Las claves del ¡®caso Ayotzinapa¡¯: qu¨¦ se sabe hasta ahora
El informe de la Comisi¨®n para la Verdad y la audiencia contra el exfiscal general Murillo Karam intensifican la b¨²squeda de justicia de una de las peores tragedias de M¨¦xico
El caso de los 43 estudiantes de Magisterio desaparecidos en Guerrero en 2014 ha tomado un nuevo impulso. El Gobierno de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, que cre¨® poco despu¨¦s de tomar el poder una Comisi¨®n para la Verdad encabezada por el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, ha intensificado la b¨²squeda de la justicia. La reciente detenci¨®n del m¨¢ximo responsable de la investigaci¨®n, el que fuera fiscal general, Jes¨²s Murillo Karam, y la audiencia de este mi¨¦rcoles en su contra, se suma a la presentaci¨®n de un amplio informe sobre lo que sucedi¨® esa noche del 26 al 27 de septiembre. En los ¨²ltimos d¨ªas, han quedado aclarados por primera vez de manera oficial dos puntos importantes que van m¨¢s all¨¢ de la persecuci¨®n y el asesinato de los j¨®venes: la participaci¨®n activa de agentes del Estado con miembros del crimen organizado y todo el aparato de Gobierno de Enrique Pe?a Nieto (de 2012 a 2018) dedicado a montar una versi¨®n falsa que incluy¨® tortura de los detenidos y manipulaci¨®n de escenas del crimen. Una actuaci¨®n que no solo impidi¨® el acceso a la verdad, sino que revela las pr¨¢cticas m¨¢s oscuras del Estado para enterrarla durante ocho a?os.
Qu¨¦ es lo que se sabe de lo que sucedi¨® esa noche
Se sabe que la plaza estaba caliente. Que los estudiantes de la escuela Ra¨²l Isidro Burgos de Ayoztinapa hab¨ªan provocado disturbios desde el a?o anterior contra el Gobierno municipal de Iguala, encabezado por el alcalde Jos¨¦ Luis Abarca, por la desaparici¨®n y asesinato del l¨ªder campesino Arturo Hern¨¢ndez Cardona. Que Abarca y el crimen organizado los amenaz¨®: si regresaban al Ayuntamiento, enfrentar¨ªan las consecuencias. Que los grupos criminales que controlaban la zona, Guerreros Unidos y Los Rojos, estaban en una pelea por el poder del territorio.
Por su tradici¨®n de lucha social de este tipo de escuelas y ante el intento del Gobierno de controlarlas, el Ej¨¦rcito hab¨ªa infiltrado a un soldado entre los j¨®venes, Julio C¨¦sar L¨®pez Patolzin. Su misi¨®n: informar a los mandos de las actividades de los normalistas. Asambleas, m¨ªtines y marchas y cualquier movimiento que ¡°pusiera en riesgo la seguridad nacional¡±, se lee en el informe de la Comisi¨®n. Su ¨²ltimo reporte fue el 26 de septiembre a las 10 de la ma?ana. Desapareci¨® junto al resto. Ning¨²n mando militar orden¨® su b¨²squeda, como manda el protocolo, lo que hubiera permitido encontrar o conocer la verdad de los estudiantes.
El 25 de septiembre, los normalistas se preparaban para acudir a la marcha hist¨®rica del 2 de octubre en la Ciudad de M¨¦xico ¡ªuna manifestaci¨®n que se repet¨ªa cada a?o y reun¨ªa a l¨ªderes sociales de todo el pa¨ªs para conmemorar la matanza de Tlatelolco del 68¡ª. Cada a?o, buscaban la forma de que autobuses de l¨ªnea privada los trasladaran a la capital. Ese d¨ªa solo hab¨ªan conseguido ocho de los 20 que necesitaban.
