Las otras ¨®rdenes de abatir que rodean el ¡®caso Tlatlaya¡¯
Documentos en poder de EL PA?S prueban que las directrices bajo las que actuaron los militares vinculados a la matanza se repitieron al menos dos veces desde 2013
Sepultado bajo casi una d¨¦cada de violencia, el caso Tlatlaya sigue su camino en los tribunales, entre denuncias de inacci¨®n contra la Fiscal¨ªa, que a ocho a?os de la matanza a¨²n no ha conseguido una sola sentencia. Tres militares est¨¢n presos por el caso, el asesinato de al menos ocho personas en el Estado de M¨¦xico, en 2014, civiles armados que los soldados habr¨ªan ajusticiado despu¨¦s de un enfrentamiento a balazos. Las dudas rodean, sin embargo, el proceso, sobre todo en lo que respecta a los jefes militares y su papel en el actuar de la tropa.
Un documento ha condensado dudas y sospechas estos a?os, un escrito que en la jerga castrense se denomina ¡°orden general de operaciones¡±, pero que en M¨¦xico la opini¨®n p¨²blica conoce como ¡°orden de abatir¡±. El documento, divulgado un a?o despu¨¦s de la matanza, se?ala las directrices bajo las que deb¨ªan actuar los soldados que patrullaban por la zona del tiroteo en esa ¨¦poca. Una de ellas dec¨ªa: ¡°Las tropas deber¨¢n operar de noche en forma masiva y en el d¨ªa reducir actividad, con el fin de abatir delincuentes en horas de oscuridad¡±.
Documentos en poder de EL PA?S prueban que la ¡°orden de abatir¡± no fue una excepci¨®n o un error. Las directrices bajo las que actuaron los militares vinculados al caso se repitieron al menos dos veces en esos a?os. La comandancia del 102 Batall¨®n de Infanter¨ªa, cuartel al que estaban adscritos los soldados, emiti¨® las mismas instrucciones en junio de 2013 y un a?o despu¨¦s, en junio de 2014. Estos documentos, que integran el expediente de uno de los procesos por el caso Tlatlaya, nunca se han hecho p¨²blicos.
La mera existencia de instrucciones de este tipo, deudoras de los peores a?os de la Guerra Sucia, interpela a la totalidad del Ej¨¦rcito. Despu¨¦s de m¨¢s de una d¨¦cada de operaciones militares contra el narcotr¨¢fico y la delincuencia organizada, ciudadanos, activistas y opositores han denunciado en infinidad de ocasiones mala praxis de las Fuerzas Armadas. Hay decenas de militares y marinos presos, procesados y condenados por tortura, asesinato, desaparici¨®n forzada¡
En todos estos a?os, el Estado ha respondido a cr¨ªticas y denuncias con el argumento de las manzanas podridas. Son hechos aislados, situaciones que no respond¨ªan a la misi¨®n de las Fuerzas Armadas. En ese contexto, la orden de abatir sembraba una duda. ?Se hab¨ªa usado m¨¢s veces esta directriz en el 102 Batall¨®n de Infanter¨ªa, cuartel al que pertenec¨ªan los soldados? ?Se hab¨ªa empleado en otros? ?Hab¨ªa o ha estado vigente en situaciones parecidas a la de Tlatlaya en otras regiones del pa¨ªs, en otro momento? En definitiva, ?mandos del Ej¨¦rcito mexicano ha animado a sus elementos a matar presuntos delincuentes?
Desde hace tiempo, los abogados de Clara G¨®mez, v¨ªctima indirecta del caso -la hija adolescente de G¨®mez muri¨® en el enfrentamiento de Tlatlaya- asum¨ªan que exist¨ªan m¨¢s ¨®rdenes de este tipo, sobre todo por la declaraci¨®n ante la Fiscal¨ªa en 2016 del teniente coronel Sandro D¨ªaz. Comandante suplente del 102 Batall¨®n, D¨ªaz era el mando que hab¨ªa firmado el documento, la orden de operaciones del 11 de junio de 2014, con la directriz de ¡°abatir delincuentes en horas de oscuridad¡±, que reg¨ªa el actuar de militares vinculados al caso Tlatlaya.
En su declaraci¨®n ante la Fiscal¨ªa, D¨ªaz mencion¨® que la orden de operaciones era en realidad una plantilla, un documento cuyo contenido se hab¨ªa empleado en otras ocasiones, ¡°un machote¡±, como ¨¦l mismo asegur¨®. El mando dio incluso tres ejemplos de ¨®rdenes de operaciones id¨¦nticas, una de 2013 y dos de 2014. ?l, asegur¨®, se hab¨ªa limitado a firmar los papeles, ignorando que su redacci¨®n implicara problema alguno.
Este diario posee copia de dos de esas tres ¨®rdenes, que integran una de las investigaciones abiertas por el caso Tlatlaya, en la que Clara G¨®mez figura como v¨ªctima. Pese a la menci¨®n de D¨ªaz, el tercero no figura en el expediente. La Secretar¨ªa de la Defensa Nacional (Sedena) ha informado de que ¡°no se localiz¨®¡±.
