Xochimilco noir: cuerpos flotando en el canal
Desapariciones, detenciones y la aparici¨®n de varios cuerpos en la pista ol¨ªmpica de remo ponen el foco en el tur¨ªstico distrito sure?o, una de las ¨²ltimas zonas lacustres de la capital
La mujer detiene la marcha y dice, a modo de conclusi¨®n, ¡°?te das cuenta de d¨®nde est¨¢n parados?¡±. Es una pregunta ret¨®rica que enseguida contesta: ¡°La conectividad que tienen ellos con el agua es extraordinaria¡±. Murmura, no quiere que nadie m¨¢s escuche. La mujer, que prefiere que su nombre no aparezca en estas l¨ªneas, habla de un ellos gen¨¦rico. Ellos, el crimen, los que matan, los que tiran cuerpos al canal que queda justo a su espalda, la pista ol¨ªmpica de canotaje. ¡°?Te das cuenta?¡±, insiste.
Es una ma?ana soleada y fresca en Xochimilco, el sur lacustre de Ciudad de M¨¦xico. Uno de esos d¨ªas-milagro que se dan con divina exactitud cada a?o en temporada de lluvias. Algunos pirag¨¹istas reman en la pista, entre las garzas, y es extra?o o¨ªr hablar de asesinatos, personas desaparecidas y grupos criminales, entre tanta belleza. ¡°Esta zona y la colonia por la que hemos pasado antes est¨¢n muy conectadas con los embarcaderos, Caltongo, Cuemanco, Bel¨¦n, hay varios¡±, enumera.
La mujer, conocedora de las din¨¢micas locales, se ha ofrecido a recorrer este laberinto hecho de agua y chinampas, callejuelas, historias del hampa. Camina y deja atr¨¢s el canal de remo. Se dirige a La Pasada, dos trajineras que salvan transversalmente otro canal, en un cruce constante hacia un espacio distinto, un barrio de calles estrechas y callejones sin salida, salpicado de altares a la Virgen y San Judas. Los barqueros mueven sus embarcaciones agarr¨¢ndose a dos cuerdas que cuelgan por encima, atadas a un tronco y una casa. ¡°Vamos para El Infiernito¡±, dice la mujer, ¡°ah¨ª cerca es donde operaba el ¨²ltimo que agarraron de Los Rodolfos¡±.
En la genealog¨ªa criminal del sur de Ciudad de M¨¦xico, el grupo de Los Rodolfos es uno de los m¨¢s distinguidos. Dedicado al tr¨¢fico y la venta de drogas, la extorsi¨®n, la prostituci¨®n y el asesinato, su momento lleg¨® tras la ca¨ªda de Felipe Jes¨²s P¨¦rez, alias El Ojos, abatido en un enfrentamiento a balazos con la secretar¨ªa de Marina, en julio de 2017. Hasta su muerte, El Ojos hab¨ªa levantado un peque?o imperio criminal en el sur de Ciudad de M¨¦xico, con base en el distrito vecino de Tl¨¢huac, aupado en el apoyo de miles de mototaxistas y el silencio de una poblaci¨®n atemorizada.
Los Rodolfos llegaban a ocupar un espacio que hasta hac¨ªa poco tiempo ni siquiera parec¨ªa existir. Durante a?os, el Gobierno de la capital hab¨ªa negado la presencia de grupos criminales organizados en la ciudad, pero la respuesta del ej¨¦rcito de El Ojos, que a su muerte bloque¨® la principal avenida del distrito, quemando camiones y autobuses, dej¨® obsoleta toda negativa. El crimen organizado exist¨ªa en la capital. Y con El Ojos fuera de combate, la duda apuntaba a su nueva forma, su geograf¨ªa.
En Xochimilco, Los Rodolfos agarraron auge. En febrero de 2020, a?o y medio despu¨¦s de la desaparici¨®n de El Ojos, el diario Milenio public¨®, citando informes de la Fiscal¨ªa local, que el grupo criminal de Xochimilco controlaba 200 puntos de venta de droga en ese distrito, adem¨¢s de los vecinos Milpa Alta, Tlalpan y Tl¨¢huac. A lo largo de estos cinco a?os, los enfrentamientos de este grupo con autoridades y las muertes y detenciones de personajes vinculados al grupo han sido constantes. Muchos han ocurrido precisamente en estos parajes h¨ªbridos, medio ciudad, medio laguna, caso de El infiernito, barrio San Diego, barrio 18, San Lorenzo, la pista de canotaje, nombres que hilan un paisaje alucinado de belleza y horror.