A las 11.30 horas de la ma?ana del 26 de septiembre, un grupo de normalistas trat¨® de ¡°tomar¡± m¨¢s autobuses en la terminal de Chilpancingo, pero las autoridades se lo impidieron y se regresaron a Ayotzinapa, a 15 kil¨®metros de ah¨ª. Por la tarde, planearon ir hacia el norte, Iguala, al municipio de Rancho del Cura para pedir dinero y seguir con la toma de autobuses. A las 17.00 salen dos autobuses de los estudiantes hacia ese rumbo. Uno de esos autobuses, con 80 estudiantes, sigue hacia una caseta en Iguala para intentar tomar otro veh¨ªculo en la carretera federal. El grupo del primer autob¨²s, consigue otro m¨¢s (que tienen que abandonar despu¨¦s) y se dirige a la estaci¨®n de autobuses de Iguala a dejar al resto del pasajeros. Ah¨ª llegan dos autobuses m¨¢s de normalistas para apoyar a sus compa?eros: recorren los andenes y deciden tomar tres m¨¢s. De uno de ellos, el quinto, de la compa?¨ªa Estrella Roja, se sospecha que transportaba droga o armas.
A las 21.16 de esa noche los estudiantes salen de la estaci¨®n de Iguala con cinco autobuses. Cuatro salieron por la calle principal y el quinto, el sospechoso, sali¨® por la parte trasera de la terminal.
A partir de ese momento comienza una persecuci¨®n de los j¨®venes. Se instalan 17 retenes en un radio de 80 kil¨®metros, compuestos por la polic¨ªa municipal y miembros del crimen organizado. Y los detuvieron a punta de fusil en dos puntos: en la calle Juan N. ?lvarez y otro, en el Palacio de Justicia, al este de la ciudad, donde se instal¨® un ret¨¦n con polic¨ªa federal y cerca de ah¨ª, otros dos retenes, al sur y al oeste, por parte del crimen organizado, Guerreros Unidos, con ayuda de la polic¨ªa municipal. La polic¨ªa de Iguala bale¨® los autobuses, pinch¨® las ruedas, y dispar¨® en la cabeza a uno de ellos en Juan N. ?lvarez. Aldo Guti¨¦rrez Solano, el primer muerto. Eran las 10 de la noche.
A esa hora salen dos veh¨ªculos de estudiantes desde Tixtla, a unos 120 kil¨®metros al sur, para ayudar a sus compa?eros, pues ya les hab¨ªan avisado de que los estaban persiguiendo y atacando en diferentes puntos de Iguala. Horas despu¨¦s, seg¨²n los testimonios de algunos miembros de Guerreros Unidos detenidos y de los mensajes interceptados, el narco dio la orden de asesinarlos al asegurar que se trataban de rivales de Los Rojos y no de estudiantes.
Los estudiantes a bordo de cuatro camiones son detenidos y llevados a diferentes dependencias de la polic¨ªa de Iguala y de Huiztuco, un pueblo cercano, cuyo jefe de polic¨ªa habl¨® esa noche con un l¨ªder de Guerreros Unidos. A las 22.40 el quinto cami¨®n, sospechoso de cargar droga, se detiene al llegar al Palacio de Justicia y es registrado por polic¨ªas federales. No le impiden el paso, a diferencia del resto, solo bajan a los j¨®venes que tienen que correr para huir de la polic¨ªa que los persigue a balazos.
A las 23.30 se produce otro ataque en el ret¨¦n del sur, en el crucero de Santa Teresa, los polic¨ªas de Huiztuco, el pueblo cercano que apoy¨® a la polic¨ªa de Iguala, balearon desde diferentes puntos el autob¨²s del equipo de f¨²tbol local Los Avispones y mataron a tres personas: uno de los jugadores, una mujer que iba en un taxi y el conductor del autob¨²s que muri¨® d¨ªas m¨¢s tarde en un hospital. La informaci¨®n de inteligencia se?al¨® que los confundieron con los normalistas.
Pasada la media noche, estudiantes y miembros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educaci¨®n de Guerrero da una conferencia de prensa en Iguala. Y alrededor de las 00.15 horas, sicarios de Guerreros Unidos atacan a los participantes y acribillan a dos normalistas. El resto corren a resguardarse en una azotea, en un terreno y en dos viviendas. Uno de los asesinados, Julio C¨¦sar Mondrag¨®n, El Chilango, fue tiroteado mientras corr¨ªa y su cad¨¢ver apareci¨® torturado a la ma?ana siguiente.
