consulta se realiz¨® entre el 11 y el 14 de octubre de 2021. Adem¨¢s de las inquietudes sobre las obras, los vecinos expresaron entonces cuestionamientos sobre el proceso en s¨ª porque ¡°las preguntas eran muy ma?osas¡±. Se decidi¨® entonces una segunda vuelta del proceso que inici¨® el 28 de febrero y deb¨ªa durar hasta el 14 de marzo, pero fue suspendida temporalmente ¡°por causa de fuerza mayor¡±. ¡°Lo m¨¢s importante no lo preguntan: ?quieren o no el megaproyecto?¡±, se quejan los vecinos.
La Secretar¨ªa de Medio Ambiente de la Ciudad de M¨¦xico (Sedema) afirma que el conjunto ¡°no utilizar¨¢ agua de la red hidr¨¢ulica existente¡±. Las autoridades ya revisaron, seg¨²n aseguran a EL PA?S en un comunicado, los impactos que ocasionar¨¢ el proyecto y emitieron propuestas, como la perforaci¨®n de un pozo con capacidad para extraer 2,6 millones de litros de agua al d¨ªa. El Sistema de Aguas de la Ciudad de M¨¦xico (Sacmex) estar¨¢ a cargo de la operaci¨®n y destinar¨¢ al megaproyecto solo el 22% del agua, seg¨²n las recomendaciones de las autoridades. El resto, indican, ser¨¢ para los habitantes de la zona.
¡°Tenemos que hacer una infraestructura de ese tama?o para abastecer otra y, de remate, a lo mejor, beneficiar un poco al entorno¡±, critica el urbanista Francisco de la Torre. El profesor de la UNAM agrega que adem¨¢s es ¡°el ¨²nico tipo de obra que se est¨¢ construyendo¡±. ¡°El aparato p¨²blico no est¨¢ haciendo obras de alto impacto, lo est¨¢ haciendo el sector privado, que tiene otros fines¡±, explica. El investigador, que estudia los conflictos vecinales de la ciudad, se?ala algunas ¡°l¨ªneas rojas¡± sobre el suministro de agua en Ciudad de M¨¦xico. ¡°Que el 35% [del agua] venga de afuera nos pone en alerta. Necesitamos ir a jalar agua desde muy lejos para abastecer la necesidad. Y que el resto, el 65%, sea de pozos, aparentemente cada vez m¨¢s profundos, es tambi¨¦n de alarma¡±, se?ala el investigador.
De la Torre apunta que los nuevos proyectos inmobiliarios de gran escala en la ciudad ¡°dejaron de estar exclusivamente en zonas donde se hab¨ªan concentrado en las ¨²ltimas d¨¦cadas¡±, en decir, en ejes como el Paseo de la Reforma o la avenida Insurgentes, y ¡°empezaron a experimentar nuevas localizaciones en la ciudad¡±. ¡°Una de esas ramas es en zonas populares¡±, explica De la Torre. Obras como la ampliaci¨®n del Estadio Azteca ¡°vienen con un contraste importante con sus entornos¡±, agrega. ¡°En escala, en recursos, en necesidades tangibles como el agua, los residuos, el flujo vehicular¡¡±, detalla el urbanista.
Entre las medidas de mitigaci¨®n sugeridas, adem¨¢s del nuevo pozo que construir¨¢ la empresa, se contempla una ¡°segunda fuente que abastecer¨¢ al proyecto¡± y que ¡°ser¨¢ el agua pluvial que ser¨¢ tratada y potabilizada¡±. Para ello, est¨¢ prevista la construcci¨®n de cinco pozos que absorber¨¢n agua de lluvia y recargar¨¢n los mantos acu¨ªferos. Las propuestas incluyen tambi¨¦n un humedal, ciclov¨ªas y la creaci¨®n de ¨¢reas verdes, reforzar la red de drenaje y construir una planta de tratamiento de aguas residuales. Televisa no ha contestado a las preguntas de este peri¨®dico. Los vecinos se mantienen esc¨¦pticos: ¡°?Qui¨¦n puede creer en una promesa?¡±.
¡°El objetivo es que nos vayamos¡±, piensa Amado Rodr¨ªguez, de 74 a?os. El hombre, que lleg¨® hace 31 a?os desde el Estado de Veracruz, est¨¢ remodelando su casa, en la colonia El Caracol, y haciendo lugar para sus hijos: uno vivir¨¢ en la planta baja; ¨¦l, en el departamento de encima, y otro hijo en el piso superior. Hoy el agua sale bien de su grifo, pero cuando no hay suministro tiene que correr al cami¨®n del agua para que le llene un tinaco. El veh¨ªculo no pasa siempre y el agua, que le cuesta 400 pesos (unos 20 d¨®lares), le dura una semana. Rodr¨ªguez se manifest¨® el lunes contra la obra y ahora repite una consigna simple: ¡°Sin agua no hacemos nada¡±.
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