La mujer que gu¨ªa el recorrido habla tambi¨¦n de casos de j¨®venes desaparecidas estos ¨²ltimos a?os en estos barrios, eventos que vincula a este reacomodo constante del crimen, que de tanto moverse empieza a configurar una extra?a y macabra normalidad. Desde finales de 2018, los casos de desaparici¨®n en Ciudad de M¨¦xico se han disparado y Xochimilco no ha sido ninguna excepci¨®n. El distrito cuenta 94 desaparecidos, casi la mitad entre los 15 y 29 a?os, seg¨²n datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas.
¡°En enero o febrero desapareci¨® una chica¡±, cuenta la mujer. ¡°El d¨ªa en que desapareci¨® iba con alguien. Se metieron ah¨ª en el suelo de conservaci¨®n¡±, a?ade, en referencia a un asentamiento ilegal construido a un lado del barrio 18, encima de las chinampas, muy cerca de la pista de canotaje. ¡°Cuando salieron, se fueron para la pista ol¨ªmpica. Ella ya no sali¨®, pero ¨¦l s¨ª¡±, explica. La mujer fue hallada muerta, desnuda, en la pista, el 24 de febrero. La Fiscal¨ªa local dijo que no parec¨ªa haber sufrido violencia alguna.
Margarita
El caso anterior es solo uno de varios registrados en los ¨²ltimos meses en la pista de canotaje. Muertos que aparecen flotando en las aguas. El portal Animal Pol¨ªtico, que ha seguido los hallazgos, ha contado cinco desde noviembre. De los cinco, la Fiscal¨ªa de la ciudad solo considera violento uno, un hombre que apareci¨® en el canal el 31 de marzo. El resto, muertes por ahogamiento.
Vista la cantidad de casos, conocida adem¨¢s la presencia de grupos criminales en los alrededores, la atenci¨®n de familiares de personas desaparecidas en la zona vira forzosamente a la pista y el vecino embarcadero de Cuemanco. Es la situaci¨®n que ha vivido la familia Cuevas Su¨¢rez, que busca desesperadamente a Margarita, una muchacha de 20 a?os que desapareci¨® el s¨¢bado 4 de junio.
En entrevista con EL PA?S, su madre, padre y dos de sus hermanas explican que la primera b¨²squeda la hicieron precisamente all¨ª. ¡°Ella y yo hab¨ªamos quedado de vernos el domingo en Cuemanco. ?bamos a salir para Tlaxcala¡±, explica Alejandra, su hermana. A eso de las 6.30 de la ma?ana, Margarita, que hab¨ªa salido con unos amigos, le mand¨® un mensaje para decirle que se ve¨ªan a las 10.00. Fue su ¨²ltima comunicaci¨®n. Margarita no apareci¨® y su tel¨¦fono dej¨® de funcionar. De momento, no han vuelto a saber de ella.
Alejandra explica que la b¨²squeda en Cuemanco responde a la ansiedad de los primeros d¨ªas. Cuando Margarita le dijo que se ve¨ªan a las 10.00 en el embarcadero, ella ya estaba en la zona. Jugaba a f¨²tbol temprano en unas canchas que hay por all¨ª. ¡°Parece que se reflej¨® la comunicaci¨®n y los de la Comisi¨®n de B¨²squeda pensaron que Margarita hab¨ªa hecho desde all¨ª su ¨²ltima comunicaci¨®n¡±, explica. Pero no, era el tel¨¦fono de Alejandra el que estaba all¨ª, no el de su hermana. Las noticias de hallazgos de cuerpos en la pista de canotaje apuntalaron la idea de que Margarita podr¨ªa haber acabado en sus aguas.
