Raymundo Campos V¨¢zquez: ¡°La desigualdad es la mayor amenaza a la integridad territorial de M¨¦xico¡±
El economista de El Colegio de M¨¦xico publica un nuevo libro sobre las consecuencias de las profundas disparidades mexicanas y aboga por un mayor papel del Estado
Raymundo Campos V¨¢zquez (42 a?os, Ciudad Victoria) era todav¨ªa un adolescente en el norte de M¨¦xico cuando unos campesinos encapuchados se levantaron en armas en Chiapas, en el otro extremo del pa¨ªs, para reclamar mayor justicia social. De repente, este hijo de contadores descubri¨® por los noticieros un pa¨ªs que desconoc¨ªa. ¡°Nunca hab¨ªa ido al sur y las im¨¢genes del levantamiento zapatista supusieron una gran sorpresa¡±, recuerda el hoy economista. ¡°Me empec¨¦ a cuestionar por qu¨¦ hab¨ªa esas diferencias¡±.
Buscar una respuesta a esas im¨¢genes de campesinos encapuchados empez¨® a roerlo por dentro. Sin embargo, en la licenciatura de Econom¨ªa en el Tecnol¨®gico de Monterrey la discusi¨®n era otra. La ca¨ªda de la Uni¨®n Sovi¨¦tica hab¨ªa desembocado en una ola de optimismo sin l¨ªmites sobre el potencial del capitalismo para cambiar el mundo. M¨¦xico hab¨ªa firmado ocho a?os antes el Tratado de Libre Comercio con EE UU y Canad¨¢. Se hablaba de eficiencia, de crecer y producir m¨¢s. ¡°La desigualdad se va a reducir sola¡±, recuerda Campos V¨¢zquez que dec¨ªan sus profesores.
M¨¢s de 20 a?os despu¨¦s, la desigualdad en M¨¦xico es parecida a la de los 90 -tambi¨¦n a la de la ¨¦poca de Porfirio D¨ªaz-, y ¨¦l es uno de los mayores expertos en el tema. Desde que empez¨® su doctorado en la Universidad de Berkeley bajo la mentor¨ªa de Emmanuel Saez y el premio Nobel David Card, V¨¢zquez Campos ha firmado decenas de investigaciones sobre las m¨²ltiples facetas del problema: ?c¨®mo influye el color de tez en el salario?, ?y el g¨¦nero y el estatus socioecon¨®mico de los padres?
Profesor de El Colegio de M¨¦xico desde 2009, Campos V¨¢zquez recibe a EL PA?S en su despacho. El pie de su computadora son varios tomos gastados de la revista American Economic Review. Las estanter¨ªas est¨¢n llenas de libros de econometr¨ªa y el pizarr¨®n, de ecuaciones matem¨¢ticas. Solo desentona, en una de las esquinas, un peque?o grabado de Napole¨®n Bonaparte, de pie frente a su gabinete de trabajo. ?Un ejemplo de movilidad ascendente? ¡°Por ser el gran igualador; el C¨®digo Civil y eso¡±, aclara Campos V¨¢zquez, con una risotada.
El economista est¨¢ a punto de publicar Desigualdades. Por qu¨¦ nos beneficia un pa¨ªs m¨¢s igualitario. Desigualdades, en plural, porque no hay una sola. De g¨¦nero, racial, socioecon¨®mica, regional, todas se acaban fundiendo en una misma reja. El libro supone uno de los ejercicios divulgativos m¨¢s serios escritos sobre el tema en M¨¦xico en los ¨²ltimos a?os y es una coedici¨®n del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, del que Campos V¨¢zquez es investigador asociado, y la editorial Grano de Sal, la misma que publica a Thomas Piketty, autor de El Capital en el Siglo XXI y uno de los grandes referentes en este campo. Con Piketty, Campos V¨¢zquez comparte, adem¨¢s, un gusto por la novela decimon¨®nica brit¨¢nica. Personajes de Jane Austen y Charles Dickens desfilan por su texto para apoyar argumentos.
Dato tras dato, este Thomas Piketty mexicano busca derribar esa idea tan arraigada en el pa¨ªs de que todo es posible si uno se esfuerza y le echa ganas, el famoso ¡°echeleganismo¡±. ¡°Si naciste en la sierra de Chiapas, las oportunidades que vas a tener como adulto van a ser muy bajas¡±, afirma. ¡°Claro que echarle ganas es importante, pero la mayor¨ªa de las veces no es suficiente¡±.
Hoy en d¨ªa, el 1% m¨¢s rico en M¨¦xico concentra el 25% del ingreso nacional, frente al 20% de EE UU y Colombia, o al 11% de Francia. La puerta a esa ¨¦lite est¨¢ pr¨¢cticamente cerrada. Solo el 2,4% de los mexicanos nacidos en pobreza llega al estrato con mayores recursos, frente al 11,5% de Canad¨¢ y al 7,5% de EE UU. En Chiapas, lo m¨¢s probable es que los hijos acaben en una situaci¨®n econ¨®mica a¨²n peor que la de los padres. El 78% de los que nacen en el estrato m¨¢s pobre seguir¨¢n all¨ª de adultos. En otras palabras, dime qui¨¦nes son tus padres y d¨®nde vives y te dir¨¦ cu¨¢nto progresar¨¢s.
