Andrea Abreu: ¡°La forma en que nos relacionamos sexualmente en la infancia marca nuestros miedos en la edad adulta¡±
La escritora canaria, que presenta ¡®Panza de burro¡¯ en Am¨¦rica Latina, habla de su v¨ªnculo con el continente, la sexualidad de los ni?os y el lenguaje inclusivo
En la casa en la que creci¨® Andrea Abreu (Tenerife, 26 a?os) no hab¨ªa libros. Su padre, obrero de la construcci¨®n, y su madre, limpiadora, no ten¨ªan tiempo para leer. Pero s¨ª se entreten¨ªan relatando historias. As¨ª aprendi¨® la escritora canaria el arte de contar. Ahora, es una de las figuras incluidas en la lista de los mejores 25 narradores en espa?ol menores de 35 a?os que public¨® la revista brit¨¢nica Granta. De visita por primera vez en Am¨¦rica Latina, pas¨® primero por la Feria del Libro de Bogot¨¢ y luego por M¨¦xico para presentar Panza de burro (Rey Naranjo Editores en Colombia y Elefanta Editorial en M¨¦xico). Su primera novela, que se ha convertido en un fen¨®meno editorial no solo en Espa?a, sino tambi¨¦n al otro lado del Atl¨¢ntico. En entrevista con EL PA?S, Abreu relata su v¨ªnculo con el continente americano, la sexualidad infantil y el lenguaje inclusivo.
Pregunta. ?C¨®mo ha sido su relaci¨®n con la literatura latinoamericana?
Respuesta. Empec¨¦ a mirar hacia ac¨¢ porque no me sent¨ªa tan reconocida en la literatura espa?ola. Leyendo autoras de ac¨¢ encontraba una sensaci¨®n de representaci¨®n que no hab¨ªa encontrado en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica. Me sentaba a escribir y era una persona sin sesgo geogr¨¢fico, intentaba imitar a autores traducidos, no ten¨ªa ning¨²n tipo de identidad. Pero a medida que me fui acercando a la literatura latinoamericana, que respeta fuertemente sus variantes del espa?ol, me di cuenta de que mi variante era tan v¨¢lida como las otras. Como cualquier otro lugar colonizado, Canarias porta una herida colonial. La verg¨¹enza que ten¨ªamos era tan fuerte que desaprovech¨¢bamos todo el material cultural porque consider¨¢bamos que era inferior. Para m¨ª escribir es ser extremadamente espec¨ªfica y no puedo serlo con cosas que desconozco, lo que yo puedo aportar es lo que conozco, ah¨ª fue que me hizo clic la cabeza.
P. Panza de burro habla de la amistad de dos ni?as, pero relata experiencias sobre el despertar sexual y el deseo en personajes que transitan de la ni?ez hacia la adolescencia. ?Puede ser espinoso tratar estos temas?
R. En una de las primeras presentaciones se me acerc¨® una se?ora y me empez¨® a decir que le parec¨ªa horrible lo que yo hab¨ªa escrito porque no pod¨ªa creer que ni?as de 10 a?os hicieran esas cosas. Y con la mayor¨ªa de las chicas de mi generaci¨®n con las que he hablado me han contado que son experiencias habituales. Me llama la atenci¨®n que los hombres fingen que no lo han vivido, pero tengo much¨ªsimos amigos que ni siquiera se consideran homosexuales y que sus primeras experiencias sexuales fueron con chicos de su edad o mayores, se masturbaban en comunidad, se tocaban, se ense?aban partes del cuerpo. A medida que vamos creciendo vamos sepultando esas experiencias como si no las hubi¨¦semos vivido porque hay un tab¨² muy fuerte con la sexualidad infantil.