La familia se pregunta ahora d¨®nde pudo acabar la muchacha. El s¨¢bado de su desaparici¨®n, Margarita fue a tomar unas micheladas con un amigo de la secundaria a Santa Mar¨ªa Tepepan. Estando all¨ª, otro amigo le escribi¨® mensajes para quedar. ¡°Le llevaba escribiendo desde el d¨ªa anterior¡±, explica su padre, Roberto Cuevas. ¡°Es que mi hermana es muy fiestera y pues le dec¨ªan de quedar¡±, a?ade Alejandra. Margarita se junt¨® con su otro amigo, adem¨¢s de m¨¢s amigos de este, y volvieron a las micheladas.
¡°La versi¨®n de la se?ora que atiende en las micheladas es que estos nuevos muchachos estaban muy agresivos, incluso sacaron un arma y por eso ya no les quiso vender¡±, a?ade Cuevas. Margarita se fue de all¨ª con los muchachos nuevos. ¡°Se fue con ellos para que se calmasen¡±, dice. Parece que de all¨ª fueron a San Mateo Xalpa, un poblado en el sur del distrito. ¡°Por las antenas de telefon¨ªa, ahora sabemos que estuvo hasta las 6.30 en San Mateo¡±, explica Alejandra. La familia recibi¨® esta informaci¨®n de la Fiscal¨ªa d¨ªas despu¨¦s de la desaparici¨®n. Desde San Mateo, Margarita se comunic¨® con su hermana, que estaba en las canchas de Cuemanco.
Alejandra, sus padres, hermanos y amigos, fueron a San Mateo en las primeras semanas de junio, cargando volantes con la foto del ¨²ltimo amigo de Alejandra, Giovanni, el que lleg¨® despu¨¦s con otra gente a las micheladas. ¡°Le ense?¨¢bamos la foto a vecinos y dec¨ªan que s¨ª, que era gente mala¡±. Supieron a qu¨¦ casa hab¨ªan llegado, pidieron que se revisaran las c¨¢maras de seguridad de la zona y pudieron ver a Margarita entrar a una calle cerrada con Giovanni y otra persona. En las c¨¢maras vieron tambi¨¦n que los dos hombres salieron m¨¢s tarde, pero ya no la muchacha.
Como ocurre en cientos de casos de desaparici¨®n a lo largo y ancho de todo M¨¦xico, la familia asumi¨® el liderazgo de la investigaci¨®n. Una parte se apost¨® junto a la casa donde Margarita entr¨® antes de desaparecer. Hab¨ªan descubierto que era la vivienda de Giovanni y pensaron que pronto tarde, el muchacho, menor de edad, tendr¨ªa que salir. Otros se dedicaban a repartir volantes con la cara de la muchacha y bloquear vialidades para presionar a las autoridades.
Con los d¨ªas, Giovanni sali¨®. ¡°Se acerc¨® donde est¨¢bamos nosotros y dijo que iba a declarar. ?Lo tuve que llevar yo porque la polic¨ªa no quiso!¡±, exclama Roberto Cuevas. En su testimonio, Giovanni dice que s¨ª, estuvieron en su casa, pero que cuando llegaron, ¨¦l entr¨® al ba?o, luego se fue a dormir y no supo qu¨¦ fue de Margarita. ¡°No le cuestionaron nada¡±, lamenta Lupita, la madre de Margarita. El otro joven que iba con Giovanni est¨¢ desaparecido y nadie lo encuentra.
D¨ªas despu¨¦s, las autoridades registraron la casa y, seg¨²n la familia de Margarita, encontraron restos de sangre. ¡°Nos tomaron muestras de ADN a su madre y a m¨ª¡±, dice Roberto Cuevas, ¡°pero ha pasado m¨¢s de un mes y no nos dicen nada¡±.
Barrio 18
En El Infiernito hay un puente que salva otro canal y que, en una ma?ana luminosa como esta, con las monta?as del Ajusco al fondo, sugiere latitudes distintas. La vegetaci¨®n frondosa, el fluir delicado de las trajineras, ofrece estampas dignas de la m¨¢s buc¨®lica de las pel¨ªculas de Hayao Miyazaki. En eso piensa uno, cuando de repente se acercan dos polic¨ªas en cuatrimoto y preguntan al fot¨®grafo que qu¨¦ hace. ¡°Abusados¡±, alerta uno, sin escuchar la respuesta, ¡°porque este es un punto¡±.
