Daniel y Reyes contra M¨¦xico: a juicio los 17 a?os que pasaron en la c¨¢rcel sin sentencia
El caso llega a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, por abuso de la prisi¨®n preventiva oficiosa, convertido en un ariete contra la Constituci¨®n mexicana
Daniel Garc¨ªa y Reyes Alp¨ªzar se levantan con cuidado el bajo del pantal¨®n y ah¨ª, en cada tobillo izquierdo, sobresale atado un brazalete negro. Es el grillete electr¨®nico que controla que no salgan del Estado de M¨¦xico y el que ha impedido que acudan este viernes a su propia audiencia ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en Brasilia. Garc¨ªa y Alp¨ªzar pasaron m¨¢s de 17 a?os en prisi¨®n preventiva oficiosa, el tiempo m¨¢s largo que alguien en M¨¦xico ha estado en la c¨¢rcel sin sentencia, acusados del homicidio de la regidora panista Mar¨ªa de los ?ngeles Tam¨¦s en 2001. Un crimen, repiten, que no cometieron.
Su caso contiene la amalgama completa de violaciones a los derechos humanos: fueron detenidos sin orden judicial, torturados, procesados con pruebas fabricadas, sus familias fueron arrestadas y amenazadas. Ahora se enfrentan contra el Estado mexicano en el alto tribunal internacional y el choque ya ha movido algunas piezas en el pa¨ªs.
A su sombra, la Suprema Corte de Justicia de la Naci¨®n ha anunciado que va a discutir la eliminaci¨®n de la prisi¨®n preventiva oficiosa. Esta figura, recogida en el art¨ªculo 19 de la Constituci¨®n, permite enviar a la c¨¢rcel de forma aut¨®matica a los acusados de una serie de delitos graves, que van desde el homicidio hasta el robo a casa habitaci¨®n, en la fase preliminar de la investigaci¨®n. En M¨¦xico, cuatro de cada 10 personas est¨¢n tras las rejas bajo el principio preventivo, en total m¨¢s de 90.000, seg¨²n datos de la Secretar¨ªa de Seguridad.
El caso de Garc¨ªa y Alp¨ªzar es ahora un ariete contra esta criticada figura. Si la CIDH se pronuncia a su favor puede obligar a M¨¦xico a reformar su Constituci¨®n. Esa ser¨ªa ¡ªdicen los dos hombres¡ª la verdadera recompensa a 20 a?os de ¡°horrores y terrores¡±.
A las 11 de la ma?ana del 25 de octubre de 2002, Reyes Alp¨ªzar esperaba el autob¨²s para ir a cuidar a su madre, enferma de alzh¨¦imer. Han pasado dos d¨¦cadas y este artesano mexicano no ha olvidado un detalle de la ma?ana en la que ya no pudo regresar a casa. Relata con precisi¨®n el color y la marca de los coches que llegaron a por ¨¦l, los polic¨ªas que lo acorralaron, enca?onaron, tiraron al suelo ¡ª¡±?es un asalto o un secuestro?¡±, pens¨®¡ª, tambi¨¦n los primeros golpes y el nombre de las calles donde lo tuvieron esperando; recuerda la playera blanca tipo chemise de los agentes uniformados de la PGR, al se?or con traje azul y anillos en los dedos que se llev¨® su documentaci¨®n, el atropello de amenazas: ¡°?Cu¨¢ntos balazos le metiste? No te hagas pendejo. Me vas a cantar hasta las ma?anitas. Vas a confesar hasta las canicas que te robaste de peque?o¡±.
Alp¨ªzar es un hombre alt¨ªsimo, de pies y manos grandes. Este jueves va vestido con camisa de cuadritos y jeans oscuros. Sonr¨ªe siempre amable. Lo acompa?an su esposa, Guillermina, y algunas de sus hijas. Al llegar al ascensor de la torre donde vive Daniel Garc¨ªa, Reyes se estremece un poco. ¡°La primera vez que vine aqu¨ª me dio mucha impresi¨®n. El elevador y los colores se parecen mucho a los de la subprocuradur¨ªa¡±. En el s¨®tano que esa dependencia tiene en Tlanepantla, este mexicano fue interrogado y torturado brutalmente durante tres d¨ªas en 2002.
