Luis Echeverr¨ªa, el gran represor de M¨¦xico muere impune a los 100 a?os
El antiguo presidente priista fallece en su casa de Cuernavaca. Su Gobierno, entre 1970 y 1976, estuvo marcado por la crisis econ¨®mica y la persecuci¨®n de los movimientos sociales
Hace 49 a?os el periodista Julio Scherer, encaramado en la parte posterior de un jeep, describi¨® en el peri¨®dico Exc¨¦lsior una escena ocurrida en las monta?as de la provincia de Guangxi, en China. A bordo del veh¨ªculo iban Chou En-lai, el primer ministro de Mao Tse-tung y, a su lado, el presidente mexicano, Luis Echeverr¨ªa. El autom¨®vil reptaba los sinuosos caminos de terracer¨ªa rumbo a Dazhai. Con la mirada fija en el precipicio, el mandatario mexicano, el primero en visitar el pa¨ªs asi¨¢tico, dijo: ¡°Si tuvi¨¦ramos un accidente, los que venimos con usted pasar¨ªamos a la historia¡±.
Luis Echeverr¨ªa no muri¨® all¨ª. El presidente que gu¨ªo a M¨¦xico entre 1970 y 1976 con un estilo populista e hipernacionalista falleci¨® la noche del viernes a los 100 a?os en su casa en Cuernavaca, en el Estado Morelos, a 80 kil¨®metros a las afueras de la capital del pa¨ªs. La noticia fue dada a conocer por el actual jefe del Ejecutivo, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, en Twitter. El pol¨¦mico exmandatario del Partido Revolucionario Institucional (PRI) ser¨¢ recordado como un funcionario que concentr¨® en su figura la dualidad absoluta. Por un lado, y de cara al mundo, fue un fervoroso creyente en las pol¨ªticas progresistas y el socialismo como una forma de contrarrestar el imperialismo de Estados Unidos. Por el otro, y en su visi¨®n de pol¨ªtica interna, fue un aut¨®crata de mano dura que no dud¨® en reprimir movimientos sociales para mantener la estabilidad del sistema pol¨ªtico del partido ¨²nico.
Echeverr¨ªa (Ciudad de M¨¦xico, 1922) lleg¨® a la presidencia en diciembre de 1970 despu¨¦s de haber derrotado al candidato de la derecha, Efra¨ªn Gonz¨¢lez Morf¨ªn, por diez millones de votos. En la campa?a, el exsecretario de Gobernaci¨®n del presidente Gustavo D¨ªaz Ordaz (1964-1970) lleg¨® a ser llamado ¡°el nuevo C¨¢rdenas¡±, en honor al presidente que dio un rostro de modernidad a un M¨¦xico que sufri¨® las secuelas de la Revoluci¨®n. Antes de llegar al poder, Echeverr¨ªa hab¨ªa hecho campa?a, quiz¨¢ de modo algo ingenuo, con la idea de que tendr¨ªa una buena relaci¨®n con Estados Unidos. ¡°Soy anticomunista¡±, hab¨ªa proclamado con orgullo en una visita a Washington.
Las cosas cambiaron extraordinariamente en poco tiempo para este abogado de la Universidad Nacional, quien hab¨ªa comenzado su trayectoria pol¨ªtica incorpor¨¢ndose al partido en 1946. Al llegar a Palacio Nacional a inicios de la d¨¦cada de los setenta la relaci¨®n entre M¨¦xico y su vecino del norte se agri¨®. La econom¨ªa fue un factor determinante en aquella descomposici¨®n. Washington se neg¨® a hacer una excepci¨®n con M¨¦xico y Estados Unidos al imponer un arancel de 10% a las importaciones, en una reacci¨®n proteccionista similar a la que los tres pa¨ªses viven 47 a?os despu¨¦s. Esta era inflacionaria rompi¨® con el ritmo de crecimiento de la econom¨ªa a lo largo del periodo conocido como Desarrollo estabilizador. Cuando Echeverr¨ªa gan¨® las elecciones, la inflaci¨®n oscilaba entre el 4 ¨® 5%. Al terminar su sexenio, en diciembre de 1976, era de 19%. La econom¨ªa creci¨® 6% en su Administraci¨®n gracias al impulso del petr¨®leo y a pesar de un estilo derrochador que aument¨® en dos millones de personas la burocracia. El oneroso dispendio coloc¨® la deuda exterior mexicana en 26.000 millones de d¨®lares.
