Un conflicto de tierras en Oaxaca pone en evidencia el tren del istmo de L¨®pez Obrador
La construcci¨®n de un parque industrial cerca de Salina Cruz, parte de las obras del corredor interoce¨¢nico, pone en pie de guerra a una peque?a comunidad zapoteca. Su vocero denuncia agresiones en su contra
Avanza el sexenio en M¨¦xico y lo hacen tambi¨¦n las obras estrat¨¦gicas del Gobierno, todas envueltas en controversia, algunas m¨¢s criticadas que otras. El corredor interoce¨¢nico, el plan para desarrollar una enorme red log¨ªstica de v¨ªas de tren, carreteras y parques industriales en el istmo, entre Veracruz y Oaxaca, ha pasado medio desapercibido estos a?os. Pero los problemas existen all¨ª, igual que en los parajes sure?os de Yucat¨¢n, en ese caso por la construcci¨®n del Tren Maya. Un conflicto de tierras en una peque?a comunidad cerca de Salina Cruz simboliza las dificultades del Ejecutivo para llevar a cabo las obras.
Se trata de Puente Madera, agencia del municipio de San Blas Atempa. Comunidad zapoteca, Puente Madera pelea desde hace un a?o contra la construcci¨®n de un parque industrial en su territorio, uno de los diez que el Gobierno planea levantar en la primera etapa de las obras. La comunidad argumenta que un proyecto as¨ª destruir¨ªa El Pitayal, una zona de selva baja, b¨¢sica en su econom¨ªa. Como explica Marco Quintero, de la Asamblea de Pueblos del Istmo en Defensa de la Tierra y el Territorio, ¡°la comunidad tiene derecho a decidir qu¨¦ tipo de desarrollo quiere como pueblo, y no el que le impongan desde el Gobierno¡±.
La molestia en Puente Madera apunta a las formas de Palacio Nacional, sus ac¨®litos y representantes en la regi¨®n. La comunidad acusa al Gobierno de ampararse en personajes que han recurrido a trampas y enga?os para allanar el camino al parque industrial. En estas ¨²ltimas semanas, el l¨ªder vecinal de Puente Madera, David Hern¨¢ndez, ha sufrido incluso una agresi¨®n por parte de un peque?o grupo de vecinos de la comunidad, estos a favor del corredor interoce¨¢nico. ¡°Estaba en casa de mis pap¨¢s, convaleciente de una operaci¨®n por una hernia y vinieron y me atacaron¡±, dice Hern¨¢ndez en entrevista.
La historia de trampas, presiones y agresiones en Puente Madera encuentra su eco en otras partes de M¨¦xico. Activistas y pobladores de Campeche han denunciado, por ejemplo, que las obras del Tren Maya en la selva iniciaron sin declaraci¨®n de impacto ambiental. Por ese y otros motivos, pobladores de la zona acudieron a la justicia, buscando que un juez parase los trabajos. Lo consiguieron y la respuesta del Gobierno fue que detr¨¢s de su pelea hab¨ªa intereses pol¨ªtico y electorales.
Ante situaciones as¨ª, el Gobierno ha mantenido una actitud distante, como si las cr¨ªticas no tuvieran que ver con sus planes de desarrollo y nacieran, en realidad, de intentos desestabilizadoras de la oposici¨®n. En algunos casos, el discurso gubernamental ha chocado con realidades dif¨ªciles de soslayar, como el asesinato de Samir Flores en Morelos, en 2019. Activista contra la construcci¨®n de una planta termoel¨¦ctrica en la regi¨®n, su asesinato no impidi¨® que el Gobierno celebrara una consulta sobre las obras, a menos de una semana de su muerte.
Los frentes
David Hern¨¢ndez y Marco Quintero denuncian que en Puente Madera, la manipulaci¨®n y las presiones iniciaron en el ¨¢mbito local. Los terrenos del pueblo son colectivos, no pertenecen a nadie, sino al grupo. As¨ª, cualquier decisi¨®n al respecto debe discutirse en la asamblea de comuneros, que agrupa a algo m¨¢s de 1.700 vecinos. En marzo del a?o pasado, los l¨ªderes de San Blas Atempa convocaron una asamblea para cambiar el uso del suelo donde el Gobierno prev¨¦ instalar el parque industrial, poco m¨¢s de 300 hect¨¢reas. Quer¨ªan aprobar el cambio y lo consiguieron. En Puente Madera denuncian que la asamblea estuvo plagada de irregularidades y la impugnaron ante el tribunal agrario de la regi¨®n.
¡°En la revisi¨®n del acta de asamblea y las firmas, comprobaron que se falsificaron m¨¢s del 70% de las firmas. Hubo un caso incluso de una persona que llevaba dos a?os fallecida, que aparec¨ªa como firmante de la asamblea¡±, denuncia Quintero. Fue el inicio de un a?o lleno de tensiones, en el que los pobladores de Puente Madera vieron c¨®mo, de repente, un grupo de vecinos del pueblo, algunos incluso de la misma comunidad, se ostentaban como propietarios de decenas de hect¨¢reas de El Pitayal.