Entre las 3 y las 8 de la ma?ana del 27 de septiembre se presume que se dio la orden de ejecutar y desaparecer a los estudiantes. Pero el informe no desvela los detalles de las comunicaciones entre miembros del crimen organizado y autoridades. A partir de las 8 de la ma?ana comienza la operaci¨®n del Gobierno para ocultar la verdad. El informe se?ala algo importante: cuatro d¨ªas despu¨¦s de la noche de Iguala, seis estudiantes estaban todav¨ªa con vida, secuestrados en una bodega en Pueblo Viejo. Nadie hizo nada.
El 30 de septiembre se tiene registro de que un tal Coronel ya se hab¨ªa encargado de esos seis estudiantes y se dar¨ªa a la tarea de ¡°limpiar todo¡±. Los restos de los estudiantes fueron escondidos en diferentes puntos. Algunos, al menos cinco, fueron ¡°cocinados¡±, disueltos en ¨¢cido. Lo que no hab¨ªa podido ser ocultado, se traslad¨® a tres ranchos ¡ªLa Mina, Lomas de Coyote, Rancho del Cura¡ª y un dato m¨¢s que es clave: a las instalaciones del Ej¨¦rcito en Guerrero, el 27 Batall¨®n.
En qu¨¦ consist¨ªa la llamada ¡°verdad hist¨®rica¡±
El objetivo principal de la llamada ¡°verdad hist¨®rica¡±, denominada as¨ª por el propio fiscal general de M¨¦xico, Jes¨²s Murillo Karam ¡ªdetenido la semana pasada y acusado de desaparici¨®n forzada, tortura y obstrucci¨®n de la justicia¡ª era dar carpetazo a la tragedia cuanto antes, seg¨²n el informe de la Comisi¨®n. Pero adem¨¢s, ocultar los v¨ªnculos del crimen organizado con las autoridades federales, incluido el Ej¨¦rcito. Que pagaran los miembros del crimen organizado y las autoridades municipales y estatales que hab¨ªan colaborado con ellos. Pero que el asunto no escalara a la oficina del Gobierno federal de Pe?a Nieto.
Para ello, se dise?¨® una narrativa de los hechos a medida, que incluy¨® la tortura de los detenidos para falsear testimonios e incluso la manipulaci¨®n de escenas del crimen inventadas. Llegaron a depositar los restos de un normalista, Alexander Mora, en el escenario que cuadraba para su versi¨®n, el basurero de Cocula.
La historia que ha permanecido ocho a?os en la memoria colectiva y que dise?¨® el Gobierno anterior consisti¨® en que los estudiantes buscaban boicotear un acto de la esposa del alcalde de Iguala, Jos¨¦ Luis Abarca. Lo que provoc¨® la persecuci¨®n y detenci¨®n de los normalistas. Seg¨²n esta versi¨®n, los j¨®venes fueron trasladados a la Comandancia de la polic¨ªa de Iguala. Y ah¨ª, entregados al crimen organizado. Sicarios de Guerreros Unidos los incineraron en el basurero de Cocula, al confundirlos con rivales de Los Rojos. Y los restos fueron arrojados a un r¨ªo cercano.
Esta versi¨®n fue cuestionada desde un inicio, principalmente por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), que adem¨¢s aport¨® pruebas durante estos a?os que refutaban la ¡°verdad hist¨®rica¡±, un trabajo que ha sido clave para la elaboraci¨®n del informe del Gobierno actual.
Pol¨ªticos de alto nivel acusados
Seg¨²n el informe, los pol¨ªticos y funcionarios de alto nivel se?alados por tortura y desaparici¨®n forzada son, adem¨¢s de Murillo Karam, el director de la Agencia de Investigaci¨®n Criminal y jefe de las operaciones de la Fiscal¨ªa esos d¨ªas, Tom¨¢s Zer¨®n ¡ªpr¨®fugo y refugiado en Israel, M¨¦xico busca su extradici¨®n¡ª. Tambi¨¦n, el subprocurador de la SEIDO (Subprocuradur¨ªa Especializada en Investigaci¨®n de Delincuencia Organizada), Rodrigo Archundia; el encargado del despacho de la misma instituci¨®n, Hugo Ruiz y el titular de la Unidad Especializada en Secuestro, Gualberto Ram¨ªrez.