Echeverr¨ªa enfrent¨® otra de sus grandes crisis a escasos meses de tomar posesi¨®n. A finales de marzo de 1971 miles de estudiantes de la Universidad de Nuevo Le¨®n, al norte del pa¨ªs, expulsaron al rector y tomaron las instalaciones de rector¨ªa exigiendo derogar la ley org¨¢nica. La manifestaci¨®n tuvo eco en la capital del pa¨ªs y el movimiento estudiantil de Ciudad de M¨¦xico convoc¨® a una marcha en su apoyo el 10 de junio. La protesta era importante porque era la primera desde la matanza del 2 de octubre en la plaza de las tres culturas de Tlatelolco. Contar¨ªa con la presencia de varios l¨ªderes estudiantiles que hab¨ªan sido encarcelados y liberados despu¨¦s por gracia de Echeverr¨ªa. Durante la marcha, celebrada el d¨ªa de Corpus, los polic¨ªas que serv¨ªan de contenci¨®n desaparecieron y un grupo de choque, conocido como Los Halcones, reprimi¨® nuevamente a los estudiantes. La cifra de muertos se desconoce hasta hoy, aunque algunas versiones hablan de entre 12 y 40 fallecidos.
El historiador Enrique Krauze recuerda que varios intelectuales cerraron filas con Echeverr¨ªa tras la matanza del jueves de Corpus. Entre ellos se encontraban los escritores Fernando Ben¨ªtez y Carlos Fuentes, quien lleg¨® a escribir que no apoyar al mandatario era ¡°un crimen hist¨®rico¡±. Carlos Monsiv¨¢is, quien dirig¨ªa el suplemento cultural de la revista Siempre!, censur¨® un texto de Gabriel Zaid que llamaba a Echeverr¨ªa un ¡°criminal hist¨®rico¡±.
El Halconazo, como los mexicanos conocen al episodio, es uno de los momentos m¨¢s oscuros del mandato de Echeverr¨ªa. No fue sino hasta la transici¨®n democr¨¢tica del a?o 2000 que la justicia intent¨® llamar a cuentas al expresidente. El Gobierno de Vicente Fox, el primero que no eman¨® del PRI, cre¨® una fiscal¨ªa especial para investigar la represi¨®n de la Guerra Sucia, la persecuci¨®n de movimientos sociales de izquierda, la Guerrilla, por las fuerzas federales y el Ej¨¦rcito.
El fiscal designado para esa tarea, Ignacio Carrillo, present¨® cargos de genocidio y solicit¨® la detenci¨®n de Echeverr¨ªa por el asesinato de 25 personas. Aquellos esfuerzos resultaron en un fiasco, pues el expresidente solo estuvo en arraigo domiciliario nueve d¨ªas. Un juez rechaz¨® la detenci¨®n del expresidente argumentando que los delitos hab¨ªan prescrito. Echeverr¨ªa era percibido por la mayor¨ªa de los mexicanos como el ejecutor de la represi¨®n que llev¨® a la matanza de 1971 y uno de los principales responsables de la ocurrida en 1968 en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, cuando Echeverr¨ªa ostentaba el cargo de secretario (ministro) de Gobernaci¨®n de D¨ªaz Ordaz. Sobre ¨¦l ca¨ªan muchas responsabilidades de seguridad e interior.
El complejo panorama de la pol¨ªtica local oblig¨® a Echeverr¨ªa a mirar al mundo. El 26 de mayo de 1974 recibi¨® al grupo m¨¢s numeroso de exiliados del golpe de Augusto Pinochet en Chile, incluida la viuda de Salvador Allende, Hortensia Bussi. Esa apertura fue la que hizo que Scherer lo siguiera a China de Mao. Echeverr¨ªa se convirti¨® en el segundo mandatario latinoamericano en visitar al gigante asi¨¢tico para construir un mundo multipolar, el ¡°tercer mundo¡±, que hiciera frente a la hegemon¨ªa de Estados Unidos. En 1975, ante la Asamblea General de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas, Echeverr¨ªa exigi¨® la admisi¨®n de Vietnam y pidi¨® ampliar el Consejo de Seguridad para dar voz a los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. Una senda que el actual Gobierno de L¨®pez Obrador parece retomar en su visi¨®n exterior.
Echeverr¨ªa fantase¨® con la idea de reelegirse. Termin¨® su periodo entre varios apuros. El 1 de septiembre de 1976, en su ¨²ltimo informe de Gobierno, se vio obligado a anunciar la devaluaci¨®n del peso, una moneda hundida por los excesos de su gesti¨®n. Dos a?os antes, en 1974, hab¨ªa sido rendido en medio de rumores de un golpe militar y en un ambiente de enraizado encono con los empresarios m¨¢s importantes, a los que a?os antes hab¨ªa tratado de sensibilizar, invit¨¢ndolos a sus giras para ense?arles a los mexicanos m¨¢s pobres. La memoria de la presidencia de Echeverr¨ªa quedar¨¢ marcada por la pesada losa de un impopular Gobierno que ha quedado impune.
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