En esta indagatoria, G¨®mez y sus abogados han empujado para que se investigue la cadena de mando del caso. No solo a D¨ªaz, sino al comandante titular del batall¨®n, adem¨¢s de los jefes de la zona y la regi¨®n militar de las que depend¨ªa el cuartel. A lo largo de estos a?os, la Fiscal¨ªa ha tratado de cerrar la investigaci¨®n en varias ocasiones, privilegiando una paralela, en la que G¨®mez no figura como v¨ªctima. En ese otro proceso, los fiscales ni siquiera han investigado la cadena de mando.
¡°La Fiscal¨ªa prefiere olvidar la investigaci¨®n en que se pide indagar a la cadena de mando. Prefiere centrarse en otra en la que no escala la responsabilidad m¨¢s all¨¢ de los tres elementos de tropa detenidos¡±, critican Ivette Galv¨¢n y C¨¦sar Contreras, abogados de G¨®mez.
Castro y la redacci¨®n
La existencia de esta directriz, m¨¢s all¨¢ del caso Tlatlaya, abre grandes interrogantes sobre el actuar de los militares en la zona en esa ¨¦poca, sobre la interpretaci¨®n que la tropa le dio a lo largo de los a?os, adem¨¢s del posible alcance de la orden de abatir en otras regiones del pa¨ªs. Todav¨ªa m¨¢s, el uso de una orden as¨ª obliga a preguntarse si ha habido otras parecidas y cu¨¢ndo y d¨®nde se habr¨ªan usado. Finalmente, exige conocer el origen de la orden de abatir, qui¨¦n la ide¨®, de d¨®nde sali¨®.
Oficialmente, el Ej¨¦rcito ha evitado pronunciarse al respecto estos a?os. A reiteradas peticiones de informaci¨®n de este medio, la Sedena ha contestado indistintamente que la informaci¨®n no exist¨ªa. Por ejemplo, en una solicitud de 2017 se ped¨ªa ¡°copia de todos los documentos (...) que contengan (...) la orden citada en el oficio SIIO 10582 (...) orden que (...) contiene, entre otras, las siguientes fracciones: ¡®Las tropas deber¨¢n operar de noche en forma masiva y en el d¨ªa reducir la actividad, con el fin de abatir delincuentes en horas de oscuridad¡±. Ante la negativa y los posteriores recursos, el caso acab¨® en un tribunal federal, que acab¨® dando la raz¨®n a la Sedena.
De manera particular, los mandos vinculados al caso Tlatlaya han tratado de explicar que todo es cosa de un error de transcripci¨®n. En el proceso por el caso en el que G¨®mez es v¨ªctima, el comandante titular del 102 Batall¨®n, Ra¨²l Castro, superior jer¨¢rquico de Sandro D¨ªaz, declar¨® que la expresi¨®n abatir delincuentes no era correcta, que la correcta era ¡°abatir el ¨ªndice de delitos¡±. Castro nunca ha aportado evidencia alguna que prueben sus dichos.
Resulta extra?a la declaraci¨®n de Castro, pues es su firma la que aparece en las dos ¨®rdenes de abatir que hasta ahora no se conoc¨ªan. En ambas, la redacci¨®n es id¨¦ntica a la que aparece en la orden de operaciones de Tlatlaya: abatir delincuentes y no ¨ªndices delictivos. Una data del 23 de junio de 2013 y Castro ordena a un subordinado que asuma el control de un ¡°puesto de Mando m¨®vil¡±. El comandante firm¨® la siguiente el 29 de junio de 2014, un d¨ªa antes de la matanza. En esa orden, Castro ordenaba a un subordinado que relevara precisamente al teniente a cargo de los soldados que horas m¨¢s tarde participaron en el enfrentamiento en Tlatlaya, y la posterior matanza.
Todos son dudas y sospechas alrededor del caso Tlatlaya, la actuaci¨®n de los mandos y las ¨®rdenes que dieron. Ya no es solo el caso en s¨ª, sino todo lo que ocurri¨® en los meses en que las ¨®rdenes de abatir conocidas estuvieron vigentes. As¨ª, entre la emisi¨®n de la primera, el 23 de junio de 2013, hasta el 30 de junio de 2014, fecha de la matanza de Tlatlaya, militares y civiles se enfrentaron en al menos 18 ocasiones en el Estado de M¨¦xico, seg¨²n datos de la propia Secretar¨ªa de la Defensa. En los choques, 40 civiles murieron, entre ellos los 22 del 30 de junio en Tlatlaya, y uno m¨¢s result¨® herido.
Aunque no todos los enfrentamientos ocurrieron en el ¨¢rea de influencia del 102 Batall¨®n de Infanter¨ªa, la mayor¨ªa s¨ª. Por ejemplo, uno que ocurri¨® el 22 de septiembre de 2013 en Luvianos, municipio vecino de Tlatlaya, que dej¨® tres civiles muertos. U otro que tuvo lugar el 6 de diciembre de 2013, en el mismo Tlatlaya, un municipio muy extenso, puerta de entrada a la regi¨®n de Tierra Caliente. Ese d¨ªa, el choque dej¨® cuatro civiles muertos.
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