No est¨¢ claro si el comentario del polic¨ªa es una alerta o una amenaza, aunque s¨ª parece evidente que seguir all¨ª, encima del puente, tomando fotos, no es una buena idea. Antes, la mujer que ha guiado el recorrido explicaba que en las calles que bajan de El Infiernito al centro de Xochimilco, Los Rodolfos ten¨ªan su refugio. No es que sea ning¨²n secreto. Hace unos d¨ªas, cuando detuvieron al ¨²ltimo de sus l¨ªderes, C¨¦sar N, alias El Negro, la Fiscal¨ªa inform¨® precisamente de que esta mara?a de callejuelas que comunican con la pista y los canales conforman su base de operaciones.
Pero no es solo El Infiernito. Todos estos barrios pegados al embarcadero de Cuemanco y la pista de canotaje tienen su historia. Al otro lado de la pista, en el barrio 18, las calles guardan el recuerdo de cantidad de eventos criminales. La mujer gu¨ªa el paso por el ¡°suelo de conservaci¨®n¡±, una pista de tierra que separa la colonia, con sus calles asfaltadas, sus luminarias y red de alcantarillado, de la ¡°chinamper¨ªa¡±, un barrio levantado de manera irregular durante el ¨²ltimo cuarto de siglo, en islotes que en su d¨ªa fueron campos de cultivo.
¡°Mira, ?ves ese toc¨®n?¡±, dice. El tronco de un ¨¢rbol seco languidece a un lado de la senda. ¡°Ah¨ª mataron a El Chaparro¡±, a?ade. En mayo de 2019, polic¨ªas de la capital tirotearon all¨ª a un presunto narcomenudista, que manejaba un punto de venta de drogas justo detr¨¢s del toc¨®n. En las notas de entonces, la prensa report¨® que secuaces de El Chaparro escaparon nadando por los canales.
M¨¢s de una docena de compa?eros de este hombre fueron detenidos meses m¨¢s tarde en el barrio vecino de Santa Cruz Xochitepec, en uno de los operativos m¨¢s importantes de las autoridades contra Los Rodolfos. ¡°?Ah y lo del Felipillo!¡±, a?ade la mujer, en referencia al hijo de El Ojos, detenido en una colonia cercana, en marzo de 2019. ¡°Lo detuvieron all¨ª, pero lo ven¨ªan siguiendo desde aqu¨ª¡±, asegura.
La senda en el suelo de conservaci¨®n conduce a una rampa que da acceso a la pista de canotaje. All¨¢, unos jardineros cortan el pasto. Al fondo, pirag¨¹istas apuran remadas bajo el sol. La mujer habla de dos casos de mujeres j¨®venes desaparecidas, entre finales de 2018 y principios de 2019, en barrio 18 y la colonia aleda?a, San Lorenzo Cebada. Una se llamaba Daniela Ortiz y la ¨²ltima vez que se supo de ella fue en mayo de 2019, cuando abord¨® un taxi en San Lorenzo. Al parecer, el taxista dej¨® la ruta que hab¨ªa pedido la joven y se fue camino a Cuernavaca. No se ha vuelto a saber de ella.
¡°La otra fue la muchacha que encontraron en el vaso regulador¡±, dice la mujer, en referencia al embalse que almacena agua en ¨¦poca de lluvias al otro lado de la colonia. La muchacha en cuesti¨®n es Leslye Hern¨¢ndez, ten¨ªa 18 a?os y desapareci¨® el 10 de noviembre de 2018, cuando sali¨® en bicicleta de su casa, en el barrio 18. En enero apareci¨® muerta y, meses m¨¢s tarde, su novio, que investigaba el caso, muri¨® asesinado a balazos en la zona. La Fiscal¨ªa de Ciudad de M¨¦xico no ha resuelto ninguno de los tres casos. ¡°Siempre ha habido casos as¨ª por aqu¨ª¡±, dice la mujer, ¡°solo que antes se quedaba callado¡±, zanja.
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