Si la persona es de tez morena, las probabilidades son a¨²n menores. Campos V¨¢zquez ha liderado los estudios sobre las consecuencias econ¨®micas de la discriminaci¨®n racial en un pa¨ªs que todav¨ªa cuesta que se asuma racista. 66% de los pobres con tono de piel oscuro se quedar¨¢n donde est¨¢n, frente a 47% de los pobres con tez m¨¢s clara, seg¨²n sus investigaciones.
La ley de la selva o m¨¢s Estado
Para V¨¢zquez Campos, la situaci¨®n es aberrante y supone la ¡°mayor amenaza a la integridad territorial¡± del pa¨ªs. Lo dice en serio. ¡°?Cu¨¢l va a ser el incentivo para que alguien en Nuevo Le¨®n pague impuestos si sus habitantes son tan diferentes y las pol¨ªticas que quieren radicalmente diferentes a las de Chiapas? ?Y si esas pol¨ªticas llegan a estar diametralmente opuestas, para qu¨¦ estar juntos?¡±, se pregunta. Para evitarlo, dice, hay dos opciones: ¡°La ley de la selva o que el Estado nos ayude a tener una vida m¨¢s confortable y m¨¢s pr¨®spera¡±.
Las soluciones que propone son menos radicales que las de Piketty, que ha llegado a plantear la abolici¨®n de la herencia y el tasar en un 80% los salarios m¨¢s altos. El mexicano no va tan lejos: una tasa m¨¢xima sobre la renta de entre 45% y 61% e instaurar un impuesto -hoy inexistente- sobre las herencias m¨¢s cuantiosas. Algo m¨¢s contundente puede espantar a la presa. ¡°El comportamiento de nuestros ricos es un poco m¨¢s sensible a la tasa de impuestos que los de otros pa¨ªses; van a esconder mejor su dinero, se lo van a llevar a otra parte¡¡±, apunta.
Subir impuestos a los m¨¢s ricos es solo una parte del programa. El Estado, con una burocracia apartidista, debe invertir mejor sus recursos en sistemas de transporte, salud y educaci¨®n p¨²blicas. ¡°?De qu¨¦ sirven las becas escolares si la escuela ni siquiera tiene agua corriente?¡±, se pregunta. Propone, adem¨¢s, una transferencia universal a las madres embarazadas y a los ni?os menores de tres a?os, cuyo costo ser¨ªa similar al de las pensiones para adultos mayores y que buscar¨ªa aumentar la disponibilidad de los padres para estar con los hijos y as¨ª fomentar su desarrollo. Los padres de menores recursos hoy pasan 20 horas a la semana con ellos, frente a las 31 horas de los m¨¢s ricos.
Esta conversaci¨®n tiene lugar un d¨ªa despu¨¦s de que el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador haya presentado el cuarto informe de Gobierno. En el discurso, destac¨® la reducci¨®n de la desigualdad como uno de sus logros: los ricos son solo 16 veces m¨¢s ricos que los m¨¢s pobres, y no 18 veces como antes de la pandemia. La disminuci¨®n, sin embargo, se debe a una p¨¦rdida salarial entre los m¨¢s adinerados, no a una mejora entre los menos aventajados. ¡°Discutir si la desigualdad baj¨® una unidad o dos unidades por la coyuntura es est¨¦ril. Hist¨®ricamente, la desigualdad ha cambiado relativamente poco¡±, afirma Campos V¨¢zquez. ¡°Habr¨ªa que discutir las condiciones estructurales. ?C¨®mo le vamos a hacer para que en Chiapas haya m¨¢s escuelas, m¨¢s hospitales con la calidad de los de otras entidades?¡±.
Al final, dice Campos V¨¢zquez, lo importante es que cada vez m¨¢s gente se interesa por este tema y lo discute. Todav¨ªa quedan personajes como el pol¨¦mico multimillonario Ricardo Salinas Pliego, v¨¢stago de familia rica que da lecciones a los menos afortunados sobre la necesidad del esfuerzo. Sin embargo, ya no son tan ruidosos como antes, opina el economista. La mina de investigaciones que han salido a la luz en la ¨²ltima d¨¦cada ha ayudado a elevar la discusi¨®n. ¡°La desigualdad es un problema que nos afecta a todos como sociedad, no solo a los m¨¢s pobres¡±, dice.
De vez en cuando, el economista ve pasar en redes sociales alg¨²n meme que utiliza datos de sus estudios para denunciar las diferencias entre ricos y pobres, hombres y mujeres, blancos y morenos. No le citan, pero le da igual: ¡°Para m¨ª es un gran reconocimiento a todo el trabajo que hemos hecho, no solo yo¡±, se?ala. ¡°Poder cambiar el discurso sobre la desigualdad de esa forma es un gran reto¡±.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S M¨¦xico y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este pa¨ªs
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.