En estos meses, Puente Madera ha trabajado en dos ¨¢mbitos, uno el judicial y otro el medi¨¢tico. David Hern¨¢ndez y sus compa?eros han seguido el proceso frente al tribunal agrario, acusando de mala praxis a los l¨ªderes de San Blas, particularmente al que fue presidente municipal hasta el a?o pasado, Antonino Morales, de Morena. Hern¨¢ndez explica que el Ayuntamiento de San Blas tuvo las cuentas congeladas en tiempos de Morales, por presuntos nexos con el Cartel Jalisco Nueva Generaci¨®n.
El frente judicial tiene otra parte, que apunta a la privatizaci¨®n, a su juicio irregular, de las tierras de El Pitayal, donde el Gobierno quiere construir el parque industrial. Hern¨¢ndez apunta a Morales: ¡°El comisariado de bienes comunales del periodo pasado ha entregado constancias de posesi¨®n de tierras. Eso es cosa de Antonino, que controla ese sistema de comuneros y agentes municipales y a la fuerza, como salga, hace lo que quiere. Porque incluso ahora, que no hay comisariado, siguen elaborando documentos¡±. Hern¨¢ndez explica que el a?o pasado cesaron las autoridades comunitarias y desde entonces no han elegido nuevas. Y aun as¨ª, el comisariado funciona, a su entender, de manera ilegal.
En el ¨¢mbito medi¨¢tico, la poblaci¨®n de Puente Madera ha salido a la carretera principal del istmo varias veces estos meses, con la intenci¨®n de llamar la atenci¨®n sobre la situaci¨®n de la comunidad. Aunque a veces ha sido por una cuesti¨®n de supervivencia para ellos, como en febrero pasado. Entonces, polic¨ªas de San Blas y ¡°posesionarios¡±, que es como llama Hern¨¢ndez a los presuntos due?os de tierras comunitarias, acudieron a El Pitayal, al parecer, para vallar parcelas. Los vecinos Puente Madera salieron en tromba, quemaron las camionetas de la polic¨ªa y echaron de all¨ª a los ¡°posesionarios¡±.
La venta, los golpes
¡°Lo que ha seguido ha sido la venta de esos terrenos¡±, dice Hern¨¢ndez. En este primer semestre de 2022, esos ¡°posesionarios¡± han vendido sus tierras al Gobierno, para la construcci¨®n del parque, seg¨²n Hern¨¢ndez. ¡°Una persona recibi¨® seis millones, otra dos millones. Uno de los posesionarios me dijo que ya les estaban pagando¡±, explica.
La tensi¨®n ha ido en aumento desde entonces. En junio, Puente Madera y otras agencias de San Blas organizaron una gran marcha sobre la carretera del istmo y all¨ª, Hern¨¢ndez responsabiliz¨® de cualquier cosa que le pasara a Morales y sus secuaces en Puente Madera. El l¨ªder vecinal explica que de los 32 posesionarios de las tierras para el parque industrial, seis son de la comunidad.
Hace semana y media, uno de esos seis, Mariano De la Rosa, fue a casa de los padres de Hern¨¢ndez a hablar con ¨¦l. D¨ªas antes, De la Rosa, explica Hern¨¢ndez, hab¨ªa protagonizado un altercado en un partido de beisbol en la comunidad. ¡°Se puso ebrio, parece que se empez¨® a decir de cosas con gente all¨ª y le acabaron golpeando¡±. De la Rosa lleg¨® a pedirle explicaciones, como si los que le hab¨ªan golpeado hubieran llegado de parte del l¨ªder vecinal.
Convaleciente de su operaci¨®n, Hern¨¢ndez, de 45 a?os, no se podr¨ªa mover bien. La conversaci¨®n empez¨® a subir de tono. ¡°Empezamos a hablar del parque industrial, hablamos de la asamblea, le dije que ¨¦l se hab¨ªa prestado a todo eso¡±, explica. ¡°Bueno, se me lanz¨® a los golpes y yo no pude defenderme por lo de la hernia. Me alcanz¨® a dar patadas, se metieron mis pap¨¢s, les golpearon a ellos¡±.
Aquello acab¨® mal, porque los vecinos, cuando se enteraron, persiguieron a De la Rosa y su familia y quemaron la palapa que usa de cocina, junto a su casa. D¨ªas m¨¢s tarde, De la Rosa denunci¨® a Hern¨¢ndez por agresi¨®n, contando una historia distinta a la que cuenta el l¨ªder vecinal. ¡°?l me acusa de que yo estaba esper¨¢ndolo, despu¨¦s de comprar su cena, y que a su paso, a la altura de donde yo vivo, dice que yo le esperaba con unas personas, que lo baj¨¦ de su camioneta y orden¨¦ que le golpearan¡±, explica el hombre. ¡°Y ah¨ª, no conforme, dice que se subi¨® como pudo y se fue y que yo orden¨¦ que lo agarraran a pedradas. Y que a¨²n yo le segu¨ª a su casa, y orden¨¦ que lo mataran y quemaran su casa¡±.
Vista la denuncia, Hern¨¢ndez denunci¨® de vuelta a De la Rosa. ¡°Tuve que hacerlo para decir realmente c¨®mo pasaron los hechos. Vamos a tener que defendernos y que la verdad se sepa¡±, explica. A lo largo de toda la conversaci¨®n, Hern¨¢ndez insiste varias veces en que ellos no est¨¢n en contra del progreso, sino de las formas. ¡°No s¨¦ qu¨¦ habr¨ªa pasado si se hubiera hecho bien todo este proceso, quiz¨¢ si habr¨ªan aprobado el parque industria¡±, zanja.
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