¡°Todos los agentes quer¨ªan darme alg¨²n golpe, eran 20 o 25¡å, dice, y enumera: patadas en las costillas, ahogamientos, descargas el¨¦ctricas, quemaduras y asfixia con bolsas de pl¨¢stico. ¡°Lo de los bolsazos es lo m¨¢s canijo¡±, confiesa, ¡°la desesperaci¨®n cuando se te pega la bolsa a la cara es muy cabrona, tratas de morderla, el cuerpo se rebela, y ellos te empiezan a pegar, te pisan los pies. Oyes las risas a lo lejos. Est¨¢s aqu¨ª y est¨¢s muy lejos¡±. En varios momentos Alp¨ªzar cay¨® inconsciente, tambi¨¦n tuvieron que llevarlo al hospital a causa de las heridas, de las que todav¨ªa guarda secuelas.
¡°Lleg¨® un punto que no pude m¨¢s. Me hicieron firmar documentos que yo desconoc¨ªa su contenido¡±, relata. En esos textos, Reyes Alp¨ªzar acusaba a Daniel Garc¨ªa, a quien no conoc¨ªa entonces, de haber pagado 300.000 pesos para encargar el asesinato de la regidora. Con esa firma torturada los ataba a ambos a la c¨¢rcel.
Un asesinato sin asesino
A Mar¨ªa de los ?ngeles Tam¨¦s la mataron de cinco disparos en la puerta de su casa en septiembre de 2001. Unos meses m¨¢s tarde, el 25 de febrero de 2002, la Fiscal¨ªa del Estado de M¨¦xico detuvo a Antonio Dom¨ªnguez, alcalde de Atizap¨¢n de Zaragoza, y a Daniel Garc¨ªa, su secretario. Los acusaba de haber mandado asesinar a su propia regidora porque esta iba a desvelar una presunta trama de corrupci¨®n en el consistorio.
¡°Me quisieron obligar a firmar unas declaraciones autoinculpatorias, y que se?alaban al presidente municipal y a un senador del PAN. Me negu¨¦. Y me dijeron: ¡®Si no firmas, vamos a detener familiares tuyos, y vamos a llegar a uno que te va a doler m¨¢s que otro¡±, relata Garc¨ªa a EL PA?S. Arrestaron a su padre, a su hijo, a su hermano y a cuatro primos. M¨¢s adelante tuvieron que dejarlos en libertad a todos por falta de pruebas. Garc¨ªa enmarca esta estrategia en un momento pol¨ªtico en el que el PRI, que hab¨ªa estado d¨¦cadas ininterrumpidas en el poder, se lanz¨® a perseguir a los pol¨ªticos de otros partidos.
Seg¨²n la narrativa de la Fiscal¨ªa, Dom¨ªnguez y Garc¨ªa hab¨ªan encargado a un tal Jaime Mart¨ªnez el asesinato de la regidora. El papel de Reyes ¡ªque no aparece hasta el tomo 12 de la carpeta de investigaci¨®n¡ª en ese primer momento era presuntamente acompa?ar a Mart¨ªnez a recibir el dinero y cometer el ataque. El Ministerio P¨²blico sustenta esta acusaci¨®n en varios testimonios que aseguraron que Mart¨ªnez y Alp¨ªzar les hab¨ªan mostrado el dinero y contado del crimen. Sim¨®n Hern¨¢ndez, abogado de Daniel Garc¨ªa, apunta que nunca se present¨® a estos testigos, solo se aport¨® su declaraci¨®n por escrito. Solo uno de ellos, Ra¨²l Loyola, lleg¨® ante el juez: dijo haber sido golpeado para firmar ese documento.
El caso da un vuelco cuando se desvela que Jaime Mart¨ªnez, sobre quien se sustentaba toda la acusaci¨®n, estaba preso en el penal de Tula, en Hidalgo, el d¨ªa que tuvo lugar el homicidio. La carpeta amenaza con desmoronarse. Entonces Reyes Alp¨ªzar pasa a convertirse, para la Fiscal¨ªa, en el autor material del crimen.
Tres a?os despu¨¦s, tras un amparo y por falta de pruebas, el juez deja en libertad al presidente municipal, Antonio Dom¨ªnguez, y mantiene a Daniel Garc¨ªa. ¡°Ese es el parteaguas de mi vida, el momento m¨¢s dificil. Ni el arraigo, ni el inicio de la prisi¨®n¡±, dice Garc¨ªa sobre ese d¨ªa de 2005. ¡°?l se va un viernes noche. Despu¨¦s de ¨¦l ya no ven¨ªa nadie en las audiencias. Me acuerdo de haber visto a mi padre, al fondo del juzgado, y nos sentimos ya acabados, solos, sin perspectiva alguna. Es en ese momento cuando Reyes y yo hacemos un pacto: hasta donde lleguemos, pero aqu¨ª hay que pelear, porque ni t¨² ni yo matamos a esa muchacha¡±.