P. ?Y por qu¨¦ cree que es necesario hablar de ello?
R. Seguimos fingiendo que les ni?es no tienen ning¨²n tipo de sexualidad. Nos quejamos de que las ni?as sufren violencia sexual pero les negamos la capacidad de ser seres sexuales y eso provoca desprotecci¨®n. Yo y el 90% de las chicas de mi entorno vivimos situaciones de violencia sexual con menos de 10 a?os, y no lo dec¨ªamos porque no sab¨ªamos lo que nos estaba ocurriendo, no hab¨ªa palabras para nombrarlo. Yo tuve experiencias sexuales muy positivas, pero luego tuve experiencias tremendamente horribles que no pod¨ªa comunicar al mundo adulto. Todo se met¨ªa dentro de la gaveta de juegos infantiles y hay cosas que no lo son. Para muchas de nosotras la forma en que nos relacionamos sexualmente en la infancia marc¨® nuestros miedos en la edad adulta. Cuanto m¨¢s hablemos, pues m¨¢s normalizado ser¨¢ para las ni?as nombrar su deseo y tambi¨¦n su violencia.
P. A veces habla en lenguaje inclusivo...
R. S¨ª, creo que el lenguaje debe responder a las necesidades, uno tiene que poder nombrar las cosas independientemente de lo que las instituciones ling¨¹¨ªsticas digan. Las instituciones van m¨¢s lentas que la calle y una no puede esperar a que te den permiso para usar las palabras que t¨² necesitas. En mi libro, por ejemplo, yo quer¨ªa que hubiera un personaje que fuera no binario porque en mi vida han habido personas no binarias y sent¨ªa la responsabilidad de representar esa realidad. Aparece un ni?e, que a veces es nombrado como Juanita Banana y a veces Juanito. No quer¨ªa incluir la X o la E porque quer¨ªa que fuera legible para la mayor¨ªa de personas. Entonces hice artima?as, pero me gustaba la sensaci¨®n de generar la confusi¨®n con el personaje.
P. ?C¨®mo se ha tomado lo de Granta?
R. Me siento tremendamente agradecida porque me ha abierto much¨ªsimas puertas. No tanto a nivel hispanohablante, sino anglosaj¨®n y asi¨¢tico. Me ha permitido que el libro tenga relevancia en Inglaterra, que vaya a salir en Estados Unidos. Me van a traducir en pa¨ªses que nunca hubiese imaginado. Me pongo a mirar de d¨®nde vengo, lo que he recorrido y me cuesta asimilarlo.
P. El premio fue un reconocimiento a las m¨²ltiples variantes del espa?ol. ?Hay nueva generaci¨®n de escritores que viene a romper con el paradigma geogr¨¢fico y ling¨¹¨ªstico de la literatura?
R. Ten¨ªamos una mentalidad muy posmoderna de que no hab¨ªa posibilidades de generar cosas nuevas porque ya todo estaba inventado y creo que mi generaci¨®n est¨¢ d¨¢ndole una patada en la cara a aquellas ideas.
P. Gran parte de la obra premiada se escribe desde el feminismo. ?Se reivindica m¨¢s ahora este tipo de libros?
R. Algo que me gusta de las chicas de mi generaci¨®n es que no nos hace falta que nos den permiso, ni que nos validen. Hace unos a?os parec¨ªa que hab¨ªa que pasar por el aro, pero ahora si me leen mis amigas ya estoy contenta. El margen est¨¢ alcanzando la centralidad y ya no est¨¢ tan claro qu¨¦ es margen y qu¨¦ es centralidad. Aunque al final el poder econ¨®mico y pol¨ªtico lo sigan ostentando las mismas personas, nosotras construimos independientemente de si nos permiten o no de hacerlo.
P. ?Qu¨¦ se viene despu¨¦s de Panza de burro?
R. Se viene ansiedad [r¨ªe]. Lo m¨ªo fue como bomba en seco y tengo demasiadas expectativas por parte de la gente y de m¨ª misma. Lo que puedo decir de mi segunda novela es que pertenece al universo literario de Panza de burro, pero abarca la realidad de otros personajes diferentes en una ¨¦poca precedente.
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