Un mapa de Ciudad de M¨¦xico trazado con poemas
La autora y ensayista Claudia Kerik publica ¡®La ciudad de los poemas¡¯, una selecci¨®n de medio millar de poes¨ªas sobre la capital desde finales del XIX
En eras de Google Maps, la cartograf¨ªa ¡ªcomo muchas otras disciplinas¡ª parece ser obsoleta. ?Qu¨¦ queda? Hacer lo que Claudia Kerik (Buenos Aires, 1957) hizo con un racimo de poemas: delimitar una comarca, anunciar los trazos del tiempo. En esencia, un mapa. Ella escogi¨® Ciudad de M¨¦xico ¡ªmetr¨®poli que pis¨® por primera vez un 30 de noviembre de 1971¡ª, de la que empez¨® a recoger sus cantos desde 1987. Ediciones del lirio se ha encargado de publicar el resultado de aquella empresa bajo el t¨ªtulo La ciudad de los poemas. Muestrario po¨¦tico de la Ciudad de M¨¦xico moderna (2021).
Se trata de una selecci¨®n de medio millar de poemas en torno a las calles, a los personajes, al sonido y a las vicisitudes de la capital mexicana; comprende el final del siglo XIX, todo el XX y lo que va de ¨¦ste. ¡°Es un librote ¡ªcomo lo ha descrito el soci¨®logo especializado en poes¨ªa under, Mario Ra¨²l Guzm¨¢n¡ª de b¨²squeda y recuperaci¨®n de textos con diverso valor testimonial m¨¢s all¨¢ de sus probables cualidades est¨¦ticas¡±. En efecto, esta colecci¨®n de m¨¢s de mil p¨¢ginas es quiz¨¢ la primera que intenta convocar la poes¨ªa de la ciudad, a trav¨¦s de sus diferentes voces, ¨¦pocas y est¨¦ticas, en una sola plaza.
As¨ª como puede haber distintas versiones de un mapa, en donde se conjuga desde el inter¨¦s pol¨ªtico hasta el error de c¨¢lculo, esta nueva selecci¨®n tiene precedentes que intentaron, si no algo similar, una proyecci¨®n particular de la urbe. Tal es el caso, por ejemplo, de la compilaci¨®n de Miguel Bustos Cerecedo (La Ciudad de M¨¦xico en la poes¨ªa, 1974), o la del poeta H¨¦ctor Carreto (La ciudad menos transparente: antolog¨ªa po¨¦tica de la Ciudad de M¨¦xico, 2003); el Cancionero hist¨®rico chilango (2009), de Antonio Avitia Hern¨¢ndez. Incluso los ha habido tem¨¢ticos, como sucede con los 53 poemas del 68 mexicano (1972), de Miguel Aroche Parra, o la reciente publicaci¨®n de Diego Fonseca, Tiembla (2018), en donde, aun sin ser una recopilaci¨®n po¨¦tica, el personaje principal sigue siendo la metr¨®poli capitalina, a prop¨®sito del terremoto que la azot¨® en septiembre de 2017.
¡°Mi trabajo complementa el de ellos¡±, dice la poeta e investigadora Claudia Kerik en entrevista con EL PA?S. ¡°No es nada m¨¢s una antolog¨ªa po¨¦tica sobre Ciudad de M¨¦xico, sino que tiene detr¨¢s una intenci¨®n muy espec¨ªfica, que es la de mostrar el paso del tiempo. Quise construir una mirada, llevar de la mano al lector por la historia de la ciudad y revivirla, pero a trav¨¦s de poemas¡±. Muchas de las piezas reunidas en este volumen est¨¢n acompa?adas por comentarios de la autora con el prop¨®sito de ubicar al lector, de dar contexto o de explicar la metamorfosis que ha sufrido la regi¨®n. Pero este documento no solo es un archivo historiogr¨¢fico; el de la tambi¨¦n traductora de Yehuda Amij¨¢i o Etgar Keret tiene un inevitable valor nost¨¢lgico. ¡°El poema puede ser una especie de mapa de algo que va desapareciendo, pero que existe gracias a las palabras. Yo me llev¨¦ muchas sorpresas al descubrir ¨¢ngulos de la ciudad que desconoc¨ªa porque cambiaron, pero que los poetas dejaron perfectamente retratados¡±, menciona Claudia Kerik.
Entre l¨ªneas la obra insin¨²a la idea de que la ciudad se escribe sola a trav¨¦s de sus personajes y sus sonidos. Como ejemplo, los eloteros, figuras del tiempo inamovibles, y que: Siempre buscan las esquinas,/ a las puertas de abarrotes y cantinas;/ a la luz crepuscular,/ cuando todas las personas/ apetecen golosinas,/ cansadas de trabajar¡ escribe la poeta Mar¨ªa Caso Andrade. Los pregoneros solo van cambiando de forma y de oficio, el ruido es igual. Por citar un caso de este siglo, la bocina que anuncia la compra de fierro viejo es, sin romantizar, un acompa?ante ¡ªa veces insufrible¡ª de las calles de casi cualquier colonia. Aqu¨ª cabe tambi¨¦n la campana matutina que invita a los habitantes a sacar la basura y de paso les interrumpe el sue?o. ¡°Es parte del rumor de la urbe, que tambi¨¦n puede ser disonante. Y en alg¨²n lugar entra el aullido del poeta. Y su voz sirve para pronunciarse, para protestar usando el propio sonido de la ciudad. Es decir, la ciudad le da sus escalas musicales. Y hace con esos ruidos su poema¡±, rescata la autora.
La antolog¨ªa deja claro que Ciudad de M¨¦xico no solo es la colonia Condesa o Roma. La periferia pinta en otro tono sus paredes, pero mantiene la esencia de la comarca de la que es parte. El olor a mariguana se confunde con la acidez de la ciudad/ que es tambi¨¦n esta colonia,/ esta calle,/ esta esquina¡ justifica el poema titulado ¡°Bondojo¡¯s Blues¡±, de Arturo Trejo Villafuerte. ¡°Trat¨¦ de que la antolog¨ªa registrara los polos, que estuviera lo bello y lo feo de la ciudad. No nada m¨¢s presentarla en un sentido enaltecido o sublime, sino tambi¨¦n lo terrible; las cosas que ocurren en la v¨ªa p¨²blica: la basura, la suciedad, la pobreza, etc¨¦tera¡±, aclara Kerik. Y Guadalupe Amor, quiz¨¢ la primera fl?neuse que enunci¨® el espacio p¨²blico en su po¨¦tica, da cuenta de ello; canta: A sus pisos de charcos enlodados/ por los cementos rotos y quebrados./ A sus manchas de aceite colorida/ solferino, azul y desmedido./ Verde amarillo que duplica al sol/ a mi eterna ciudad en Do mayor.
El plano de la ciudad impresa en la primera p¨¢gina de la colecci¨®n tiene un porqu¨¦. Es una copia del mapa de una vieja enciclopedia Salvat en donde la misma Claudia Kerik, a sus 13 a?os, puso el dedo luego de que su padre le pidiera elegir un destino, casi al azar, ante la inminente migraci¨®n de la familia. Es aqu¨ª, aqu¨ª es a donde vamos, le dijo finalmente apuntando la palabra ¡°M¨¦xico¡±. Es muy probable que no imaginara que a?os m¨¢s tarde iba a construir un atlas po¨¦tico de la ciudad se?alada. ¡°Fue una intuici¨®n ¡ªcuenta la autora¡ª, es como si el sentido de ese acto se me hubiera revelado hasta ahora¡±.
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