Pasaron los a?os y Daniel Garc¨ªa trabaj¨® como bibliotecario en la prisi¨®n, empez¨® a aprender leyes, se convirti¨® en su propio abogado. Reyes Alp¨ªzar, desde otra c¨¢rcel, sobrevivi¨® vendiendo sus artesan¨ªas: pinturas al ¨®leo, animales tallados en madera, peque?as esculturas. Una de las hijas de Daniel Garc¨ªa, que ten¨ªa 12 a?os cuando ¨¦l entr¨® en la c¨¢rcel, decidi¨® estudiar tambi¨¦n derecho para poder defender a su padre. La esposa de Alp¨ªzar, Guillermina, combinaba tres trabajos para poder dar de comer a sus ocho hijos.
Gracias a la presi¨®n del grupo de trabajo de la ONU y de la Comisi¨®n Interamericana de los Derechos Humanos que dejaron acreditadas las torturas y las irregularidades en el proceso, Daniel y Reyes salieron de la c¨¢rcel en 2019. Quedaron bajo prisi¨®n domiciliaria con el bracalete electr¨®nico. Hoy, desde su m¨®vil, Guillermina reproduce el v¨ªdeo de ese d¨ªa y todav¨ªa se emociona. ¡°Mi hijo chiquito abraz¨® a Reyes y le dio un beso. ?Cu¨¢ntos besos de su padre le habr¨¢n faltado?¡±, pregunta. En mayo de este a?o, un tribunal del Estado de M¨¦xico dio la sentencia definitiva contra los dos hombres: los conden¨® a 37 a?os de c¨¢rcel por el homicidio.
La pol¨¦mica prisi¨®n preventiva oficiosa
En la audiencia de este viernes est¨¢ en juego que la CIDH considere a M¨¦xico responsable de haber violado los derechos humanos de Daniel y Reyes, en concreto el de la libertad personal, al debido proceso, a la integridad personal y a la prohibici¨®n absoluta de la tortura. Todos los abogados consultados por EL PA?S apuntan a la alta probabilidad de que la resoluci¨®n de la Corte vaya en esa direcci¨®n.
En ese caso, explica el abogado especializado en derechos humanos Luis Tapia, la CIDH sancionar¨¢ al pa¨ªs y ordenar¨¢ una reparaci¨®n. Por un lado, est¨¢n las indemnizaciones por el da?o material y moral causado a las v¨ªctimas, y por otro, las medidas de no repetici¨®n ¡°que son las que impactan no solo al caso sino que pueden generar precedentes para que este caso no se repita¡±. En estas se incluir¨ªa la prohibici¨®n de la pol¨¦mica prisi¨®n preventiva oficiosa.
¡°La Comisi¨®n Interamericana ya ha declarado en otras ocasiones que la prisi¨®n preventiva oficiosa es inconvencional¡±, se?ala Adriana Greaves, codirectora de la organizadora Tojil. El derecho mexicano contempla dos tipos de prisi¨®n preventiva: justificada y oficiosa. La primera obliga a la Fiscal¨ªa a presentar evidencias de que el acusado debe seguir el proceso judicial en la c¨¢rcel, bien por riesgo de fuga, de entorpecer el proceso penal o por hacer da?o a la v¨ªctima. Sin embargo, la oficiosa basta con que el juez vea indicios m¨ªnimos de que debe continuar la investigaci¨®n para que el denunciado vaya directo a prisi¨®n sin necesidar de argumentar por qu¨¦. Se aplica en un cat¨¢logo de 16 delitos, ampliado recientemente por el Gobierno de L¨®pez Obrador, defensor de esta figura. ¡°Esta es la que no aceptan los tratados internacionales porque en M¨¦xico es arbitraria y se ha convertido en la regla¡±, apunta Tapia.
Esa es la diana de hoy en la CIDH. La sentencia del caso de estos dos mexicanos ¡ªcuya resoluci¨®n est¨¢ prevista para los pr¨®ximos meses¡ª impactar¨¢ en el futuro legal de miles de personas en las prisiones de M¨¦xico. En el comedor de su casa, un d¨ªa antes de la audiencia, se despide Daniel Garc¨ªa: ¡°Estamos ansiosos, pero satisfechos, porque estamos ante algo inaudito, algo hist¨®rico¡±.
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