Las acusaciones se extienden a altos cargos de la Marina, del CISEN (centro de inteligencia), de la Polic¨ªa Federal, donde se menciona al actual jefe de Polic¨ªa de la Ciudad de M¨¦xico, Omar Garc¨ªa Harfuch; adem¨¢s de altos mandos del Ej¨¦rcito, como el comandante Alejandro Saavedra. El 30 de noviembre de 2017, con Pe?a Nieto a¨²n en el poder, Saavedra fue designado Jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional. Con la entrada de L¨®pez Obrador a presidencia, Saavedra no lleg¨® al m¨¢ximo puesto de la Sedena ¡ªcomo lo hab¨ªa recomendado el exsecretario Salvador Salvador Cienfuegos¡ª, pero s¨ª obtuvo la direcci¨®n del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas.
Tras la detenci¨®n de Murillo Karam, el pol¨ªtico de m¨¢s alto nivel sentado en el banquillo por los hechos hasta ahora, la Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica dio a conocer la petici¨®n de 83 ¨®rdenes de captura. Entre ellas, las de 20 mandos militares y personal de tropa de los batallones 27 y 41 de infanter¨ªa, 11 polic¨ªas estatales de Guerrero, 26 agentes municipales de Huitzuco, 6 de Iguala y uno m¨¢s de Cocula. En la lista tambi¨¦n est¨¢n incluidos 14 miembros de Guerreros Unidos y 5 autoridades administrativas y judiciales de Guerrero.
Cu¨¢ntos detenidos hay por el caso y cu¨¢ntos han sido liberados
El informe menciona que se llevaron a cabo 112 detenciones, entre miembros del narco, exfuncionarios p¨²blicos y un miembro de las Fuerzas Armadas. Y agrega: ¡°quedando pendientes la detenci¨®n de objetivos de relevancia, acusados de desaparici¨®n forzada, tortura y otros delitos¡±. Un d¨ªa despu¨¦s de que se hiciera p¨²blico ese informe, se detuvo a Murillo Karam.
La Comisi¨®n denuncia el labertinto burocr¨¢tico que complic¨® el acceso a la justicia en este caso. Hay 28 causas judiciales abiertas en siete juzgados de siete Estados del pa¨ªs y adem¨¢s con dos sistemas acusatorios diferentes, pues el nuevo procedimiento penal entr¨® en vigor en mitad de los procesos.
Un juez de Tamaulipas liber¨® a 77 presuntos responsables de la desaparici¨®n por haber sido torturados por las autoridades. En febrero de este a?o se liber¨® a otra detenida, trabajadora del sistema C4 de c¨¢maras de seguridad p¨²blicas, y cuyo testimonio fue clave para la ¡°verdad hist¨®rica¡±, por falta de pruebas. En 2019 fue liberado otro detenido, Marco Antonio N. , alias La Pompi, presunto integrante de Guerreros Unidos que particip¨® en la persecuci¨®n y asesinato de al menos un normalista ¡ªseg¨²n los mensajes interceptados¡ª.
Las grandes inc¨®gnitas que no despeja el informe
Pese a que la investigaci¨®n de la Comisi¨®n intensifica la b¨²squeda de verdad y justicia de lo que sucedi¨® esa noche. Todav¨ªa hay importantes lagunas en el caso. No aclara d¨®nde est¨¢n los restos de los 40 estudiantes desaparecidos que faltan, tres han sido ya identificados. Los mensajes sobre las ¨®rdenes de ejecuci¨®n y desaparici¨®n de los estudiantes no han sido reveladas, de manera que no se sabe qui¨¦n dio la orden ni por qu¨¦.
Tampoco qu¨¦ llev¨® al Gobierno federal a organizar una trama de esas dimensiones para ocultar la verdad. No profundiza en el papel del Ej¨¦rcito, por qu¨¦ no hicieron nada incluso teniendo a un soldado infiltrado. Y no hay m¨¢s informaci¨®n sobre c¨®mo es posible que los restos de algunos de ellos se llevaran a las instalaciones de un batall¨®n en Guerrero y qu¨¦ hicieron con ellos.
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